martes, 17 de diciembre de 1996

Un año en que todo salió al revés

La circunstancia de darse la crisis seis años después de iniciado el proceso de apertura apunta más bien a encontrar los problemas en los actores de la reciente política económica.

El desempeño de la economía en 1996 fue bastante flojo. La economía perdió todo el impulso que traía. Las metas económicas no se alcanzaron. La inflación resultó muy por encima de lo esperado al comienzo del año. La tasa de crecimiento de la economía obtenida en este año bisiesto fue muy inferior a la proyectada. El déficit fiscal fue superior al proyectado. El desempleo superó con creces el del año pasado y por si fuera poco la brecha externa se amplio.

La historia económica reciente nunca había mostrado esta combinación de males, pues cuando la inflación se aceleraba por lo general iba acompañada de un aumento en las tasas de crecimiento de la economía y en una disminución en el desempleo. Por otro lado si la economía se desaceleraba y aumentaba la tasa de desempleo y el país crecía menos de lo esperado se lograban mejoras considerables en la disminución de la presión inflacionaria y se alejaba la posibilidad de una crisis cambiaria.

Lo normal era entonces vivir en un mundo en el que los encargados de la política económica sopesaban cuidadosamente los costos y beneficios de una decisión y tomaban la que causaba el menor costo posible. Los libros de texto mostraban cuidadosamente la manera de evaluar los costos del aumento del desempleo en función de la llamada brecha del producto interno bruto y la comparaban con los costos reales de la inflación, calculados muchos veces como un aumento en el costo de acercarse con más frecuencia a los cajeros automáticos para convertir los depósitos en cuenta de ahorros o del sistema UPAC en dinero para poder pagar las transacciones.

Este paradigma del balance entre dos males solo dejaba de ser cierto en los casos en los que se entraba o salía de una crisis. La llegada de la hiperinflación venía acompañada, en muchos casos, de un  aumento en el desempleo, una menor tasa de crecimiento y en algunos casos de una crisis externa. Los milagros económicos recibían su nombre no solo porque las economías recuperaban su ritmo normal de crecimiento y lograban volver a una situación de estabilidad sino porque se alcanzaba simultáneamente todo el equilibrio de la economía.

Unos resultados tan pobres en 1996 estarían entonces mostrando que podríamos estar entrando en una situación muy complicada que puede requerir de una medicina fuerte para lograr su pronta recuperación. Infortunadamente, ni los encargados de la política económica, ni los analistas de la situación económica se han podido poner de acuerdo en las causas que nos han llevado a una situación tan grave.

Explicaciones tan simplistas como un efecto retardado de la apertura o la existencia de un grave déficit fiscal han llevado a muchas discusiones de carácter ideológico han confundido tremendamente el debate económico. La ausencia de cifras sectoriales por demoras en su procesamiento han llevado a discusiones estériles sobre la situación de diferentes sectores.

El comportamiento del sector industrial colombiano en la época post apertura no se ha podido precisar porque la mejor fuente de información está bastante atrasada. La última publicación del DANE se refiere a la encuesta anual manufacturera de 1991, mientras que la del 92 apenas se conoce en forma provisional. Ante la ausencia de las cifras sobre los cambios estructurales en la industria se ha tenido que apelar a cifras de carácter mensual que sirven. primordialmente, para medir los efectos coyunturales pero que contribuyen muy poco a un buen diagnóstico de carácter estructural.

Los resultados de la muestra mensual manufacturera han servido para llegar a diagnósticos totalmente diferentes de la economía. Para algunos analistas, la apertura no contribuyó a mejorar la productividad y su crecimiento se debió a un aumento considerable en la formación de capital motivado por el cambio de los precios relativos de los bienes de capital y al período de bajas tasas de interés asociados con la puesta en funcionamiento de la Junta del Banco de la República. Para otros, el crecimiento de la industria se explica por un rápido crecimiento de la productividad causado por el reacomodo de las diferentes empresas a un entorno más competitivo y en cual era atractivo concentrarse en sectores en los que se tenía una ventaja comparativa.

Esta explicación no solo parece más plausible desde el punto de vista teórica, sino que es compatible con estudios de caso de algunas industrias que lograron prosperar en los tiempos posteriores a la apertura económica. La industria automotriz colombiana es un caso claro de una adaptación exitosa a un cambio drástico en las reglas de juego. Más aún, la experiencia de las ensambladoras colombianas muestra claramente que la apertura no puede ser la principal explicación del rezago industrial de 1996. Si la apertura hubiera sido la causa de la crisis de la industria ésta se ha debido dar en 1992 o en 1993 y en ese caso hubiera sido un veredicto en contra de la apertura acelerada. Si la crisis de la apertura se hubiera dado en el Gobierno Gaviria los opositores hubieran tenido un resonante éxito en sus predicciones y los promotores de la apertura rápida y amplia habrían estado obligados a darle una explicación al país.

La circunstancia de darse la crisis seis años después de iniciado el proceso de apertura apunta más bien a encontrar los problemas en los actores de la reciente política económica. El gobierno actual aparece como el principal culpable. La credibilidad de los ministros del equipo económico es muy baja. A los Ministros de Hacienda del Gobierno Samper no les ha ido bien. El déficit fiscal sigue siendo preocupante a pesar de contar con más recursos tributarios. La burocracia, los auxilios parlamentarios unidos a un incremento desmesurado en las transferencias a los gobiernos locales han sido los beneficiarios de los aumentos de los impuestos. El Gobierno a pesar de los ingentes recursos tributarios obtenidos en esta Administración es cada vez más impotente.

Un gobierno en permanente crisis política dedicado buena parte de su tiempo a sostenerse ha sido incapaz de definir y poner en práctica una política económica coherente. La capacidad de convocatoria del gobierno en el campo económico es cada vez menor, lo que se refleja en buena parte en el estado lamentable de la economía.


Todo parece indicar que la crisis económica del 96 es el efecto inmediato de la crisis de un gobierno que nadie respeta y en el que nadie cree. Lo más triste de la situación actual es que no tiene síntomas de arreglo y que la única solución posible a la vista es la que salvo la extinción del dominio. Los dueños de los tres grupos económicos va a tener que llamar al orden al gobierno para que tome las medidas que necesita el país. Los grandes grupos económicos no pueden prosperar si la economía del país está postrada. La gravedad de la situación económica unida a la total falta de gobernabilidad del Gobierno Samper debe llevar a un total replanteamiento en el manejo de la política económica.

lunes, 9 de diciembre de 1996

El salario mínimo: vuelve y juega

La discusión de cada diciembre sobre el salario mínimo tendría algún sentido si realmente tuviéramos unos elementos sólidos para creer que la meta de inflación tiene algo que ver con lo que pasa en el mundo real.

La discusión sobre el salario mínimo es uno de los ritos de final de año en Colombia. Este año cuando se ha comenzado a discutir desde temprano cuál va a ser el aumento del salario mínimo vuelven a surgir los mismos interrogantes de siempre. En primer lugar se preguntan si las variaciones del salario mínimo tienen impacto en las variaciones del costo de vida o si simplemente los aumentos en la inflación son la causa de las variaciones en el salario mínimo.

