lunes, 30 de octubre de 1989

¿Café Amargo?

Uno de los eventos económicos más importantes ocurrió al amanecer del viernes 20 de octubre. A las dos y cuarenta y cinco de la madrugada el Gobierno llegó a un acuerdo con los cafeteros sobre el precio interno del grano. El nuevo precio por carga de 125 kilos quedó en 67.000 pesos. Como contraprestación al reajuste del precio interno, los cafeteros se comprometieron a recortar gastos del Fondo Nacional del Café por cuarenta mil millones de pesos.

Si para los cafeteros colombianos puede parecer una "chichigua" para los de otras latitudes, por el contrario, les parecería el mejor regalo de navidad. En efecto, no deja de sorprender el acuerdo recién logrado por el gremio cafetero colombiano, cuando en otros países se está reajustando el precio interno hacia abajo, como respuesta a la peor crisis del gremio en toda su historia, comparable tan solo a lo vivido en los años treinta.

Para el "hombre de la calle", personaje mítico mencionado con frecuencia por el Profesor Currie, es poco claro el efecto del aumento sobre la economía. Las cifras multimillonarias mencionadas en las noticias escapan completamente a su entendimiento y le es difícil captar el verdadero significado de un aumento de ingresos de 12 mil millones de pesos. Sin embargo, cuando se dividen estas cifras por 300.000 familias cafeteras las implicaciones comienzan a ser más comprensibles. Si los 12 mil millones se dividieran equitativamente entre todas las familias cafeteras cada una recibiría 40 mil pesos adicionales. Podría decirse entonces que, en promedio, el veinte de octubre cada familia cafetera amaneció con cuarenta mil pesos más. Claro está que el promedio estadístico puede ocultar situaciones muy disímiles. Tan sólo recordemos la anécdota del pobre que no comió nada y del rico que comió un pollo, pero que en promedio comieron medio pollo. 

Ahora bien, una pregunta que no se hace el hombre de la calle, pero que sí debe hacerse el economista, quien por regla general cree que no hay refrigerios gratuitos, es: a quién le toca pagar la cuenta? La respuesta parece ser muy sencilla. El Fondo Nacional del Café paga la cuenta. Sin embargo, la realidad es que el Fondo Nacional del Café no es una persona de carne y hueso sino que es una chequera con un gran saldo bancario que se nutre de impuestos cafeteros y cuyos cheques circulan únicamente en la zona cafetera.

La conclusión obvia de este enunciado es que quienes pagan la cuenta, al menos en el corto plazo, son los mismos cafeteros. En la medida en que se pague más en efectivo por el café quedarán menos recursos para gastar en otras cosas. Obviamente, las obras de caridad financiadas por los cafeteros también sufrirán, porque este tipo de gastos es el primero que se elimina en épocas de austeridad.

Como se mencionó anteriormente, el compromiso de los cafeteros es reducir los gastos en cuarenta mil millones de pesos. Entre los posibles damnificados de esta medida se encuentran los mismos cafeteros con mayores costos en fertilizantes, los inveterados bebedores de café que tendrán que pagar más por su "tinto", y mis colegas y los de mi famoso homónimo que tendrán que buscar nuevos patrocinadores probablemente recibiendo sueldos más bajos.

En el largo plazo, el impacto del reajuste cafetero afecta a toda la economía pues en la medida en que el Fondo Nacional del Café entre en sobregiro alguien tiene que pagar los cheques. El Banco de la República tendrá que hacer préstamos al Fondo Nacional del Café para respaldar los compromisos adquiridos causando graves problemas en el manejo monetario.

Para el economista es también importante indagar sobre los efectos buenos o malos de la medida. La primera lección sobre la oferta enseña que ésta depende del precio y que entre mayor sea el precio mayor será la producción. Con relación al reciente acuerdo, obviamente, el mayor precio debería inducir una oferta adicional. Esta oferta adicional en el caso colombiano probablemente tendrá mayores costos y muy pocos beneficios.

