lunes, 29 de abril de 1991

Pronósticos para 1994.

Al llegar al último año del período del presidente Gaviria, la economía estará mejor que nunca. La inflación habrá bajado al 13% y la tasa de crecimiento de la economía alcanza un 8%.

En días pasados FEDESARROLLO presentó sus pronósticos para 1991. En ellos se mostraba que los resultados para el presente año iban a ser peores que los que estaba esperando el gobierno. La meta del 22 por ciento de inflación no se podía cumplir y el crecimiento iba a ser menor del 2.5%. Estas predicciones estaban basadas en un modelo de equilibrio general, de más de doscientas ecuaciones, que trataban de representar la economía colombiana.

Este resultado obtenido por los investigadores de FEDESARROLLO debe haber desvelado al Ministro Hommes e indudablemente habrá puesto contentos a los críticos de la actual política económica. A algunos  observadores interesados en el acontecer macroeconómico nos puso a pensar si nuestros modelos más pequeños, de tres ecuaciones con tres incógnitas, estarían de acuerdo con las predicciones del famoso Instituto de Investigación.

Después de haber gastado una media hora en hacer las predicciones correspondientes, obtuve unos resultados similares. Según el modelo presentado en un texto intermedio calibrado para la situación colombiana, el resultado para este año sería una inflación de 27 por ciento y un crecimiento negativo del uno por ciento. Los pronósticos para 1992 no son muy brillantes. La inflación sería de casi el 20% y el producto interno bruto permanecería constante.

Lo que sorprende es que a partir de 1993 la situación mejora considerablemente. En ese año la inflación se reduce a menos del 15 por ciento y la economía crece al cinco por ciento. Al llegar al último año del período del presidente Gaviria, la economía está mejor que nunca. La inflación ha bajado al 13% y la tasa de crecimiento de la economía alcanza un 8%.

Una conclusión de estos resultados, que indudablemente no pueden ser tomados sino como una primera aproximación de lo que puede pasar, es la importancia que tiene el mantener una política económica. Los beneficios que se esperan de una política de ajuste suelen ocurrir con una demora considerable. Por lo tanto, no es conveniente estar cambiando la política económica si los resultados de dicha política durante el primer año no son muy buenos.

Más aún, es conveniente tomar las medidas de ajuste en el momento en que comienza el período presidencial. La recuperación que se obtiene una vez se haya realizado el ajuste, indudablemente contribuye a mejorar la imagen con que termina un Presidente y su equipo económico el período presidencial.


Los gobiernos que han tomado el ajuste en sus primeros años, como el de López Michelsen y Ronald Reagan, han terminado su período con muy buenos índices. Los partidos políticos de estos gobernantes lograron sostenerse y los encargados de la política económica al final del mandato salieron con elevado prestigio. Por el contrario, los gobiernos que tomaron la decisión del ajuste en mitad de su período, se quedaron con el pecado y sin el género. Los resultados electorales de su partido no fueron muy buenos y los elogios tuvieron que compartirlos con los dirigentes del equipo económico del gobierno que los sucedió.

lunes, 22 de abril de 1991

¿Interés en Cuentas Corrientes?

La decisión de pagar intereses sobre los saldos en cuenta corriente  tendrá que venir acompañada de una racionalización en los cobros por los servicios prestados por el banco.

En los cursos de macroeconomía se enseña que uno de las consecuencias de una disminución de la inflación es hacer más atractivo el dinero. En efecto, la inflación da una medida del costo de oportunidad de mantener dinero y por lo tanto entre mayor sea el crecimiento de los precios menor será la demanda de dinero. Teniendo en cuenta esto, sería muy lógico pensar que una vez el ministro Hommes logre bajar la inflación la demanda por dinero aumente. En consecuencia, las cuentas corrientes se tornarán un poco más atractivas una vez se tenga una menor inflación.

Sorprende entonces que en estos días aparezca en los periódicos la noticia que hay algunos bancos interesados en que les permitan pagar a sus cuenta habientes intereses sobre los saldos en las cuentas corrientes.

Si el pagar intereses no busca, primordialmente,  proteger al usuario de las cuentas corrientes de la inflación es claro que este cambio se debe originar en el deseo de algunos bancos de mejorar su posición competitiva. Es claro que cuando está operando la restricción del encaje marginal del ciento por ciento y por lo tanto el crédito está congelado el beneficio que obtenía el titular de una corriente por tener acceso al crédito, ha perdido un poco su atractivo y por lo tanto el deseo de mantener saldos altos en cuenta corriente para obtener como contraprestación un crédito habrá disminuido.

