martes, 2 de septiembre de 1997

Finalizó el ajuste ético

El anunció hecho por el Departamento Nacional de Planeación sobre el crecimiento del producto en el segundo trimestre de 1997 ha dado lugar a serias  discusiones entre el gobierno y los gremios. Antes de tomar partido por alguna de las partes es necesario aclarar que la cifra dada por Planeación Nacional es apenas una aproximación. Esta estimación se hace  por métodos econométricos  a partir de una serie de indicadores y por lo tanto no puede entenderse como la medición de lo que realmente ocurrió en el segundo trimestre de 1997. La cifra real  puede variar y por lo tanto el estimativo presentado no puede servir para juzgar la gestión del gobierno ni para juzgar de manera definitiva la gestión del gobierno.

Las cifras trimestrales producidas por Planeación Nacional son una aproximación obtenida por un seguimiento cuidadoso de una serie considerable de indicadores  mensuales  que en condiciones normales pueden servir como una aproximación bastante buena de lo acontecido en el último trimestre.  Como bien lo saben los analistas de la economía, lo más difícil de prever es el cambio en las tendencias y por tanto, en el momento actual en  que estamos en espera de una anhelada recuperación deberíamos ser muy cautelosos en declarar el fin de la recesión con base en estimativos como los producidos por el Departamento Nacional de Planeación.

Este tipo de  controversia se puede evitar si el gobierno, en lugar de utilizar estimativos del crecimiento espera a obtener las cifras de la contabilidad nacional. Gracias al esfuerzo de esta Administración el país cuenta con mediciones trimestrales de las cuentas nacionales que con un retraso razonable de un poco más de tres meses permiten medir el crecimiento de la economía. En estas circunstancias el esfuerzo del DNP para predecir lo que va medir el DANE debe ser utilizado para afinar la política económica y por su propia naturaleza debería utilizarse por el equipo del gobierno como una primera aproximación de lo que está pasando. El sector privado tomará estas cifras con beneficio de inventario y las adoptará para sus decisiones en la medida en la que tenga confianza en el gobierno.

La discusión de las cifras y la controversia que ha surgido es simplemente una manifestación más de la falta de confianza en el gobierno. Si los gremios no le creen al gobierno que hemos salido de la recesión lo que está mostrando es una gran desconfianza en las autoridades económicas. La falta de credibilidad en la política económica se ha extendido a las mediciones hechas por entidades del gobierno. Bajo esta óptica, la falta de credibilidad del Departamento Nacional de Planeación se torna en un grave problema. Si la presentación de unas  cifras  da lugar a serias controversias  que podremos esperar de la discusión de  las políticas adoptadas.

Es claro, entonces, que mientras el DANE no publique las cifras del segundo trimestre toda la discusión debería entenderse como una discusión sobre diversos métodos de prever el futuro. El gran peligro que existe es que la discusión de un asunto eminentemente técnico como es el de las predicciones del crecimiento de la economía le quite espacio a la discusión sobre las medidas que se deben adoptar. Lo que están en juego es muy importante para dedicarse a discutir si el DNP si sabe hacer predicciones o si las de los gremios son mejores. 

Lo que se necesita en este momento es tener claridad de lo que más le conviene a la economía colombiana. Las discusiones en los foros han mostrado que si bien el problema coyuntural es importante y debe resolverse a la mayor brevedad la mayor incertidumbre que existe en la economía colombiana es lo que pueda pasar en el largo plazo. Ha comenzado a discutirse seriamente en estos foros si la economía colombiana es viable en el mediano plazo. El Profesor Edwards nos ha puesto a pensar si el prestigio que tenía la economía colombiana todavía subsiste. Los grandes problemas generados por un sistema político corrupto no se pueden ocultar, de nada sacamos crecer a cinco por ciento por año si el país se considera ahora como la Bosnia de Latinoamérica. 

Sería muy bueno que la recuperación de la economía nos estuviera mostrando que hemos pagado el costo del ajuste ético y que ahora si vamos a convertirnos en un país desarrollado en el que imperan altos principios éticos y en los cuales el gobierno goza del respaldo de todos los ciudadanos. Lamentablemente, los últimos acontecimientos que han afectado a personas en las que el país había confiado están mostrando que seguimos con estándares éticos muy bajos. La ola de paros que se están dando muestra una falta de gobernabilidad total. La incertidumbre institucional es inmensa. Nadie sabe cómo se van a interpretar las leyes ni quién será el próximo dirigente que termine en la cárcel. 

Sería recomendable que en estas circunstancias tanto el gobierno como los dirigentes gremiales se pongan a pensar en los cambios que se requieren y no se dediquen a pelear por unas proyecciones. Si seguimos en este juego lo único que vamos a repetir es las discusiones que se dan todas las noches en los espacios deportivos en los que cada uno hace pronósticos sobre el resultado de las eliminatorias al mundial. El Director Técnico de la selección no se puede poner a pelear con todos los periodistas que no pongan en duda la clasificación de Colombia. Lo que deben hacer el Bolillo y el Ministro de Hacienda es reforzar su trabajo para que se logre recuperar el prestigio del fútbol y del manejo de la economía.

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