El efecto cuantitativo del aumento del precio interno, fue objeto de discusión durante el proceso de concertación. Por primera vez, las noticias mencionaron los resultados que generaría en la producción futura. Estos estimativos se obtuvieron utilizando modelos desarrollados por conocidos investigadores colombianos. Según estos modelos, la variación en los precios tendría efectos mínimos en la cantidad producida, es decir, prácticamente no habría consecuencias negativas por la fijación de un precio por encima del requerido para lograr un balance entre oferta y demanda.

Una causa importante de la similitud de resultados se debe al proceso de formación de expectativas. Por lo general el precio esperado en estos modelos es un promedio ponderado de los observados en el pasado reciente. Indudablemente, este proceso retrospectivo de fijación de precios es inadecuado cuando no funciona el Pacto Cafetero. Los cafeteros saben muy bien que el precio externo, en ausencia del Pacto, es más bajo, y además que las perspectivas futuras del precio son muy inciertas.  Por consiguiente, las previsiones de precio interno cuando el precio externo es muy bajo dependen más de los resultados de la negociación entre gremio y gobierno, que del pasado. Si los resultados de la negociación muestran una posición fuerte del gobierno, tal como la ocurrida en otros países, tanto los precios internos esperados como las inversiones en mejora de productividad y en utilización de fertilizantes se ajustan muy rápido a las nuevas condiciones de precios. Si por el contrario, el gobierno muestra una posición complaciente, el ajuste toma mucho más tiempo. Según parece, los modelos existentes no han incorporado aún la formación de expectativas racionales; a Colombia los desarrollos teóricos llegan con retraso.


lunes, 23 de octubre de 1989

La Empresa de Energía de Bogotá

El viernes 13 de Octubre se llevó a cabo el cambio de nombre de la tradicional empresa bogotana. Muere así el nombre utilizado por una entidad nacida con el siglo veinte. La eliminación del adjetivo eléctrica obedece al cambio en sus actividades, pues ahora también se dedicará a distribuir gas a los usuarios bogotanos.

El cambio de nombre realizado no es ni el primero, ni será el último. Recordemos que está empresa nace con el nombre de Samper Brush y Compañía y que luego cambia en 1904 a Compañía de Energía Eléctrica de Bogotá. En 1927, al fusionarse con la Compañía Nacional, cambia su nombre a Empresas Unidas de Energía Eléctrica S.A. En 1951 la Empresa se nacionaliza y pasa a ser un fideicomiso del Banco de la República. En 1959 se constituye finalmente con el nombre de Empresa de Energía Eléctrica de Bogotá, como  establecimiento público descentralizado del Distrito Especial de Bogotá.

Ojalá el nuevo nombre venga acompañado de progreso y las nuevas actividades de distribución de gas le permitan aumentar su rentabilidad y mejorar el cubrimiento de las necesidades energéticas del pueblo bogotano. Esta ocasión debería aprovecharse para un análisis del papel de la Empresa.

Si uno siguiera las enseñanzas de Drucker y preguntara ¿Cuál es realmente el negocio de la Empresa? tendría que contestarse que realmente existen tres negocios diferentes. El primero se relaciona con la distribución de la energía, el segundo con la generación de Energía y el tercero con la construcción de las plantas.

El primero, que ahora podría llamarse Electrificadora y Distribuidora de Gas de Bogotá, tiene como objetivo distribuir la energía eléctrica y el gas a los bogotanos. Básicamente, su negocio consiste en comprar en bloque y vender al detal. Su rentabilidad está dada por el margen que logra en esta operación. Si logra comprar barato y vender caro sus ganancias serán elevadas, o si por el contrario opera como una entidad de beneficencia, comprando caro y vendiendo barato, dará pérdidas contables, pero obtendrá dividendos sociales.

