martes, 12 de diciembre de 1995

Tasas de Cambio Fijas o Flexibles

La coexistencia de dos sistemas de cambio, ha obligado a los economistas a estudiar las implicaciones que tienen las políticas monetaria y fiscal para cada uno de ellos.

A comienzos de 1970 se discutió mucho si era más conveniente mantener un sistema de tasas de cambio en las que el Banco Central interviniera o si, simplemente sería mejor dejar que las fuerzas del mercado determinaran el precio de las divisas.

En esa ocasión, el Profesor Milton Friedman fue uno de los principales defensores de adoptar un sistema de tasas de cambio flexibles. Para ello dió una serie de argumentos, que sin lugar a dudas contribuyeron a convencer a los encargados de la política económica a nivel mundial.

Los argumentos teóricos en favor de un sistema de cambios flexibles, unidos a las perturbaciones de comienzos de los setentas, llevaron al abandono del sistema de Bretton Woods vigente desde el final de la segunda guerra mundial. Los países industrializados han mantenido en los últimos quince años, un sistema en el que las autoridades monetarias y cambiarias prácticamente no intervienen en el mercado de las divisas.

La experiencia con el sistema de tasas de cambio variables ha sido positiva, pues ha servido para absorber los efectos de grandes perturbaciones externas sin consecuencias muy negativas en las economías de los países industrializados. Sin embargo, la experiencia también ha mostrado que el sistema de cambios flexibles no puede ser adoptado por los países pequeños, pues en mercados de tamaño reducido no es posible desarrollar instrumentos que permitan cubrir los riesgos inherentes en variaciones no previstas de la tasa de cambio.

La coexistencia de dos sistemas de cambio, uno de tasas de cambio fijo para países pequeños, y otro de tasas de cambio flexible ha obligado a los economistas a estudiar las implicaciones que tienen las políticas monetaria y fiscal para cada uno de los dos regímenes.

Las conclusiones de este análisis son bien importantes, sobre todo cuando se considera la existencia de los capitales golondrinas que vuelan hacia el país donde el retorno es más alto. En estos casos, la conclusión es que en un sistema de cambios fijos la política monetaria es impotente para cambiar el nivel de la actividad económica doméstica. Por otra parte, en un sistema de tasas de cambio fijo, la política fiscal se torna impotente para estabilizar la economía.

La experiencia de la impotencia de las autoridades monetarias en la Administración Gaviria para controlar la economía colombiana, corrobora que el análisis realizado por los buenos macroeconomistas también se aplica en el trópico.

martes, 28 de noviembre de 1995

El ahorro y la apertura

El análisis de lo ocurrido en los Estados Unidos al terminar la segunda guerra mundial puede ayudar a explicar la disminución del ahorro ocurrida en Colombia después de la apertura.
Uno de los principales problemas de la economía colombiana es la insuficiencia del ahorro privado que ha ocasionado un incremento considerable del endeudamiento externo del sector privado. Los analistas han tratado de encontrar las causas de la disminución significativa del ahorro privado y muchos de ellos se han declarado incapaces de encontrar una explicación satisfactoria.

Con el fin de dar un poco de luz que pueda aclarar este enigma, es conveniente mirar algunos casos en los que se presentó un fenómeno similar. A nivel mundial es famoso lo ocurrido en los Estados Unidos al finalizar la segunda guerra mundial. Como lo enseñan los libros de texto, una vez finalizada la segunda guerra mundial, los Estados Unidos tuvieron un notable auge económico en el que el consumo se disparó de manera notable. Los veteranos no solo volvieron a las universidades en forma masiva, sino que gastaron sus ahorros en los automóviles y viviendas que no habían estado disponibles por mucho tiempo. El aumento de la demanda unido a una recomposición de la oferta de bienes y servicios llevaron a la economía a un período de prosperidad basado en una explosión del consumo de bienes durables.

Para explicar este gran aumento del consumo los investigadores económicos norteamericanos ponen de presente que es necesario distinguir entre las compras de bienes durables y el resto de los bienes. La compra de los bienes de consumo durable debe ser considerado como una inversión de los hogares y por lo tanto sus determinantes tienen que ver con condiciones de más largo plazo. El costo relativo de los bienes durables, las condiciones financieras como la disponibilidad y el costo del crédito, las expectativas económicas tienen que ver con la decisión de si se compra el automóvil hoy o si se espera hasta el año entrante para reemplazarlo.

Al igual que ocurre con la inversión de las empresas, la compra de los bienes durables depende del acervo existente en los hogares. Las familias con fortunas establecidas desde hace tiempo nunca son tan buenos clientes como los nuevos ricos que buscan comprar en muy poco tiempo lo que sus contrapartes han tenido por generaciones. La pobre dotación inicial de los hogares americanos al final de la segunda guerra mundial, debida al desplazamiento de la producción de armamentos, es una de las explicaciones mas plausibles de la bonanza de consumo ocurrida en los Estados Unidos. 

A la luz de las observaciones anteriores las explicaciones de la bonanza del consumo ocurrida después de la apertura parecen bastante claras. En primer lugar, el modelo de substitución de importaciones dejó al país con un deseo insatisfecho de bienes durables. Las dotaciones de bienes durables de los hogares colombianos eran muy inferiores a las asociadas con su nivel de ingreso. El boom del consumo se explica entonces en buena parte por el paso de una economía  de guerra a una economía normal. Se puede decir entonces que el consumo después de la apertura no debe ser considerado como anormalmente alto sino más bien que el consumo antes de la apertura era anormalmente bajo. Más aún, el fenómeno del auge del consumo se controla a sí mismo pues es de carácter temporal. Los hogares una vez que lleguen a su nivel deseado de existencias dejan de comprar bienes durables y vuelven a contar con excedentes para invertir en  los negocios.

En segundo lugar, el cambio en el entorno económico ocasionado por las aperturas influyó de manera positiva en el consumo de bienes durables. La disminución de aranceles, la revaluación de la moneda, el aumento en la liquidez ocasionada por la reforma cambiaria y financiera y la amnistía tributaria que incentivo la traída de dólares, así como el pago de indemnizaciones a los trabajadores impulsan de manera importante la compra de bienes durables. Al igual que lo analizado anteriormente, el impacto favorable del entorno económico originado en la apertura  ocurre por una sola vez. Los aranceles no pueden seguir bajando permanentemente, como tampoco la moneda puede seguir revaluándose todos los días. Los que trajeron sus ahorros del exterior no pueden volverlos a traer. 

Sin querer decir que esta es la explicación del enigma que ha mantenido desvelados a destacados  investigadores, si se puede decir que el problema tiende a resolverse por si solo, pues lo que hemos observado en estos años Post-apertura es el desplazamiento de la economía a una nueva posición de equilibrio. Durante este período de transición el consumo de bienes durables ha sido  uno de los principales estimulantes de la economía que ha tenido que pagarse con una disminución temporal del ahorro de la economía. 