Este interrogante ha sido investigado por Alvaro Montenegro antiguo Director del CEDE de la Universidad de los Andes y él ha concluido utilizando técnicas estadísticas avanzadas que la razón de causalidad va más de aumentos en el costo de vida a aumentos en el salario mínimo. El Doctor Montenegro después de realizar esos estudios se ha convertido en uno de los principales defensores de un tratamiento generoso por parte del gobierno en las negociaciones del salario mínimo.

Otros investigadores no comparten el punto de vista del Doctor Montenegro y consideran que el salario mínimo tiene mucha importancia en el aumento de precios, pues es un indicador que sirve en la fijación de otros salarios y posteriormente estos aumentos en los salarios se reflejan en aumentos en los precios. El impacto del salario mínimo es marcado en bienes como la vivienda en los que hay un predominio de trabajadores que reciben el salario mínimo.

Por estos días se vuelve a discutir otra vez si el aumento del salario mínimo se debe hacer con base en la inflación del año anterior o si debe hacerse con base en la inflación esperada para el año que comienza. Estas discusiones son interminables y por lo general no hay manera de dilucidar quien tiene la razón. Si uno mira con detenimiento los elementos de esta discusión se da uno cuenta que se está discutiendo algo que no es muy importante.

En efecto, los que sostienen que se debe utilizar la inflación esperada están diciendo que el objetivo del reajuste es mantener el poder adquisitivo del salario mínimo que regía el 31 de diciembre de 1996. Por su parte los que abogan por el uso de la inflación del año anterior están buscando mantener el poder adquisitivo del salario mínimo que regía el primero de enero de 1996. A priori, es muy difícil decidir cuál de las dos fechas es la más indicada para que sirva de referencia. En sana lógica cualquiera de las dos es igualmente válida y no es muy útil discutir cuál es la más apropiada cuando cualquiera de las dos o una intermedia podría serlo.

Otro elemento de la discusión tiene que ver con la productividad. En épocas recientes se ha querido reconocer el crecimiento de la productividad como uno de los elementos que se debería tener en cuenta en el aumento del salario mínimo. Si el aumento del salario no es superior a la suma de la inflación y el crecimiento de la productividad la inflación no tiene por que crecer y por lo tanto se puede mantener la tendencia observada en el pasado. Sin embargo, esta aritmética que sirve para preservar las tendencias es a su vez el mayor obstáculo para lograr una baja en la inflación pues reproduce los desequilibrios del pasado y no permite que el aumento de la productividad se traduzca en una reducción de la inflación.

Toda esta discusión un poco esotérica, tendría algún sentido si realmente tuviéramos unos elementos sólidos para creer que la meta de inflación tiene algo que ver con lo que pasa en el mundo real. La experiencia del pasado muestra que en Colombia existe una gran diferencia entre la inflación que anuncia el gobierno al comienzo del año y lo que realmente ocurre. Nunca se ha podido lograr cumplir con las metas de inflación, probablemente, porque las autoridades económicas no viven muy preocupadas con el tema de la inflación.


Sería muy bueno, no solo para los trabajadores que devengan el mínimo, que las autoridades económicas colombianas les pusieran mucho más cuidado al cumplimiento de las metas de inflación y que recobrarán la credibilidad perdida. Mientras esto no se logre, las discusiones sobre el salario mínimo seguirán siendo bastante estériles.

martes, 3 de diciembre de 1996

La naturaleza de la firma



El Profesor Ronald Coase en un artículo pionero ha llegado a la conclusión de que la razón primordial para la existencia de las firmas es el costo que existe en la coordinación a través del mercado.

Las empresas son una parte tan importante de la vida diaria que casi nadie se preocupa por pensar en la razón de su existencia. Para aquellos economistas que encuentran fascinante el funcionamiento del mercado la existencia de las firmas puede resultar inexplicable. Estos economistas no alcanzan a entender la verdadera razón por la que existen las firmas cuando el mercado puede servir como el mecanismo por excelencia de coordinación social. El mercado, decide que se produce, cómo se produce y para quién se produce sin tener que inventarse un ente encargado de realizar la coordinación de la actividad económica.

Las empresas aparecen por la puerta de atrás de los libros de texto como un reconocimiento de su importancia pero sin entrarse a preguntar cuál es la verdadera razón de su existencia. Cuando se comienzan a estudiar las decisiones del productor se dan algunas explicaciones que al analizarlas detenidamente no resultan verdaderamente convincentes. Razones como la existencia de economías de escala o la necesidad de conseguir capital son más apropiadas para explicar la existencia de grandes compañías como la General Motors, la IBM, a nivel mundial o la de ECOPETROL o las grandes empresas de servicio público en Colombia. Estas razones no son suficientes para explicar la presencia de los pequeños negocios en los que no se logran grandes economías de escala ni requieren de grandes capitales.

Cuando uno analiza las firmas lo primero que queda claro es que el mecanismos de precios tiene muy poco que ver en las decisiones internas de la firma. Si bien la firma debe reaccionar al precio de los bienes y de los factores de producción dentro de la firma las decisiones no se basan en la mecánica del mercado. Lo que han buscado muchos estudiosos como el profesor Coase quien recibió el premio Nobel por su estudio de la naturaleza de la firma y otros trabajos pioneros es distinguir porque en un caso el mecanismo de coordinación por excelencia es el del mercado y porque en el otro es mejor la coordinación por medio del administrador o gerente.

Al analizar el problema el Profesor Coase llega a la conclusión de que la razón primordial para la existencia de las firmas es el costo que existe en la coordinación a través del mercado. No solo existe el costo de averiguar el precio del mercado sino que también existe el costo de negociar y definir contratos. Aunque para minimizar el costo de la elaboración de contratos es posible definir un contrato básico en los que se especifiquen las líneas de acción generales y dejar para una posterior ocasión la especificación detallado de los servicios que se requieran del proveedor, de todas maneras resulta costoso resolver todos los problemas de coordinación a través del mercado.

En lugar de definir contratos con proveedores de bienes, muchas veces resulta más práctico realizar contratos con los empleados de la firma. Los contratos laborales eliminan la necesidad de definir precisamente las tareas que se deben realizar todos los días y permiten desarrollar las labores propias de la firma de una manera más eficiente.

Como consecuencia de lo anterior, es presumible suponer que para muchas tareas las firmas son más eficientes que el mercado pues sus costos de transacción son menores. Sin embargo, la realidad es un poco diferente. En algunos casos es mejor contratar con proveedores que hacer las tareas internamente. Un buen manejo de proveedores permite mejorar la eficiencia como lo ha demostrado la experiencia de Toyota y otros productores de vehículos. Las firmas exitosas han aprendido a combinar de manera óptima los dos mecanismos el del mercado y el administrativo. Permanentemente están explorando las posibilidades de utilizar el mercado como alternativa a la producción propia. Las palabras de moda en la administración como outsourcing (aprovisionamiento externo), downsizing (reducción de la firma), benchmarking (comparación con pares) no son otra cosa que la descripción del proceso de balancear las ventajas y desventajas del mercado como alternativa a la producción interna.