En la actualidad, la Electrificadora de Bogotá es muy rentable pues la estructura de tarifas es una de las más elevadas del país y los costos de la energía en bloque son relativamente bajos. Adicionalmente, tiene un moderado nivel de endeudamiento puesto que las deudas incurridas para la infraestructura de distribución son de dimensiones razonables y pueden ser cubiertas con los ingresos producidos por las tarifas.

El segundo negocio de la Empresa de Energía es la generación. Actualmente se cuenta con la cadena del Río Bogotá y con la Termoeléctrica Martín del Corral, más conocida como Termozipa, pero que realmente está ubicada en Tocancipá. Se podría afirmar que el negocio de generación de la Empresa de Energía de Bogotá no es muy brillante. Las plantas de la cadena vieja no se encuentran en muy buenas condiciones y la demora en la entrada de las nuevas plantas de Mesitas y los sobrecostos incurridos en reparaciones de los túneles han influido negativamente en la rentabilidad de este negocio. Más aún, el hecho de que la cantidad de energía utilizable sea insuficiente para atender las dos cadenas de plantas, implicará que para operar eficientemente, deba traerse agua de otras hoyas cercanas. La financiación de las obras adicionales, dados los bajos márgenes de rentabilidad del negocio de generación, es uno de los principales retos que debe afrontar la Hidroeléctrica del Río Bogotá en su futuro.

El tercer negocio de la Empresa de Energía es la construcción de nuevas plantas. En el momento se construye la Hidroeléctrica del Guavio. Esta obra, planeada desde 1930 por las Empresas Unidas de Energía, se inició en 1981 y ha sufrido demoras y sobrecostos  considerables. Su entrada en operación, prevista originalmente para 1986, está contemplada actualmente para 1992. El negocio de construcción de la Hidroeléctrica del Guavio no ha sido tan positivo como originalmente se planeó y ha influido negativamente en los otros dos negocios de la Empresa de Energía. Los costos de la obra en dólares aumentaron por encima de lo presupuestado inicialmente y el país realizó un fuerte ajuste cambiario lo que se tradujo en aumentos, medidos en pesos, de gran magnitud. Más aún, los beneficios de la hidroeléctrica disminuyeron al disminuir los precios del petróleo y otros energéticos.

Teniendo en cuenta el análisis anterior, qué debería hacer la nueva Empresa ?. La recomendación Druckeriana sería concentrarse en el negocio verdadero, o sea en la Distribución, y pensar en retirarse de aquellos en los que no tiene ventaja. Sin negar la importancia que tiene para el país la realización de nuevos proyectos de generación, es evidente que la experiencia de la construcción de los últimos proyectos muestra que este tipo de negocios está excediendo la capacidad financiera y administrativa de la Empresa. El tiempo de ejecución de los proyectos está muy por encima de la duración de los Gerentes y del Presidente de la Junta Directiva. Del primero de agosto de 1985 a la fecha ha habido cinco Gerentes e igual número de Alcaldes. Es posible que con la elección de Alcaldes se logre que en cuatro años haya dos Gerentes y dos Alcaldes, pero aún así la ejecución de un proyecto similar al del Guavio, por ejemplo, de 12 años, le va a corresponder a seis Gerentes y seis Alcaldes. La inestabilidad en la cúpula de la Empresa de Energía va a hacer muy difícil el control en la programación y ejecución de este tipo de Proyectos.


El negocio de la generación, aunque marginalmente rentable, no es fácil de vender. No habría inversionista que estuviera interesado en comprar una planta cuyo producto tiene precios fijados por la Junta Nacional de Tarifas. La rentabilidad del negocio estaría sometido a consideraciones de carácter político y a la idiosincrasia del funcionario de turno. La solución sería el contratar con el sector privado la administración y mantenimiento de las plantas existentes. Si bien en Colombia no hay antecedentes de este tipo de solución, en otros países existen contratos de administración de las Empresas Públicas.

