lunes, 18 de diciembre de 1989

Economía, tecnología y administración

Como siempre, la verdad suele estar en el medio. La mano invisible de los economistas requiere de otra visible que maneje las empresas y que produzca si nó un óptimo, al menos un resultado excelente. El administrador de empresas debe aceptar que para poder sobrevivir tiene que entender el medio ambiente en que se mueve su empresa

Un economista colombiano que llega a estudiar a una universidad de los Estados Unidos a menudo se sorprende por la gran variedad de opciones existentes. En una buena universidad los cursos de post-grado son realmente abundantes. En los catálogos se encuentran los nombres de algunos de los más destacados economistas. Aún más, después de haber estudiado las posibilidades y creer que ya se tiene un programa de trabajo, se tiene la sorpresa de que también se pueden tomar algunos cursos en otras escuelas y aún en otras universidades cercanas. Los estudiantes de MIT pueden asistir también a la facultad de economía de Harvard y a la famosa Escuela de Negocios. Los estudiantes de Economía de la Universidad de California encuentran opciones interesantes en el Departamento de Ingeniería Industrial y pueden asistir a las bellísimas instalaciones de la Universidad de Stanford. 

Este amplio panorama es muy distinto al existente en Colombia. En nuestro país suponemos que hay una gran abundancia de profesores y por lo tanto nos podemos permitir el lujo de tener cursos de Post-Grado con cuatro o cinco estudiantes en todas las universidades. No pareciera muy difícil establecer programas cooperativos entre varias universidades para dictar los cursos especializados abiertos a estudiantes de las principales universidades.

A pesar de esta magnífica integración, los estudiantes en las universidades norteamericanas tienden a concentrarse en sus propios departamentos y en la universidad en que se han matriculado. Esta concentración eficiente, en términos de minimización de costos de traslado de un salón a otro, tiene evidentes costos en la formación de los estudiantes. La discrepancia entre los enfoques de las escuelas de negocios y el de los departamentos de economía es realmente asombrosa. Pareciera que estuvieran totalmente aisladas y no, como en Cambridge, separadas únicamente por un hermoso río.


Para los estudiantes del departamento de economía las empresas son apenas una concepción abstracta, poco digna de ser estudiada en términos concretos. Los procesos internos de las firmas se consideran como poco interesantes. La maximización de las ganancias, las decisiones financieras, la minimización de costos se suponen realizadas de manera inmediata y sin costo para las empresas. Los servicios de los egresados de las escuelas de negocios son superfluos en este mundo ideal. 

Por su parte, los egresados de las escuelas de negocios menosprecian la importancia de la utilización eficiente de los recursos económicos. Ignoran muchas veces la diferencia entre el costo para la sociedad en general y el costo para las firmas o consumidores. Los hombres de negocios se preocupan más por entender lo que pasa en el contexto más cercano, que por tratar de establecer las reglas que se deben seguir para llegar a un óptimo social. Para el hombre de negocios los economistas son casi todos unos radicales que no solo son demasiado teóricos sino muchas veces constituyen un lastre para los productores de la riqueza.

Como siempre, la verdad suele estar en el medio. La mano invisible de los economistas requiere de otra visible que maneje las empresas y que produzca si nó un óptimo, al menos un resultado excelente. El administrador de empresas debe aceptar que para poder sobrevivir tiene que entender el medio ambiente en que se mueve su empresa y que en el entendimiento de su entorno económico son valiosos los conocimientos de sus amigos de la otra orilla del río.

Muchos hombres de negocios han comprendido la importancia que para sus actividades tiene una mejora del conocimiento de la economía y han decidido impulsar fundaciones para el avance de las ciencias económicas. El National Bureau of Economic Research y la Brookings Institution son dos buenos ejemplos de Fundaciones de los Estados Unidos que han contado con el apoyo de los hombres de negocios. La Fundación Mediterránea en Argentina, fundada por el actual Canciller del gobierno de Menem, es un magnífico ejemplo de lo que pueden hacer unidos los académicos y los empresarios. FEDESARROLLO en Colombia ha contado con el apoyo de los industriales desde sus inicios. Hoy en día sus publicaciones imitadas por muchos y ofrecen elementos valiosos para la toma de decisiones económicas.

Otra gran brecha existe entre los ingenieros y los economistas, especialmente en el tratamiento de la tecnología. Para el economista, el cambio tecnológico es muchas veces un nombre más respetable para la carencia de explicaciones de los fenómenos del crecimiento. El crecimiento de la productividad explica lo que no se puede asignar al crecimiento del trabajo y el capital. Los ingenieros dedican gran parte de su vida profesional al desarrollo de nuevas técnicas y a la adaptación de tecnologías a las empresas. Para el ingeniero, el proceso se vuelve muchas veces deseable por si mismo sin importar si el resultado es beneficioso para la empresa o para la sociedad.

La comprensión del proceso de cambio tecnológico es muy importante pues los trabajos de los economistas han mostrado que gran parte de las diferencias en el crecimiento de dos países se explica más por el cambio tecnológico que por el crecimiento del capital y el trabajo. La experiencia de los científicos e ingenieros es muy importante pues ellos están más familiarizados con los aspectos tecnológicos. Las universidades colombianas deberían tratar de integrar en sus programas elementos de las dos disciplinas. La industria debería también apoyar la creación de institutos de investigación donde se tengan en cuenta los aspectos técnicos y económicos del cambio tecnológico. 

lunes, 11 de diciembre de 1989

El Mundo en los Ochentas

Las cifras del crecimiento en las dos últimas décadas muestran que Colombia ha crecido al mismo ritmo del mundo en desarrollo. Todo parece indicar que el manejo económico de nuestro país en los ochentas no ha sido tan efectivo como se nos ha hecho creer. 

Esta es una época de balances. Desde los estudiantes hasta los industriales están interesados en conocer cómo les fue. Algunos pasaron el curso mientras otros, como Querubín y algunas de sus amigas, les tocará repetir. En el campo económico, es necesario abandonar el punto de vista parroquial y analizar el desempeño de la economía colombiana desde una perspectiva mundial, para poder apreciar en su justo valor nuestros logros. Para facilitar esta labor, el Fondo Monetario Internacional presenta en abril de cada año el panorama económico mundial en donde se hace un interesante análisis de la evolución de la economía mundial.