El ejemplo dado por estas firmas líderes a nivel mundial debe ser seguido por las empresas públicas colombianas y el gobierno mismo. El tamaño de las instituciones públicas es demasiado grande llevando a altos grados de ineficiencia. Las instituciones gubernamentales no se han adoptado a un medio ambiente en el que la razón dada por los teóricos como justificación a su existencia ya no son válidas. Si las entidades gubernamentales no se adaptan a las nuevas circunstancias les puede pasar lo mismo que a los dinosaurios. 

martes, 26 de noviembre de 1996

La reinvención del gobierno bogotano

Dos consejos de analistas americanos pueden contribuir a mejorar considerablemente el transporte en Bogotá.

Las entidades del gobierno, por regla general, no tienen definidos claramente los objetivos que deben cumplir. Los decretos que crean las entidades suelen definir una serie de funciones que, muchas veces, son el resultado de lo que históricamente han venido haciendo a través del tiempo y que por pura inercia continúan realizando aunque hace mucho tiempo la función ha dejado de tener su razón de ser. El Profesor Parkinson ha mostrado con ejemplos sacados del Reino Unido las incogruencias de entidades que siguen prestando funciones que han dejado de ser relevantes hace mucho tiempo. Las oficinas encargadas de manejar el Imperio Británico siguieron funcionando mucho tiempo después de que se hubiera acabado el imperio.

En el caso colombiano, entidades como la Secretaría de Obras del Distrito tiene todavía a su cargo una serie de funciones propias de un pueblito y que debieron ser muy útiles en su momento. Por ejemplo, como en una época se le encomendó la reparación de todos las instalaciones municipales hoy en día tiene en su nómina a varios plomeros y maestros que deberían estar pendientes de mantener en buenas condiciones las instalaciones donde funcionan las dependencias municipales. Esta organización puede justificarse cuando los principales activos de un municipio son el palacio municipal y la sede del concejo pero dejan de tener razón en una época como la presente en que el principal activo de la ciudad puede ser su infraestructura vial.

Lo concentración en la función de control por parte de la Secretaría de Tránsito pudo ser muy adecuada en épocas pretéritas en las que la propiedad de los vehículos era poco frecuente y en la que la capacidad vial era relativamente sencilla y fácil de diseñar y mantener. Cuando la ciudad evoluciona y para el buen funcionamiento del tráfico se requiere de altas dosis de ingeniería y educación de la población, suele suceder que las instituciones no cambian y se sigue pensando primordialmente en las funciones de control, descuidando las otras dos actividades.

El papel de una institución como el IDU no se adapta a las nuevas circunstancias y se mantiene como un apoyo a las labores de diseño y construcción de la infraestructura. La visión del conjunto y la planeación de la expansión de la capacidad del sistema vial no se hace dejando a las Misiones extranjeras la definición de los planes maestros viales y de transporte.

La falta de claridad en los objetivos y el abandono de los que ya no tienen sentido, por lo general, vienen acompañados de una ausencia total de medición de los resultados de las instituciones. La falta de medición de los resultados tiene varias consecuencias que han puesto de presente autores como Osborne y Gaebler. Si no se pueden medir los resultados no se puede distinguir entre el éxito y el fracaso. En consecuencia, si no se puede reconocer el éxito no se puede recompensar lo que se traduce en que muchas veces estemos recompensando el fracaso en lugar de recompensar el éxito.

Sin lugar a dudas, la falta de medición de los resultados de los encargados de la gestión del transporte ha resultado en el caos a que hemos llegado en Bogotá. Ante la ausencia de una medición de resultados, el público asocia el éxito de una gestión en la Secretaría de Obras Públicas con una gran actividad de tapar huecos. El mejor Secretario es entonces el que haga más contratos en su corto período de gestión. Lo que realmente quiere la ciudadanía, que es poder circular sobre una infraestructura vial en óptimas condiciones nunca se ha logrado. Medidas como el control de la circulación de vehículos pesados sobre vías que no estén diseñadas para esto o la de hacer vías de buena calidad que no se dañen con el paso del tráfico normal se dejan de lado porque no se pueden ver tan claro como la presencia de las máquinas pavimentadoras.

Por falta de medición de los resultados de la gestión del Secretario de Tránsito, los medios de comunicación muchas veces califican la gestión del funcionario de turno por la vistosidad de sus acciones. El Secretario que se inventa medidas como el contraflujo y que las impone a pesar de sus inconvenientes pasa como un gran funcionario mientras que alguien que se dedica a resolver los problemas básicos es considerado como un fracasado.

De lo anterior, es importante considerar como prioritario entrar en proceso de definición de la verdadera Misión que le debemos fijar a las entidades del gobierno y a la vez desarrollar un esquema de medición de resultados que nos permita distinguir entre el éxito y el fracaso. Como bien lo dice el libro de los mencionados autores "si se pueden exhibir resultados se puede alcanzar el apoyo social¨.



martes, 19 de noviembre de 1996

Estabilización o catástrofe

En vez de dedicarnos a entrar en largas discusiones sobre compromisos de cada uno de los diferentes estamentos, el gobierno debería dedicar su esfuerzo a poner en funcionamiento un verdadero plan de estabilización en el que se logre controlar el impacto negativo del desequilibrio fiscal.

Para contribuir a la discusión sobre la política económica colombiana la Asociación Bancaria trajo la semana pasada a importantes figuras del continente que se han destacado por sus contribuciones a la estabilización de las economías más importantes de Latino América. Los destacados economistas sin pretender enseñar a los asistentes expusieron sus experiencias y dieron algunas recomendaciones. Lo tratado en el Simposio sobre el Mercado de Capitales realizado en la capital del Valle ha servido para orientar las discusiones sobre las negociaciones relacionadas con la fijación del manejo de la política económica en el próximo año.

De las presentaciones hechas en Cali, quedó claro que por regla general en situaciones como la colombiana no es necesario ni recomendable confiar demasiado en la utilización de un acuerdo como el conocido en Colombia como el Pacto Social. Lo que se requiere es una política orientada a remediar los graves desequilibrios económicos especialmente a atacar los desequilibrios fiscales y externos. El control de la inflación por el cómodo sistema de cuotas anuales del dos por ciento no justifica un desgaste entre autoridades económicas empresarios y trabajadores. Los beneficios logrados con la reducción gradual de la inflación son muy inferiores a los costos que incurre la economía especialmente en lo que se refiere a la mala asignación de recursos que suele ocurrir cuando se adoptan estos compromisos.

En vez de dedicarnos a entrar en largas discusiones sobre compromisos de cada uno de los diferentes estamentos, el gobierno debería dedicar su esfuerzo a poner en funcionamiento un verdadero plan de estabilización en el que se logre controlar el impacto negativo del desequilibrio fiscal. Debe quedar claro que los problemas no son creados por la mala voluntad de trabajadores y empresarios sino que son en buena parte el resultado de una mala política económica.