lunes, 9 de octubre de 1989

El bus ejecutivo

La puesta en marcha del Bus Ejecutivo se ha constituido en una de las novedades más importantes ocurridas en el transporte urbano en Bogotá. Por primera vez los transportadores particulares han invertido en buses que ofrecen un relativo grado de confort y que presentan algunas características similares a las de los vehículos de servicio público de países avanzados. Es más sorprendente aún que en estos vehículos todos los pasajeros viajen sentados. Esto constituye un gran avance en opinión de los que han venido criticando el sistema de transporte público de Colombia por el alto grado de ocupación de los vehículos y por el reducido tamaño del bus. Para otros bogotanos de viejo cuño, el bus ejecutivo les recuerda aquella época (comienzos de los cincuentas) en que el viaje en bus era agradable, se recogían pasajeros únicamente en los paraderos autorizados y todos viajaban cómodamente sentados.

Dentro de una perspectiva económica, el auge de este tipo de vehículos se explica por características tanto de oferta como de demanda. Por el lado de la oferta, es claro que cuando el transportador privado está dispuesto a invertir libremente en un tipo dado de vehículo, es porque encuentra una buena rentabilidad para su inversión. Puede entonces decirse que el nivel de tarifas fijado para los buses ejecutivo y superejecutivo están dando una señal clara al inversionista de que el transporte público es rentable.

El haber permitido que los particulares entraran en las líneas ejecutivas parece haber sido una buena decisión, pues ha permitido una rápida expansión de este servicio. La empresa oficial, que durante mucho tiempo tuvo la exclusividad del servicio ejecutivo, se mostró incapaz de ampliar el servicio al ritmo que demandaba la ciudad. Los costos operativos de la EDTU y su bajo porcentaje de buses en servicio impidieron una expansión del servicio y contribuyeron a su deterioro. El contraste visual entre los buses de la EDTU y los de las empresas particulares es hoy en día bastante marcado. Adicionalmente, la EDTU no pudo poner a funcionar los vehículos que compró a finales de los setenta y tuvo que entregarlos al Grupo Cafetero para atender las obligaciones adquiridas.

No se debe olvidar, sin embargo, que para mantener un buen servicio de transporte debe ofrecerse una amplia gama de opciones, pues la demanda de transporte es muy variada. El sistema tarifario debe ser lo suficientemente atractivo para que los transportadores realicen inversiones en todos los distintos tipos de vehículo. Con el "boom" del ejecutivo parece estar repitiéndose lo que un  ex-gerente del Incora podría denominar el síndrome del vehículo estrella. En Colombia, con frecuencia, las tarifas han favorecido marcadamente la rentabilidad de un determinado tipo de vehículo y, en consecuencia, éste atrae todas las inversiones.

Otra de las razones del lado de la oferta, que explica en gran parte el auge del ejecutivo, es la existencia de restricciones impuestas a la entrada de vehículos pequeños. Las autoridades, con argumentos de mejor utilización del espacio vial y aumento en la seguridad, han prohibido la entrada de nuevas busetas al parque automotor dando de esta manera una ventaja al vehículo más grande. Si bien estos argumentos en contra de las busetas pueden parecer razonables, debe recordarse que el transporte de Buenos Aires, considerado como uno de los más eficientes del mundo, se presta con vehículos muy similares a nuestros buses y busetas. La organización del transporte, basado en asociaciones de rutas, ha permitido el control de los despachos y ha evitado el guerreo operante en Bogotá.

Por el lado de la demanda, es indudable que el gran éxito del bus ejecutivo se explica por su velocidad de crucero y por su comodidad. Si se toma el tiempo gastado desde el momento de abordar hasta el momento de bajarse del vehículo, se observa que realmente no hay gran diferencia entre un bus ejecutivo en la carrera séptima, y un carro particular, básicamente por el reducido número de paradas. Esta mayor velocidad del bus ejecutivo lo convierte en una buena alternativa para algunos usuarios del carro particular.  Para aquellos afortunados que viven cerca a una terminal y que van a un destino cerca a un paradero del bus, la decisión se inclina hacia el bus ejecutivo pues su tiempo de viaje en carro y en bus ejecutivo es muy similar. En este caso la gran ventaja del carro particular, con su servicio puerta a puerta, sobre el bus ejecutivo, se reduce considerablemente pues el tiempo de acceso y egreso es muy parecido tanto en carro como en bus.

