lunes, 30 de marzo de 1992

Lecciones de un apagón anunciado

En Colombia seguimos viviendo a la penúltima moda. La asignación del famoso "fluido eléctrico" se está haciendo a dedo.

El año de 1991 fue muy bueno para los profesores de Macroeconomía pues los desaciertos del equipo económico sirvieron para ilustrar algunos conceptos modernos de la macroeconomía. La impotencia de las autoridades monetarias para controlar la economía colombiana sirvió para ilustrar la falta de efectividad de la política monetaria en una economía con movilidad de capital y tasas de cambio fijo.

En este año el turno le ha tocado a los profesores de microeconomía. La situación del sector eléctrico puede servir para ilustrar algunos conceptos microeconómicos básicos. Como bien lo dice el Profesor Samuelson en su libro, "la economía es el estudio de la manera en que las sociedades utilizan los recursos escasos para producir mercancías valiosas y distribuirlas entre los diferentes grupos". Por tanto la explicación de la asignación de recursos escasos es una de las tareas primordiales de la microeconomía.

El fracaso del sistema comunista en la asignación de recursos escasos ha convencido a todo el mundo de la ineficiencia de las economías planificadas. En Colombia seguimos viviendo a la penúltima moda. La asignación del famoso "fluido eléctrico" se está haciendo a dedo. El Gerente de la Energía y el Ministro de Minas definen quien puede trabajar cada día y a las horas en que uno puede utilizar sus computadores, tomarse un tinto o disfrutar de la maravillosa programación de la televisión. Las definiciones de si se debe generar en las termoeléctricas o en las hidroeléctricas se hace con base a unos programas de computador que pretenden simular el mercado. 

La economía nos enseña que el sistema de precios produce una mejor asignación de recursos que los sistemas dirigidos por los comisarios del plan. Los precios altos son una señal que indican que el recurso es muy valioso y que su uso debe limitarse. Por el contrario, el precio bajo de un bien indica que es bastante abundante y que su utilización debe ser intensa.

Los encargados del sector eléctrico han ignorado olímpicamente la importancia de las señales dadas por el sistema de precios. En estos momentos en que hay escasez el precio de la energía no ha variado. La racionalidad económica nos indica que tanto consumidores como productores deberían pagar un precio más alto en épocas de escasez. Si las Empresas de Energía se hubieran enfrentado a precios altos por la materia prima o sea el agua habrían tomado la decisión de cambiar de combustible y hubieran alistado las plantas termoeléctricas para poder generar. Los consumidores han debido tener unos precios más altos a medida en que el agua se iba acabando para obligarlos a ahorrar energía y para hacer rendir el precioso líquido.

En una encuesta informal que he venido realizando, he podido comprobar que hay muchas personas que encuentran mejor pagar un aumento temporal de tarifas a cambio de disfrutar la energía a todas horas. Esto no es de extrañar, pues se sabe que los costos de racionamiento pueden llegar a ser diez veces el valor de la tarifa. Las mayores tarifas permitirían disminuir estos altos costos de racionamiento e incentivarían un verdadero ahorro de energía. Con tarifas altas los incentivos para ahorrar energía serían considerables. La energía se utilizaría, sin lugar a dudas, únicamente para los que es absolutamente indispensable.

Este esquema basado en el mercado sería mucho mejor que el actual programa de racionamientos en que cándidamente se ha privilegiado a un grupo como el industrial que estaría dispuesto a pagar más por la energía con tal de mantener el suministro. La amenaza de cárcel para el industrial que no conserve la energía es realmente inoperante. No solo va contra los más elementales derechos humanos sino que lo único que va a ser es aumentarle los ingresos a los funcionarios del Ministerio a los que se le asigne el control.

Como dice el Doctor Lleras en sus editoriales, cuando se le acaba el espacio, el tema amerita un tratamiento mucho más amplio del que se ha dado en este artículo. Es necesario elaborar un poco más esta propuesta buscando evitar algunos posibles problemas. Sería importante considerar, por una parte, el caso de los usuarios de bajos ingresos y por otra pensar en la posibilidad de que este sobrecosto no se convierta en una recompensa a los causantes de los problemas actuales.

martes, 24 de marzo de 1992

Los Mellizos Colombianos

La importancia de lograr el superávit fiscal en Colombia, se ha hecho más evidente con el estruendoso fracaso de la política monetaria como elemento de estabilización.