El tratar de solucionar tardía e innecesariamente el problema del sobreconsumo puede ser peor que la enfermedad. Cuando la finca raíz estaba viviendo una crisis y cuando el sector de bienes durables había llegado a su máximo resulta incoherente dar  como argumento para un aumento de impuestos al consumo, la necesidad de ahorrar más. Como todo el mundo sabe dada la incertidumbre política el problema actual no es de gasto excesivo sino, por el contrario, de insuficiencia de demanda. 

Esperamos que ahora que se ha vuelto a mencionar al Doctor Perry como causante del apagón por su teoría del sobredimensionamiento, no entremos en un apagón económico por su nueva teoría del sobreconsumo y su receta de aumentar cuatro puntos al IVA.

martes, 21 de noviembre de 1995

La generación del siglo XXI

Sin lugar  a dudas, el nuevo rector de la Universidad de los Andes acierta en poner como uno de los más grandes problemas de la educación la falta de conocimiento de los que dirigen este importante sector.

La posesión de Rudolf Hommes como rector de la Universidad de los Andes se convirtió en uno de los temas de discusión en la semana pasada.  Los medios de comunicación han dedicado un amplio espacio al tema y han presentado una serie de entrevistas en las que el ministro de Hacienda de la Administración Gaviria expone sus pensamientos sobre el tema educativo y en las que manda una serie de dardos a sus opositores de ayer y al gobierno de turno.

Sin lugar a dudas, el nuevo rector de la Universidad de los Andes acierta en poner como uno de los grandes problemas de la educación la falta de conocimiento de los que dirigen este importante sector.  Al igual a lo que ocurre con el tema del transporte en el que todo el que ha montado en una buseta se considera experto en tan complicado tema, los que se han matriculado en una universidad se consideran con suficiente autoridad para dirigir el sector educativo.

Por otra parte, aquellos que han dedicado su vida a la formación de la juventud, muchas veces, carecen de la visión administrativa de la educación.  Las autoridades universitarias carecen de una visión realista de lo que se requiere para mantener la excelencia académica en una sociedad como la colombiana en la que la academia tiene que competir con el sector productivo, el gobierno y las organizaciones multilaterales por el personal altamente calificado.

Las universidades de avanzada piensan que la solución para lograr una magnifica facultad de economía es contratar a alguien de prestigio para que lidere un proceso de cambio.  A los decanos de economía de algunas universidades les pasa lo que a los directores técnicos de muchos equipos de fútbol a quienes los dueños de los equipos no les dan los jugadores que solicitan.  Al igual que el profesor Maturana, el pobre decano es culpado por los malos resultados de su facultad y es cambiado cada año.  También, al igual que en el fútbol, los decanos son contratados por otras facultades para que allá haga el milagro de evitar el descenso.

La falta de realismo en la espera de un Mesías que salve la Universidad ha impedido su progreso continuo.  El doctor Hommes, a quien admiro y a quien deseo la mejor de las suertes en su nuevo puesto no puede hacer lo imposible.  Las universidades excelentes requieren de un equipo de profesores e investigadores de muy elevadas calificaciones.  No sólo es necesario atraer a todos los que han tenido el privilegio de lograr un doctorado en el exterior, es necesario cambiar muchas reglas para que la universidad cambie realmente.  Es absurdo que en Colombia todavía se confunda lo que es academia y lo que es ejercicio profesional.  Las leyes exigen como requisito para ser decano de una facultad de economía el tener una tarjeta profesional de economista.  Los grandes académicos de Estados Unidos o Europa no podrían ser nombrados, legalmente, como decanos de ninguna facultad de economía.  Más aún, en Colombia los premios Nobel de Economía no pueden enseñar los cursos de teoría porque no tienen su tarjeta de economista.

La universidad colombiana tiene en estos momentos una gran responsabilidad.  El próximo año ingresa a la universidad la primera generación del siglo XXI.  Los que se van a graduar en el mítico año 2000 van a comenzar sus estudios en 1996.  El doctor Hommes y los otros directivos de las universidades colombianas tienen bajo su responsabilidad el hacer que estos profesionales salgan con las habilidades para enfrentar los problemas del futuro.  Este es un esfuerzo en el que todos debemos colaborar y en el que esperamos ver mucho más que personajes de la talla del doctor Hommes.  La universidad no se le puede criticar porque atrae al doctor Hommes con un salario que tiene muerto de envidia a más de uno.  A la universidad se le debe criticar si no atrae a muchos más como el famoso ex ministro de Hacienda.

martes, 14 de noviembre de 1995

Época de presupuestos

La necesidad de mejorar la eficiencia del gobierno se hace más evidente en el manejo de sus empresas, donde no existe la disculpa de que los resultados de los programas son difíciles de cuantificar.

Por esta época el sector privado ya tiene listos sus planes para el 9ó.  Después de m largo proceso de concertación ha logrado establecer su presupuesto de ingresos y gastos para el próximo año.  Este ejercicio es tomado en serio y como resultado de este importante proceso anual la gerencia se compromete con la Junta Directiva a cumplir una serie de metas que, por lo general, implican una mejora considerable con relación al año anterior.

Por el contrario, el proceso de programación en el sector público no solo es demorado sino que, casi siempre, se limita a reflejar el aumento en el costo de la vida.  Las entidades se contentan con tener un aumento en el presupuesto y para ello en los ó1timos meses se lanzan a gastarse los restos del presupuesto para que el Ministerio de Hacienda no les quite las partidas no ejecutadas.  Esta orgía de gastos que se está viviendo en este año causada por las reformas en el proceso presupuestal de ninguna manera se compadece con la tramitación de un proyecto de reforma tributaria que busca aumentar los impuestos.

La falta de capacidad de ejecución de los programas del gobierno que se repite año tras año y que se hace más evidente en los últimos meses continúa siendo un grave problema que no ha sido enfrentado por los gobiernos nacionales y locales.  La necesidad de mejorar la eficiencia del gobierno se hace más evidente en el manejo de sus empresas, donde no existe la disculpa de que los resultados de los programas son difíciles de cuantificar.

Los bancos oficiales tienen siempre unos resultados inferiores a los de sus contrapartes en el sector privado.  Los intentos de control de las entidades oficiales han resultado fallidos.  En buena parte las dificultades en el control nacen de un esquema equivocado introducido en la reforma administrativa de 1968.  Como se recuerda en esa época las entidades oficiales se adscribieron a un Ministerio al que se le asigno su tutela y vigilancia.

Esa tutela nunca se pudo ejercer por varias razones.  En primer lugar, porque el vigilado muchas veces tuvo mayor poder que el propio ministro.  Los Gerentes de Ecopetrol, de Telecom y otras empresas del Estado casi siempre fueron más poderosos que el Ministro de turno.  Aún si el Ministro contaba con el pleno respaldo del Presidente por sus múltiples actividades no podía ejercer la tutela sobre las empresas y tenia que delegar la vigilancia a uno de sus subalternos.