Para los viajeros de larga distancia, el viaje en ejecutivo se vuelve atractivo pues las dificultades generadas por mayores tiempos para tomar el bus y para llegar a su destino se ven compensados con el tiempo que se ahorra dentro del vehículo. Como consecuencia de lo anterior, es posible suponer que los viajeros de larga distancia utilicen el ejecutivo, mientras que los viajeros de corta distancia viajen en otros vehículos públicos o en su carro. Esta selección por distancia tiene como consecuencia una disminución considerable en el tiempo dedicado a subir y bajar del vehículo, lo que contribuye a un aumento importante en la velocidad de crucero.

La otra característica importante del ejecutivo es la comodidad que ofrece el no llevar pasajeros de pie, lujo que usualmente no se pueden dar los pobres. El transporte ejecutivo obviamente va a ser preferido por gente que tenga como pagar por la comodidad que ofrece. Este servicio no solo es utilizado por los ejecutivos sino por estudiantes que valoran la comodidad y la seguridad que ofrece el servicio.

Es evidente que la comodidad y la velocidad están íntimamente relacionadas. En la medida en que el grado de ocupación del vehículo es bajo, el número de paradas disminuye, lo que permite mantener velocidades comparables con los carros particulares.

El análisis anterior mostró que existen fuerzas tanto del lado de la oferta como de la demanda que explican en gran parte el auge del transporte ejecutivo. Evidentemente, la situación mejora cuando las fuerzas del mercado operan y ofrecen un nuevo servicio que es valorado tanto por los consumidores como por los productores. Sin embargo, este avance en la solución del transporte puede estar ocultando algunos problemas. Como ya se mencionó, para que se pueda hablar de una verdadera solución es necesario que se mantenga una gama amplia de opciones. Las tarifas deben incentivar la inversión en todos los vehículos de servicio público y no deben favorecer a uno determinado. Por otro lado, es necesario aumentar la demanda por el transporte público desincentivando el uso del vehículo particular. Hasta ahora, el gobierno se ha preocupado por mantener un alto costo para la posesión del vehículo, pero ha contribuido a un bajo costo de operación. Para que el transporte público tenga un mayor atractivo será necesario cambiar los impuestos a la propiedad por cargos al uso del vehículo.

lunes, 2 de octubre de 1989

El empresario actual frente a la informática

La reciente muestra de Compuexpo presentó algunos de los avances de la computación y fue una reconfortante oportunidad de ver algo que se comporta de acuerdo con la ley de la gravedad. En efecto, los precios de los equipos han experimentado una evidente disminución. En términos absolutos, lo que hace 3 años valía un millón de pesos hoy está valiendo un poco menos de quinientos mil. En términos relativos, el cambio ha sido aún más notable, pues lo que hace cinco años valía lo mismo que un R9 hoy día vale casi la décima parte.

Esta disminución del costo de los equipos ha ampliado considerablemente el mercado para los programas utilizados en los micro-computadores. Este efecto ha sido positivo para el personal calificado, pues la demanda por gente entrenada que pueda manejar el equipo y sus programas ha aumentado considerablemente. La existencia de un mercado más amplio ofrece oportunidades para los ingenieros de sistemas y progamadores que han desarrollado software administrativo. Los productores de Software extranjero también han salido favorecidos por cuanto han encontrado rentable el hacer valer sus derechos de autor. Muchos de los programas que se podían conseguir regalados al comprar un equipo, hoy en día tienen su precio.