Este ejercicio del temido organismo internacional se ha venido realizando desde 1980 y permite tener así un panorama de lo acontecido durante esta década. Se inicia con una situación de desequilibrio causada por el segundo choque petrolero. Para muchos analistas, entre ellos los del Banco Mundial, los ochentas se iban a caracterizar por la persistencia de altos precios del petróleo y de la Energía. En el Informe del Desarrollo Mundial, publicado por el Banco, se afirmaba que el precio del petróleo probablemente subiría en un 3 por ciento por año en términos reales o 10 por ciento en términos nominales. El cálculo del precio al final de la década, tomando como base las hipótesis del Banco (casi ochenta dólares por barril), no pudo estar más alejado de la realidad. Recordemos que en 1986 el precio llegó a 6 dólares y que en febrero de 1989, después de una recuperación, se cotizaba a 16 dólares el barril.

Los primeros tres años de la década fueron de ajuste en los países industrializados. El ajuste se completó en 1982, después de haber tenido un año de crecimiento negativo. La recuperación esperada en el segundo semestre se demoró por una debilidad imprevista en la actividad de inversión, por una liquidación rápida de los inventarios y por una baja en la demanda por importaciones del mundo no industrializado. En 1982 se logró un avance considerable en el control de la inflación de los países industrializados. Una consecuencia importante de este fenómeno fue la baja de las tasas de interés. En 1982 explotó la crisis de la deuda. Con la moratoria de México se ponen en evidencia los problemas del mundo en desarrollo y la vulnerabilidad del sistema financiero mundial. En varios países se presentan crisis financieras importantes.

La locomotora estadounidense comenzó a impulsar la economía mundial en 1983. Las tasas de desempleo  que habían permanecido  a niveles altos, comienzan a descender primero en los Estados Unidos y luego en los principales países industrializados de Europa. Al dismunuír la inflación a un cinco por ciento en los países industrializados, arrastra en su caída las tasas de interés. Por primera vez en la década se obtienen tasas de interés en los Estados Unidos de un solo dígito.

El desempeño de la economía mundial en 1984 resultó mejor de lo esperado al comienzo del año. El producto creció fuertemente en los países industrializados, especialmente en el Japón y los Estados Unidos; la inflación continuó descendiendo y los países en desarrollo contemplaron una mejora, tanto en su posición de pagos internacionales como en su desempeño doméstico. El temor de que la situación de la deuda se empeorara no se materializó.

1985 fue ligeramente desilusionante desde el punto de vista del crecimiento económico. La expansión cayó más de lo que se esperaba en el mundo industrial y el comercio mundial aumentó muy modestamente. Como resultado de esto las ganancias reales de las exportaciones de los países en desarrollo se estancaron y su tasa de crecimiento económico se redujo. Esto a su vez hizo la situación de la deuda más difícil de manejar.

1986 fue un año de cambios sustanciales en el entorno económico internacional. El precio del petróleo descendió considerablemente, se debilitaron los precios de los bienes primarios diferentes al petróleo y el dólar continuó bajando con relación a las principales monedas.

Aunque la economía mundial continuó su expansión en 1987, la persistencia de grandes desbalances fiscales y externos nublaron el panorama económico mundial. Un importante desarrollo de 1987 fue el refuerzo de la coordinación de las políticas entre los países industriales más grandes. El déficit fiscal de los Estados Unidos cayó substancialmente, al igual que otros países grandes con posiciones fiscales peligrosas. Mientras tanto, se tomaron medidas para inducir el crecimiento de la demanda en los países con superávit. Como  resultado se lograron importantes ajustes en la dirección deseada de la balanza comercial de los tres países más grandes. La tasa de crecimiento en los países industriales se situó sobre el 3 por ciento, mientras que la inflación permaneció en niveles bajos. En el mundo en desarrollo la recuperación de los términos de intercambio en los últimos meses del año, unido a la continuación de los esfuerzos de ajuste, condujeron a la primera baja significativa en la relación deuda exportación desde el comienzo de la crisis de la deuda.

Las condiciones económicas mundiales mejoraron significativamente durante 1988. En los países industrializados el crecimiento del producto se reforzó marcadamente en un entorno de inflación moderada. El comercio mundial se expandió a la tasa más alta desde 1984, lo cual tuvo importantes efectos en muchos países en desarrollo, particularmente los exportadores de manufacturas; Un progreso importante fue la reducción de los desbalances externos entre los países industrializados más grandes; y el agregado de la relación entre deuda y exportaciones se redujo en los países en desarrollo.

Un buen resumen del desarrollo mundial es el crecimiento del producto durante la década. El mundo vio crecer su producto en 32%. Esto  equivale a un crecimiento compuesto del 2.8% anual. Los países industrializados crecieron un poco más lento que el mundo, pues su producto aumentó 30% en la década o 2.7% por año. Los Estados Unidos tuvieron un comportamiento muy parecido al promedio de los países industrializados, 29% en la década o 2.6% por año. En el Japón el producto aumentó un 50 %; el país del Sol Naciente creció a una tasa del 4.1% anual. El mundo en desarrollo en general, y Colombia en particular, experimentaron un aumento del 37 por ciento en la década, o sea 3.2% por año. La región con un crecimiento mayor fue Asia, con un aumento del 94% en la década y un crecimiento compuesto de casi 7% anual.

El crecimiento en el mundo fue en general inferior al de los años setentas, cuando mostró una tasa anual de 4.1%. Los países industrializados a 3.3%. Los Estados Unidos al 2.8, el Japón a 5.2, los países en desarrollo al 5.6%, Asia a 5.4% y Colombia a 5.7 por ciento. Las cifras del crecimiento en las dos últimas décadas muestran que Colombia ha crecido al mismo ritmo del mundo en desarrollo. Todo parece indicar que el manejo económico de nuestro país en los ochentas no ha sido tan efectivo como se nos ha hecho creer. 

lunes, 4 de diciembre de 1989

Y los Sindicatos, ¿para qué?