En segundo lugar, las entidades casi nunca se fijaban unas metas que fueran posibles de seguir.  Solamente cuando entraban en crisis, se lograba concretar el cumplimiento de unas metas de desempeño.  Debido a presiones políticas el incumplimiento de las metas nunca se traducía en cambios en la dirección de las empresas ni en verdaderas reestructuraciones de las entidades.

La falta de incentivos unida a la preponderancia de consideraciones políticas en el nombramiento de los gerentes han afectado de manera adversa el desempeño de los que llegan a la dirección de las empresas.  A diferencia de lo que se estila en el sector privado la remuneración de los gerentes es independiente de los resultados.  El gerente público que cada vez más está sometido a mayores castigos cuando su desempeño resulta inferior a las expectativas de los encargados del control fiscal y político no tiene un premio cuando su desempeño es excelente.  Debido a esta asimetría en su evaluación el gerente público nunca toma riesgos ni mucho menos considera caminos de acción que lo enfrenten a los poderosos políticamente.

Las consecuencias para el bienestar de la nación no pueden ser más graves.  Las empresas públicas continúan siendo una de las principales causantes del tremendo déficit fiscal que tiene que ser cubierto con impuestos nacionales y locales cada vez mayores.  El país no puede continuar indiferente a la suerte de las empresas del estado ha llegado el momento de darles un manejo gerencial.  No podemos continuar año tras año engañados con la farsa presupuestal que se da en estos últimos meses del año.  Los planes de las empresas no pueden seguir siendo una expresión de buenos deseos.  Las empresas o cumplen lo que se comprometen a hacer o desaparecen.



martes, 7 de noviembre de 1995

Una luz en las tinieblas

Si la situación económica no ha llegado a extremos graves es porque afortunadamente el gobierno central ha perdido el monopolio del manejo económico.

La Administración Samper no ha podido cumplir ninguna de sus promesas.  Las políticas económicas adoptadas no han tenido el efecto deseado.  Su plan de empleo no se ha cumplido ni siquiera en la cuarta parte.  El pacto social no ha logrado cumplir con su meta del dieciocho por ciento pues la inflación continua por encima del veinte por ciento.  El sano equilibrio de las finanzas no se ha podio lograr y el gobierno ha tenido que apelar a una nueva reforma tributaria con el fin de tapar el inmenso hueco fiscal dejado por un ambicioso plan de desarrollo.  El clima de los negocios y la confianza en el gobierno han entrado en barrena.  Los indicadores económicos cada vez son más negativos.

Paradójicamente, el único logro ha sido el frenar la devaluación real del peso que, en realidad, es un reflejo de la desconfianza que tiene el público en las políticas del gobierno y que refleja más bien el manejo que le ha dado el Banco de la República a las políticas monetaria y cambiaria y que muestra las bondades de contar con un Banco de la República independiente que no ha sido afectado por el desprestigio de la Administración Samper.

Si la situación económica no ha Llegado a extremos graves es porque afortunadamente el gobierno central ha perdido el monopolio del manejo económico.  La descentralización y las reformas al Banco de la República han recortado los poderes omnimodos del gobierno central y, por tanto, han hecho menos vulnerable a la economía colombiana a una crisis política.  Los cambios institucionales han introducido elementos estabilizadores que dan una mayor confianza al sector privado.  En estas circunstancias, los cambios que puedan ocurrir en el gobierno nacional no tienen porque afectar ni a la autoridad monetaria ni a los departamentos y municipios.

En estas circunstancias lo que se requiere es un gran esfuerzo por parte del Banco de la República y de los gobiernos locales para dar un ejemplo de manejo serio y responsable.  Los gobiernos locales tienen que mejorar su eficiencia sin apelar al fácil expediente de subir los impuestos para financiar un aparato totalmente ineficiente.  La autoridad monetaria tiene que obrar con mucho tino para evitar que la falta de confianza en el gobierno central lleva a la tan temida recesión.

En estas circunstancias en que se ha perdido la confianza en el gobierno es preciso tener especial cuidado en el campo de la política cambiaria.  El dólar ha superado la barrera psicológica de los mil pesos sin que se haya logrado una estabilidad de precios.  La posibilidad de usar una paridad fija con relación al dólar se ha perdido pues a nadie en su sano juicio se le ocurriría en estas circunstancias recomendar una congelación de la tasa de cambio pues cualquier beneficio que se lograra en el frente inflacionario se perdería en el campo de la competitividad pues el peso en muy poco tiempo se sobre valoraría lo que llevaría a una pérdida de competitividad y a una crisis cambiaria.

En estas circunstancias lo que se requiere en el frente cambiario es un cambio en la banda cambiaria buscando que el actual valor del peso quede en el punto medio de la banda.  La razón principal de este cambio es evitar que cualquier fluctuación en la cotización del dólar tenga efectos importantes en el frente monetario.  El estado de la economía no permite que una demanda transitoria de dólares tenga efectos nocivos como un aumento en la tasa de interés.  La recuperación del margen de maniobra en el frente cambiario por parte del Banco de la República es clave en este momento en el que se prevé una devaluación en Venezuela.

La eliminación de las tasas de cambio múltiples en especial el cobro de un diez por ciento de retención a las exportaciones de servicios es muy conveniente en momentos en los que cualquier evento puede romper el precario equilibrio entre la oferta y demanda de divisas.  La eliminación de esta retención en la fuente puede contribuir a unir dos segmentos del mercado en los que hoy en día existe una diferencia del cinco por ciento.  La integración del mercado cambiario no solo mejora la eficiencia sino que, además, puede contribuir a una pequeña disminución en la inflación como consecuencia de una moderación en el crecimiento del dólar oficial.

En estos momentos tan difíciles para el país lo que realmente se necesita es que las autoridades que tienen algo de credibilidad ejerzan su liderazgo.  El pueblo colombiano espera que el Banco de la República y los gobiernos locales que todavía conservan la legitimidad de su mandato llenen el vacío que ha dejado la crisis en el gobierno central.



lunes, 30 de octubre de 1995

Al que no quiere caldo se le dan dos tasas

Las estadísticas fiscales muestran sin lugar a dudas que la pereza tributaria de los bogotanos es una falacia

EI Concejo de Bogotá esta discutiendo un proyecto de racionalización tributaria presentado por la Administración Mockus.  El proyecto aunque contiene algunos elementos que, probablemente, van a mejorar y facilitar las relaciones entre el contribuyente y la Administración, en realidad es, nada más ni nada menos, que una reforma tributaria disfrazada.  La Administración Mockus busca aumentar en 500 mil millones de pesos sus recaudos mediante un incremento importante en el impuesto de Industria v Comercio.

