lunes, 13 de abril de 1992

Llegó la estanflación

Los teóricos comenzaron a plantearse explicaciones del fenómeno que les permitiera sugerir recomendaciones de política económica que aliviaran esta dolorosa situación de inflación con desempleo.

La primera crisis del petróleo de 1973 no sólo afectó la economía mundial, sino que también tuvo importantes impactos en la ciencia económica. Hasta esa fecha se pensaba que las altas tasas de inflación estaban asociadas con bajas tasas de desempleo. La ocurrencia simultánea de altas tasas de inflación y desempleo causadas a nivel mundial por la crisis del petróleo, puso a comentaristas y académicos a buscar explicaciones.

Los comentaristas decidieron que lo más importante era buscar un término que describiera el nuevo fenómeno. Para eso usaron la técnica utilizada por los criadores de caballos de pura sangre, de poner como nombre del potro una mezcla de los nombres del padre y de la madre. De esta manera, surgió el nombre de estanflación para describir la ocurrencia simultánea de un estancamiento y de la inflación.

Los teóricos comenzaron a plantearse explicaciones del fenómeno que les permitiera sugerir recomendaciones de política económica y, que aliviaran esta dolorosa situación de inflación con desempleo. Las naturaleza misma del fenómeno y las soluciones eran objeto de amplio debate. No existía un consenso sobre el tema. Por esa época, en los exámenes a los candidatos al Ph. D. de las mejores universidades americanas se incluyeron preguntas en las que se planteaba el fenómeno y se pedían soluciones a dicho problema.

Como fruto de ese análisis surgieron importantes reformulaciones de los principales modelos vigentes. Se entendió que era muy importante distinguir entre perturbaciones causadas por aumentos en la demanda y, las que ocurrían como consecuencia de los cambios en la oferta. Se concluyó que los resultados eran muy diferentes para los dos casos. Cuando la perturbación se debía a cambios en la demanda, como por ejemplo los que se daban por variaciones en la política, fiscal y monetaria, existía el famoso intercambio entre inflación y desempleo. Por el contrario, cuando la perturbación afectaba primordialmente el lado de la oferta como era el caso del "shock" petrolero, ocurría la estanflación. 

El descubrimiento de la medicina adecuada para manejar los fenómenos de la estanflación asociada con la primera crisis del petróleo llegó un poco tarde pues algunos de los pacientes tuvieron que padecer remedios que muchas veces resultaron peores que la enfermedad. Cuando ocurrió la segunda crisis del petróleo los países avanzados tenían más claras las posibles soluciones. Los que consideraban importante mantener un nivel de precios estables, por ejemplo Japón y Alemania, optaron por políticas monetarias y fiscales restrictivas. Por el contrario, algunos países decidieron acomodar la situación contrarrestando los efectos recesivos causados por los altos precios del petróleo, mediante una expansión de la demanda agregada.

Las experiencias del manejo de las crisis del petróleo son invaluables para poder tomar decisiones en estas épocas de racionamiento eléctrico. El racionamiento eléctrico es sin lugar a dudas un choque de oferta tan traumático, o más, que el causado por los jeques árabes en 1973 y 1979. Nuestras opciones de manejo económico están centradas en ver si continuamos con una política restrictiva que nos elimine las expectativas inflacionarias, o si por el contrario aceptamos el aumento de precios y lo validamos mediante políticas monetarias y fiscales estimulativas.

El racionamiento eléctrico entra entonces como un actor nuevo en las discusiones de política fiscal. El Ministro de Hacienda tiene que preguntarse si en estas circunstancias es necesario frenar la economía, o si más bien, se requiere un estímulo adicional que compense los autogoles que le metieron los encargados de la política energética de la Administración Barco y de la actual.


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