lunes, 27 de julio de 1992

El sector estrella

Dada la importancia del programa de vivienda y la coyuntura favorable por la que está pasando el sector de la construcción, es necesario redoblar el esfuerzo necesario para romper las barreras institucionales que han impedido un verdadero despegue de la nueva política de vivienda.

Dentro del triste panorama económico, la construcción de vivienda es, sin duda, el sector de mejor desempeño. Las causas de este auge en el sector de la vivienda son múltiples. En primer lugar, la baja en las tasas de interés hace muy atractivo la inversión en vivienda. Los costos financieros de la construcción de vivienda que representan una fracción importante de los costos se han visto reducidos por la baja en las tasas de interés. Adicionalmente, la baja en las tasas de interés y en la correción monetaria ha conducido a la reducción en el valor de las cuotas que tienen que pagar los compradores de vivienda. 

En segundo lugar, cuando la tasa de interés se coloca por debajo de la tasa de inflación se vuelve muy atractivo convertir los ahorros en bienes durables como los vehículos y las viviendas. En tercer lugar, los recursos que regresaron al país como consecuencia de las altas tasas de interés y de las amnistías tributaria y cambiaria, encontraron en la vivienda una buena alternativa. Finalmente, ante las expectativas de revaluación imperantes durante el último año, la demanda se ha desviado hacia los bienes no transables y entre éstos hacia la vivienda.

Desafortunadamente, el auge en la construcción de vivienda se ha concentrado en los rangos medios y altos sin haber llegado a los estratos de más bajos ingresos. Los ambiciosos proyectos del gobierno para la vivienda de interés social no se han podido cumplir como consecuencia de la escasez de planes adecuados y de limitaciones institucionales. En efecto, tanto las cajas de compensación, como el Inurbe y la Caja Agraria no han podido otorgar los subsidios contemplados en los planes del gobierno.

Las Corporaciones de Ahorro y Vivienda, que hasta junio habían venido cumpliendo con las metas de colocaciones en vivienda de interés social, comienzan a presentar problemas en el cumplimiento de dichas metas lo que hace temer que el revolcón social en el campo de la vivienda no se va a poder cumplir.

Dada la importancia del programa de vivienda y la coyuntura favorable por la que está pasando el sector de la construcción, es necesario redoblar el esfuerzo necesario para romper las barreras institucionales que han impedido un verdadero despegue de la nueva política de vivienda.

La disminución de los trámites burocráticos a que se ven enfrentados los constructores es un paso importante. Los cambios introducidos en el proceso de aprobación de las licencias por el anterior Ministro de Desarrollo son un magnífico ejemplo de lo que debe hacerse para disminuir los interminables plazos que aumentan  innecesariamente los costos de construcción de la vivienda.

El gobierno no sólo debe disminuir los trámites en las empresas de servicios públicos sino que también debe aprovechar el auge de la construcción para hacer un cambio en la utilización de los diferentes energéticos. Por ejemplo, si la masificación del uso del gas se acelera y se incentiva su uso en las nuevas construcciones, se puede en breve tiempo reducir el uso de la energía eléctrica en la cocción de alimentos y en el calentamiento de agua, lo cual llevaría a una reducción considerable de la demanda de energía eléctrica que contribuiría a una solución del problema que afronta el país en este sector.

martes, 21 de julio de 1992

Un Ministerio con mucho Trabajo

Dentro del campo laboral uno de los problemas más difíciles y que es necesario abocar de inmediato es el de la Seguridad Social. La triste realidad es que existe un desbalance entre los ingresos y los gastos del Seguro.

El gobierno Gaviria comienza a recibir el sol en las espaldas con un país en estado de conmoción por los problemas presentados por las reformas en los códigos y con nuevas caras en los Mercedes blindados. Sin lugar a dudas, uno de los ministerios claves en esta segunda etapa será el de Trabajo. Luis Fernando Ramírez el nuevo Ministro llega con una brillante hoja de servicios para reemplazar al Doctor Francisco Posada de la Peña, sin lugar a dudas uno, de los ministros estrella del anterior gabinete.

Dentro del campo laboral uno de los problemas más difíciles y que es necesario abocar de inmediato es el de la Seguridad Social. La triste realidad es que existe un desbalance entre los ingresos y los gastos del Seguro. Los ingresos no están alcanzando a cubrir los gastos. Los gastos en salud son superiores a las cotizaciones y los pagos por pensiones comienzan a superar los recaudos correspondientes a este rubro.

La dinámica Directora del Seguro ha venido abogando, desde hace más de un año, por un aumento en las cotizaciones como solución de los problemas financieros de su institución. Con el fin de vender la idea del aumento en las cotizaciones, el Seguro ha venido publicando una serie de avisos en los que se proclaman las mejoras que se han introducido en esta Administración.

El aumento buscado por la Doctora Cecilia López ha encontrado resistencia en el Ministro Hommes, pues éste ha considerado que un aumento en las cotizaciones podría interferir la discusión y aprobación de la reforma tributaria y además ser un obstáculo en la lucha contra la inflación.