En los Estados Unidos este ha sido un tema importante de investigación de destacados economistas especializados en los temas laborales. Los Profesores Richard Freeman y James Medoff de la Universidad de Harvard han publicado el resultado de sus investigaciones en un interesante libro titulado "What do Unions do". Lo que traducido por el inolvidable Maestro Darío Echandía coincidiría con el título de este artículo.

En estos últimos días laborales del año se reúnen los representantes de los sindicatos, del gobierno y de los empleadores para concertar el aumento en el salario mínimo. Este proceso de concertación es uno de los actos más visibles en los que participan los sindicatos. Parecería entonces oportuno plantear algunas inquietudes sobre el papel que juegan los sindicatos.

Los estudiosos del movimiento sindical por lo general no se contentan con establecer cual es el efecto promedio, sino que tratan de determinar quienes son los principales beneficiados. Por regla general se encuentra que los sindicatos buscan en sus negociaciones favorecer a los afiliados que ganan menos. En épocas en que el gobierno ha establecido metas de aumentos salariales expresadas como un aumento ponderado dado, los resultados han sido que los trabajadores con lo más bajos salarios, logran mantener su poder adquisitivo en términos reales, mientras los que menos aumento logran son los trabajadores con salarios relativamente altos.

En los Estados Unidos este ha sido un tema importante de investigación de destacados economistas especializados en los temas laborales. Los Profesores Richard Freeman y James Medoff de la Universidad de Harvard han publicado el resultado de sus investigaciones en un interesante libro titulado "What do Unions do". Lo que traducido por el inolvidable Maestro Darío Echandía coincidiría con el título de este artículo.

Según el estudio de Freeman y Medoff, en los Estados Unidos los mayores aumentos los logran los trabajadores jóvenes y los menores incrementos los trabajadores en su edad de mayor productividad. Los trabajadores recién afiliados tienden a gozar de un mayor diferencial mientras que los veteranos tienden a gozar de aumentos más moderados. Este patrón concuerda con el deseo de mejorar la distribución de ingresos que ha caracterizado la negociación sindical en los Estados Unidos y en Colombia.

Los autores también muestran que el efecto del sindicalismo es diferencial por tipo de industria. En 13 de las sesenta y dos actividades industriales estudiadas se encontró un efecto mínimo inferior al 5 por ciento; en 17 se encontraron efectos modestos del 5 al 15 por ciento. Efectos grandes del 15 al 35 por ciento se encontraron en 24 industrias y efectos espectaculares mayores del 35% se encontraron en las ocho actividades restantes.

La principal causa de estos efectos diferenciales por industria se encuentra obviamente en el poder monopólico del sindicato. Entre menor sea el grado de respuesta del empleo a las variaciones de los salarios, mayor es el poder monopólico de los sindicatos y más fuerte será su incidencia sobre los salarios.

Los economistas desde la época de Alfred Marshall han tratado de explicar los determinantes del grado de respuesta de los salarios en el empleo. En su famoso libro Principles of Economics, Marshall identificó cuatro condiciones importantes que influyen en la demanda de trabajo. La primera se refiere a la posibilidad de substituir trabajo por otros insumos en el proceso productivo. Los médicos son un buen ejemplo de trabajadores de difícil substitución y también un modelo para los estudiantes que desean tener altos ingresos. El segundo determinante según Marshall, es la elasticidad de la demanda de los bienes producidos por los trabajadores. Los salarios de los trabajadores sindicalizados en la industria textil que tiene una demanda relativamente elástica suben menos que los de los trabajadores de la industria automovilística cuya demanda en Colombia es menos sensible a los precios.

El tercer factor que influye en el poder monopólico de los sindicatos es la participación del trabajo en los costos totales. Entre menor sea la participación del trabajo, mayor será el poder monopólico de los sindicatos. En Ecopetrol y las Empresas del Sector Eléctrico, donde la participación del trabajo en los costos totales es muy baja, el poder sindical es muy alto. En este caso se puede decir que es muy importante el no ser importante. El Cuarto factor anotado por Marshall se refiere a la elasticidad de la oferta de otros factores.

En el caso de la investigación de Freeman y Medoff, los autores dedican especial atención al análisis  de la capacidad de los sindicatos para incrementar el salario de sus afiliados, por encima del nivel que hubiera imperado en un mercado de trabajo sin restricciones. Los resultados de esa investigación mostraron que efectivamente los sindicatos logran aumentar el salario de sus afiliados por encima de su nivel de equilibrio. Este aumento se sitúa en los Estados Unidos alrededor de un 20 a 30 por ciento. Es pues evidente que al menos en los Estados Unidos el movimiento sindical está consiguiendo ventajas para sus afiliados.

La evidencia sobre la magnitud del efecto sindical en los salarios de los trabajadores colombianos es relativamente escasa. Entre los pocos trabajos donde se ha tratado de calcular el efecto sindical está el del Economista Hindú Rakesh Mohan. En sus trabajos realizados para el Estudio de la Ciudad patrocinado por el Banco Mundial, Mohan encuentra que en 1978 había una diferencia del 6 al 8 por ciento entre el salario de un trabajador sindicalizado y otro que no forma parte de un sindicato. Este efecto es casi una cuarta parte del encontrado en los Estados Unidos por los economistas de la Universidad de Harvard.

Es difícil entrar a determinar el por qué de esta notable diferencia, aunque es evidente que el poder monopólico de los sindicatos colombianos está bastante lejos de ser muy efectivo. Dado el proceso de concertación salarial que actualmente se inicia, valdría la pena preguntarse si el resultado final a que dicho proceso llegará debería acreditarse o culparse a la participación activa de los sindicatos. Recordando la fábula de Cantillon, a los sindicatos colombianos podría sucederles lo del gallo que a fuerza de aletear y saludar la salida del sol en el horizonte cada mañana, terminó convencido de que él era el único responsable de que se produjera la aurora. 


lunes, 27 de noviembre de 1989

Chile: veinte años de experimentos

Indudablemente, el reto del próximo gobierno chileno es seguir un rumbo en el que se mantengan los aciertos del gobierno anterior y en el que rectifiquen los excesos y equivocaciones. Sería un desacierto tremendo el botar el bebé junto con el agua sucia. Por otro lado, el reto de los colombianos que encuentran atractivas algunas innovaciones de la política económica chilena, es diseñar unas medidas que se puedan poner en práctica dentro de un marco democrático.