Esta desafortunada iniciativa no pudo caer a más mala hora pues la semana pasada las comisiones económicas del Congreso aprobaron el alza en dos puntos del IVA solicitado por el Gobierno Nacional.  Teniendo en cuenta el impacto adicional del aumento en los impuestos distritales algunos concejales, han comenzado a mostrar su oposición al aumento en el Impuesto de Industria y Comercio solicitado por la Administración.

En un foro realizado por la Comisión de Presupuesto del Concejo Distrital tuve la oportunidad de opinar sobre tan importante tema, Tal como lo manifesté en ese recinto el problema básico que tiene la ciudad es el poco valor que obtienen los bogotanos por los impuestos pagados.  Gracias a las reformas de Castro y Caicedo Ferrer los bogotanos estarnos pagando los impuestos de Nueva York para obtener una calidad de servicios inferior la de Somondoco.

Las estadísticas fiscales muestran sin lugar a dudas que la pereza tributaria de los bogotanos es una falacia.  Las reformas tributarias han cerrado totalmente la brecha que existió alguna vez entre los tributos percápita de Bogotá y el resto de las grandes capitales colombianas.  Lo que no se ha podido hacer es lograr una calidad de servicios igual a la de Medellín y Cali.  El estado de las vías, la educación, la recreación y la salud de la Capital de la República son muy inferiores a las de las capitales de Antioquia y el Valle.

Tal como lo hemos mencionado al analizar el caso de la reforma tributaria propuesta por el Doctor Perry, el subir impuestos es una estrategia equivocada para lograr un equilibrio fiscal.  Lo que se requiere es asegurar que el aumento en el presupuesto se refleje en el aumento de la calidad y cantidad y que no quede reducido a un aumento en burocracia.  Los que han estudiado el tema saben que en Colombia y en el Distinto el gasto social es ineficiente debido a la poca capacidad institucional de las entidades del sector social.  Los recursos ingentes logrados en reformas tributarias anteriores se han traducido siempre en mayores costos y nunca han repercutido un mayor logro de los objetivos buscados.

El número de kilómetros construidos en Bogotá ha variado mucho menos que los recursos fiscales.  La calidad de la educación en Bogotá y en el resto del país ha cambiado muy poco a pesar del considerable aumento en los presupuestos del sector.  La justicia, la seguridad ciudadana, la defensa nacional están hoy peor que antes que el Doctor Hommes  hiciera una reforma tributaria que nos iba a solucionar estos problemas tan sentidos.

Antes de hacer lo fácil, que es conseguir el dinero, lo que se requiere es hacer lo difícil que es reinventar el gobierno.  El Estado colombiano no puede seguir siendo tan ineficiente,  tiene que comenzar a manejarse como lo mandan los cánones administrativos.  Las promesas del candidato tienen que traducirse en metas cuantitativas de fácil seguimiento.  Los gobiernos tienen que definir las metas que van a cumplir en un período fiscal.  Deben indicarnos en cuanto va a disminuir el tiempo perdido en los trancones, en lugar de decirnos que va a gastar miles de millones de pesos en ampliar la malla vial.  Tienen que decirnos cual va a ser la mejora en los puntajes del lcfes en los colegios distritales, antes de decirnos que va a gastar miles de millones adicionales en el sector de la educación.  Debe comprometerse en reducir el número de infracciones en la calle 19 y en la ciudad en lugar de decirnos que ha contratado cien mimos mas o que ha repartido un millón de cartulinas.

Por otra parte. el gobierno distrital tiene que hacer más productivas las empresas de servicios públicos.  El conglomerado más grande de Colombia compuesto por las tres empresas de servicios públicos puede ayudar a financiar la ciudad.  Si los principales grupos económicos pueden financiar los equipos de fútbol y los mundiales de ciclismo y contribuir a muchas obras meritorias. no hay razón valedera para que las empresas de servicios públicos de Bogotá no hagan su aporte a la ciudad.  La. empresas deben salirse del negocio repartir subsidios y dedicarse a lo que es su función principal. o sea. prestar un buen servicio a sus usuarios y pagar dividendos a sus accionistas que somos todos los bogotanos. 

lunes, 23 de octubre de 1995

La mejor inversión

Una política realista en el campo educativo debe partir de un reconocimiento de que lo importante es que el colombiano obtenga un conocimiento de alta calidad que le permita ser mas productivo

La pasada cumbre de Ibero América en Bariloche trató el tema de la educación como un posible motor de desarrollo.  El gobierno colombiano perdió una magnífica oportunidad para exponer su pensamiento sobre tan importante tema.  El presidente Samper dejo pasar la oportunidad de exponer el pensamiento del gobierno colombiano ante una audiencia amplia.

No nos debe extrañar que el gobierno no tenga una política de desarrollo basada en los recursos humanos, pues hasta el momento su única preocupación ha sido con temas de carácter coyuntural.  No sólo ha tenido que defenderse de las graves acusaciones sobre la financiación de la campaña presidencial, sino que, además, por no saber hacer las cuentas de la financiación de su plan de desarrollo ha tenido que acudir al Congreso para la aprobación de una reforma tributaria improvisada e inconveniente.

El tema educativo durante la presente administración no ha sido bien tratado. El primer ministro de la presente Administración, Arturo Sarabia Better, tuvo un manejo bastante desafortunado de la política educativa. Su gestión fue muy pobre y se concentró en atender una serie de huelgas de los sindicatos de maestros y profesores universitarios.  Nos quedamos sin saber cuál era el pensamiento del gobierno sobre el papel de la educación en el desarrollo y cuáles eran las políticas más indicadas para lograr un mayor crecimiento económico.

Su reemplazo, María Emma Mejía, indudablemente ha tenido mayor éxito dentro de los medios de comunicación.  Hemos visto a la Ministra, con inusitada frecuencia, en todos los medios de comunicación.  Los arreglos laborales han sido bastante generosos y los sindicatos de maestros y profesores se encuentran en relativa calma.  Sin embargo, el Ministerio sigue sin una política educativa orientada hacia el crecimiento económico.

Una política realista en el campo educativo debe partir de un reconocimiento de que lo importante es que el colombiano obtenga un conocimiento de alta calidad que le permita ser más productivo. Bienestar de los educadores es apenas una condición necesaria pero no suficiente para lograr desarrollo económico.  Por lo tanto, el gobierno debe comenzar a preocuparse por medir los resultados del proceso educativo en lugar de dedicar todos los esfuerzos a mantener contentos a los sindicatos de maestros y profesores universitarios.

El gasto en educación no es bueno por sí mismo si no por los resultados que produce, el aumentar el gasto en educación no siempre es la solución de los problemas educativos.  Una educación más costosa no es necesariamente mejor.  El sector privado y en especial las instituciones religiosas ofrecen educación de alta calidad a costos por debajo de lo que nos toca sufragar a los contribuyentes.

