lunes, 30 de julio de 1990

Agenda del Ministro de Hacienda

Aún cuando las circunstancias del país han cambiado en los últimos cuatro años, la lectura de lo que pensaba en otra época el futuro Ministro es útil para imaginarse lo que tiene escrito el Doctor Hommes en su Agenda en la sección de Cosas por Hacer.

En junio de 1986, al llegar la revista Estrategia Económica y Financiera a su número 100, en su sección Observador Financiero el futuro Ministro de Hacienda Doctor Rudolf Hommes hacía unas "Reflexiones en el número 100". Las reflexiones del Observador Financiero en gran parte se relacionaban con lo que debería hacerse en el gobierno del presidente Barco.  Al hacer estas reflexiones obviamente, el Doctor Hommes nunca se imaginó que el primer Ministro de Hacienda fuera el actual presidente de la República y que cuatro años más tarde el periodista se convertiría en Ministro del nuevo Gobierno.

Aún cuando las circunstancias del país han cambiado en los últimos cuatro años, la lectura de lo que pensaba en esa época el futuro Ministro es útil para imaginarse lo que tiene escrito el Doctor Hommes en su Agenda en la sección de Cosas por Hacer. Es probable que entre sus prioridades, el Ministro esté contemplando poner en práctica el conocido lema de la propaganda del Banco de la República: "Conservemos nuestros billetes". Hace cuatro años, se afirmaba en Estrategia: "Si no se adquiere un firme control monetario, el gobierno no podrá adelantar programas sociales en forma significativa porque tendrá que convertirse en un sector que absorbe circulante, y sus finanzas terminarán siendo superavitarias. Como consecuencia, se perdería la oportunidad de emprender inversión social más amplia que se necesita para aliviar la pobreza y que podría realizarse con ingresos fiscales provenientes del excedente de ingresos cafeteros. Y se daría como excusa para no hacerlo la necesidad de mantener la inflación dentro de un rango razonable".

Además de conservar nuestros billetes, el Doctor Hommes pensaba que era muy importante controlar el gasto de los Institutos descentralizados. Hace cuatro años, el Observador Financiero afirmaba: "Pero, si el gobierno gana el control real de los medios de pago,y de la planeación efectiva del presupuesto monetario y del gasto público se tendría una nueva oportunidad para crear empleo sin exacerbar la inflación: permitiendo que la demanda sea el principal impulsor del empleo urbano, mejorando la calidad de la vida urbana, y dirigiendo una buena parte de la inversión pública y el crédito de fomento hacia el sector rural, para inducir la producción de alimentos, y otros cultivos no tradicionales, reparando el descuido de los últimos años. Esta opción, que además sería una fuente notoria de empleo, por derecho propio, se ensayó parcialmente con éxito en 1978".

El Doctor Hommes si bien no mostraba en su artículo un pensamiento muy definido sobre el manejo de la deuda externa, insinuaba que la de las entidades del sector eléctrico debería reestructurarse pues era imposible solucionar los problemas financieros del sector eléctrico apelando al expediente de aumentar las tarifas de energía. Dada la amplia experiencia del doctor Hommes en el campo del financiamiento externo es de esperar que en su gestión se tomen decisiones importantes sobre todo el manejo del endeudamiento externo. Estas reformas estarán muy ligadas a las reformas en el sector financiero y en el manejo cambiario. 

El Doctor Hommes debe tomar medidas en el campo tributario. No solo debe estudiarse una amnistía tributaria para que pueda operar el esquema de repatriación de capitales que el futuro Ministro tiene concebido, sino que se necesita subsanar el impacto fiscal de la disminución de los impuestos al comercio exterior.  El menú que le están planeando al consumidor deberá tener una mezcla de aumentos en el IVA, en el impuesto a la gasolina y en algunos precios de los servicios públicos.


