lunes, 29 de enero de 1996

La economía después de Samper

Ante la inminencia del cambio es necesario entrar a analizar las implicaciones que este tendría en la economía colombiana

Lo sucedido en la semana anterior no puede dejar dudas sobre la permanencia de Ernesto Samper en la Presidencia de la República. El retiro del Presidente es un hecho incontrovertible y lo único sobre lo que hay discrepancias es sobre la fecha y la forma.

Las publicaciones especializadas en el tema económico como el Financial Times y The Economist están dando por descontado la salida del Presidente Samper y su eventual reemplazo por el Vice-presidente, Humberto de la Calle actual embajador de Madrid. Ante la inminencia del cambio es necesario entrar a analizar las implicaciones que éstas tendría en la economía colombiana.

Lo primero que se debe decir sobre las perspectivas futuras de la política económica es que de ninguna manera la renuncia del Presidente va a llevar a cambios radicales.

El programa de gobierno está incorporado en el actual Plan de Desarrollo por medio de una Ley y es por lo tanto de obligatorio cumplimiento. La continuidad de los programas de gobierno está respaldada no sólo por un ordenamiento legal sino por la tradición colombiana de mantener una política económica relativamente estable. Los últimos gobiernos han mantenido esta línea general, pues hasta el Presidente Samper continuó con el esquema aperturista de los dos últimos gobiernos. Aquí es bueno destacar que el gobierno desatendió los cantos de sirena de los cepalinos que le pedían aumentar los aranceles como una fuente posible de ingresos cuando se discutió la reforma tributaria.

La nueva administración debe reconocer que los samperistas a pesar de estar tan desacreditados en este momento van a conservar la capacidad de obstaculizar al gobierno próximo en el momento en que la nueva administración se aleje del programa de gobierno pregonado por el Presidente Samper y el Comandante Serpa. Lo que menos podemos querer es que en los próximos años se agudicen los enfrentamientos entre ricos y pobres y se vuelve a la retórica de la lucha de clases que está surgiendo en estos días finales del gobierno Samper.

La continuidad de políticas económicas no puede llegar hasta el extremo de no enmendar los errores de la actual administración. El manejo de la crisis por parte del Grupo Santodomingo ha mostrado la gravedad de operar bajo la premisa  de lo que es bueno para el grupo es  bueno para el País. Los esfuerzos hechos por los medios de comunicación del Grupo para mantener en el poder al candidato en el cual habían hecho cuantiosas inversiones ha sido un  espectáculo muy triste que invita a serias reflexiones. Las normas vigentes sobre imparcialidad de los medios de comunicación que gozan de una concesión del Estado deben cumplirse para evitar que se abuse de una posición dominante en el mercado de las comunicaciones para lograr ventajas en otros campos. El abuso de la posición dominante debe castigarse con severidad no solo para garantizar una sana competencia económica sino también para lograr una verdadera democracia.

El próximo gobierno debe buscar una eficiencia en el gasto social. El gobierno Samper estuvo muy preocupado por aumentar el nivel de gasto sin preocuparse antes por mejorar la eficiencia y eficacia de las instituciones del sector social.. No es posible permitir que los aumentos importantes que se han hecho en el gasto social se conviertan simplemente en más eficiente el gasto público. Debe lograr un concenso nacional para que los sectores sociales se manejen eficientemente.

En el campo macroeconómico, el próximo gobierno no sólo debe hacer unos ajustes en la política, sino que debe recobrar la confianza del sector privado. Debe abandonar la suficiencia del actual gobierno que hasta el último momento se niega a reconocer la existencia de serios desequilibrios y debe mantener unas mejores relaciones con el Banco de la República. El país necesita unas nuevas caras en el equipo económico que le inspiren más confianza y al cual se le pueda volver a creer.

Aunque para algunos puede ser prematuro hablar de nombres tarde o temprano entrará a funcionar el sonajero. Sin lugar a dudas en el eventual gobierno de De la Calle van a estar algunos de sus más allegados nombres como Alberto Calderón, Jorge Acevedo y hasta Ernesto Rojas Morales se mencionarán en el futuro pues participaron en su equipo de campaña por la candidatura del partido liberal a la Presidencia de la República. Sin lugar a dudas se mencionarán nombres de ilustres galanistas como Gabriel Rosas, de gaviristas como Armando Montenegro y de dirigentes gremiales como Javier Fernández. Aunque se puede prever que surjan nombres como el de Jaime García Parra, Roberto Junguito y Jorge Ospina y que por lo tanto mantengan una posición un poco distante. El próximo gobierno tiene que lograr una reconciliación entre el país nacional y el gobierno. Por tanto debe hacer esfuerzos importantes para atraer a los mejores candidatos y lograr un verdadero apoyo nacional. 

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