La educación pública puede no costarle mucho a los padres de los estudiantes, sin embargo, para la sociedad y para los contribuyentes los costos son muy altos.  Donde más se puede apreciar el elevado costo de la educación oficial es en las universidades públicas de Bogotá.  La Nacional y la Distrital tienen unos costos por alumno muy superiores a los de universidades particulares de igual calidad.  Si el Gobierno, el día de mañana, decidiera cerrar estas dos universidades con la mitad del presupuesto podría pagar becas en las mejores universidades colombianas para la totalidad de Los estudiantes matriculados en ellas.

El gobierno tiene que cambiar su enfoque educativo.  El Ministerio no puede seguir siendo la institución cuya única preocupación sea mantener contento a Fecode y pagar a tiempo a los maestros.  Mucho menos debe dedicar sus esfuerzos al cumplimiento del famoso pacto social.  Su responsabilidad tiene que ser el montar un sistema educativo, eficiente y eficaz que responda a las necesidades del desarrollo económico.  Los cambios necesarios son profundos y requieren un esfuerzo continuado, el aumento en los presupuestos no se traducen necesariamente en mejores resultados para los alumnos.


martes, 17 de octubre de 1995

El Premio Nobel de economía 1995

Lo que sorprende al repasar lo hecho por Lucas en su vida profesional es la persistencia en la búsqueda de la verdad y en las implicaciones que esto tiene para la teoría económica.

Uno de los ritos de octubre en el campo de la economía es la selección del Premio Nobel de Economía que tiene por objeto el premiar la trayectoria de uno o varios académicos en el campo de la economía.  Este año la Academia sueca premió al notable economista Robert Lucas de la Universidad de Chicago.  El Profesor Lucas ha logrado a los 58 años ser reconocido con tan importante galardón.

La labor de tan ilustre profesor es reconocida por amigos y enemigos como de trascendental importancia.  Gracias a los aportes de Lucas la manera como se enseña y practica la macroeconomía ha cambiado de manera radical.  Los trabajos de Lucas han ido incorporados en las listas de lecturas de las principales universidades americanas bien sea para que los alumnos lo acepten como el nuevo evangelio en las escuelas defensoras del pensamiento neoliberal o para que los practicantes de ortodoxia keynesiana encuentren argumentos en su contra que defiendan la sabiduría convencional.  Me acuerdo que el Profesor Eckstein fundador de la firma de consultoría económica más grande del mundo incluía como lectura obligada en su curso sobre la utilización de Modelos Macroeconométricos, la critica de Lucas a la utilización de los modelo macroeconómicos tradicionales.

Como lo han destacado las agencias internacionales, el nombre de Lucas ha sido asociado con la escuela de las llamadas expectativas racionales.  En los trabajos de Lucas los agentes económicos se comportan de una manera racional en su enfoque hacia al futuro y no se contentan con solo mirar al pasado para tomar sus decisiones sino como el dios Jano miran también al futuro.  Lucas al igual que Abraham Lincoln parte de la base de que no es posible engañar a todo el mundo todo el tiempo sino que los agentes económicos van aprendiendo a medida que pasa el tiempo y cambian su comportamiento y sus modelos de acuerdo con los resultados de sus pronósticos y la confrontación con la realidad.

Lo que sorprende al repasar lo hecho por Lucas en su vida profesional es la persistencia en la búsqueda de la verdad y en las implicaciones que esto tiene para la teoría económica.  Su primer trabajo publicado en 1969, es un intento de aplicar al mercado laboral de un típico modelo macroeconómico las técnicas de modelaje aplicados en los cursos de economía laboral.  Lucas inicia, pues, su trayectoria académica buscando llenar un vacío importante dentro de la tradición keynesiana que dominaba ampliamente la ortodoxia macroeconómica de finales de los sesenta.

El manejo de la crisis del petróleo obliga a un replanteamiento profundo de la teoría macroeconómica.  La tradicional relación inversa entre desempleo e inflación deja de funcionar en un mundo en el que aparecen simultáneamente la inflación y el desempleo dando origen al termino de estanflación.  Lucas dedica su esfuerzo intelectual a desarrollar modelos en los que se puedan presentar de manera simultánea la inflación y desempleo pero en los que en el largo plazo tiendan hacia un equilibrio.  Los esfuerzos no están dirigidos ya a reparar el modelo tradicional sino que comienzan a orientarse a buscar un nuevo paradigma.

Lo que sorprende del trabajo de Lucas y que se capta muy bien en el libro de Arjo Klamer, "Conversaciones con economistas" y en el Prólogo de su libro "Estudios en la teoría de los ciclos económicos" es la seriedad con que realiza esta paciente labor de reconstrucción.  A diferencia de lo realizado por Keynes en su Teoría General, Lucas toma el camino largo de construir su teoría con elementos muy sólidos que puedan ser refutados por sus contradictores.

La búsqueda de la verdad unidas a un esfuerzo monumental por reconstruir la macroeconomía sobre unas bases analíticas más sólidas son realmente admirables cuando se miran desde una perspectiva colombiana.  Mientras que en Colombia los últimos veinte años se han dedicado infructuosamente a reconstruir el modelo keynesiano y a justificar la intervención del Estado el Profesor Lucas dedica toda una vida de trabajo a avanzar por el sendero del conocimiento.

La revisión así sea de manera rápida de la obra del Profesor Lucas hecha como parte de la preparación de esta columna me ha servido para comprobar la falta de interés que existe en Colombia en los temas teóricos.  Los comentarios que uno oye a nuestros expertos sobre el tema muestran un total desconocimiento de los textos originales.  Todos hablan del trabajo de un premio Nobel sin nunca tomarse la molestia de ir al texto original.  Más triste aún los que se sienten atacados por alguien no solo ignoran las criticas sino que se dedican a criticarlo por cuestiones ideológicas.  Para muchos la razón básica de no aceptar a Lucas es su afiliación a la escuela de Chicago y no la validez de sus argumentos.



lunes, 2 de octubre de 1995

Del afán no queda sino el cansancio

La ciudad no solo ha tenido que pagar más por obras innecesarias y demoradas sino que ha tenido que sufrir años de incomodidades causadas por la construcción de las tan promocionadas soluciones al trancón.

En los comienzos de la administración de Jaime Castro cuando alguien quería poner de manifiesto su falta de acción decía que estaba esperando que el Alcalde se posesionara.  Para la mayoría de los bogotanos y para los asesores del Alcalde esta falta de acción fue un grave pecado que tuvo que ser enmendado con el comportamiento contrario en la etapa final de su mandato.

El Alcalde Castro optó por subir espectacularmente los impuestos apelando a todos los trucos de carácter fiscalista habidos y por haber.  Reencauchó el cobro de valorización por beneficio general, apeló a un auto-avalúo y nos cobró dos veces el impuesto de industria y comercio.  Armado con estos recursos comenzó la feria de las obras contratando puentes y vías sin tener los diseños ni mucho menos sin contar con los predios.

