lunes, 21 de octubre de 1991

El problema del costo social



El desencanto con la intervención del gobierno ha dado una nueva vida a las conclusiones derivadas del trabajo de Coase.

Siguiendo el consejo de un amigo, me abstuve este año de hacer pronósticos sobre el posible ganador del premio Nobel de Economía. Afortunadamente, no recicle mi acostumbrada columna de la segunda semana de octubre de los dos últimos años, en donde he dado la lista de mis favoritos para tan codiciado galardón, pues en ella no aparecía el Profesor Ronald Coase de la Universidad de Chicago.

En adelante voy a concentrarme en pronósticos sobre el desempeño de la economía colombiana, campo en el que he tenido más éxitos que en las predicciones sobre el premio Nobel de economía. En una próxima columna pienso presentar mis estimativos sobre el crecimiento de la economía colombiana que indudablemente van a poner muy contento al Doctor Hommes. Mis estimativos muestran, que si bien el plan del Ministro de Hacienda no logró bajar la inflación, tampoco tuvo efectos demasiado negativos en la producción. El 91 parece que va ser similar al promedio de los últimos diez años.

Aunque el Profesor Coase no estaba entre mi lista de favoritos, sus contribuciones al avance de la ciencia económica han sido muy importantes. Sin lugar a dudas, el artículo que lleva el nombre de esta columna es el trabajo más citado del laureado por la Academia Sueca. Este artículo, aparecido en el Journal of Law and Economics en 1960, se originó en un trabajo sobre la regulación de la televisión y la radio.

A pesar de la importancia de los trabajos de Coase, es muy probable que muy pocos economistas hayan leído la versión original de los trabajos del ilustre Profesor. Como suele ocurrir, los trabajos pioneros requieren muchas veces de interpretaciones al alcance del profesional común y corriente. El estudiante de economía aprende de la existencia del llamado teorema de Coase en los libros intermedios de microeconomía. Es mucho más fácil recordar que la principal contribución del premio Nobel es haber demostrado "que en un mundo con cero costos de transacciones, el comportamiento maximizador de riqueza de los individuos toma en cuenta los efectos externos", que leerse el artículo original de 45 páginas.

El mundo académico americano acostumbrado a realizar sus discusiones en términos matemáticos tuvo muchas dificultades para asimilar los hallazgos de Coase. Un artículo de esa extensión, en el que no aparecen fórmulas complicadas, no atrajo a los jóvenes académicos americanos. Esto, combinado con la ideología intervencionista predominante en los sesentas, hizo que las enseñanzas de Coase no se difundieran más allá del campus de la Universidad de Chicago.

El desencanto con la intervención del gobierno ha dado una nueva vida a las conclusiones derivadas del trabajo de Coase. El problema de la contaminación en un mundo en que el costo de las transacciones es muy bajo se puede resolver sin intervención del gobierno. Por ejemplo, en el caso ideal en que no hubiera costos de transacciones, los ríos podrían ser de propiedad privada y el mercado asignaría de manera óptima el uso del río. Las empresas contaminantes y los dueños del Río Bogotá podrían llegar a la mejor solución sin ninguna intervención del estado. Más aún, la solución sería la misma independientemente de quien sea el propietario del Río. En este mundo ideal la industria contaminante encontraría justificable cerrar su producción, si con ello lograra un mayor valor por el agua no contaminada.

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