jueves, 20 de marzo de 1997

Se reduce la incertidumbre económica

El fallo de la Corte en la que declara inconstitucional el Decreto de Emergencia Económica permite mirar con mayor tranquilidad el futuro del país. Es reconfortante encontrar un fallo que demuestre que en Colombia todavía impera el Estado de Derecho. Los agentes económicos han recibido un importante mensaje. El poder del ejecutivo tiene un importante contrapeso en una institución que toma sus decisiones de acuerdo con la legalidad de las medidas y no con la conveniencia política.

La confianza en las instituciones es de gran importancia para los agentes económicos y permite tomar decisiones de largo plazo. Para el país hubiera sido muy grave aceptar que la imprevisión del gobernante es motivo suficiente para tomar unas medidas improvisadas que tratarán de resolver a la hora de nona las graves dificultades causadas por una gestión improvisada. Sería muy grave que los problemas de fondo de la economía fueran resueltos por procedimientos extraordinarios en los que no puede haber ninguna  discusión por parte de los afectados por las reformas propuestas.

Ahora que existe una mayor claridad en las reglas de juego es necesario comenzar a enfrentar los graves problemas económicos del país. Sin lugar a dudas, el más importante de todos es el grave déficit fiscal que se ha originado en un incremento acelerado del gasto público. A diferencia de lo que ocurre en el mundo, en Colombia el Estado sigue creciendo. La participación del Estado sigue aumentando sin que los resultados sean hoy mejores que hace cinco años.

El incremento en los gastos del gobierno no han venido acompañados de mejoras en la calidad de vida de las personas. El incremento en el gasto en justicia no ha contribuido de manera significativa a garantizar a todos los colombianos una pronta y cumplida justicia. Hoy como ayer, la justicia sigue siendo para los de rana y como la prenda de nuestros altiplanos es cada vez menos popular la justicia llega cada vez a menos personas.

Los gastos en defensa no nos han asegurado la victoria sobre la subversión. Por el contrario, la población se siente cada vez más indefensa. La guerrilla por el contrario se ha internacionalizado y ahora ha desarrollado alianzas estratégicas con fuerzas multinacionales para obtener millonarios rescates en moneda extranjera.

La ineficiencia del gasto público ha resistido el embate de varias comisiones que han intentado ponerle freno a este cáncer que absorbe todos los recursos que se le entreguen. Un gobierno tan débil como el actual se ha resistido a actuar sobre el gasto público y por el contrario lo ha incrementado para ganar el apoyo de los políticos, de los sindicatos oficiales, y de las fuerzas armadas.

Infortunadamente, en circunstancias recesivas, las medidas encaminadas a recaudar más impuestos no parecen muy aconsejables. El aumento de los aranceles no solo ha puesto en peligro las relaciones comerciales de Colombia con algunos de sus socios comerciales sino que además ha dado una señal de alerta que parece estar mostrando el interés del gobierno por acabar con la apertura económica. Los industriales que le apostaron a la competencia internacional deben estar muy desilusionados. Deben sentirse tan frustrados como aquellos que después de haber hecho una cola larguísima se dan cuenta que hay unos vivos que están entrando por la puerta falsa.

El aumento en las tarifas del IVA propuesto recientemente tampoco es la solución indicada. Aumentar las tarifas de un impuesto que tiene una evasión tan grande lo único que hace es castigar más a los que respetan la ley y premiar a los que la evaden. Quitarle los recursos al sector privado para darle los recursos al sector público es como quitarle el dinero a las hormigas que han trabajado durante todo el verano para dárselo al grillo que vivía en eterna rumba. Pero más grave aún, el aumento de impuestos en una situación recesiva es la receta adecuada para empeorar la situación. Tal como se demostró en el pasado reciente, el déficit fiscal se agrava durante las recesiones pues los recaudos tienen un fuerte componente cíclico.


Si el gobierno quisiera eliminar la incertidumbre creada por la declaratoria de emergencia económica debería comenzar a enfrentar seriamente el problema del déficit fiscal. Con medidas coyunturales no será posible solucionar los problemas estructurales del país.

miércoles, 5 de marzo de 1997

La bomba de tiempo de la Seguridad Social

Ulpiano Ayala quien fuera Vice Ministro Técnico de Hacienda en el Gobierno Gaviria ha realizado estudios serios sobre el tema que muestran que la seguridad social continua con problemas que requieren de una pronta solución.