Los problemas financieros del seguro se pueden resolver subiendo la cotización, tal como lo ha venido sugiriendo la Directora, o a través de reducciones en los gastos o bien mediante una combinación de estas dos posibilidades. La reducción de gastos resulta bien atractiva pues a pesar de las mejoras que se han realizado en el Seguro, todavía existen muchas ineficiencias.

El sistema de información del Seguro Social, sin lugar a dudas, necesita cambios drásticos. Mi experiencia con el Seguro me ha mostrado que el sistema de facturación deja mucho que desear. He tenido que padecer problemas que tienden a prolongarse eternamente. Lograr que me arreglaran un problema de sobrefacturación requirió de más de seis meses. Un pago realizado a comienzos del año no ha sido registrado. Fuera de haber tenido que pagar dos veces me han cobrado intereses de mora que he tenido que cancelar.

Parece lógico pensar que si el Seguro no tiene un control muy bueno sobre sus recaudos, los aumentos en las cotizaciones pueden no representar un verdadero aumento en los beneficios. Estos aumentos pueden terminar refundidos y acreditados a otros más afortunados.

Me aterra pensar en la suerte de los pensionados y de la cantidad de vueltas que deben cumplir para poder gozar de su bien ganada pensión. Demostrar que uno realmente ha cotizado al Seguro me parece una tarea imposible de cumplir con los sistemas de información existentes en el Seguro.

La solución obvia y que ya se ha ensayado en otros países es obligar al Seguro a llevar cuentas individuales y a publicar por lo menos dos veces al año el estado de dichas cuentas. Los extractos deberían indicar lo cotizado en cada una de las empresas en que se ha trabajado para que el usuario pudiera hacer las correcciones con tiempo, mucho antes de estar en vísperas de pensión.

Fuera de mejorar el sistema de información es necesario hacer cambios radicales en el Seguro. La edad de pensión es hoy en día demasiado baja y en consecuencia el valor actuarial de las pensiones es demasiado alto. Las sustituciones pensionales implican costos insostenibles que discriminan en contra de familias en las que los dos cónyuges trabajan. Finalmente, es necesario dar mayor participación al sector privado. Las clases medias y altas tienen que complementar los pagos pensionales del Seguro Social con unos ahorros manejados por fondos de pensiones privados.

Le deseamos muchos éxitos al Doctor Ramírez en su difícil tarea y ojalá pueda llevar a la práctica cambios importantes en el sistema de pensiones de Colombia.

lunes, 13 de julio de 1992

Los economistas y el IVA

 Si para el Director de Impuestos lo importante es establecer un control sobre el contribuyente, para el economista lo importante es saber quien se ve afectado en definitiva por el impuesto.

 Los economistas tienden a enfocar el tema tributario desde un punto de vista muy diferente al del encargado de recolectar los impuestos. Para el economista lo más importante de un tributo es el impacto que causa en la economía y no tanto el monto del recaudo; para el alcabalero, por el contrario, es el monto recaudado y lo de menos es el efecto que puede tener este impuesto en el comportamiento del sufrido contribuyente.

Si para el Director de Impuestos Julio Roberto Piza lo importante es establecer un control sobre el contribuyente, para el economista lo importante es saber quien se ve afectado en definitiva por el impuesto. Un ejemplo de actualidad puede ilustrar la diferencia de enfoques. El Impuesto al Valor Agregado se considera como un impuesto a las ventas y, por lo tanto, se supone que el que debe pagarlo es el comprador. Los proveedores de bienes y servicios actúan únicamente como unos recaudadores ad-honorem que cobran el IVA y que, después de descontar lo que ellos han pagado, deben consignar lo recaudado cada dos meses en un Banco.

Para el economista la cosa no es tan sencilla. En algunos casos en los que los consumidores tienen alternativas no gravadas, quien finalmente paga es el productor, pues para conservar los clientes debe disminuir el precio que cobra. En el caso más general, la carga tributaria se divide entre el productor y el consumidor y por lo tanto los nuevos tributos no afectan sólo a los consumidores.

Si analizamos lo ocurrido en la discusión de la reforma, en la que los mayores opositores a los aumentos del IVA fueron los gremios económicos, es posible concluir que la realidad se asemeja bastante al punto de vista de los economistas. Sin embargo, este mejor conocimiento del efecto de los impuestos, no se tradujo en una oposición a la extensión del IVA a sus servicios profesionales. Fueron mucho más hábiles los médicos y odontólogos que lograron mantener sus honorarios por fuera del alcance de la nueva reforma tributaria.

A partir del primero de julio los economistas van a tener que sufrir en carne propia la extensión del IVA a los servicios profesionales. No solo verán disminuidos los ingresos de sus empresas por efecto del nuevo tributo, sino que además tendrán que cargar con el peso administrativo del manejo del IVA.