El próximo mes de diciembre se van a realizar las elecciones presidenciales en Chile. Después de 16 años, el gobierno dirigido por el General Pinochet tendrá un sucesor. Los electores chilenos tendrán la oportunidad de dar su veredicto sobre un gobierno que ha sido objeto de amplios debates por parte de los economistas del mundo.

Realmente, Chile ha sido un país donde en los últimos veinte años se han observado interesantes experimentos económicos. El entusiasmo de una generación que creyó en la posibilidad de realizar un experimento socialista democrático en un país Latinoamericano, se puso de manifiesto en el Chile de Allende. Jóvenes, y no tan jóvenes, de Colombia se trasladaron a Santiago  a estudiar y a observar este experimento económico.

Sin embargo, el Gobierno de Allende, con su manejo alegre de la oferta monetaria, logró demostrar que los fenómenos inflacionarios tienen siempre un origen monetario. Las cifras sobre crecimiento de medios de pago e inflación sirvieron de ejemplo en varias universidades del mundo para ilustrar la estrecha relación existente entre estas dos variables.

Los efectos negativos del control de precios fueron observados en los comienzos de los setentas por la población chilena y por los visitantes de otros países. El desabastecimiento de productos junto con el deterioro de los equipos de transporte fueron eventos del diario vivir de los chilenos en ese período.

Los experimentos del régimen de Pinochet también han sido objeto de intensos debates. Algunas de sus políticas, aunque muy elogiadas en su época, hoy en día son criticadas por la mayoría de los economistas. El experimento con las tasas de cambio fijo, que en un principio contribuyó a la disminución de la inflación, hizo crisis en 1983 precipitando al país austral a una severa recesión. El retraso cambiario chileno, al igual que el colombiano, produjo una severa crisis. Las enseñanzas de Mundell fueron funestas para el experimento chileno. Solamente en la segunda mitad de los ochentas, la introducción de la devaluación como instrumento de manejo de la economía chilena, contribuyó notablemente a su recuperación y permitió mantener un ritmo alto de crecimiento.

El manejo de las políticas sectoriales ha tenido interesantes consecuencias y ha servido de modelo para muchas de las propuestas de los candidatos a la presidencia en otros países del continente. La apertura de la economía es sin duda una de las políticas más controvertidas. De una economía totalmente protegida, vigente al comienzo de los setentas, se ha pasado a una con claras orientaciones hacia el exterior. Las exportaciones de frutas han tenido un crecimiento impresionante en este período y constituye un buen ejemplo de desarrollo a partir de sus ventajas comparativas. De acuerdo con críticos colombianos, el costo de la apertura  ha sido considerado como muy alto, aunque es difícil precisarlo dada la dificultad de realizar una medición real de los costos y beneficios de dicha política.

Las reformas en la prestación de algunos servicios sociales han sido exitosas en términos de eficiencia económica. Los costos de provisión de viviendas de interés social se han reducido en forma radical. El ICT chileno ha suprimido las labores de diseño, compras de terreno e interventoría y se ha dedicado a contratar unidades llave en mano. Este sistema de contratación ha permitido reducir los costos de la vivienda en forma dramática. La vivienda ha sido subsidiada hasta en un 75 por ciento logrando llegar a estratos realmente populares.

La participación del Estado en la producción se ha disminuido considerablemente. En la provisión de la seguridad social, los incentivos del mercado se han puesto al servicio del interés público. Se han creado fondos de pensiones para incentivar el ahorro de las familias.

Podría afirmarse que la experiencia chilena de los últimos veinte años es de gran utilidad para los encargados de formular las políticas económicas. Un análisis desapasionado de esta experiencia, si bien difícil de hacer por la fuerza de los sentimientos relacionados con los dos gobiernos chilenos, es de vital importancia para pensar en adoptar lo que ha sido exitoso y tratar de evitar lo que realmente puede ser nocivo para el desarrollo del país.

Indudablemente, el reto del próximo gobierno chileno es seguir un rumbo en el que se mantengan los aciertos del gobierno anterior y en el que rectifiquen los excesos y equivocaciones. Sería un desacierto tremendo el botar el bebé junto con el agua sucia. Por otro lado, el reto de los colombianos que encuentran atractivas algunas innovaciones de la política económica chilena, es diseñar unas medidas que se puedan poner en práctica dentro de un marco democrático.

lunes, 20 de noviembre de 1989

El Retorno de los Brujos

La búsqueda de la fórmula mágica que convierta nuestro atrasado país en una economía desarrollada ha sido tema de innumerables ensayos. El alquimista de turno, en busca de su piedra filosofal, es el conocido economista Eduardo Sarmiento. Su última obra Los Nuevos Desafíos del Desarrollo ha sido objeto de una Mención de Honor en el Premio de Ciencias Alejandro Angel Escobar. Eduardo Sarmiento es uno de los más serios investigadores de la realidad nacional. Sus trabajos han tratado de dar un sólido marco teórico a las recomendaciones frecuentemente propugnadas por los partidarios de una gran intervención del Estado. Su obra indudablemente es digna de resaltar y el premio obtenido  nos ha alegrado mucho a sus amigos. El libro del Decano de Economía de la Universidad de los Andes trata tres temas importantes. La primera parte analiza las complementariedades en la teoría del Desarrollo. En la segunda, el autor se concentra en el crecimiento de las economías donde los recursos naturales son abundantes y en la tercera presenta las bases para un nuevo modelo de desarrollo.

El fenómeno de la complementariedad aparece recurrentemente en los trabajos de Sarmiento.  A diferencia del enfoque empleado por el autor, el tratamiento tradicional de los libros de texto tiende a ser de carácter eminentemente práctico. La complementariedad en la demanda de dos bienes suele ilustrarse con casos como el café y el azúcar. Como se enseña en los tratados elementales, la demanda de azúcar se aumenta cuando el precio del café (bien complementario) disminuye. Después de habernos ilustrado con algunos de sus ejemplos preferidos, el autor explora, en los Nuevos Desafíos del Desarrollo, algunas de las implicaciones teóricas de la existencia de bienes complementarios.