La revaluación del peso tiene muy poco que ver con el aumento del salario mínimo y mucho que ver con la financiación del gasto público. La entrada de divisas para financiar el déficit fiscal ha inundado de dólares el mercado cambiario y ha hecho que el peso haya mejorado su valor con relación al dólar. El déficit fiscal ha impedido que la devaluación nominal se transforme en una verdadera devaluación real. Mientras no se logre un superávit fiscal considerable cualquier aceleración de la devaluación nominal se va a transformar en un aumento considerable de la inflación. Tratar de estimular la economía en esta época de recesión sería un grave error que nos pondría a las puertas de una crisis fiscal.

La revaluación es la principal causante de la ampliación de la brecha externa ya de por si importante. Un país no puede mantener estos déficit externos tan grandes sin poner en peligro su credibilidad como deudor. Pensar que se puede aumentar la deuda externa a una tasa del cinco por ciento del PIB por año es totalmente irreal. Los acreedores tarde o temprano van a aplicar el freno a la economía colombiana lo que llevará a graves problemas de ajuste.

Es mejor comenzar a realizar el ajuste en estos momentos que esperar a que la situación toque fondo. La experiencia muestra que cuando la economía toca fondo el país tiene que acudir al Fondo Monetario Internacional y aceptar las condiciones que le impongan. La posibilidad de llegar a estos extremos en una circunstancia en la que Colombia cuenta con poco apoyo en Washington es tan grave que el gobierno debe adoptar las medidas necesarias lo más rápido posible.


Colombia tiene que retornar a la ortodoxia fiscal. Los excesos de los dos últimos gobiernos en la ampliación del tamaño del Estado deben revertirse. Se necesita de un gobierno más pequeño y más eficiente que deje respirar al sector privado sin ahogarlo con el cúmulo de impuestos que han brotado tanto a nivel nacional como a nivel local. Es hora de emprender una segunda fase de las reformas económicas que permitan al sector privado cumplir con su papel en el desarrollo económico.

martes, 12 de noviembre de 1996

Los noticieros de televisión de nuevo son noticia

La manera de evitar problemas en la adjudicación de los espacios de televisión es a través de un mecanismo que permita asignar los recursos escasos a los que están dispuestos a pagar más.

Cuando el Presidente Gaviria adjudicó los noticieros, Francisco Santos escribió una columna en la que denunció un tratamiento favorable a algunos de los principales contribuyentes a su campaña. Esta columna dio origen a diversos comentarios y sirvió de base para una investigación de la procuraduría que finalmente no concluyó en nada. Aprovechando la oportunidad brindada por la columna de Francisco Santos expuse nuevamente algunas de las ideas que he sostenido sobre la absurda manera como se adjudicaban los noticieros y demás programas de televisión.

A nadie escapa que el privilegio de poder utilizar una franja de alta sintonía para transmitir noticias tiene un importante valor económico. Un noticiero bien manejado genera ingresos por encima de los gastos incurridos en su elaboración y permite a sus dueños disfrutar de unas ganancias importantes. Fuera de estos beneficios económicos, el concesionario puede llegar a tener una influencia decisiva en la política y gozar de un reconocimiento popular. El poder de una administración que tiene en sus manos la adjudicación de espacios de televisión y de unas frecuencias de radio es mayor que la de una a la que no puede adjudicar estos recursos escasos.

El efecto económico de la adjudicación de estos recursos escasos tiene dos consecuencias diferentes desde el punto de vista económico. En primer lugar, si el adjudicatario no paga el verdadero valor económico el gobierno está haciendo una transferencia de recursos importante a sus amigos que por lo general no son los más necesitados. Esta asignación se puede convertir en una manera disfrazada de pagar el apoyo político pues el criterio de adjudicación muchas veces es el de compensar a los que más contribuyeron a la campaña del presidente de turno.

Por otra parte, la adjudicación a dedo, por lo general no es hecha a los más capaces sino que se hace a los amigos más cercanos que no siempre son los mejores empresarios de televisión. El público tiene que pagar el favoritismo del mandatario de turno soportando una programación pobre en la que predomina la defensa del mandatario de turno que hizo famoso al llamado noticiero lambicolor.

La manera de evitar estos dos problemas es a través de un mecanismo que permita asignar los recursos escasos a los que están dispuestos a pagar más por los espacios de televisión. Al igual que se hizo con la telefonía celular los futuros concesionarios deben hacer una oferta escrita en la que manifiesten lo que están dispuestos a pagar por cada uno de espacios disponibles. El que haya hecho la oferta más alta obtiene la concesión. De esta manera no solo no se está pagando por favores recibidos y fomentando el clientelismo sino que el público va a tener la mejor programación, pues es de suponer que quien está dispuesto a pagar más por un espacio tiene las cualidades requeridas para hacer el mejor noticiero.

El adjudicar los noticieros de televisión por el método de subasta además de tener unas propiedades atractivas desde el punto de vista de la teoría económica puede ser una solución de compromiso entre los partidarios de la revocatoria y los defensores de la situación actual. En efecto, los buenos noticieros y en especial los que han hecho inversiones considerables estarían dispuestos a hacer una oferta más alta que la de los amigos del régimen pues, no solo cuentan con la experiencia sino que sus instalaciones se han amortizado en estos seis años. Por otra parte, los amigos del Presidente Samper que verdaderamente saben hacer televisión podrán ganarse el derecho ofreciendo una cifra justa por el espacio que pretendan.


La confusión creada por los representantes amigos de Samper podría ser la ocasión para que la adjudicación de los recursos escasos del gobierno se haga por medio de una verdadera licitación lo que aseguraría una solución que cumpla con los objetivos de eficiencia y equidad. 

martes, 5 de noviembre de 1996

Di No a la inflación

El secreto del éxito de una política de estabilización radica más en la credibilidad de la política económica que en la receta específica.

En una conferencia sobre las economías en transición un ilustre economista colombiano contó sus experiencias sobre las reformas en las economías comunistas y su transformación a las economías de mercado. Al presentar las diversas experiencias destacó la importancia de llevar a cabo las reformas económicas lo más rápido posible. Con cifras mostró que las economías que se habían ajustado rápido, en poco tiempo lograban recuperar la senda del crecimiento.

Además, mostró que no solo los indicadores económicos eran mejores en las economías que habían hecho la transición de un solo golpe sino que también los indicadores sociales eran superiores. Según la experiencia del consultor internacional, los buenos resultados económicos no estaban en contradicción con buenos resultados en otros aspectos.

El secreto del éxito según el conferencista radicaba más en la credibilidad de la política económica que en la receta específica. Seguir las recomendaciones de los libros de texto era menos importantes que el contar con autoridades que tuvieran un propósito claro y que contaran con la credibilidad suficiente. Al igual que lo ocurrido con Pablo en su camino a Damasco, no era necesario que el líder fuera uno de los discípulos de la ortodoxia sino que en un momento dado se iluminara.