Este contacto directo de los economistas con los burócratas que manejan el IVA, va servir para que se pueda apreciar el calvario que tienen que padecer los comerciantes e industriales cada dos meses. El impacto en las compañías que entran a recaudar el IVA ha sido bastante dramático, pues el Director de Impuestos valiéndose de viejos trucos burocráticos está tratando de poner a funcionar la extensión del IVA a partir del primero de julio.

El Gobierno pretende que el público tenga una capacidad que envidiaría el mismo Superman, de poder leer algo antes de su publicación. Solo un burócrata de tiempo completo, puede pensar que un cambio tan importante como la extensión del IVA pueda comenzar a ejecutarse al día siguiente de la "publicación" de la Ley.

El impacto de este cambio puede llegar a ser muy grande. Algunos profesionales están pensando en este momento en cerrar las firmas y trabajar como profesionales independientes pues encuentran que como firma no van a poder competir con otros colegas que por actuar como individuos no requieren cobrar el IVA.

Parodiando a Clemenceau, quien dijo que la guerra era un asunto demasiado importante para dejarlo en manos de los militares, ahora podríamos decir que los impuestos son algo muy serio para dejarlo en manos de los directores de Impuestos. El ciudadano tiene que preocuparse mucho más por el curso de la reforma tributaria, pues el efecto en su vida es hoy en día muy importante. Los avances hechos en el campo de la simplificación en materia tributaria se han venido perdiendo en las últimas reformas y cada día es más difícil para el ciudadano cumplir con sus obligaciones con el Estado.

lunes, 6 de julio de 1992

La inflación sigue alta; los intereses bajos

Ni el Ministro de Hacienda en el 91, ni la Junta Directiva del Banco de la República en el 92, han podido controlar la inflación.

A mitad del año la inflación llegó a casi el 18 por ciento. Si se mantuviera el mismo ritmo durante el segundo semestre, la inflación podría llegar al 38.7 por ciento al final del año. La posibilidad de cumplir este año la tan anhelada meta del 22 por ciento parece muy remota. 1992 será otro año de frustración en el combate de la inflación. Ni el Ministro de Hacienda en el 91, ni la Junta Directiva del Banco de la República en el 92, han podido controlarla. 

Si en el 91 el Ministro de Hacienda apeló a todo un arsenal de medidas para manejar el crecimiento de los medios de pago, en el 92 se decidió dejar de controlar el crecimiento de los medios de pago. concentrándose más bien en el control de las tasas de interés. Las Autoridades Monetarias pensaron que al mantener unas tasas de interés bajas se reduciría considerablemente la entrada de los capitales golondrinas causante del crecimiento desmesurado de los medios de pago en el año anterior.

El control monetario se ha descuidado con la peregrina idea de que en una economía abierta no es necesario preocuparse por el crecimiento de los medios de pago, pues no existe una relación muy estrecha entre el dinero y la inflación. Desafortunadamente, la realidad es más compleja de lo que piensan nuestras autoridades monetarias. La disminución de las tasas de interés por debajo de las tasas de inflación tiene un efecto importante en la reactivación de la inflación. Cuando el valor de la tasa de interés que reciben los ahorradores es inferior a la tasa de inflación se vuelve buen negocio comprar bienes en lugar de colocar los ahorros en el sistema financiero.

Un ejemplo sencillo muestra el efecto perverso que tiene mantener unas tasas de interés por debajo del nivel de inflación. Si alguien tiene un excedente de 325 mil pesos puede comprarse un segundo televisor o guardar su dinero en una corporación para comprarlo un año más tarde. Si lo compra ahora, tendrá el televisor y podrá ver los juegos olímpicos, si por el contrario espera un año es muy probable que no pueda comprarlo. El televisor valdrá 416 mil pesos mientras que el saldo en la corporación será de apenas 390 mil pesos. Es claro que el comprador hará un buen negocio, pues además de tener un año de disfrute, tendrá 26 mil pesos más que el que le confió sus ahorros al sistema UPAC. El auge de la construcción se explica, así mismo, por esta discrepancia entre los retornos diferenciales en el sector financiero y en el mercado de los bienes.

Sin embargo, la protección que dan los bienes a los excesos de liquidez no es perfecta. La viudas y jubilados que viven de sus  ahorros no pueden protegerse comprando televisores o apartamentos. Los que viven de sus rentas necesitan un instrumento de alta liquidez y seguridad. Los sonados casos de Furatena, de los Picas y de los Pombos, han mostrado que la desintermediación finaciera es un juego bastante peligroso que mucha gente, hoy en día, no está dispuesta a jugar.

El gobierno, ahora que inicia el segundo tiempo con nueva alineación, tiene que hacer ajustes en la política de tasas de interés. Debe convencerse que la tasa de interés no puede ser un objetivo final sino que, más bien debe tomarse como una meta intermedia en la lucha contra la inflación. Persistir en unos niveles muy bajos en la tasa de interés con el fin de eliminar los flujos de capitales, puede ser contraproducente si esto aumenta las expectativas inflacionarias.