lunes, 23 de septiembre de 1991

Un programa en busca de candidato

La premisa básica para el nuevo gobierno sería NO MAS IMPUESTOS

Dentro de un mes estaremos en vísperas de elecciones. Los electores del partido liberal tendrán, no sólo que escoger entre todo un avispero para el senado y un amplio abanico para la Cámara, sino que además deberán elegir entre ocho (siete si el Doctor Mario Suárez se retira) precandidatos a la Alcaldía de Bogotá.

En este último mes los precandidatos a la Alcaldía de Bogotá van a intentar trasmitir a sus electores sus futuros programas. Como no he pensado engrosar la lista de precandidatos, quiero aprovechar esta oportunidad para exponer lo que pienso que podría ser un programa que atraiga al electorado.

Pienso que los bogotanos estamos cansados de que nuestros menguados salarios sean manejados por el gobierno distrital. En consecuencia la premisa básica para el nuevo gobierno sería NO MAS IMPUESTOS. En especial me comprometería a archivar por tres años la nefasta contribución de valorización por beneficio general. El manejo que se le está dando a la valorización es a todas luces excesivo. Es inconcebible que se diga que es necesario apelar a esta para hacer en dos años lo que de otra manera llevaría 25, cuando lo que se le debería decir al electorado es que se les va a cobrar en dos años lo que por lo general se cobraría en veinticinco.

Como diría el imitado locutor de Radio Super ¡Increíble!, qué se  aumenten los impuestos para pagar gastos, para los cuales se ha conseguido financiación del Banco Mundial. El caso de la Troncal de la Caracas es apenas una muestra del absurdo manejo que le ha dado esta administración al transporte. Por no haber seguido los procedimientos del Banco Mundial, la Troncal que era el proyecto estrella del programa, no pudo ser financiado con recursos del préstamo. Los proyectos del plan bienal tampoco podrán ser financiados con el préstamo del Banco, por cuanto la Administración ha decidido contratar el diseño y la construcción simultáneamente. Esta práctica, que se suponía archivada para siempre, es la manera más directa de encarecer las obras públicas.

En mi programa se daría énfasis a la mejora administrativa de las Empresas de Servicios Públicos. Para poder mejorar la eficiencia de las empresas, crearía un grupo que pudiera dirigir realmente a las empresas. No aceptaría que los Gerentes actuaran cada uno por su lado sin responder a unas prioridades claras. Adoptaría sin necesidad de que me lo impusieran, los contratos de gestión entre la Administración y las entidades descentralizadas.

El grupo de asesores a nivel central, modelado en la manera como operan los conglomerados bien manejados, tendría a su cargo la definición de los negocios que deberían pasar a otras manos. Por ejemplo, la construcción de nuevas hidroeléctricas se dejaría al gobierno nacional. Los fracasos en la construcción de Mesitas y Guavio son de tal magnitud, que debería convencernos de que el gobierno distrital no es bueno para estas labores. El grupo corporativo estudiaría la mejor manera de vincular capital privado para el desarrollo de las telecomunicaciones.

El programa reflejaría el sentir de los bogotanos dando prioridad al buen servicio de las instalaciones existentes. La desaceleración del crecimiento demográfico en Bogotá permite mejorar considerablemente las condiciones en que se prestan los servicios. El mantenimiento de las calles puede hacerse con los recursos existentes si se hace de una manera eficiente. Si cuando estuve en la Empresa de Energía pudimos iluminar completamente a Bogotá en quince días pienso que no sería difícil en 3 años tapar los huecos de las principales calles. Esa experiencia me mostró que cuando se unen los funcionarios, los medios y los ciudadanos para hacer algo importante, esto se puede hacer.

La seguridad de los ciudadanos tendría una alta prioridad en programa ideal. El derecho a la protección no solo debe cobijar a los funcionarios y concejales, sino que debe llegar a todos los ciudadanos. La muerte de amigos tan queridos como Hernando Loboguerrero no puede seguir ocurriendo en Bogotá. La solución no es vender el Trooper, ni permanecer encerrado en nuestros hogares, sino que debe ser una mejora real en los sistemas de seguridad.

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