Siendo un poco injustos con el tratamiento extenso dado en el libro a este tema y en beneficio de los políticos y ejecutivos que no van a tener tiempo de seguir el razonamiento del Dr Sarmiento, puede decirse que el mensaje que nos quiere transmitir el autor es que la existencia de complementariedades invalida el paradigma neoclásico y valida el modelo estructuralista. Sin embargo, una lectura cuidadosa de la evidencia aportada apenas permitiría decir que la complementariedad es la excepción que confirma la regla de la amplia gama de opciones de substitución presentes en la vida práctica.

El tratamiento del crecimiento de los países con amplios recursos naturales presentado por Sarmiento contribuye a difundir en el país un tratamiento teórico de la llamada Enfermedad Holandesa. Hasta hace pocos años no existía un marco conceptual para poder explicar la aparente paradoja de que la mejora de los términos de intercambio, por ejemplo la subida del precio del café, podría tener un impacto negativo en la economía del país. Como se muestra en el libro el aumento de los precios de los recursos naturales no solo tiene un impacto inflacionario por la acumulación de Reservas Internacionales sino que tiende a inducir un retraso cambiario y a causar impactos negativos en la asignación de recursos.

Según el análisis presentado, gran parte del problema se origina al permitir que los ingresos adicionales generados en las bonanzas queden en manos de los dueños de los recursos naturales. La política seguida en Colombia en la segunda mitad de los setenta recordada con el lema de "La Bonanza es de los cafeteros" es pues cuestionada al final de los ochenta por un economista que tuvo una importante participación en la fijación de dicha política económica.

Las considerables demoras entre la elaboración de un manuscrito y su publicación algunas veces juegan una mala pasada a los autores. El notable esfuerzo de utilizar un modelo para analizar el manejo de una bonanza se ve disminuido cuando el libro aparece en épocas de vacas flacas. Aun que el tratamiento presentado no requiere sino de arreglos de presentación para analizar el caso de las caídas de los precios el esfuerzo está fuera del alcance del lector impaciente.

La tercera parte del libro está llamada a causar un impacto importante. Buena parte del material presentado será motivo de discusión en la próxima campaña presidencial. El diagnóstico presentado resume las principales críticas hechas por el Dr Sarmiento al "Modelo de Infraestructura Física y Productos Básicos". Como todos los diagnósticos que buscan llegar a una amplia audiencia, el presentado en el libro resalta unos puntos e ignora otros. Además, muchas veces es imposible distinguir en la presentación entre lo que se encuentra soportado por evidencia incontrastable de lo que es únicamente una hipótesis de trabajo.

Las prescripciones del libro serán compartidas por muchos. Indudablemente, habrá un consenso importante en el fomento de la industria manufacturera. Los ochentas han sido una frustración tremenda para el desarrollo colombiano especialmente en lo que respecta al crecimiento industrial. El empleo y el valor agregado se han mantenido por debajo de los valores máximos obtenidos en 1979.

Como lo han mostrado los trabajos del Profesor Chenery no existen casos en que una economía llegue a un nivel de desarrollo sin que su sector industrial se convierta en el generador de divisas y en líder de la transformación estructural  de la economía.

Por otra parte, la confianza expresada por Sarmiento en la bondad de la intervención del Estado, es difícil de compartir por observadores imparciales de los tremendos errores de política seguidos en Latino América en los ochentas. Como muy bien lo dice en su libro, es sorprendente observar que las terapias propuestas por los estructuralistas han tenido efectos tan mediocres a pesar de basarse en diagnósticos más cercanos a la realidad. Según lo reconoce el autor las prescripciones neoclásicas han sido mejores. El trabajo de Sarmiento tendrá indudable importancia en el futuro próximo. No hay duda que se convertirá en un Clásico. O sea un libro del que muchos hablan sin haberlo leído.

martes, 14 de noviembre de 1989

Vivienda: Recordando a Currie

Cursa en el Senado un proyecto de ley que busca subsanar algunas fallas que le quedaron a la Reforma Urbana. El proyecto sometido por el gobierno a la consideración del Congreso era muy sencillo. Buscaba cambiar la definición de vivienda de interés social para permitir que las Corporaciones de Ahorro y Vivienda pudieran financiar un segmento importante del mercado que se había quedado sin financiación.

El Senador Rojas Morales, ponente del Proyecto de Ley y quien se ha caracterizado por su trabajo serio, le ha introducido al mencionado proyecto una serie de reformas que han venido siendo criticadas por los gremios de la construcción. Algunas de estas reformas como el esquema de dos créditos complementarios, constituye una solución ingeniosa a algo que ya resolvió el Sistema UPAC de una manera más clara y operativa. Sin entrar a discutir en detalle el Proyecto es indudable que su aspecto más preocupante es la complejidad. Puede afirmarse  que estamos ante una solución compleja de un problema aparentemente sencillo.  En la solución propuesta por el Senador Rojas es difícil establecer claramente quien va a cargar con el peso económico de la reforma. El argumento de que no va a haber subsidio a la vivienda porque los fondos se van a obtener a tasas de interés muy bajas, genera dudas entre los economistas.

Para los que tienen algo de memoria este argumento no es enteramente nuevo. El sistema de financiación de la vivienda imperante en el pasado en Colombia, se sustentaba en la premisa de que era posible conceder créditos a tasas de interés bajas siempre y cuando se consiguieran fondos de bajo costo. Si bien algunas familias afortunadas podían solucionar su problema de vivienda, el sistema veía disminuir sus recursos pues el valor real (descontada la inflación) era cada día menor.

El Profesor Lauchlin Currie, quien ha influido positivamente en la fijación de políticas en el sector de la vivienda, ha logrado convencer al País de la importancia de tener un sistema de financiación de la vivienda en el que los recursos mantengan su poder adquisitivo en términos reales. El Sistema de Ahorro y Vivienda diseñado en Colombia por el Profesor Currie durante la Administración del Presidente Pastrana hoy es admirado por el resto de Latino América. El sistema logró, mediante reajuste del principal y planes de amortización innovadores, mantener accesibilidad a la vivienda cobrando tasas de interés reales positivas. Dentro del sistema UPAC, el reajuste del principal permitió el cobro de cuotas crecientes sin que esto constituyera un pago de intereses sobre intereses.