La pérdida de la competitividad no solo se es una consecuencia de la restricción monetaria sino que también se debe a que las cuentas de ahorro tradicional han mejorado su rentabilidad. Como consecuencia de la liberación de intereses en las cuentas de ahorro tradicional, algunos bancos reaccionaron agresivamente brindando intereses muy atractivos a sus ahorradores. Los altos intereses en cuenta de ahorros, liquidados sobre saldos diarios, pagados por algunos bancos que además permiten traslados entre la cuenta corriente y la de ahorros, a través de las redes de cajeros automáticos han dado una ventaja competitiva a los bancos que disponen de esta tecnología. Los bancos que no cuentan con esta tecnología, indudablemente se están quedando atrás en la carrera por los clientes que se ha desatado como consecuencia de las recientes reformas financieras. Estos bancos pueden encontrar una ayuda en la competencia en el pago de intereses sobre los saldos en cuentas corrientes.

La decisión de pagar intereses sobre los saldos en cuenta corriente  tendrá que venir acompañada de una racionalización en los cobros por los servicios prestados por el banco. Hoy en día como los bancos no pagan directamente por los fondos provenientes de las cuentas corrientes deben hacerlo a través de servicios subsidiados de procesamiento de cheques y producción de extractos.

Por otra parte si hacemos que las cuentas corrientes se asemejen a las cuentas de ahorro del sistema UPAC debemos permitir que las cuentas de ahorros de dicho sistema también se asemejen a las cuentas corrientes pues de otra manera el sistema de financiación de la vivienda perdería su competitividad lo que en últimas incidiría negativamente en la posibilidad de cumplir con el plan de vivienda del actual gobierno.


No pareciera muy difícil darle una chequera a los clientes del sistema de ahorro y vivienda y permitir que estos pudieran girar un número reducido de cheques cada mes. Esto sería más lógico que la práctica actual  en la que el ahorrador tiene que ir a la Corporación para que allí le hagan el cheque. Debemos suponer que buena parte de los usuarios del sistema de ahorro y vivienda saben girar cheques y que por lo tanto no necesitan ir al banco para que un cajero muy ocupado se los haga. 

lunes, 15 de abril de 1991

Pares o nones: Final feliz

Cuando uno se pregunta porque no se contempló la importación  de gasolina para resolver el problema de desabastecimiento causado por los atentados a ECOPETROL encuentra dos razones.

Los Ex-Gerentes usualmente miramos con simpatía a los Ejecutivos de las Empresas del Estado que están participando en una negociación colectiva. El Presidente de Ecopetrol, que recientemente enfrentó un problema "Made in USO", puede estar seguro de que todos los esfuerzos que hizo por llegar a un acuerdo laboral, son mirados con simpatía por este columnista y por otros ex‑funcionarios que, como parte de sus actividades, han tenido que negociar con sindicatos fuertes.

Sin embargo, está solidaridad gremial no debe llegar hasta el extremo de aceptar medidas tan mal concebidas como la de prohibir la circulación de los carros particulares. Si se admite que hay serias limitaciones en la oferta de gasolina, lo más lógico sería importar gasolina. Esta solución simple de suplir la oferta doméstica con oferta importada se ha hecho en ocasiones anteriores y ha permitido sortear el problema.

Más aún, cuando el país tiene en ese momento un exceso de reservas internacionales que presionan el crecimiento de la base monetaria, la importación de alimentos ayuda al control monetario y facilita el manejo macroeconómico. Las importaciones masivas de alimentos hechas durante la Administración López, cuando era Ministro de Hacienda el Doctor Abdón Espinosa Valderrama, contribuyeron doblemente al control inflacionario. Por una parte, evitaron que el precio de los alimentos creciera demasiado y por otro lado, facilitaron el manejo de la demanda agregada.

La coyuntura macroeconómica por la que estamos pasando es muy favorable para hacer importaciones de gasolina. Afortunadamente, una vez pasada la Guerra del Golfo Pérsico, el mercado del petróleo y sus derivados se encuentra de nuevo en calma y por lo tanto facilita el realizar importaciones de gasolina.