Además de las medidas que se debe tomar en el campo económico, el futuro Ministro tendrá que mejorar notablemente el mismo manejo del Ministerio. Las anteriores administraciones han preferido ignorar el problema de manejar una economía tan compleja como la colombiana con un aparato institucional inadecuado. El nombrar asesores para temas específicos ha sido una medida que ha permitido afrontar el manejo de algunos problemas. Sin embargo, en el largo plazo es necesario contar con un ente organizado que opere en forma integral. Es indispensable tener un verdadero Ministerio y no una colección de Direcciones Generales operando en forma un tanto descoordinada.

lunes, 23 de julio de 1990

Información cosecha del 90

El esfuerzo de trimestralización de las cuentas nacionales, emprendido por la actual administración del DANE, permitirá tener una visión más clara de la situación coyuntural de la economía colombiana.
  
El Departamento Administrativo Nacional de Estadística está comenzando en el día de hoy el levantamiento de los Censos Económicos de 1990 en las doce ciudades más importantes. Las labores relacionadas con el empadronamiento de los establecimientos industriales, comerciales, de servicios, de la construcción y el transporte se vuelven a realizar en Colombia después de veinte años. Los resultados producidos por el operativo censal que se conocerán en forma provisional a mediados de noviembre del presente año, contribuirán a mejorar el conocimiento de la actividad económica colombiana.

La información recolectada servirá para lograr establecer una medida más actualizada de los niveles de producción de la economía nacional. Hoy en día, por no disponer de cifras recientes, el DANE tiene que estimar el volumen de la actividad industrial a partir de la información anual de la encuesta industrial, que cubre establecimientos de más de diez empleos, añadiendo un estimativo de los establecimientos más pequeños basado en la situación de 1970. Por tanto, los cambios profundos que ha sufrido la economía colombiana tienen que ser ignorados, al no contar con una información más reciente. Las cifras de las cuentas nacionales en el futuro presentarán una visión más aproximada de la evolución real del desarrollo industrial colombiano.

La información del censo industrial permitirá además medir de una manera más precisa las relaciones inter-industriales que sirven de base para el cálculo de las matrices de insumo-producto. Los estudiosos interesados en el análisis Insumo -producto desarrollado por el Profesor Leontief, han tenido que contentarse con los estimativos presentados por el DANE. Al no poder medir exactamente los cambios en la estructura productiva no ha sido posible precisar la manera como la industria ha venido realizando el cambio tecnológico.

El levantamiento censal permitirá contar con un marco actualizado para llevar a cabo las encuestas mensuales de industria y  comercio. Dicha información servirá de base para la producción de las cifras de las cuentas nacionales trimestrales. Este esfuerzo de trimestralización de las cuentas nacionales, emprendido por la actual administración del DANE, permitirá tener una visión más clara de la situación coyuntural de la economía colombiana.

El conocimiento de la estructura de la economía permitirá además definir un cambio de la base de los índices de precios del sistema de contabilidad nacional. Las cuentas nacionales se presentan hoy en día en precios constantes de 1975. Evidentemente el manejo de estas cifras se dificulta pues no tiene nada que ver con los niveles de precios actuales.

La información censal producida por el DANE constituye una base importante para la planeación de las ciudades colombianas. Cada día, la elaboración de los planes de desarrollo de las ciudades requiere contar con mayor información por sectores cartográficos. Un censo económico permite producir información sobre empleo y actividad económica a nivel desagregado. Además, la actualización de la cartografía requerida en un censo económico, sirve para mejorar el marco muestral de las encuestas de hogares.


Es afortunado que esto ocurra en el momento en que se vaticina un cambio importante en la política económica. Esta base informativa servirá para establecer en el futuro los cambios ocurridos como consecuencia de las medidas adoptadas. Para los estudiosos 1990 será un año en que la cosecha informativa será memorable. 

lunes, 16 de julio de 1990

Revisemos la revisión

Bogotá tiene en estos momentos un sistema sui generis para la revisión de los vehículos. Como muchas de las cosas que se hacen en el país, la revisión de los vehículos es una mala adaptación de lo que funciona eficientemente en los países avanzados.

La Administración del Distrito ha dado muestras de estar interesada en resolver el problema del tránsito vehicular. El Alcalde y su Secretario han realizado inspecciones sobre el terreno tratando de dar solución a los problemas de transporte. Además de las buenas intenciones, en este momento, la Administración cuenta con un instrumento importante para mejorar el transporte pues ha sido investida por el Concejo con autorización para el establecimiento de la Autoridad Unica de Transporte.