Un banquero central de un régimen en transición podía a través de sus contactos con las autoridades del Bundes Bank ver que si seguía comportándose de manera poco ortodoxa sería rechazado por sus colegas más responsables. Una posible descertificación de los banqueros centrales de Europa se convertía de esta manera en el ingrediente necesario para un cambio radical. El ingreso del banquero a inflacionistas anónimos lo dotaba de la fuerza de voluntad para dejar sus prácticas poco ortodoxas y le hacía ganar la credibilidad de sus colegas de los Bancos Centrales europeos y de los agentes económicos de su país.

Para lograr la credibilidad necesaria el banquero central tenía que asumir posiciones radicales hasta el punto de negar las demandas de crédito a todos los agentes económicos, gobierno y sector privado, por igual. Los problemas temporales del ajuste y las dificultades transitorias en el camino a la estabilidad debían ser aceptadas con serenidad, de la misma manera que el alcohólico anónimo tiene que sobrevivir a la urgencia de tomarse una copita. Las ventajas de la estabilidad económica compensarían, en el largo plazo, cualquier costo que se tuviera que pagar en la transición.

La lección para el caso colombiano parece muy clara. Con medidas timoratas y de conveniencia temporal no se logra ganar la confianza del público y la economía no solo no se ajusta sino que a la larga tiene que pagar costos mucho más altos. La persistencia en una reducción gradual de la inflación no nos está llevando a ninguna parte. La Junta Directiva del Banco de la República no puede seguir con políticas gradualistas de ir reduciendo la inflación a cuenta gotas. Pensar llevar a la economía a una estabilidad económica en cómodas cuotas anuales de dos puntos porcentuales es posponer una decisión por diez años.

El fracaso de la lucha contra la inflación durante los últimos seis años no es sino el reflejo de la falta de compromiso de las autoridades económicas colombianas. La lucha contra la inflación ha sido solo una sucesión de declaraciones inocuas sin contenido de política económica. El querer meter a la Junta Directiva del Banco de la República en el fracasado Pacto Social es un ejemplo más del enfoque mamagallista que ha distinguido al Presidente Samper desde sus inicios en la política.

Lo que se requiere de veras es reconocer que el enfermo requiere un tratamiento de choque y que para que la medicina surta sus efectos es necesario poderle creer al médico. El gobierno debe darse cuenta de la gravedad de la situación y liderar un cambio radical en su política económica. Lamentablemente, los fracasos de las políticas gradualistas ha acabado con la credibilidad de buena parte de nuestros economistas. La pésima conducción del Doctor Perry acabó con la poca credibilidad que le dejó su desastrosa gestión en el Ministerio de Minas y Energía. Los pocos resultados logrados por el Doctor Ocampo unidos al saboteo de sus colegas del gabinete está acabando con el prestigio de un distinguido académico.


Todo parece indicar que para lograr recuperar la credibilidad de la política económica será necesario apelar a una nueva cara en el Ministerio de Hacienda. Parodiando al Presidente López podríamos decir y si nos es Javier Fernández, ¿quién?

martes, 29 de octubre de 1996

Ojo con el desempleo

El desempleo no solo es grave por su impacto recesivo y por el impacto psicológico adverso en los que pierden su empleo, sino que además puede tener graves consecuencias de largo plazo.

Las cifras de desempleo de septiembre son realmente preocupantes. Las tasas de desempleo una vez eliminado el componente estacional muestran un continuado deterioro desde el momento mismo en que el Presidente lanzo su ambicioso programa de empleo. La creación del millón seiscientos mil empleos prometidos por Samper en su campaña ha quedado para el próximo período presidencial.

El desempleo no solo es grave por su impacto recesivo y por el impacto psicológico adverso en los que pierden su empleo, sino que además puede tener graves consecuencias de largo plazo. Cuando una economía no genera el suficiente número de empleos los que están en la edad de comenzar a trabajar sufren desproporcionadamente. Los jóvenes ven cerradas las posibilidades de encontrar trabajo rápidamente y por tanto tienen que esperar mucho para conseguir su primer trabajo. En lugar de comenzar a aprender a trabajar y a someterse a la disciplina que imparte el participar en la actividad productiva se ven enfrentados muchas veces a situaciones poco edificantes.

El joven que no encuentra un trabajo rápidamente comienza a cuestionarse su propia valía. Piensa que las dificultades no son de carácter coyuntural sino que se derivan de problemas más profundos y comienza a escuchar los cantos de los demagogos de turno que los incitan a buscar soluciones por métodos violentos.

Pero aun los que reconocen que el problema puede ser de carácter temporal y que se va a resolver cuando entré a operar Cusiana se ven enfrentados a serios problemas. Los pocos empresarios que deciden contratar más trabajadores no están muy dispuestos a invertir en capacitación y por lo tanto el progreso de la generación de estos trabajadores puede ser muy lento. Las generaciones que comienzan a trabajar en épocas recesivas quedan marcados de por vida por una visión pesimista del mundo. La ética de trabajo se pierde y las posibilidades reales de avance prácticamente desaparecen.

El aumento en el desempleo tiene en el largo plazo un grave impacto en el crecimiento económico. Cuando los trabajadores se ven enfrentados a una recesión y a períodos largos de desempleo encuentran que todos los esfuerzos hechos en su formación profesional resultaron estériles. La baja en la rentabilidad de la educación tiene como consecuencia una disminución en la demanda por educación. Cuando la inversión en educación se disminuye también se reduce la tasa de crecimiento de la economía y la posibilidad de alcanzar el nivel de vida de los países industrializados se reduce considerablemente.

El ciclo económico tiene unas graves consecuencias en la producción de profesionales. Las variaciones en la demanda por educación tiene un impacto en las universidades. La reducción de la demanda obliga a cerrar algunas de las facultades y a acabar con los núcleos de excelencia asociados a las universidades. La disminución de la demanda de educadores a la vez tiene impacto negativo sobre el mercado profesional pues de esta manera se cierran las posibilidades laborales de muchos de los profesionales altamente calificados.


La competitividad colombiana puede verse enfrentada a graves peligros si el período recesivo se prolonga por mas tiempo. La falta de gobernabilidad de un período puede marcar el comienzo de un grave ciclo recesivo de la economía colombiana y a una desaparición del capital humano del país. La prolongada recesión no solo ha frenado la formación bruta de capital fijo sino que más grave aún puede llegar a afectar seriamente la formación de capital humano y cerrar las puertas del desarrollo económico acelerado.

martes, 22 de octubre de 1996

Colombia en el Mercosur

Si queremos llegar a una discusión mucho más fructífera es necesario sacar la discusión del aspecto ideológico y comenzar a cuantificar el posible impacto del ingreso de Colombia en el Mercosur

En estos días se ha comenzado un debate sobre la conveniencia de entrar a Mercosur. Para los defensores del proteccionismo este movimiento hacia un mercado más amplio es visto con preocupación porque para ellos es entregar el mercado colombiano a unos productores más fuertes. Los costos para la economía colombiana para estos analistas pueden llegar a ser muy altos especialmente en esta ápoca de recesión.