El encarecimiento de las obras por escasez de materiales, mano de obras y hasta equipos de transporte no se hizo esperar.  Las obras planeadas, más con el corazón que con la razón, para ser entregadas en los días finales de la administración han sido objeto de considerables atrasos, hasta el punto de que algunas no han podido ser entregadas funcionando como se esperaba.

La famosa Autopista NQS que ha sido el objeto de grandes inversiones en los ú1timos cinco años opera en muchos puntos en cámara lenta.  El cruce de la NQS con la calle 127 es un verdadero cuello de botella en el que el sufrido bogotano tiene que gastar ocho minutos los fines de semana.  Todo el tiempo ahorrado desde la calle 13 hasta la cien por las ingentes inversiones se pierde en una intersección dejada a la buena de Dios.

La falta de planeación de la Administración Castro y el afán para recuperar el tiempo perdido no solo han llevado a un plan de obras poco eficaz para resolver el problema del transporte sino que ha dado lugar a sobrecostos causados por las demoras en las obras.  La ciudad no solo ha tenido que pagar más por obras innecesarias y demoradas sino que ha tenido que sufrir años de incomodidades causadas por la construcción de las tan promocionadas soluciones al trancón.

Cuando uno transita por la calle 100 con la carrera quince no puede menos de preguntarse si se justifica de alguna manera estar sufriendo, durante tanto tiempo, los problemas ocasionados por la construcción de una intersección a desnivel que no beneficia al usuario normal de esta vía.  El conflicto originado por el cruce de estas dos importantes avenidas sigue vigente sin que las costosas obras hayan contribuido a la solución.  Como en el dicho popular los usuarios de esta intersección se quedaron con el pecado y sin el género.

Como lo hemos dicho en repetidas ocasiones, lo que es más triste de esta situación es que la decisión de diferir las obras hasta el momento en que se pudieran hacer con buenos diseños y con una eficiente planeación era la correcta.  Los recursos generados por la valorización por beneficio general y por el cobro anticipado del impuesto de industria y comercio han debido servir para disminuir el elevado endeudamiento del Distrito y sus empresas.  De esta manera unos recursos de carácter netamente transitorio se convertirían en recursos permanentes pues reducirían el elevado servicio de la deuda.

Pagar deudas y diferir inversiones cuando los recursos son de carácter transitorio es una recomendación bastante lógica.  Los modelos financieros de las finanzas consolidadas del Distrito muestran claramente esta opción como una de las más atractivas para solucionar en el largo plazo la situación del Distrito.  La experiencia en el manejo de bonanzas, revisadas cuando se estaban estudiando las opciones de política de manejo macroeconómico de la bonanza petrolera, muestran, inequívocamente, que el secreto de un manejo adecuado de un hallazgo inesperado es el guardar el valor del hallazgo y vivir de la renta.  Los que se dedican a gastarse las loterías terminan, por lo general, en peores condiciones de las que arrancaron.


Los bogotanos deberían aprender de los errores de sus gobernantes para definir una política más seria de sus sucesores.  La experiencia en los últimos cinco años muestra que solo con asignar dinero no se solucionan los problemas de la ciudad.  La Administración tiene que cambiar para poder ejecutar eficientemente las obras contempladas en un plan.  Al Alcalde Mockus hay que dejarle que termine las obras de su antecesor y que estudie cuidadosamente las suyas antes de entrar en la onda de las grandes contrataciones.  El no gastar es una política que puede pagar en el futuro.

lunes, 25 de septiembre de 1995

El café toco fondo

El problema con la aplicación de la fórmula de reajuste del precio interno del café surgió, como era de esperarse, cuando el precio internacional comenzó a bajar.


Desde el momento en que fue nombrado el actual Ministro de Hacienda comenzó a plantear una solución para la determinación del precio interno del café. Haciendo gala de su gran habilidad para los números, el Doctor Perry se craneó una fórmula para evitar los problemas de las negociaciones habituales entre gobierno gremio para fijar el precio interno del café. Según las promesas hechas en ese momento, la fórmula evitaría los problemas en el futuro, pues el ajuste automático tendría en cuenta la evolución de los precios externos y de manera salomónica dividiría los aumentos de los precios internacionales ente el Fondo del Café y los cafeteros.

Infortunadamente, la experiencia con el uso de la fórmula de ajuste ha mostrado que esta idea, no resultó como se esperaba. En efecto, los cafeteros respaldaron inicialmente la utilización de la fórmula de ajuste automático pues la puesta en marcha de la fórmula coincidió con una época de vacas gordas, lo que tuvo como consecuencia un aumento en el ingreso de los cafeteros a costa de un deterioro relativo de las finanzas del Fondo del Café. El problema con la aplicación de la fórmula surgió, como era de esperarse, cuando el precio internacional del café comenzó a bajar. Los cafeteros se resistieron a aceptar la baja de sus ingresos y el Ministro Perry comenzó a hacer ajustes matemáticos a la fórmula para que el precio se mantuviera en niveles aceptables para el gremio.

La credibilidad de la política automática para el ajuste en el precio del café se perdió en el mismo momento en que el gobierno cedió a la presión del gremio por conservar su nivel de ingresos. De ahí en adelante el proceso de fijar el precio interno del café volvió a su estado natural, o sea un proceso de negociación entre el gobierno y el gremio cafetero.

El fracaso del proceso ideado por el Doctor Perry debe dejarnos una serie de lecciones. La primera lección que hemos aprendido es que para ser buen economista no basta con ser hábil para las matemáticas. Una decisión tan importante como la fijación del precio interno del café es eminentemente política. El gremio cafetero aceptará con gusto que se le aumente sus ingresos en épocas de bonanza pero hará todo lo posible para mantener sus ingresos en épocas de crisis. Diseñar una fórmula que elimine la negociación en épocas de bonanza, de ninguna manera va a evitar que se apele al sagrado derecho al pataleo en épocas de crisis. Lo único que se logra con adoptar una fórmula es llegar a la época de vacas flacas con menores recursos para afrontar la destorcida del precio internacional del café.

La segunda lección que nos deja esta amarga experiencia es que los esquemas de estabilización como el del Fondo del Café introducen comportamientos inadecuados. Todos los que tenemos ingresos fluctuantes hemos aprendido las sabias enseñanzas que le dio José al Faraón. Ahorrar en las épocas de vacas gordas para sobrevivir en las épocas de vacas flacas. Los cafeteros y en general, todos  a los que los obligan a ahorrar en épocas de bonanza tienden a gastarse su parte pues están seguros de que papá gobierno les ayudará en las épocas de crisis. Los fondos de estabilización, a la larga llevan a la privatización de las ganancias y a la socialización de las pérdidas y parten de la equivocada noción de que el Estado puede tomar mejores decisiones que el sector privado. Además, estos esquemas tienden a perpetuarse más allá de la época para la que fueron creados. Si el Fondo del café fue importante cuando dependíamos de este cultivo como fuente de divisas y cuando no existía un mercado de capitales ahora es menos justificable en una economía diversificada y en el que el sector financiero podría muy bien servir para invertir bien los excedentes en épocas de bonanza.