La puesta en marcha de esta Autoridad Unica es de vital importancia para terminar de una vez por todas con la falta de coordinación entre las diferentes agencias del estado, encargadas de actividades que tienen que ver con el transporte. Ante la ausencia de una unidad de criterio, no solo cada entidad del Distrito actúa por su cuenta, sino que otras entidades del gobierno y hasta los mismos particulares toman decisiones de tráfico.

Ante los problemas de seguridad, los dueños de los edificios como el famoso "perro del hortelano" que ni come ni deja comer, se las ingenian para impedir el parqueo de los vehículos frente a sus edificaciones y al mismo tiempo reducir la capacidad vial. Las calles de Bogotá están hoy llenas de canecas, cadenas, vallas y otros adminículos que al impedir el parqueo de los vehículos reducen la capacidad vial. Los retenes móviles si bien tienen una finalidad muy plausible, al mismo tiempo, están impidiendo la circulación fluida de los vehículos.

Los encargados del transporte preocupados por la magnitud del problema, a veces no logran tener tiempo para los solucionar problemas que agobian a los sufridos Bogotanos. Bogotá tiene en estos momentos un sistema sui generis para la revisión de los vehículos. Como muchas de las cosas que se hacen en el país, la revisión de los vehículos es una mala adaptación de lo que funciona eficientemente en los países avanzados. 

En primer lugar, la revisión de los vehículos en Bogotá se ha tomado como un instrumento para hacer que los Bogotanos paguen sus elevadísimos impuestos. En Estados Unidos en los sitios en donde existe la revisión el pago de los impuestos está claramente separado del cumplimiento de la obligación de la revisión. En el Distrito, por el contrario, se ha puesto como requisito para efectuar la revisión el estar a paz y salvo con la tesorería, con el DATT y tener vigente el famoso seguro obligatorio. El pretender hacer cumplir todos sus mandamientos para poder contar con el renombrado certificado de movilización, está produciendo un efecto similar al que tendría que para asistir a misa todos los domingos en cumplimiento de uno de los preceptos católicos, uno tuviera que haber cumplido con todos los otros como el olvidado de pagar diezmos y primicias.

En segundo lugar, el limitar a dos sitios los lugares donde se puede hacer la revisión impone no solo innecesarias demoras, sino que da lugar a absurdos. En Bogotá debe ser la única parte del mundo en donde se requiere revisar un vehículo cero kilómetros recién salido del distribuidor. Es de suponer que los fabricantes están produciendo un vehículo que cumple con todas las especificaciones y que ofrece todas las garantías a la sociedad. Si las autoridades Distritales tienen alguna duda, deberían hacer una revisión por muestreo a las ensambladoras. Más aún los propietarios que hacen revisiones a sus vehículos para asegurarse que estén funcionando adecuadamente después de haber gastado varios miles de pesos, tienen que ir a hacer cola a las dependencias del Distrito para que les pongan una calcomanía que diga que su vehículo ha quedado bien arreglado.

Lo más paradójico en estos momentos, es que el propietario que ha cancelado una buena suma de impuestos al Distrito y cuenta con su seguro obligatorio y no comete infracciones de tránsito, no puede cumplir con esta absurda obligación de revisar su vehículo en buenas condiciones. Como se ha publicado en los periódicos, la revisión de los vehículos modelo 81 en adelante se encuentra suspendida y únicamente se reinicia el primero de agosto. El no poder cumplir con la revisión, le está costando por cada mes a los propietarios varios salarios mínimos que van a tener que pagar a la administración, a pesar de que es debido a las decisiones tomadas por las autoridades por lo que no se ha podido hacer una revisión desde el primero de junio. Al comienzo, por que no existían las calcomanías en las servitecas y después, por que es físicamente imposible atender a todos los propietarios de los vehículos en las dependencias oficiales.