Uno de los más desatacados críticos de la apertura económica ha manifestado que la entrada a Mercosur puede ser contraproducente, pues Colombia al suscribir este nuevo tratado de Libre Comercio estará entregando su autonomía en la fijación de aranceles y por lo tanto, si en el futuro se requiriera un aumento de aranceles el tratado lo haría prácticamente imposible.

Si para los partidarios del proteccionismo la entrada al Mercosur puede llegar a afectar negativamente el manejo de la economía para algunos de sus proponentes la pérdida de autonomía es uno de los principales atractivos. En efecto, el ministro Cavallo sostenía que la entrada al Mercosur era un elemento clave para garantizar la continuidad de la política de apertura de la economía argentina. El compromiso respaldado por un tratado para mantener aranceles bajos se convertía en el elemento clave para asegurar que en el futuro no se volviera a una política de aranceles altos. Puede decirse entonces, que la entrada al Mercosur es un movimiento importante en el camino hacia una economía más abierta y por lo tanto va a dividir la opinión de los colombianos entre los que tradicionalmente se oponen a cualquier movimiento hacia el libre comercio y los que se oponen a él.

Si queremos llegar a una discusión mucho más fructífera es necesario sacar la discusión del aspecto ideológico y comenzar a cuantificar el posible impacto del ingreso de Colombia en el Mercosur. Lo primero que hay que decir es que la entrada a un mercado común o una unión aduanera tiente tantos costos como beneficios.. No es posible, a priori, decir si es conveniente para un país. La razón es que los beneficios logrados por una ampliación del comercio y por una mayor eficiencia pueden ser superados por los costos de un desvío del comercio internacional de países más eficientes hacia uno de los socios de la unión aduanera o mercado común. El nuevo grupo económico gana en la medida en que la apertura de los socios tenga como resultado la ampliación de las actividades eficientes a nivel mundial pero pierde si en lugar de importar de un país eficiente fuera del grupo termina comprando a alguno de sus socios que produce de manera ineficiente.

Un estudio detallado en el que se cuantifiquen los costos y beneficios de la entrada de Colombia al Mercosur es una tarea importante. Mientras se logra contar con este tipo de información es importante ir pensando en lo que puede pasar extrapolando de otros estudios realizados en el pasado. Los economistas que han estudiado el efecto económico de las uniones aduaneras dan algunas pautas que pueden ser útiles para comenzar a vislumbrar el posible efecto de una entrada de Colombia a Mercosur.

En primer lugar, se ha encontrado que entre mayores sean las distorsiones existentes antes de la formación del mercado común menores serán las posibilidades de unos beneficios netos. La razón es bien sencilla, pues cuando existen muchas restricciones al comercio es muy probable que el efecto de la desviación del comercio que es negativo, predomine sobre el efecto de creación de comercio. Teniendo en cuenta lo anterior, es posible predecir que dadas las importantes disminuciones de los aranceles y la eliminación de las restricciones cuantitativas realizadas en Latinoamérica en el pasado reciente, el efecto de entrar a Mercosur sea positivo para todos los participantes en el nuevo mercado común.

En segundo lugar, se ha encontrado que el impacto no es muy importante en términos cuantitativos. Los estudios sobre el Mercado Común Europeo muestran que su impacto fue muy inferior al uno por ciento del producto interno bruto de los países miembros. En el caso del Mercosur pareciera que el uno por ciento sería un máximo muy difícil de alcanzar.

Esto querría decir que no debemos poner muchas ilusiones en la entrada al Mercosur. Su impacto no superaría el uno por ciento del PIB y podría ser muy inferior a esta cifra. Sin embargo, puede que resulte en un compromiso importante hacia el libre comercio y sea la manera de evitar un retorno al Parque Jurásico del Proteccionismo.

martes, 15 de octubre de 1996

El Premio Nobel de Economía en 1996.

Si la Academia Sueca quiere utilizar el tan codiciado premio Nobel como incentivo para mejorar la economía tiene que otorgarlo a economistas más jóvenes que puedan disfrutar el dinero por un tiempo más largo.

El premio Nobel de Economía en 1996 ha puesto de manifiesto algunas de sus principales contradicciones.  Por ser un premio relativamente reciente y por ser un campo en la que no es necesario contar con instalaciones muy completa, hay una larga lista de candidatos con mérito suficiente para ser galardonados.  Los galardonados por regla general han cumplido los sesenta años y algunos como el profesor Vickrey reciben el premio después de los ochenta años.  Destacados economistas han perdido la carrera hacia al premio Nobel pues la muerte les ha sorprendido mucho antes de su nominación.

El drama vivido en esta ocasión en que el Profesor Vickrey muere tres días después de su elección y en el que el premio debe ser entregado postmortem es, simplemente, la consecuencia de tener más candidatos que galardones.  También es la consecuencia de la estrategia de asignar el premio de manera rotatoria por ramos del saber.  Si a una persona de edad se le pasa el carrusel del premio debe casi despedirse pues la próxima vuelta puede demorarse unos diez años.

La selección de William S Vickrey y James Mirrlees como Premios Nobel en 1996 es un reconocimiento a destacados economistas que han dedicado la mayor parte de su esfuerzo al campo de las finanzas públicas.  Vickrey hizo importantes contribuciones a la utilización practica de las reglas derivadas de la economía del bienestar.  Los problemas prácticos de la utilización del principio de igualdad entre el precio y el costo marginal fueron objeto de análisis por parte del Profesor Vickrey.  Los estudiosos de la fijación de precios de monopolios nacionalizados, servicios públicos y transporte público se beneficiaron enormemente de los escritos del Profesor Vickrey.  En 1961 Vickrey hace una contribución importante al análisis sobre la revelación de preferencias al encontrar una solución al problema de como hacer que en las licitaciones se revelen las verdaderas preferencias de los licitantes.

La pelea entre el burócrata y el técnico emprendida por el Profesor Vickrey contra el Metro de Nueva York muestra la dificultad de imponer alguna racionalidad en esquemas tarifarios que muchas veces tienen como única justificación la muy colombiana del "no se puede".  Si a alguien le preguntaran cual puede ser el esquema de tarifas de servicio público más absurdo y de mayor dificultad de cumplimiento respondería que cobrar por edad del vehículo.  Comparado con este esquema, el propuesto por el Profesor Vickrey de cobrar por distancia y por hora del día ganaría la aceptación de todas las burocracias del mundo excepto la colombiana.  Si un esquema tan absurdo y caótico como el colombiano puede existir por más de veinticinco años sin producir ninguno de los resultados que prometía sería deseable comenzar a pensar en el esquema propuesto por el difunto premio Nobel.