La tercera lección que podemos sacar de esta experiencias que no se puede confiar demasiado en el excedente del sector descentralizado para financiar el gasto del gobierno central. Tal como lo mencionábamos en una columna anterior, el sector descentralizado se ha especializado en gastar y se las ingenia para consumir todos los recursos que le entran. La tremenda equivocación del Doctor Perry en el manejo del precio interno del café nos llevó más rápido a una situación insostenible e indudablemente hizo más urgente un ajuste fiscal. Lo más triste de estos es que el pobre contribuyente debe, ahora, asumir los costos de una reforma más severa para tapar el hueco dejado por una equivocación del Ministro de Hacienda.


Finalmente, debemos aprender que el ceder en su deber de controlar el gasto público no vuelve al gobierno más popular ni aún entre los que se benefician de esta generosidad. Tal como lo muestran las protestas de los campesinos de los departamentos cafeteros, el gremio no quedó contento con lo que el gobierno les concedió.

lunes, 11 de septiembre de 1995

Productividad y competitividad

El tratamiento de tan importante tema estuvo enmarcado en el nuevo paradigma de la competitividad en el e se pone especial énfasis en la dinámica del crecimiento

El Departamento Administrativo Nacional de Estadística, DANE patrocinó la semana pasada el foro internacional "Productividad, Competitividad e Internacionalización Económica".  El tema del seminario de especial interés en este momento el que el país esta atravesando por u etapa de transición de un modelo sustitución de importaciones a uno orientado hacia un Mercado externo.

Como se mostró en la primera sesión hoy en día, todo el mundo está acuerdo en que para poder crecer es necesario orientar el crecimiento ha afuera.  Los países no sólo deben abrir su comercio a la competencia externa sino que también requieren de aumentos tos considerables en su productividad para poder capturar los mercados externos.  El tratamiento del tema estuvo marcado en el paradigma de competitividad en el que se pone especial énfasis en la dinámica del crecimiento.

A diferencia del modelo ricardiano sus variantes más modernas como teoría del comercio internacional neoclásico en el que se hace énfasis en ventaja comparativa, los nuevos modelos se basan en la idea clásica de la ve taja absoluta.  Para poder tener éxito la competencia es necesario hacer I cosas mejor que nuestros rivales y para 'tener un éxito continuado es necesario hacer las cosas cada vez mejor.

Los conferencistas del seminario nos han tratado de mostrar sus secretos de cómo se hacen las cosas mejor y cómo se mantiene un ambiente de permanente mejoramiento.  Para unos el éxito es un centro de productividad que tan pronto se crea comienza a impulsar el desarrollo de Taiwan.  La aplicación de la ingeniería industrial para lograr la racionalización de la producción acompañada de un fuerte proceso de  automatización y un empeño en hacer las cosas cada vez mejor pueden convertir un país subdesarrollado y pobre en recursos naturales en pocos años en un país subdesarrollado.

Para otro destacado conferencista el factor clave del éxito es una intervención inspirada del gobierno orientada por una política industrial, apoyada la formación de capital humano y soportada por una adaptación de la tecnología apropiada que se complemente

Otro de los invitados nos propone adoptar el método de gestión japonesa con sus círculos de calidad, sistemas de inventarios justo a tiempo,  y con relaciones especiales con los proveedores y a lo que permite eliminar los defectos,  mejorar la calidad y competir mis eficientemente en el nuevo entorno internacional

Aunque cada conferencista expresa  sus puntos de vista de forma convincente, el seminario deja al participante algunas dudas.  Si lo que nos dicen  es cierto y existen recetas fáciles, como es que no todos los países crecen al mismo ritmo. Pareciera que el desarrollo es una cuestión de actitud y de perseverancia y que si no todos crecen al mismo ritmo es porque algunos o no conocen las recetas o si las conocen no  están dispuestos a seguirlas.

Sin pretender demeritar las sabias enseñanzas de los ilustres participantes   hay algo que hace falta.  La reiteración  de fórmulas mágicas no es suficiente Los métodos japoneses son conocidos desde hace mucho tiempo y como lo ha recordado algún conferencista estas fueron desarrollados en Estados Unidos.  El control de calidad estadístico, el control de inventarios fueron desarrollados en Norteamérica y son ampliamente conocidos en muchos países. La ingeniería industrial es enseñada en Colombia desde hace algún tiempo sin que e haya  logrado causar un impacto de la magnitud experimentada en Taiwan

Si en Colombia no nos esforzáramos por progresar es porque probablemente hemos encontrado más ventajoso, en el corto plazo, utilizar otros atajos.  Si toleramos el rápido enriquecimiento y si consideramos que el vivo es el modelo a imitar, en lugar del que laboriosamente trabaja con dedicación, lo más probable es que el penoso camino del esfuerzo continuado no tenga seguidores.  Mientras no se cambie el facilísimo colombiano por una visión de más largo plazo que valore el esfuerzo productivo, perspectivas  tan interesantes como las vistas en el foro seguirán siendo oportunidades para el lucimiento de distinguidos conferencistas. 

lunes, 28 de agosto de 1995

Bill Gates sabe más de economía que el Profesor Samuelson

Las razones del éxito de Bill Gates deben indicarnos en donde están las fallas de la argumentación de tan ilustres profesores que han pregonado durante tanto tiempo el argumento de las fallas del mercado como justificación de la intervención del Estado.

El lanzamiento mundial de Windows 95 el nuevo sistema operativo de la compañía Microsoft debería ser motivo de reflexión para los grandes teóricos de la economía que a través de sus enseñanzas han moldeado buena parte de las políticas económicas que nos han guiado en épocas pretéritas.  En efecto, la intervención del Estado en la actividad productiva ha venido siendo justificada con el argumento de la existencia de fallas del mercado.  Dentro de esta teoría la presencia del Estado se justifica, entre otros casos, en la provisión de los llamados bienes públicos.  Estos bienes públicos, se caracterizan por el hecho de que su consumo por parte de un individuo no impide que sean consumidos por otras personas.

Los profesores de microeconomía y los libros de texto ilustran este concepto de los bienes públicos con una serie de ejemplos entre los que se encuentran la iluminación de un faro, las señales de televisión y la información.  Los estudiantes aceptan sin mucha discusión que este tipo de bienes no pueden ser producidos a través del mercado y que por lo tanto seria conveniente crear el Ministerio de los Faros, de la Televisión y el de la información que produzca en abundantes cantidades y a costos mínimos lo que el mercado no puede hacer.