En Colombia estamos acostumbrados a cantar victoria y luego retirarnos sin haber resuelto los problemas. Después de una dura lucha para lograr reformar la seguridad social el tema ha perdido vigencia y el hombre de la calle ha olvidado los graves problemas creados por un régimen de pensiones imposible de sostener. Alentados por un superávit transitorio creado por el alza en las cotizaciones que ha servido para financiar el exceso de burocracia del gobierno nacional los colombianos se han despreocupado del tema de las pensiones. Infortunadamente, estudios recientes están mostrando que el peligro fiscal creado por la seguridad social persiste aún después de la reforma y todo parece indicar que el tema volverá a tener vigencia y el próximo gobierno deberá afrontar de nuevo el tema.

Ulpiano Ayala quien fuera Vice Ministro Técnico de Hacienda en el Gobierno Gaviria ha realizado estudios serios sobre el tema que muestran que la seguridad social continua con problemas que requieren de una pronta solución. En primer lugar, los costos de  transición del sistema han tenido y van a tener un fuerte impacto en las necesidades de financiación del gobierno. Esta financiación no puede hacerse con crédito pues llevaría a una situación insostenible en el que el pago de intereses daría lugar a incrementos continuos de la deuda que en últimas tendrían que ser cubiertos con nuevos impuestos. El incremento excesivo en el crédito del gobierno, como es bien sabido, no solo lleva a un círculo vicioso de endeudamiento creciente sino que además tiende a desplazar la inversión privada debido al aumento en la tasa de interés. Más aún, en una economía abierta el incremento en la tasa de interés lleva a una revaluación de la moneda doméstica, lo que tiene como consecuencia la postración de la industria nacional.

En segundo lugar, el estudio mencionado pone de presente los graves problemas que quedaron pendientes de resolver en la reforma de la seguridad social. Las Cajas de Previsión oficiales están  en situación muy precaria y para poderlas sacar a flote es necesario hacer enormes esfuerzos por parte del gobierno que tienden a agravar el problema del déficit fiscal. Los trabajadores con alto poder de negociación como los de Ecopetrol, los congresistas y otros, no fueron tocados por la reforma de la Seguridad Social y siguen teniendo una situación privilegiada que en sana lógica debería desaparecer pues no pueden ser sostenidas sin quebrar a  las empresas del gobierno.

Los beneficios sobre la exención de impuestos y los subsidios a los trabajadores de bajos sueldos que quedaron en la reforma son demasiado altos y no pueden ser financiados por un país en vía de desarrollo como Colombia. Según se está viendo en Europa estos esquemas tan generosos llevan a graves problemas económicos aún en países avanzados con mayor capacidad de tributación.

En tercer lugar, el esquema para financiar el seguro social a través de un impuesto a la nómina está llevando a graves distorsiones y a serios problemas de evasión que se complican por las dificultades inherentes a la creación de sistemas de información demasiado complejos. Si controlar la evasión era bien complicado cuando solo existía el ISS, ahora es una labor de titanes. La autodeclaración ha desbordado la capacidad de muchas entidades incluyendo el Seguro Social. Conseguir los formularios para hacer la declaración, realizar la autoliquidación y pagar las contribuciones a veces resulta imposible dentro de los plazos fijados. El Seguro Social se da el lujo de no recibir los aportes sino en una fecha determinada y no permite que los afiliados cumplan con su obligación en otras fechas.


La falta de gobernabilidad de esta Administración unida a una débil estructura del Ministerio de Trabajo han permitido que el vacío institucional sea llenado por el Director del Instituto del Seguro Social quien aparentemente rechazó el Ministerio de Trabajo y Seguridad Social por considerar que eso representaría un retroceso en su carrera pública. Mientras que existan ruedas sueltas que busquen su propio interés de corto plazo sin tratar de resolver las dificultades de carácter estructural es muy probable que los problemas no se resuelvan. Al final, el ajuste será de tal magnitud que todos los trabajadores tendrán que ver disminuidas sus expectativas pensionales.