lunes, 28 de febrero de 1994

Autocrítica de la autoridad monetaria

Parece claro que cualquier intento de bajar el nivel de las reserves internacionales deberá venir acompañado de una baja en la tasa de interés, y tenderá a producir una devaluación  real del peso

El Banco de la República se ha pronunciado recientemente sobre el nivel de reservas internacionales.  Considera el Banco Emisor que el nivel actual está por encima de las necesidades del país y que por lo tanto sería conveniente tratar de ir disminuyendo su monto hasta niveles más de acuerdo con las necesidades del país.

Esta actitud de las autoridades económicas ante el nivel de reservas es relativamente reciente.  Los que tienen buena memoria se deben acordar que hace algún tiempo el nivel de las reservas internacionales se consideraba como un indicador de la bondad de la política económica.  El Presidente de la República, el Gerente del Banco Central y el Ministro de Hacienda estaban prontos a señalar cada aumento en las reservas internacionales como uno de sus principales logros en el campo de la política económica.  Únicamente en épocas de bonanzas, cafetera, marimbera o petrolera se dejaba de considerar como algo meritorio el aumento en el nivel de las reservas internacionales.

El hombre de la calle nunca entendía cómo era posible que lo que se consideraba en un momento dado como el mejor indicador del nivel de bienestar de un país se pudiera convertir de un momento a otro en el causante de los mayores males.  Los comentaristas trataban de explicar que [as reservas internacionales se deberían tratar más bien como el licor que tomado con mesura podía llevar a una mayor euforia pero tomado en exceso puede dar lugar a resultados indeseables.

La idea de la Junta Directiva del Banco de la República de adoptar una política activa sobre el nivel de reservas internacionales es interesante pues está mostrando al público que esta variable será de ahora en adelante uno de los principales objetivos de política económica.  Podemos esperar que la Junta Directiva del Banco de la República estará atenta a actuar sobre las variables a su disposición para lograr que las reservas internacionales se sitúen en lo que podríamos llamar a un nivel óptimo.

Ante las dificultades que ha tenido el Banco de la República en el control de los medios de pago muchos podrían pensar que esta materia podría ser igualmente difícil de cumplir.  Los que piensan que el nivel de reservas se debe principalmente a unos deseos poco racionales de algunos acaudalados colombianos podrían apostar a que el Banco' de la República tampoco podría cumplir sus metas relacionadas con el nivel de reservas.

Sin embargo, los que han aprendido su economía en los escritos del Fondo Monetario Internacional pensarán que es mucho más razonable escoger como una meta de política económica el nivel de reservas que el crecimiento de los medios de pago.  Para ellos, cuando hay una alta movilidad de capitales y cuando se tiene una tasa de cambio fijo la política monetaria se torna en una variable endógena, o sea que no puede ser controlada por la Autoridad Monetaria.  En estas circunstancias, en las que los medios de pago se rehusan a seguir la trayectoria deseada por la Junta Directiva, lo único que se puede controlar es la manera en que el crecimiento de los medios de pago se traduce en un aumento en las reservas 0 en un aumento del crédito doméstico.  Si el Banco de la República suelta el crédito, las reservas disminuyen; si por el contrario nuestra Autoridad Monetaria decide restringir el crédito doméstico, la consecuencia lógica es el crecimiento de las reservas internacionales.

Para los seguidores del Organismo Internacional con sede en Washington, el reconocimiento de que las reservas internacionales están muy altas es ni más ni menos que un sano ejercicio de autocrítica de la Junta Directiva del Banco en el que se arrepienten de haber restringido el crédito.  Estos devotos de la escuela de Washington estarán pensando que el anuncio del Banco de la República es un indicador de que la política crediticia futura será mucho más generosa, pues seria la única manera de reducir el nivel de Reservas internacionales.

Sin entrar a tomar partido por la posición extrema, lo que parece claro es que cualquier intento de bajar el nivel de las reservas internacionales deberá venir acompañado de una baja en la tasa de interés, y tenderá a producir una devaluación real del peso.  Si esto se da, la economía colombiana podría mantener su ritmo de crecimiento por un año más.


lunes, 21 de febrero de 1994

Bogotá Miami Caracas

La experiencia amarga de los efectos de una devaluación en Venezuela debería mantenernos alerta para tratar de tomar medidas remediales necesarias para evitar un impacto negativo en nuestra economía.

Es interesante comparar la situación cambiaria colombiana con la venezolana.  En Colombia, al menos por el momento, la gran mayoría de los analistas piensa que el precio del dólar es alto y que, en consecuencia es probable que en el futuro su precio tienda a disminuir.  Además, como el diferencial de tasas de interés hace atractivo endeudarse en el exterior, los mismos analistas prevén una entrada de capitales que, sin lugar a dudas, influiría en acentuar la tendencia a la baja del dólar en Colombia.

La situación en Venezuela es marcadamente diferente.  El precio del dólar está muy bajo, todos están interesados en convertir sus ahorros a una moneda dura.  Muchos de los venezolanos están buscando financiación local para poder comprar los dólares cuyo precio están esperando que suba.  Por tanto, la especulación en contra del bolívar cada día es más fuerte y la pregunta que se hacen no es tanto si habrá una devaluación, sino más bien la inquietud se centra en la fecha y en el monto de la devaluación.

El reciente retiro de algunos inversionistas venezolanos del mercado colombiano puede interpretarse como una señal de que la devaluación se acerca.  Los pesos parecen estar saliendo para los Estados Unidos vía Miami para un eventual regreso a Caracas.  Los inversionistas venezolanos están interesados en mantener activos en dólar, que no sólo son más líquidos, sino que al mismo tiempo quedan protegidos de cualquier repercusión de la devaluación venezolana en la economía colombiana.

La importancia de mantener una alta liquidez en momentos de una crisis cambiaria es bastante obvia.  Cuando se da una devaluación real de la moneda los activos denominados en moneda local sufren una considerable pérdida de valor.  El tener la platica lista puede ayudar a conseguir verdaderas gangas.  Los capitales que podríamos apodar buitres, están dispuestos a hacer su agosto en todos los sitios donde ha habido una fuerte devaluación.  Estos arriesgados inversionistas han logrado importantes ganancias comprando propiedades en Palermo después de una devaluación en Argentina y en Punta del Este después de una devaluación en Uruguay.

El riesgo de que en Colombia suframos un coletazo de la devaluación venezolana no es trivial. La experiencia vivida en Cúcuta en el 82, cuando el bolívar sufrió una importante devaluación es recordada por muchos de los que sufrieron las consecuencias de este evento económico.  El impacto en la frontera colombo venezolana se fue extendiendo poco a poco por todo el territorio.  Primero fueron los comerciantes de Cúcuta, más tarde los proveedores en Bucaramanga, hasta que todo el país sintió el efecto.  El efecto de la devaluación en la producción se vio magnificado por el flujo de retorno de antiguos inmigrantes a Venezuela.  La devaluación del bolívar en presencia de un marcado desequilibrio fiscal y cambiario, sin lugar a dudas, nos puso ante la penosa alternativa de devaluar aceleradamente en el año 85.

Aunque mucho va del 82 al 94 en materias de desequilibrio macroeconómico, la experiencia amarga de los efectos de una devaluación en Venezuela debería mantenemos alerta para tratar de tomar las medidas remediales necesarias para evitar un impacto negativo en nuestra economía.  El gobierno y la Junta Directiva del Banco de la República deberían estar vigilantes para actuar de manera rápida y eficaz y asegurar que est administración termine bien en el campo económico.