Finalmente, la necesidad de implantar en Colombia una revisión obligatoria no es nada clara. Como le puede constar a quien haya vivido por algún tiempo en los Estados Unidos, los vehículos tienden a mantenerse en mejores condiciones en Colombia que en los Estados Unidos. Como se explica en las primeras clases de economía, los consumidores tienden a conservar los recursos caros y a utilizar más intensivamente los recursos más baratos. Los carros en Colombia en términos de horas de trabajo son veinte veces más caros que en los Estados Unidos. Los propietarios colombianos tienen pues un incentivo mucho más grande que los americanos, para conservar sus vehículos en buen estado. Más aún, los servicios de taller intensivos en mano de obra, son varias veces más baratos en Colombia que en los Estados Unidos. Todo esto hace que los colombianos cuiden más sus preciados carritos.


Al final de esta experiencia Kafkiana se preguntará el sufrido dueño del vehículo si lo que se está logrando no es precisamente lo contrario a lo que se quería. El proceso como está concebido actualmente, está dificultando la revisión de los vehículos que realmente necesitan una revisión. 

lunes, 9 de julio de 1990

¿Quién da más?

La experiencia con el uso de las subastas competitivas debe ser evaluada y de encontrarse positiva debe ser adoptada en otras actividades.

El equipo económico del gobierno como una de sus últimas actuaciones ha establecido el mecanismo de las encuestas arancelarias, ya propuesto en un artículo de Guión del 28 de marzo de 1985. El gobierno ha encontrado un mecanismo bastante ingenioso para captar algunas de las llamadas "rentas de escasez". Como se ha informado, en las encuestas se pregunta a los importadores el recargo sobre el arancel que están dispuestos a pagar por obtener un cupo de importación. Las propuestas hechas por los importadores en las encuestas son utilizadas por el gobierno para dos cosas. En primer lugar, para fijar el sobrearancel y en segundo lugar para asignar los cupos de importación entre los encuestados. Las encuestas se ordenan de acuerdo a las propuestas presentadas y se aceptan de mayor a menor hasta que el cupo asignado se haya agotado. El recargo arancelario se hace igual al valor subastado por el último de los importadores cuya oferta fue aceptada.

El mecanismo de encuestas es pues, ni más ni menos, una subasta de los cupos de divisas. Las propiedades de este tipo de encuestas no deben estudiarse en los libros de muestreo sino más bien en los artículos de los especialistas en los mecanismos de licitación. Los teóricos de las subastas en épocas recientes han hecho importantes desarrollos que han aparecido en artículos sobre el tema en las principales revistas académicas americanas.

El mecanismo utilizado en las encuestas arancelarias se conoce con el nombre de subasta competitiva pues todos los participantes seleccionados terminan pagando el mismo precio. Los economistas interesados en este tema han logrado demostrar que este tipo de subastas tiene una serie de propiedades interesantes. En primer lugar, se ha podido demostrar que los licitantes son incentivados a mostrar sus verdaderas preferencias por el objeto subastado. En estas circunstancias la mejor estrategia para el licitante es decir la verdad.

También se ha podido mostrar que las subastas competitivas producen el mismo resultado que se logra en las tradicionales subastas con martillero. En estas subastas, a viva voz, conocidas en la literatura como subastas inglesas, los participantes también tienen el incentivo de mostrar sus verdaderas preferencias por el objeto rematado. Este resultado de la equivalencia entre las subastas a viva voz y en sobre cerrado es bien interesante, pues a simple vista los dos mecanismos parecen bastante diferentes. Un caso particular de la subasta competitiva ocurre cuando se remata un artículo único. En este caso, y al igual que en las subastas de arte el ganador es quien ofrece el mayor valor pero paga no el precio que ofreció sino el del segundo más alto.

La experiencia con el uso de las subastas competitivas debe ser evaluada y de encontrarse positiva debe ser adoptada en otras actividades. Por ejemplo, la adopción del principio de la subasta competitiva para las licitaciones de obras públicas tendría cambios muy importantes. Tal como se hace actualmente, el favorecido sería el oferente con la propuesta más baja. Sin embargo, el precio de la adjudicación sería el ofrecido por el segundo oferente más bajo.