Como bien nos lo hizo ver el Profesor Currie en su oportunidad, una de las ventajas del sistema UPAC es el utilizar las tasas de interés como una herramienta para incentivar el ahorro de las familias y para hacer que las empresas utilicen mejor su liquidez. Por el contrario, castigar al ahorrador pequeño pagándole tasas de interés bajas, en aras de una política de subsidios, no solo lo trata inequitativamente sino que lo incentiva a realizar gastos en el presente, desestimulando el ahorro.

Pretender que se puede hacer política de vivienda social ocultando los verdaderos costos de estas medidas es realmente preocupante, pues parecería que no se han aprendido las lecciones dolorosas del pasado, cuando se causaron considerables perjuicios con medidas aparentemente inocuas. Basta recordar las disposiciones sobre congelación de arrendamientos, anunciadas en 1976 con el propósito de controlar el costo de la vida, favoreciendo a algunos inquilinos a costa de los sufridos propietarios que habían dedicado sus ahorros a adquirir una vivienda. Algunos propietarios más pobres que sus inquilinos tuvieron que subsidiarles la vivienda durante casi diez años como consecuencia de una medida concebida con carácter temporal.

La experiencia negativa con estos subsidios implícitos nos debería llevar a buscar otro tipo de solución. La tendencia moderna en el manejo de subsidios busca un efecto mucho más justo y eficaz estableciendo un esquema en que los costos son asumidos directamente por el Estado en forma explícita y dirigido a los grupos que realmente merezcan dicha ayuda. Al evitarse filtraciones de los fondos públicos hacia familias que no necesitan el subsidio es posible lograr efectos mayores a partir de fondos limitados.

La vivienda de interés social debe ser subsidiada con fondos comunes provenientes de un sistema tributario equitativo y debe llegar únicamente a quienes no puedan alcanzar un mínimo de vivienda. Podría entonces pensarse en que una alternativa más clara es reducir explícitamente la deuda sobre la vivienda cobrando las tasas de interés del mercado sobre el valor del saldo efectivo de la deuda. El gobierno asumiría directamente el resto de la deuda. Por ejemplo, si se decide que una familia para vivir dignamente necesita una vivienda que en el mercado cuesta 2 millones pero solo puede pagar la mitad de la deuda, el Estado debería contribuir con el otro millón. Para garantizar el pago de su parte la familia constituiría una hipoteca que amortizaría, a tasas del mercado, utilizando el plan que mejor se adapte a sus circunstancias.

Los críticos del sistema UPAC han sostenido que éste no se concibió para financiar vivienda de interés social y en parte tienen razón. Por definición la vivienda de interés social es aquella vivienda cuyo valor no puede ser pagado directamente por el propietario. El sistema UPAC, como se mencionó anteriormente ha sido concebido para la conservación del valor real de los recursos dedicados a la financiación de la vivienda y por tanto presupone que el propietario debe cancelar el total del valor de la vivienda. Si se hicieran explícitos los subsidios, el sistema de valor constante sí podría servir para financiarle al propietario aquella parte del valor de la vivienda que se ha colocado bajo su directa responsabilidad. 

Dentro de esta perspectiva, la solución técnica de este complejo problema es muy sencilla pues lo único que se debería discutir es cuánto financia el Estado y cuánto aporta el propietario. Adicionalmente, el Estado debe entonces determinar la manera como debe llegar el subsidio al propietario. En esto puede ayudar la ingeniería financiera de nuestros muchachos de la Avenida Chile. Propuestas como la de dar certificados de abono tributario a los beneficiarios podrían producir un resultado interesante. Por ejemplo, cuando se ha establecido que una familia tiene derecho a un subsidio de un millón de pesos, la agencia encargada expediría un CAT por un millón. El beneficiario buscaría dentro del mercado su vivienda y pagaría con su CAT y además haría una hipoteca por el resto con una Corporación de Ahorro. El Constructor, o el ICT, recibiría el CAT que podría entregar a la corporación como abono de su obligación hipotecaria. La Corporación podría a su vez redimirlo en bolsa o guardarlo para pagar sus impuestos de renta. 

martes, 7 de noviembre de 1989

Seguros de Salud: Buen negocio para el sector privado pero malo para el gobierno

Infortunadamente, la alta rentabilidad de las entidades privadas que ofrecen el seguro de salud no se obtiene también en las instituciones del gobierno. Por el contrario, el Seguro Social tiene que cubrir la atención médica con los aportes de los otros riesgos.
  
Al sufrido usuario que recorre las calles llenas de huecos de Bogotá, le sorprende ver el surgimiento de entidades que ofrecen  seguros médicos voluntarios. Este boom del seguro médico voluntario parece estar mostrando que esta actividad debe ser atractiva para que las entidades financieras, que por lo general son muy cautas en entrar en nuevos campos decidan hacer inversiones en un nuevo negocio.

Infortunadamente, la alta rentabilidad de las entidades privadas que ofrecen el seguro de salud no se obtiene también en las instituciones del gobierno. Por el contrario, el Seguro Social tiene que cubrir la atención médica con los aportes de los otros riesgos.

Es tan grande el problema del Seguro Social que el Gobierno nos está anunciando un aumento del 100 por ciento en los riesgos de Invalidez Vejez y Muerte. La contribución va a pasar del 6.5 del salario al módico 13% Nuevamente nos consuelan a los trabajadores con el anuncio que únicamente nos va costar la tercera parte porque el patrono generosamente va a aportar las dos terceras partes.

Como nos enseñan en el primer curso de economía y como adecuadamente se registra en las cuentas nacionales, las contribuciones salariales son parte integrante de la remuneración de los asalariados. El aumento, por lo tanto va a recaer en los sufridos trabajadores que verán disminuidos sus menguados ingresos.

El aumento en la contribución al seguro social no tendrá como contraprestación ningún aumento en los beneficios pensionales. Simplemente, vienen a tapar unos huecos creados por un régimen pensional que fue aumentado generosamente en la administración Barco y a cubrir el mal manejo que se le ha dado a los administradores de los bonos de valor constante.

Los créditos baratos, las malas inversiones y las políticas generosas han ido acabando con los recursos del ISS. Más aún, el gobierno no ha hecho los aportes presupuestales para cubrir los huecos dejados por los errores en el manejo de estos fondos.