Las contribuciones del Profesor Mirrlees se pueden ubicar en el campo de la tributación óptima.  Muchos de sus escritos se dedicaron a analizar cual puede ser la mejor manera de gravar la actividad productiva y el ingreso de las personas causando las menores distorsiones posibles.  Las publicaciones del Profesor Mirrlees se inician en 1962 con un escrito conjunto con el famoso Profesor Kaldor sobre un nuevo modelo de crecimiento en el que se estudia el comportamiento de una economía compuesta por dos clases, la capitalista y la trabajadora.  Continúan al comienzo de los setenta con unos trabajos conjuntos con Peter Diamond sobre tributación y producción óptimas.  En los setenta aparecen una serie de publicaciones del Profesor Mirrlees sobre tributación óptima y un texto muy importante con Ian Little sobre Planeación y Evaluación de Proyectos en países en vías de Desarrollo.

Al comprobar el largo lapso transcurrido entre las publicaciones más importantes de los galardonados y la fecha de su elección surge la duda de si realmente el premio Nobel está contribuyendo a mejorar la ciencia económica o si simplemente es un reconocimiento tardío a un pequeño grupo de afortunados que se ganan una lotería que ya no pueden disfrutar.


Todo parece indicar que el esfuerzo de los investigadores está más relacionado con dos eventos importantes en su carrera.  En primer lugar, el gran esfuerzo para lograr el titulo de doctorado que les abre la oportunidad de vincularse a la academia.  En segundo lugar, el esfuerzo que deben hacer los profesores asistentes recién graduados para lograr obtener su nombramiento como profesores titulares en una buena universidad.  Después de lograr la titularidad en una buena universidad el esfuerzo disminuye y la posibilidad de lograr el premio Nobel es muy poco lo que contribuye al esfuerzo.  Si la Academia Sueca quiere utilizar el tan codiciado premio Nobel como incentivo para mejorar la economía tiene que otorgarlo a economistas más jóvenes que puedan disfrutar el dinero por un tiempo más largo.

martes, 8 de octubre de 1996

Lista de precios e inflación

La inercia inflacionaria que nos quieren vender los viejos cepalinos no encuadra en un ambiente tan deprimido como el actual.

En los Estados Unidos ha habido discusiones sobre la medida de los precios al por mayor. Para muchos analistas, el índice de los precios al por mayor no refleja fielmente las tendencias del crecimiento de los precios pues el instituto encargado de llevar las estadísticas suele preguntar por los precios de lista y no por el precio al cual se realizan efectivamente las transacciones.  En ocasiones y especialmente cuando se vive una recesión los precios de las transacciones suelen ser inferiores a los precios  de lista y por lo tanto en estas ocasiones la variación de los precios de lista es mayor que la variación de los precios de las transacciones.

Aunque en Colombia el DANE trata de medir los precios reales de las transacciones es posible que en estos momentos de recesión se estén dando transacciones por debajo del precio habitual que hagan que los indicadores de inflación de los organismos del Estado se alejen un poco de la realidad.  La queja habitual de que el DANE tiende a subestimar el incremento de precios parece que ya no esta dando.  Realmente ya no hay que preguntarle a los funcionarios del Departamento de Estadística donde compran para ir a hacer el mercado ahí, sino que ahora lo que hay que preguntar es donde compran los del DANE para no ir allá porque los precios son más altos que los actualmente existente en Colombia.

Es posible que el nivel de precios medido por el DANE sea mayor que el verdadero nivel de precios pues el Departamento de Estadística está en un proceso de revisión del Índice de Precios al consumidor.  Mientras que se define la nueva canasta el DANE tiende a utilizar las mismas fuentes existentes y por lo tanto no incorpora las Supertiendass estilo Makro que han entrado con precios más baratos y que han permitido al consumidor estirar su presupuesto familiar.

Los precios de algunos productos pueden haber subido no como un reflejo de lo acontecido sino que pueden estar obedeciendo al deseo de lograr anticiparse a la nueva edición del pacto Social.  Los productores están aprovechando la confusión existente en el gobierno para ganar una posición más favorable en las negociaciones.  Es obvio que alguien que ya ha subido los precios puede ser bastante generoso en una negociación.  Los empresarios pueden ofrecer un aumento del veinte por ciento para el 97 si en los últimos meses del 96 ya subió sus precio en un cinco por ciento.

Para los que observen que es muy difícil hacer aumentos que perduren en una situación recesiva acompañada de una revaluación se les puede argumentar que esto es posible  en el caso en que simultáneamente se ofrezcan unos descuento.  Es posible, entonces, gozar de una serie de rebajas temporales mientras que la situación de la economía es mala.

Descuentos como los dados por las cervecera en que la tapa paga tienen el efecto de disminuir temporalmente el precio de la pola.  Cuando las empresas descubren que la demanda se ha reactivado la promoción desaparece y el precio de lista vuelve a ser igual al precio real.

Los anteriores comentarios son apenas ideas que tratan de aportar alguna luz en medio de la oscuridad reinante en el campo económico.  La existencia de una estanflación tan prolongada no parece tener muchas fuerzas que las sostengan.  La inercia inflacionaria que nos quieren vender los viejos cepalinos tampoco encuadra en un ambiente tan deprimido como el actual.

Los economistas no pueden permanecer indiferentes ante una situación tan rara como la que estamos viviendo.  El extraño mundo de Subuso es bueno para leerlo en los periódicos pero no muy útil como paradigma par ser enseñado a las nuevas generaciones.



martes, 1 de octubre de 1996

El transporte en Bogotá

Un trabajo de más de un año de un equipo de expertos japoneses servirá de base para plantear soluciones al transporte urbano en la capital del país.

Hoy se va a realizar un Seminario sobre el Plan maestro de Transporte para Bogotá realizado por la Agencia Japonesa para el Desarrollo, JICA. El objetivo del Seminario es presentar las conclusiones del trabajo realizado por el equipo de consultores japoneses que por casi un año han estado analizando el sistema de transporte urbano del distrito para poder definir una serie de recomendaciones que busquen aliviar el grave problema que agobia a los bogotanos.

Al analizar la versión preliminar se puede apreciar un trabajo serio del equipo de investigadores que hasta cierto punto confirma lo conocido sobre el transporte urbano en la capital. Se destaca ante todo un esfuerzo importante en la recolección y análisis de la información sobre el transporte en Bogotá. Contrario a lo que piensa la gente, la información cuantitativa seria sobre el transporte en Bogotá es muy escasa y por lo tanto el gran esfuerzo de recolección hecho por la Misión Japonesa es una importante contribución al conocimiento de la problemática del transporte en Bogotá.

Las relaciones funcionales desarrolladas por la Misión japonesa son muy parecidas a las ya conocidas. El número de viajes está muy relacionado con el tamaño de la familia y con la disponibilidad de vehículos particulares. Las familias que tienen carros a sus disposición realizan más viajes que las familias que no lo poseen. Teniendo en cuenta la estrecha relación encontrada por los expertos japoneses entre el ingreso de la familia y la propiedad de vehículos automotores se confirma la relación ya encontrada en otros estudios entre el ingreso de las familias y el número de viajes realizados por persona.