Como se expresaba en el mencionado artículo de la Revista Guión y se ha reiterado en columnas anteriores, la adjudicación de espacios en Inravisión tiene características similares a la asignación de cupos de importación. El Ministro de Hacienda que está preocupado por los medios de comunicación masiva, a lo mejor está pensando cambiar las reglas de juego de las adjudicaciones de Inravisión. Sería interesante que el equipo económico del gobierno, que ha aceptado las sugerencias sobre la asignación de los cupos de divisas, aproveche los últimos minutos de su mandato para desarrollar un mejor sistema de asignación de espacios en la televisión colombiana.

martes, 3 de julio de 1990

Dios se lo pague

El esfuerzo de tantos voluntarios no aparece registrado en la contabilidad nacional pues por regla general estos voluntarios no reciben una remuneración por su trabajo. Sin embargo la magnitud de este esfuerzo puede ser considerable.
  
Algunos políticos han tratado de imponer obligaciones adicionales a nuestros jóvenes. No solo han insistido en perpetuar el servicio militar obligatorio, institución a todas luces inequitativa e ineficiente, sino que no contentos con la judicatura y los años rurales para los médicos y odontólogos han querido desarrollar el servicio social obligatorio. Los defensores y proponentes de estas medidas por regla general están inspiradas por nobles ideales que sin quererlo tratan de ganar indulgencias con avemarías ajenas. Los que tienen que correr con los costos o sea los jóvenes y sus familias muchas veces encuentran más beneficioso buscar ayuda para lograr conseguir que los exoneren o que les toque un sitio aceptable. Para los privilegiados es más conveniente aceptar la institución y lograr hacer valer sus influencias que oponerse a algo que responde a tan nobles propósitos.

Si los proponentes tuvieran que defender sus ideas en un curso elemental de economía serían rajados por profesores tan distanciados ideológicamente como Galbraith y Friedman. si trataran de defender sus ideas como algo que fuera necesario implantar en un país como Colombia, también serían suspendidos pues de los países de Latino América Colombia se ha distinguido como aquel en el que las organizaciones voluntarias tienen una mayor preponderancia.

Los colombianos participamos en multitud de actividades sin ánimo de lucro. Desde el colegio estamos acostumbrados a participar en los Scouts, la congregación mariana, la banda de guerra, los equipos de fútbol, las academias literarias, etc. Nuestras madres han colaborado en bazares para la construcción de las iglesias. Las  señoras de los funcionarios públicos y las damas de sociedad participan en obras de caridad. Numerosos padres y madres de familia participan en las juntas directivas de las asociaciones respectivas en muchos colegios.

El esfuerzo de tantos voluntarios no aparece registrado en la contabilidad nacional pues por regla general estos voluntarios no reciben una remuneración por su trabajo. Sin embargo la magnitud de este esfuerzo puede ser considerable. En los Estados Unidos, según Peter Drucker, uno de cada dos adultos o sea un total de ochenta millones de personas trabaja como voluntaria. Si a estos voluntarios se pagara el salario mínimo recibirían 150 miles de millones de dólares, aproximadamente el 5 por ciento del PIB de los Estados Unidos.

Según Drucker, la importancia de las organizaciones sin ánimo de lucro va más allá de lo que indican las cifras anteriores. Las organizaciones de voluntarios que han tenido éxito se han destacado por su devoción a la administración y se han mostrado más preocupados que los mismos negocios por cuidar sus recursos monetarios. Los negocios, según Drucker, deben aprender de las organizaciones sin ánimo de lucro que deben comenzar definiendo su misión aún antes de fijar las recompensas a sus ejecutivos. Las organizaciones sin ánimo de lucro muchas veces tienen algo que es muy escaso en los negocios. Una junta directiva que funcione. Los ejemplos analizados por Drucker muestran que para hacer una junta efectiva antes de hablar de sus funciones es necesario organizar su trabajo.


La transformación continuada del voluntario de un amater a un profesional entrenado un funcionario que no cobra sueldo es el desarrollo más importante del sector sin ánimo de lucro. Para motivar a estos trabajadores es muy importante en primer lugar asegurarles que la organización tenga una misión clara, algo que oriente todo lo que la organización haga. Lo segundo que necesitan estos trabajadores es entrenamiento, entrenamiento y más entrenamiento. Y finalmente responsabilidad.