Al pensar que este aumento pueda seguir el mismo camino que el que han tomado las contribuciones anteriores, no puede uno menos que lamentar que el Congreso no hubiera aprobado la privatización del manejo de las pensiones. Muy distinto sería la actitud de los trabajadores hoy en día, si los recursos adicionales pudieran colocarse en la institución financiera de sus preferencias con la seguridad de que todo lo que se ahorra va a contribuir una vejez digna.

El camino fácil, tomado por el gobierno al aumentar las cotizaciones del Seguro Social antes que hacer los cambios y la privatización que el público esta demandando, nos ha desilusionado. Confiábamos en que tanto la directora del Seguro como el gobierno, tomarán las medidas difíciles de alta cirugía que requiere esta institución de Seguridad Social.

lunes, 30 de octubre de 1989

¿Café Amargo?

Uno de los eventos económicos más importantes ocurrió al amanecer del viernes 20 de octubre. A las dos y cuarenta y cinco de la madrugada el Gobierno llegó a un acuerdo con los cafeteros sobre el precio interno del grano. El nuevo precio por carga de 125 kilos quedó en 67.000 pesos. Como contraprestación al reajuste del precio interno, los cafeteros se comprometieron a recortar gastos del Fondo Nacional del Café por cuarenta mil millones de pesos.

Si para los cafeteros colombianos puede parecer una "chichigua" para los de otras latitudes, por el contrario, les parecería el mejor regalo de navidad. En efecto, no deja de sorprender el acuerdo recién logrado por el gremio cafetero colombiano, cuando en otros países se está reajustando el precio interno hacia abajo, como respuesta a la peor crisis del gremio en toda su historia, comparable tan solo a lo vivido en los años treinta.

Para el "hombre de la calle", personaje mítico mencionado con frecuencia por el Profesor Currie, es poco claro el efecto del aumento sobre la economía. Las cifras multimillonarias mencionadas en las noticias escapan completamente a su entendimiento y le es difícil captar el verdadero significado de un aumento de ingresos de 12 mil millones de pesos. Sin embargo, cuando se dividen estas cifras por 300.000 familias cafeteras las implicaciones comienzan a ser más comprensibles. Si los 12 mil millones se dividieran equitativamente entre todas las familias cafeteras cada una recibiría 40 mil pesos adicionales. Podría decirse entonces que, en promedio, el veinte de octubre cada familia cafetera amaneció con cuarenta mil pesos más. Claro está que el promedio estadístico puede ocultar situaciones muy disímiles. Tan sólo recordemos la anécdota del pobre que no comió nada y del rico que comió un pollo, pero que en promedio comieron medio pollo. 

Ahora bien, una pregunta que no se hace el hombre de la calle, pero que sí debe hacerse el economista, quien por regla general cree que no hay refrigerios gratuitos, es: a quién le toca pagar la cuenta? La respuesta parece ser muy sencilla. El Fondo Nacional del Café paga la cuenta. Sin embargo, la realidad es que el Fondo Nacional del Café no es una persona de carne y hueso sino que es una chequera con un gran saldo bancario que se nutre de impuestos cafeteros y cuyos cheques circulan únicamente en la zona cafetera.

La conclusión obvia de este enunciado es que quienes pagan la cuenta, al menos en el corto plazo, son los mismos cafeteros. En la medida en que se pague más en efectivo por el café quedarán menos recursos para gastar en otras cosas. Obviamente, las obras de caridad financiadas por los cafeteros también sufrirán, porque este tipo de gastos es el primero que se elimina en épocas de austeridad.

Como se mencionó anteriormente, el compromiso de los cafeteros es reducir los gastos en cuarenta mil millones de pesos. Entre los posibles damnificados de esta medida se encuentran los mismos cafeteros con mayores costos en fertilizantes, los inveterados bebedores de café que tendrán que pagar más por su "tinto", y mis colegas y los de mi famoso homónimo que tendrán que buscar nuevos patrocinadores probablemente recibiendo sueldos más bajos.

En el largo plazo, el impacto del reajuste cafetero afecta a toda la economía pues en la medida en que el Fondo Nacional del Café entre en sobregiro alguien tiene que pagar los cheques. El Banco de la República tendrá que hacer préstamos al Fondo Nacional del Café para respaldar los compromisos adquiridos causando graves problemas en el manejo monetario.

Para el economista es también importante indagar sobre los efectos buenos o malos de la medida. La primera lección sobre la oferta enseña que ésta depende del precio y que entre mayor sea el precio mayor será la producción. Con relación al reciente acuerdo, obviamente, el mayor precio debería inducir una oferta adicional. Esta oferta adicional en el caso colombiano probablemente tendrá mayores costos y muy pocos beneficios.

El efecto cuantitativo del aumento del precio interno, fue objeto de discusión durante el proceso de concertación. Por primera vez, las noticias mencionaron los resultados que generaría en la producción futura. Estos estimativos se obtuvieron utilizando modelos desarrollados por conocidos investigadores colombianos. Según estos modelos, la variación en los precios tendría efectos mínimos en la cantidad producida, es decir, prácticamente no habría consecuencias negativas por la fijación de un precio por encima del requerido para lograr un balance entre oferta y demanda.

Una causa importante de la similitud de resultados se debe al proceso de formación de expectativas. Por lo general el precio esperado en estos modelos es un promedio ponderado de los observados en el pasado reciente. Indudablemente, este proceso retrospectivo de fijación de precios es inadecuado cuando no funciona el Pacto Cafetero. Los cafeteros saben muy bien que el precio externo, en ausencia del Pacto, es más bajo, y además que las perspectivas futuras del precio son muy inciertas.  Por consiguiente, las previsiones de precio interno cuando el precio externo es muy bajo dependen más de los resultados de la negociación entre gremio y gobierno, que del pasado. Si los resultados de la negociación muestran una posición fuerte del gobierno, tal como la ocurrida en otros países, tanto los precios internos esperados como las inversiones en mejora de productividad y en utilización de fertilizantes se ajustan muy rápido a las nuevas condiciones de precios. Si por el contrario, el gobierno muestra una posición complaciente, el ajuste toma mucho más tiempo. Según parece, los modelos existentes no han incorporado aún la formación de expectativas racionales; a Colombia los desarrollos teóricos llegan con retraso.


lunes, 23 de octubre de 1989

La Empresa de Energía de Bogotá

El viernes 13 de Octubre se llevó a cabo el cambio de nombre de la tradicional empresa bogotana. Muere así el nombre utilizado por una entidad nacida con el siglo veinte. La eliminación del adjetivo eléctrica obedece al cambio en sus actividades, pues ahora también se dedicará a distribuir gas a los usuarios bogotanos.