Los analistas japoneses encuentran una relación estrecha entre la propiedad de automotores y la selección de medio de transporte. Encuentran que las personas que tienen vehículo propio lo usan para sus viajes y que las familias que no lo tienen utilizan el transporte colectivo. A diferencia de otros estudios en el que el costo y el tiempo de viaje influyen en la selección modal, el estudio de JICA no logra encontrar una relación entre la selección modal y el tiempo de viaje. Aunque el estudio mismo no lo destaca, es conveniente recalcar que al no existir una relación entre el tiempo de viaje y la selección modal, las mejoras en el transporte público van a tener muy poca influencia en el posible desvío de usuarios del transporte particular al transporte público.

El Plan Maestro de Transporte hace una serie de planteamientos sobre la inversión para los próximos veinticinco años. A partir de unas previsiones sobre el desarrollo de la ciudad en lo referente a la población y el empleo, los expertos japoneses estiman la futura demanda de transporte para el año 2020. Estas predicciones están basadas en proyecciones demográficas que a pesar de algunas limitaciones en los parámetros demográficos utilizados dan una idea aproximada de la posible evolución futura de la población y del empleo. A partir de la información sobre el total del Distrito y teniendo en cuenta la disponibilidad de área para el desarrollo urbano, los expertos japoneses llegan a unos estimativos sobre la futura utilización del espacio urbano de Bogotá. Basados en estos estimativos y en la posible posesión de vehículos se establecen las demandas de transporte para el año 2020 y a partir de esta demanda y de la oferta actual se obtiene un cálculo de las necesidades de infraestructura de transporte necesario apara satisfacer esta demanda.

Los resultados de este ejercicio de planeación de transporte son una base sólida para entrar a discutir alternativas de solución al problema del transporte. El Seminario que se va a realizar en el día de hoy será, sin lugar a dudas, una buena oportunidad para comenzar a plantear alternativas de solución a un problema que ha preocupado desde hace bastante tiempo a los bogotanos.

martes, 24 de septiembre de 1996

La crisis del empleo

A mediados del período presidencial la situación de empleo no puede ser más desoladora.

La campaña Samper quiso mostrar, aún en contra de la realidad, que la situación económica del país era bastante grave y que se requería de un gran estimulo para lograr alcanzar unas altas tasas de crecimiento.  El diagnóstico del plan de desarrollo especialmente en el tema del empleo mostraba una situación relativamente aceptable pues los indicadores eran bastante favorables.  El desempleo se había venido reduciendo de tal manera que al comienzo del gobierno de Samper se contaba con indicadores muy favorables.  Tal como se indica en "Las políticas del Salto Social", el desempleo durante los últimos tres trimestres estaba mostrando los niveles más bajos de los últimos diez años, 7,6% en Septiembre de 1995; 7,9% en diciembre de 1994 y 8, 1 % en marzo de 1995.

El mismo documento mostraba además que el problema de la informalidad se estaba reduciendo de manera sostenida.  De un valor de 57,1 en 1988 se había reducido a un 53,8% en 1994.  Más aún, gracias a las reformas de los noventa, el crecimiento se venia dando en el sector privado, habiendo dejado el gobierno el papel de empleador de última instancia.

De la lectura del documento queda claro que la situación del empleo en Colombia era muy diferente a la retórica que nos tenía acostumbrados el Expresidente de ANIF. Las grandes frases acuñadas por el candidato liberal a lo largo de su carrera pública, no tenían ningún soporte en la realidad.  Las grandes promesas de la campaña se estaban cumpliendo aún antes de formular el plan de desarrollo pues la situación era mucho mejor de lo que siempre había hecho creer el Poder Popular.

La creación de un millón seiscientos mil empleos en los cuatro años no parecía muy difícil de cumplir pues lo único que se necesitaba era proseguir en la senda de rápido crecimiento económico que se había logrado establecer en los últimos años de la Administración Gaviria.  Se calculaba que con un crecimiento de 5,7 por ciento por año durante el cuatrenio Samper sería posible mantener un crecimiento del 2,8 por ciento del empleo lo que permitiría descensos adicionales en la tasa de desempleo o mejoras en la calidad de los puestos de trabajo.

Infortunadamente, el plan Samper para la creación del millón seiscientos mil empleos no se tradujo en acciones especificas.  El gobierno le apostó a un crecimiento general de la economía en la que se esperaba que con buenas intenciones se lograría un crecimiento dinámico de la agricultura y la industria.  Se pensó que logrando una devaluación real se podría obtener un rápido crecimiento de las exportaciones industriales y agrícolas.  Más aún, se esperaba no solo aumentar el empleo sino lograr al mismo tiempo un aumento en la competitividad de la economía colombiana.  Se confiaba que creando un Consejo Nacional de la Competitividad se podría lograr una mayor dinámica de los sectores exportadores que permitirían el doble milagro de crear cuatrocientos mil empleos anuales y disminuir al mismo tiempo los costos laborales aumentando de paso la competitividad de la economía colombiana.

 A mediados del período presidencial la situación de empleo no puede ser más desoladora.  Los indicadores se han tornado negativos.  Trimestre a trimestre, el desempleo ha comenzado a aumentar, las empresas entran en concordato y licencian a los trabajadores.  El empleo industrial cada vez es menor, la agricultura acosada por la guerrilla cada vez genera menos empleo, las marchas campesinas y el descontento en el campo son la orden del día.  El país se encuentra aislado y el gobierno no puede garantizar ni la movilización de los alimentos a las ciudades principales.

La posibilidad de mantener un crecimiento acelerado que permita incorporar a los nuevos trabajadores a un empleo productivo es cada vez más lejana.  La recesión es cada vez más notoria y el impacto de la parálisis de la construcción en el empleo se puede apreciar cada día más.  El aumento de los impuestos, la posibilidad de sanciones económicas no son buenas noticias para los trabajadores colombianos.

En medio de este caos creado por la ausencia de políticas claras en el campo del empleo, la ciudadanía se siente desprotegida.  El Ministerio de Trabajo y Seguridad Social que debería guiar la política de empleo se empeña en utilizar su poder para mejorar la suerte de algunos de los sindicatos más fuertes.  Los grandes sindicatos no contentos con mantener sus prebendas han comenzado a fijar las políticas sectoriales.

El Sindicato de Telecom decide cuando se debe abrir la competencia en larga distancia y cuando se puede entrar a competir en Bogotá por el mercado de la telefonía local.  El Ministro de Comunicaciones es impotente ante un gobierno que está dispuesto a comprar el apoyo del sindicato de las telecomunicaciones para mantenerse en el poder.  El Sindicato de Ecopetrol decide si se debe aumentar la participación de los asociados y define en general la política energética.  Los Sindicatos del Sector Eléctrico aprovechan la oportunidad para captar la reducción de los subsidios a los estratos cuatro, cinco y seis.

El trabajador raso ve desaparecer su puesto de trabajos mientras que el afiliado a los grandes sindicatos mejoran considerablemente su suerte.  Esta situación no puede continuar por mucho más tiempo.  El crecimiento del desempleo es un lujo que no se puede dar el país en este momento de grave crisis institucional.