El gran consenso sobre la existencia de fallas de mercado que justifica la presencia del Estado es cuestionado en ocasiones por exponentes de la Escuela de Chicago como el Profesor Ronald Coase ganador del premio Nobel de economía quien descubre evidencia histórica de una presencia importante del sector privado en la provisión de servicios de iluminación por faros en Inglaterra.  La necesidad de la intervención del Estado en la provisión de señales de televisión no requiere de una amplia investigación histórica.  Basta comparar las diferencias entre la calidad y cantidad de señales de los sistemas estatales de televisión con la calidad y calidad de los sistemas de televisión para darse cuenta de la superioridad del sector privado.  La fortuna y el éxito alcanzado por los magnates de la televisión por cable a escala mundial contradicen las enseñanzas de los profesores que quieren convencer a sus alumnos de que la existencia de bienes públicos justifica la intervención del estado.

El éxito logrado por Ted Turner que descubrió que uno de los negocios más atractivos de los últimos tiempos era entrar a mercadear agresivamente la provisión de señales de televisión es mínimo cuando se compara con lo logrado por Bill Gates.  Este visionario de los sistemas ha logrado acumular la mayor fortuna del planeta con la producción y distribución de programas de computador que pueden considerarse como un ejemplo más de los bienes públicos.

No nos debe quedar duda alguna que Bill Gates ha logrado demostrar una vez más con el lanzamiento de su nuevo sistema operacional que los ejemplos mencionados en clase para justificar la intervención del Estado en la economía deberían ser utilizados, más bien, para justificar la privatización de muchas actividades productivas.  Parece mucho más razonable concluir que muchas de las fallas del mercado son apenas una posibilidad teórica y que el sector privado puede tener éxito aún en sectores en los que el Estado puede tener un papel de primera línea.

Las razones del éxito de Bill Gates deben indicamos en donde están las fallas de la argumentación de tan ilustres profesores que han pregonado durante tanto tiempo el argumento de las fallas del mercado como justificación de la intervención del Estado.  Sin lugar a dudas, el elemento clave en el éxito de Microsoft ha sido la existencia de las leyes que protegen la propiedad intelectual.  Si no existieran estas leyes y si Microsoft no hubiera invertido cuantiosas sumas en asesoría legal, el precio de los sistemas operacionales hubiera llegado a ser igual a su costo de reproducción y todas las empresas productoras de software no hubieran podido generar los excedentes necesarios para mantener un activo programa de investigación y desarrollo.



martes, 22 de agosto de 1995

El dólar de nuevo en primer plano

El fuerte impacto del acontecer político en la economía es algo relativamente novedoso en Colombia

La incertidumbre política ha tenido efectos devastadores en la economía.  El dólar experimentó un fuerte aumento en su valor a causa de la renuncia y posterior detención del Ministro de Defensa Nacional.  Como bien lo han anotado varios analistas económicos, lo que no pudo hacer el equipo económico del gobierno lo ha logrado la incertidumbre política que vive el país.  En Colombia, el freno a la revaluación real del peso no se obtuvo mediante una política fiscal austera sino que fue el resultado de las actuaciones del Fiscal General de la Nación.

El fuerte impacto del acontecer político en la economía es algo relativamente novedoso en Colombia.  Por mucho tiempo, las expectativas de los agentes económicos estaban basados en lo que acontecía en el frente económico.  El dólar subía en la medida en la que se percibía una crisis en la balanza de pagos y bajaba cuando se esperaba que debido a las circunstancias económicas fuera atractivo traer capitales.  La apertura de la economía y la participación de inversionistas institucionales que valoran altamente la estabilidad política ha cambiado de manera fundamental el funcionamiento del mercado de capitales y del mercado cambiario.  Si Colombia quiere atraer capitales y acelerar su desarrollo no solo debe mantener una política económica coherente sino que, además, debe garantizar un entorno político estable.

Lo peor que puede pasarle al país es minimizar la gravedad de la situación.  No podemos decir que este es el resultado de una conspiración fraguada en el New York Deli de la Avenida Chile y que con una declaración del Ministro de Hacienda se va a arreglar la situación.  No debemos perder de vista que la intervención en el mercado cambiario realizada por el Banco de la República fue similar a lo que se tenia presupuestado para todo el año.  No es lo mismo que el país pierda cincuenta millones de sus reservas internacionales en todo el año a perder esa misma cantidad en un solo día.

Lo que menos se debe hacer es responder con un incremento en los controles en el mercado cambiario.  La experiencia a escala mundial muestra que los controles a la negociación de divisas son impotentes para contener una fuga de capitales.  La existencia de controles en 1983 y 1984 no impidió que los agentes económicos sacarán más de dos mil millones de dólares de Colombia y que llevarán a la economía al borde de una crisis cambiaria.  En las circunstancias actuales, la manera más fácil de precipitar una crisis cambiaria seria la implantación de controles adicionales en el mercado de las divisas.  Esto se interpretaría, como el último recurso de una administración que ha perdido el control de la economía y confirmaría las peores expectativas sobre la economía colombiana.  Todo el mundo se dedicaría a comprar dólares disparando el precio del dólar y disminuyendo la posibilidad de perder en este juego de apostar en contra del peso.

La actuación correcta en estos casos es adoptar políticas económicas sanas y hacer más atractivo traer dólares a Colombia.  Las restricciones impuestas en el periodo de bonanza cambiaria que buscaban impedir la entrada de capitales deberían ser eliminadas.  No solo se mejoran los incentives para la entrada de capitales sino que, además, en un mercado más libre las señales son más claras y precisas.  En un mercado más transparente los desequilibrios pueden ser observados más fácilmente y en consecuencia la intervención de las autoridades económicas puede hacerse más rápidamente.

En las circunstancias actuales le cabe una gran responsabilidad a nuestro Banco Central.  Las ventajas de contar con un organismo autónomo, independiente del ejecutivo se pueden apreciar mejor en momentos de crisis.  Debido a su independencia y en buena parte a que el gobierno actual no tuvo la oportunidad de hacer nombramientos en el Banco de la República el mercado tiene plena confianza en los encargados de la política monetaria y cambiaria.  El país estaría en graves circunstancias si las ideas del actual gobierno se hubieran plasmado en una Ley que hubiera limitado la independencia del Banco de la República.  La economía estaría a la deriva en momentos como este en que se cuestiona al Presidente y a sus más allegados.  Ojalá que esta experiencia, nos lleva a archivar, para siempre, los intentos de volver a las épocas de un superministro de Hacienda.  Un país no puede confiar en conseguir a Superman como su ministro de Hacienda pues, como bien se sabe, a todo Superman le aparece su criptonita.  Un arreglo institucional con un Banco Central independiente es una mejor garantía de estabilidad.