El cambio de nombre realizado no es ni el primero, ni será el último. Recordemos que está empresa nace con el nombre de Samper Brush y Compañía y que luego cambia en 1904 a Compañía de Energía Eléctrica de Bogotá. En 1927, al fusionarse con la Compañía Nacional, cambia su nombre a Empresas Unidas de Energía Eléctrica S.A. En 1951 la Empresa se nacionaliza y pasa a ser un fideicomiso del Banco de la República. En 1959 se constituye finalmente con el nombre de Empresa de Energía Eléctrica de Bogotá, como  establecimiento público descentralizado del Distrito Especial de Bogotá.

Ojalá el nuevo nombre venga acompañado de progreso y las nuevas actividades de distribución de gas le permitan aumentar su rentabilidad y mejorar el cubrimiento de las necesidades energéticas del pueblo bogotano. Esta ocasión debería aprovecharse para un análisis del papel de la Empresa.

Si uno siguiera las enseñanzas de Drucker y preguntara ¿Cuál es realmente el negocio de la Empresa? tendría que contestarse que realmente existen tres negocios diferentes. El primero se relaciona con la distribución de la energía, el segundo con la generación de Energía y el tercero con la construcción de las plantas.

El primero, que ahora podría llamarse Electrificadora y Distribuidora de Gas de Bogotá, tiene como objetivo distribuir la energía eléctrica y el gas a los bogotanos. Básicamente, su negocio consiste en comprar en bloque y vender al detal. Su rentabilidad está dada por el margen que logra en esta operación. Si logra comprar barato y vender caro sus ganancias serán elevadas, o si por el contrario opera como una entidad de beneficencia, comprando caro y vendiendo barato, dará pérdidas contables, pero obtendrá dividendos sociales.

En la actualidad, la Electrificadora de Bogotá es muy rentable pues la estructura de tarifas es una de las más elevadas del país y los costos de la energía en bloque son relativamente bajos. Adicionalmente, tiene un moderado nivel de endeudamiento puesto que las deudas incurridas para la infraestructura de distribución son de dimensiones razonables y pueden ser cubiertas con los ingresos producidos por las tarifas.

El segundo negocio de la Empresa de Energía es la generación. Actualmente se cuenta con la cadena del Río Bogotá y con la Termoeléctrica Martín del Corral, más conocida como Termozipa, pero que realmente está ubicada en Tocancipá. Se podría afirmar que el negocio de generación de la Empresa de Energía de Bogotá no es muy brillante. Las plantas de la cadena vieja no se encuentran en muy buenas condiciones y la demora en la entrada de las nuevas plantas de Mesitas y los sobrecostos incurridos en reparaciones de los túneles han influido negativamente en la rentabilidad de este negocio. Más aún, el hecho de que la cantidad de energía utilizable sea insuficiente para atender las dos cadenas de plantas, implicará que para operar eficientemente, deba traerse agua de otras hoyas cercanas. La financiación de las obras adicionales, dados los bajos márgenes de rentabilidad del negocio de generación, es uno de los principales retos que debe afrontar la Hidroeléctrica del Río Bogotá en su futuro.

El tercer negocio de la Empresa de Energía es la construcción de nuevas plantas. En el momento se construye la Hidroeléctrica del Guavio. Esta obra, planeada desde 1930 por las Empresas Unidas de Energía, se inició en 1981 y ha sufrido demoras y sobrecostos  considerables. Su entrada en operación, prevista originalmente para 1986, está contemplada actualmente para 1992. El negocio de construcción de la Hidroeléctrica del Guavio no ha sido tan positivo como originalmente se planeó y ha influido negativamente en los otros dos negocios de la Empresa de Energía. Los costos de la obra en dólares aumentaron por encima de lo presupuestado inicialmente y el país realizó un fuerte ajuste cambiario lo que se tradujo en aumentos, medidos en pesos, de gran magnitud. Más aún, los beneficios de la hidroeléctrica disminuyeron al disminuir los precios del petróleo y otros energéticos.

Teniendo en cuenta el análisis anterior, qué debería hacer la nueva Empresa ?. La recomendación Druckeriana sería concentrarse en el negocio verdadero, o sea en la Distribución, y pensar en retirarse de aquellos en los que no tiene ventaja. Sin negar la importancia que tiene para el país la realización de nuevos proyectos de generación, es evidente que la experiencia de la construcción de los últimos proyectos muestra que este tipo de negocios está excediendo la capacidad financiera y administrativa de la Empresa. El tiempo de ejecución de los proyectos está muy por encima de la duración de los Gerentes y del Presidente de la Junta Directiva. Del primero de agosto de 1985 a la fecha ha habido cinco Gerentes e igual número de Alcaldes. Es posible que con la elección de Alcaldes se logre que en cuatro años haya dos Gerentes y dos Alcaldes, pero aún así la ejecución de un proyecto similar al del Guavio, por ejemplo, de 12 años, le va a corresponder a seis Gerentes y seis Alcaldes. La inestabilidad en la cúpula de la Empresa de Energía va a hacer muy difícil el control en la programación y ejecución de este tipo de Proyectos.


El negocio de la generación, aunque marginalmente rentable, no es fácil de vender. No habría inversionista que estuviera interesado en comprar una planta cuyo producto tiene precios fijados por la Junta Nacional de Tarifas. La rentabilidad del negocio estaría sometido a consideraciones de carácter político y a la idiosincrasia del funcionario de turno. La solución sería el contratar con el sector privado la administración y mantenimiento de las plantas existentes. Si bien en Colombia no hay antecedentes de este tipo de solución, en otros países existen contratos de administración de las Empresas Públicas.