Por otra parte, la disminución en los costos de los equipos ha afectado negativamente la demanda del personal de oficina de mediana calificación. Las mecanógrafas se han visto desplazadas de muchas de sus labores ante jóvenes profesionales que han aprendido a manejar los programas de procesamiento de palabra. No es extraño encontrar oficinas en las que los informes son escritos directamente en la pantalla por los profesionales. Algunos altos ejecutivos han encontrado más productivo utilizar el computador para escribir cartas y documentos internos, que apelar a los servicios de una secretaria.

En la medida en que el computador personal pasa de ser un símbolo de status a ser un auxiliar importante en la oficina del ejecutivo, la utilidad del equipo se multiplica. Dada su mayor accesibilidad, es posible utilizarlo para labores rutinarias. Un buen ejemplo lo constituye el efectuar llamadas telefónicas por medio del computador.  Si se tiene una lista con los teléfonos en un archivo en disco y se utiliza un modem para poder comunicarse con cualquiera de los que aparecen en la lista, se está eliminando una de las actividades que más demandan tiempo de las secretarias.

Otra labor que ocupa a muchas secretarias es el manejo de la chequera de la oficina. No solo es necesario llevar el saldo correcto en la chequera y escribir los cheques, sino que al final del mes se deben conciliar las anotaciones de la chequera con el extracto bancario. Esta última labor si bien fácil en principio, en muy contadas oportunidades se realiza bien.

Programas como el Quicken, que no solo llevan el registro de los cheques sino que sirven para producirlos son, sin lugar a duda, una de las mayores contribuciones al aumento de la productividad de la oficina. Estos programas permiten mantener un archivo de todos los cheques girados lo que facilita la conciliación bancaria. Además de las labores rutinarias mencionadas, estos programas permiten producir informes con gastos e ingresos clasificados por diferentes conceptos,  e igualmente facilitan la consolidación de la información de tarjetas de crédito, caja menor, bancos y cuentas de ahorro con la de inversiones y obligaciones. 

Lo más notable de este tipo de programas no es tanto el magnífico servicio que prestan sino su costo. El precio de lista de estos programas en Estados Unidos es de 55 dólares aproximadamente 22.000 pesos.

Además, existe una amplia gama de opciones para llevar la contabilidad en el computador. Por un lado se encuentran los programas americanos de muy bajo costo y múltiples opciones. Por otro, se encuentran los programas colombianos de costos altos y especializados. Un programa americano integrado de muy bajo costo es el Dac-Easy. Su costo, adquirido por correo, en Estados Unidos es de 60 dólares (24.000 pesos). En este precio esta incluido la contabilidad general, pagos a terceros, cartera, inventarios y facturación. Los programas colombianos tienen un precio por módulo de 180.000 pesos.

Todo este proceso de modernización, sin embargo, muchas veces encuentra serias restricciones para su cabal desarrollo. Respondiendo a la creciente demanda de sistematización y eficiencia, las empresas con frecuencia sobrestiman el alcance de sus decisiones sobre compra de equipos y programas más ágiles. Creen, erróneamente, que la modernización y las mejoras en productividad están también incluidas en el equipo recién adquirido. De hecho, mientras no se modifique la estructura organizacional para que responda eficientemente a la nueva tecnología en beneficio de la empresa, la decisión de compra no será más que eso, una adición al inventario.

De otra parte, aunque es evidente la necesidad de capacitación del personal en el manejo de nuevos equipos y programas, el entrenamiento debe estar enmarcado dentro de los objetivos de la empresa. En primer lugar, la enseñanza de la utilización del equipo debe hacerse en función de los procesos básicos de interés y no ser una orientación de tipo general, en donde no son muy claros los beneficios que recibiría la empresa, en términos de productividad y eficiencia, a partir de su inversión en capacitación. En segundo lugar, es evidente que el entrenamiento, bien planificado, debe tener un efecto multiplicador en el personal. De lo contrario, la capacitación se limitaría a ampliar las habilidades de algunos privilegiados, generando un ineficiente factor de dependencia, lo cual está en abierta contradicción con la idea de mayor accesibilidad, característica de la nueva tecnología.