martes, 19 de octubre de 1993

El año de los cliometristas

La academia sueca ha reconocido la monumental labor de dos historiadores económicos norteamericanos.

La Academia sueca distinguió con el Premio Nobel a dos destacados economistas americanos. Douglass North y William Fogel ganaron el codiciado galardón por sus importantes trabajos en el campo de la historia económica. Los trabajos de los dos profesores americanos se ha distinguido por la utilización de los métodos matemáticos y estadísticos en el estudio de la historia.

La nueva historia económica cuyos representantes más importantes son los ilustres ganadores del Nobel 1993 ha sido objeto de notables controversias. Aunque muchos historiadores económicos se han mostrado bastante escépticos sobre la utilidad de los métodos matemáticos en la historia, hoy en día la importancia de estas técnicas ha sido reconocida universalmente.

El debate sobre la relevancia de utilizar las técnicas matemáticas y estadísticas también se dió en nuestro país. En efecto, los historiadores económicos tradicionales tuvieron un fuerte debate a finales de los setenta con William McGrevey, tal vez el más caracterizado exponente de la utilización de las técnicas cuantitativas al caso colombiano.

Los debates entre los partidarios y opositores de la nueva historia económica, fuera de tener importantes aspectos metodológicos muchas veces tuvieron también una clara connotación ideológica. Para muchos los hallazgos de los cliometristas resultaron bastante reaccionarios en parte porque aportaban nuevos elementos de juicio sobre problemas que se habían decidido más con el corazón que con el cerebro.

El trabajo del Profesor Fogel, Tiempo en la Cruz o el análisis económico de la esclavitud negra de los Estados Unidos, escrito con Stanley L. Engerman, es un ejemplo de lo anterior. Hasta antes de Fogel, se suponía que la institución de la esclavitud había desaparecido porque ya no era eficiente y no cumplía con su función económica. Los descubrimientos de Fogel fueron sorprendentes. En su libro el Profesor Fogel muestra diez de las principales correcciones sobre la caracterización de la economía esclava de los Estados Unidos.

Para ilustración de nuestros lectores y como una muestra de los temas tratados reproduciremos las primeras cinco. La primera corrección mencionada en el libro de Fogel y Engerman no que no debería sorprender a ningún economista es que la esclavitud no era un sistema sostenido irracionalmente por los dueños de las plantaciones que dejaban de percibir a sus mejores intereses económicos. La segunda corrección señalaba que el sistema esclavista no se encontraba moribundo al comenzar la guerra civil americana. En tercer lugar se mostraba que los dueños de los esclavos no estaban preocupados por el futuro de su sistema en la década que precedió a la guerra civil. La cuarta corrección que se destaca en el libro es que la agricultura esclavista no era menos eficiente que la agricultura que utilizaba trabajadores no esclavos. En quinto lugar se muestra que el esclavo típico no era perezoso, inepto ni improductivo. En promedio era más camellador y eficiente que su contraparte de color blanco.


Al revisar nuevamente el libro de Fogel y Engerman no puede uno menos de maravillarse ante el trabajo monumental de los nuevos historiadores económicos. Ojalá esta distinción inspire a los economistas colombianos a escudriñar nuestro pasado. 

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