lunes, 10 de diciembre de 1990

No hay pesos

En este momento las medidas tomadas pueden tener consecuencias demasiado graves, pues pueden hacer abortar el proceso de apertura.

Durante esta semana el dólar negro ha tenido una fuerte caída, el diferencial entre el dólar negro y el oficial se ha ampliado. Hoy en día el dólar negro tiene una cotización bastante errática. Los hoteles que atienden a los turistas muestran cotizaciones muy diferentes. Un día mientras que uno estaba pagando el dolar a 512 pesos había otro que pagaba 534 pesos por dólar. Más aún, en una de las casas de cambio del Centro Internacional, no estaban recibiendo los dólares y afirmaban que se les habían acabado los pesos.

En los almuerzos de los clubes se especulaba la razón de este comportamiento tan extraño. Algunos aducían como posible excusa que habían llegado dineros calientes a financiar las campañas de la constituyente mientras otros hablaban de diversas posibilidades.

La verdadera razón de esto es que obedece a una política del gobierno. Como se sabe, con el objeto de controlar el dinero las autoridades monetarias decidieron diferir por un tiempo el pago de los dólares por concepto de servicios. Este cierre temporal de la llamada ventanilla siniestra unido a la alta restricción monetaria ha hecho que se desplace la demanda del sector oficial hacia el paralelo.

Como consecuencia de las medidas el peso ha tenido una revaluación real. Además, se ha establecido una tasa de cambio diferencial pagando menos por los dólares provenientes de los servicios. Estas medidas poco ortodoxas, de revaluar y de establecer tasas diferenciales de cambio no son nuevas. El distinguido economista Eduardo Sarmiento, cuando era Asesor de la Junta Monetaria del Gobierno de López, hizo uso de este tipo de medidas.

En esa época como ahora, el principal objetivo fué controlar la oferta monetaria. En los 70 la causa de las perturbaciones monetarias fué la bonanza cafetera y marimbera. Hoy en día el desorden monetario se debe a un aumento no contemplado en las reservas internacionales aparentemente causado por las incertidumbres asociadas al proceso de apertura.

En el pasado este tipo de medidas, si bien en el corto plazo ayudaron a un control más efectivo de la inflación, en el largo plazo tuvieron consecuencias muy graves en la situación competitiva internacional de la economía colombiana y sembraron la semilla de la crisis financiera de comienzos del 90.

En este momento las medidas tomadas pueden tener consecuencias demasiado graves, pues pueden hacer abortar el proceso de apertura. La lógica económica enseña que al disminuir las restricciones para importar y al disminuir los incentivos a la exportación se debe hacer una devaluación compensatoria. Si no se devalúa se pierde la ventaja competitiva del sector externo.

Como nos lo han recordado recientemente los Profesores Edwards y Dornbusch, todos los paises que han logrado culminar exitósamente un proceso de apertura han mantenido una tasa real de cambio alta. Las principales fallas del proceso de apertura, han estado asociadas a la revaluación del tipo de cambio. Es evidente entonces, que el incentivar una revaluación del peso en estos momentos no solo tiene efectos negativos en el proceso mismo, sino que están indicando que el gobierno ha perdido interés en el proceso de apertura. Los agentes económicos apostarán que no va a haber apertura lo que conducirá a que los opositores cobren fuerza y a que los defensores de la apertura pierdan confianza en la voluntad política del gobierno. Adicionalmente, pueden pensar que el gobierno está dispuesto a apelar a políticas heterodoxas, como el control de precios, con efectos negativos en la asignación de recursos.


Si el Ministro Hommes me hubiera pedido un consejo, le hubiera repetido el que me dió el Subgerente Financiero de la EEEB respecto al proyecto Guavio, "no atrasemos el Proyecto Guavio por que el proyecto se atrasa sólo". Yo le diría al Ministro, no revalúe pues el dólar cuando se abran los mercados de capital se revalúa sólo.

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