Cuando uno se pregunta porque no se contempló la importación  de gasolina para resolver el problema de desabastecimiento causado por los atentados a ECOPETROL encuentra dos razones. La primera es que este proceso puede tomar un tiempo considerable y la segunda, es que no es rentable para ECOPETROL importar la gasolina.

La opinión pública no puede aceptar como excusa posible para no poder contar con gasolina importada en este momento, el que las importaciones tomen mucho tiempo. Les diría a los encargados de la política petrolera, con sobrada razón, que han debido prever que las negociaciones podrían llegar a estos extremos y que a semejanza de la reserva estratégica que se tiene en Estados Unidos, el éxito de uná política depende en buena parte de poder contar con una oferta garantizada de un elemento tan vital para la economía como es la gasolina. Si algo se aprendió de la Guerra del Golfo Pérsico fue la importancia de esta política de prevención de una crisis energética.

La segunda razón de no importar gasolina, el que ECOPETROL pierda dinero por cada galón que se importa, tampoco es muy válida. Desde el punto de vista económico, lo importante para una eficiente asignación de recursos es que el precio que paga el público por cualquier bien sea igual a su costo social. Afortunadamente, en Colombia el precio de venta al público es muy similar al costo de un galón de gasolina en el mercado internacional y por lo tanto el importar gasolina no tiene efectos negativos en la asignación de recursos.

Todos sabemos que la situación en Venezuela, de donde hemos importado esta solución, es muy diferente a la nuestra. En la cuna del Libertador, la gasolina ha tenido un precio muy por debajo de la del mercado internacional. Por lo tanto, el efecto de la restricción es disminuir el consumo de un bien cuya demanda es excesiva, pues su precio es inferior a su costo de oportunidad.

Si bien el costo para el país de importar un galón es muy similar al que paga el público y por consiguiente quien consume la gasolina termina pagando su costo sin causar malas asignaciones de recursos, ocurre que el balance de Ecopetrol sí se desmejora al hacer nuevas importaciones. La Empresa más grande de Colombia tiene que pagar las importaciones en su totalidad pero no recibe todo el dinero que paga el público, ya que debe transferir parte de esos recaudos al Fondo Vial.

En últimas, la decisión sobre importar o no importar gasolina es un nuevo episodio de la lucha del sector petrolero por utilizar todos los recursos que genera. La restricción hubiera sido una victoria pírrica ganada por ECOPETROL a costa de una inconveniencia general.

Afortunadamente, el Gobierno Nacional derogó el Decreto sobre restricciones al uso del vehículo particular evitando a última instancias un autogol de considerables proporciones. Contrario a lo que se pensaba a mediados de la semana anterior los pares o nones terminaron felizmente. 

lunes, 8 de abril de 1991

Las Nuevas Políticas de Vivienda

Para el columnista es muy agradable poder ver que las ideas que ha venido ventilando desde hace algún tiempo se incorporan en una política del gobierno.

El gobierno del Presidente Gaviria ha iniciado recientemente la puesta en marcha de sus programas de vivienda. Estos programas reflejan el gran cambio en el manejo del sector incorporado en la Ley 3a de 1991.

Las nuevas políticas de vivienda del actual gobierno presentan un considerable avance sobre lo que existía anteriormente. En primer lugar, el nuevo esquema de la vivienda de interés social aclara considerablemente el apoyo que está otorgando el estado. Anteriormente, era muy difícil cuantificar el monto del subsidio que estaba entregando el Estado a los adjudicatarios de las viviendas que entregaban los institutos encargados de la vivienda. Ante la dificultad en la cuantificación del subsidio otorgado por el ICT no era posible evaluar correctamente la gestión del Instituto y de las otras entidades del sector vivienda.

La falta de información sobre los resultados del ICT indudablemente contribuyó a mantener un sistema totalmente ineficiente. Aterra leer en un documento de planeación que el ICT "recupera sólo alrededor del 28% del costo económico de los recursos consumidos." El mismo documento muestra que los activos del Instituto se evaporaban en casi un 70 por ciento. En lugar de tener una cartera de 240 mil millones de pesos el ICT, para efectos prácticos el ICT podía contar con activos por solo 73 mil millones. Es increíble ver que por falta de información desaparecieron 167 mil millones de pesos sin que nadie se diera cuenta.

En segundo lugar, en la nueva política el Estado ha perdido el incómodo papel de cobrador. Ahora como el acreedor es una entidad del sector financiero con amplia experiencia en el cobro es muy probable que recupere el total de la deuda. El sistema recuperará ahora el 100 por ciento de su cartera y no el 30 por ciento que se  recuperaba anteriormente.

