lunes, 26 de agosto de 1996

¿Dónde está el Ministro de Hacienda?

El, hasta hace poco, Ministro estrella del gabinete Samper cada vez más se parece al Ministro de Minas que nos regaló el apagón de 1991 con su socorrida teoría del sobredimensionamiento.

Un destacado analista en un artículo titulado "La economia al revés" presenta un análisis muy critico de la situación por la que está atravesando el país.  Los resultados económicos son similares a los que ocurren en las películas donde se ridiculizan a los héroes.  A Colombia como a los antiheroes todo les ha resultado al revés en el gobierno de Samper.  Prometen bajar la inflación y, sin querer queriendo, les resulta una inflación más alta.  Prometen crear quinientos mil empleos al año y el resultado es m aumento de cien mil desempleados.  Prometen bajar las tasas de interés y al final logran unas tasas de interés más altas.  Ofrecen hacer crecer la economía a tasas por encima del promedio histórico y terminan con tasas de crecimientos parecidas a las peores de toda la historia.

La realidad presentada en el articulo mencionado y resumida brevemente en el párrafo anterior es muy grave y debe dar lugar a un intenso debate.  El querer tapar el sol con las manos gobernando solo con declaraciones y sin una política coherente debe dar paso a un replanteamiento serio en el campo de la política económica.  Debe quedar bien claro que la gestión del gobierno ha sido muy deficiente y que los indicadores de la actividad económica son tremendamente negativos.  El primer Ministro de Hacienda del Gobierno Samper está perdiendo su prestigio a medida que se conocen los verdaderos resultados de su gestión.  El, hasta hace poco, Ministro estrella del gabinete Samper cada vez más se parece al Ministro de Minas del Presidente Barco que nos regaló el apagón de 1991 con su socorrida teoría del sobre-dimensionamiento.

La mala gestión económica del gobierno Samper se refleja en la falta de responsabilidad fiscal.  El Gobierno, Presidente y Ministro abandonan su promesa de no subir impuestos y embarcan al país en una reforma tributaria pero lo hacen no para lograr un equilibrio fiscal sino que utilizan los recursos para satisfacer los apetitos clientelistas de los parlamentarios y para ganar el apoyo necesario para que el Presidente pueda ser absuelto en la Cámara de Representantes.

Al terminar su gestión el Ministro de Hacienda entrega una situación fiscal extremadamente grave que pone al país ad portas de un programa de ajuste con el Fondo Monetario Internacional.  La Misión del FMI comienza a imponer condiciones tan estrictas como a otros países caracterizados por un pasado de irresponsabilidad fiscal.  El prestigio de Colombia en materia de política económica ganado en varias décadas de manejo responsable desaparece en menos de dos años y Colombia ingresa a la lista de parias económicos que deben someterse a las cartas de intención con el Fondo Monetario.

El desborde de la demanda agregada, causada en buena parte por el inusitado incremento del gasto del gobierno, le da nueva vida al fuego inflacionario.  Un gobierno sin prestigio y débil que cede a cualquier presión no puede mantener el endeble esquema del pacto social y cada uno de los convocados a luchar conjuntamente contra la inflación abandonan el propósito común, cogiendo cada uno por su lado.  La búsqueda de una inflación menor es abandonada al primer síntoma de recesión dejando la convicción que los perdedores fueron los que le "jalaron al pacto".

Un fracaso de tal magnitud como el resaltado en el articulo comentado no puede ser asignado únicamente a una conversión tardía del Ministro de Hacienda anterior al credo neoliberal.  Una apertura mal manejada por un aprendiz de brujo puede ser fatal como lo muestra la experiencia del Cono Sur al comienzo de los ochenta.  Sin embargo, el gobierno Samper no puede clasificarse de ninguna manera como aperturista ni continuador de algo en lo que nunca ha creído.

La explicación de los problemas económicos es muy sencilla.  El manejo de la economía ha sido digno de la serie del Chapulin Colorado en donde el héroe hace todo al revés.  Para lograr dejar contento al espectador en este tipo de comedias, al final el anti-héroe, a pesar de todas sus equivocaciones, termina enamorando a la bella protagonista.  En la vida real y para que todos quedemos contentos, el Ministro Perry, a pesar de todas sus equivocaciones, termina convenciendo a las directivas del Banco Mundial y todos terminan felices viviendo en la capital del imperio.



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