En tercer lugar, la oferta de las soluciones queda en manos del sector privado. Los sobrecostos incurridos por la ineficiencia del sector público se pueden eliminar en la medida en que el sector privado tome bajo su responsabilidad la construcción de las viviendas de interés social. Ahora cuando el sector privado construye las soluciones de vivienda se podrán agilizar de los lentos procesos de contratación y construcción. Las dificultades en la adquisición de terrenos daban lugar en ocasiones a sobrecostos considerables. El caso más patético de las demoras ocasionadas en la compra de terrenos es el de Ciudad Bolívar. El programa de lotes con servicios que iba a ser modelo a nivel mundial se convirtió en uno de servicios sin lotes, por cuanto los terrenos para los que se hizo el diseño fueron invadidos y no se pudo fácilmente comprar otros.


Desde esta columna le deseamos éxitos al gobierno pues consideramos que las nuevas políticas son un importante avance sobre las que  existían anteriormente. Para el columnista es muy agradable poder ver que las ideas que ha venido ventilando desde hace algún tiempo se incorporan en una política del gobierno. Es más agradable, aún,  cuando esas ideas que antes eran aceptadas por una inmensa minoría se convierten en la verdad del momento. 

lunes, 1 de abril de 1991

Plan Nacional del Transporte

Las decisiones sobre inversiones en el sector transporte tienen que tomarse dentro de un esquema de evaluación beneficio-costo.

Estos días de Semana Santa que antes se dedicaban al rezo, hoy se aprovechan para visitar a la familia o para ir a disfrutar de un clima más favorable que el de la capital. Estos viajes realizados en la temporada alta ponen de manifiesto entre otras cosas el conflicto entre los diferentes usuarios de las vías.

Al turista se le hace lo más natural que se le de preferencia y que por lo tanto se detengan los camiones que transportan las mercancías. Los transportadores, por su parte deben encontrar un poco absurda esta prohibición pues consideran que gracias a sus esfuerzos es posible abastecer las ciudades y sus habitantes. Los unos y los otros se dan cuenta en estos días de alta congestión de que el sistema vial, se le ha ido quedando pequeño al país.

El viaje de estas épocas no solo lo enfrenta a uno a las congestiones sino que además lo pone en contacto con la triste realidad que el viajar tiene su costo. A diferencia de lo que ocurría en épocas anteriores, el pago de peajes en un recorrido puede llegar a ser un poco más de la mitad de lo que se paga en gasolina.

Al volver del viaje le quedan a uno varias dudas. La primera es si realmente el país está haciendo suficientes inversiones en el sector transporte. La segunda es si los recursos que están siendo destinados al sector se están empleando en las inversiones más productivas. Finalmente, si los recursos que se están recaudando son suficientes para las inversiones que necesita el país.

El estudioso que quiere aclarar estas dudas encuentra que no existe un análisis lo suficientemente completo que permita llegar a conclusiones definitivas. Hay algunos intentos interesantes que han tratado de cuantificar el costo de las posibles inversiones requeridas para poner en práctica el nuevo modelo de desarrollo.

Si bien es un buen comienzo tratar de estimar cuales son los posibles costos, para poder llegar a una decisión, es vital conocer los posibles beneficios de estas inversiones. Las decisiones sobre inversiones en el sector transporte tienen que tomarse dentro de un esquema de evaluación beneficio-costo.

La falta de un análisis más sofisticado sobre los problemas del transporte es sorprendente cuando uno rescata en su biblioteca estudios que fueron pioneros en el mundo. No es sino ver lo que hace más de veinte años pudieron hacer los de la famosa Misión de Harvard para poder llegar a la conclusión de que es vital para el país realizar un estudio serio de planeación de transporte.

El Ministro Hommes le ha prometido al país que va a conseguir dinero para pagarles a los proveedores del Ministerio de Defensa. Ojalá le sobre una plática para que pueda realizarse pronto el tan esperado Plan Nacional de Transporte.


Con el plan de transporte, podremos despejar muchas de las dudas que nos asaltan. Sabremos cuales son las inversiones más rentables, estableceremos unas prioridades de inversión, determinaremos la mejor manera de recaudar los recursos para financiar el plan y podremos comparar las inversiones del sector con las de otros sectores igualmente importantes.