En días pasados, en un parcial de un Curso de Macroeconomía que dicto pregunté la definición de Déficit Gemelos. Para mi sorpresa está pregunta no fue contestada acertadamente. Con el fin de probar si la falta de conocimiento era más general hice la misma pregunta a otros economistas. La respuesta no fue mejor. Algunos preguntaron que si no había un sinónimo para este fenómeno, a lo cual me tocó responder que si y que se podía usar mellizos en lugar de gemelos.

Es sorprendente que un concepto, que ha tenido tanta discusión en los Estados Unidos y que ha hecho su aparición en los principales libros de texto, sea tan desconocido en Colombia.

Martin Feldstein se inventó este término, cuando era el Consejero Económico del Presidente Reagan, para mostrar la coincidencia entre el déficit externo y el déficit fiscal. La evidencia aportada por Feldstein mostraba claramente que el déficit externo de los Estados Unidos se originaba en el cuantioso déficit fiscal y sugería que para aliviar el problema externo de los Estados Unidos, que lo había llevado a pasar de ser el mayor acreedor mundial a ser el mayor deudor mundial, debería disminuir el desequilibrio presupuestal. La posibilidad de que el mundo dejara de financiar el déficit fiscal de los Estados Unidos llevó al Congreso a pasar unas reformas que intentan equilibrar las finanzas públicas.

En Colombia, la reforma tributaria del 92 se basa también en la noción de la existencia de una fuerte interrelación entre el sector fiscal y el sector externo. A diferencia de los Estados Unidos en Colombia se piensa más en los superávit gemelos. La idea es, que para poder mantener un superávit externo que garantice el éxito de la política de apertura es necesario generar un superávit fiscal.

La importancia de lograr el superávit fiscal en Colombia, se ha hecho más evidente con el estruendoso fracaso de la política monetaria como elemento de estabilización. Como nos lo ha confirmado la experiencia del 91, la Autoridad Monetaria en una economía abierta con tasa de cambio fijo y libre movimiento de capitales, pierde el control de la base monetaria y de los medios de pago.

Si bien la idea de los superávit gemelos es bastante importante, la realidad es que en el mundo real hay otras posibilidades. La aritmética de la contabilidad nacional nos enseña que el superávit externo es igual a la suma del superávit del sector privado más el superávit del sector público. Por tanto, es posible contrarrestar el efecto inflacionario del Sector Externo en la medida en que el sector privado ahorre más o invierta menos.

La experiencia de Singapur, del Japón y Alemania Occidental, entre otros, ha mostrado que es posible absorber el exceso de liquidez mediante un aumento en el ahorro interno. Colombia debería considerar la posibilidad de aumentar sus ahorros. El sector privado ganaría indudablemente si en lugar de pagar impuestos que usualmente van a un hueco 

lunes, 16 de marzo de 1992

Cuidando el uno con cinco

El tiempo perdido los santos lo lloran y el mes de no racionamiento va a hacer que en el futuro, el problema sea mucho más grave. Las medidas de racionamiento son un último recurso al que no se debería llegar.

En estos días los representantes por Cundinamarca intentaron revocarle el mandato al Alcalde de Santafé de Bogotá. El Alcalde muy enojado, les contestó que no pensaba renunciar y que no aceptaba críticas de ellos, porque consideraba que los representantes estaban resentidos por los malos resultados electorales. 

Sin entrar a tomar partida en esta pelea política, la ciudadanía vería con mucho gusto que el Alcalde utilizara estos días para dejar en orden la ciudad. Todo el mundo quisiera que el Alcalde utilizara su desprestigio para tomar una serie de medidas impopulares, que le permitan al nuevo Alcalde comenzar de una mejor manera.

Que el desprestigio es para usarlo, es una enseñanza que nos han dejado los gobiernos mexicanos. Allá las decisiones impopulares suelen tomarse en el período de transición por el Presidente, que termina tratando de mantenerle el prestigio al gobernante que entra. Las devaluaciones masivas que tanto afectan la buena imagen de una administración, suelen hacerse al final del mandato evitando futuros problemas.

En Colombia los gobernantes tratan de cuidar la imagen hasta el final. Por más desprestigiados que se encuentren, tratan de mantener su imagen previendo que en el futuro, los electores tengan mala memoria y que los vuelvan a considerar. Como decía un amigo: En Colombia no hay prestigio que dure seis meses, ni desprestigio que dure más de un año. 

La Administración Caicedo Ferrer en estos días nos sorprendió nuevamente por su falta de liderazgo. En lugar de haber previsto con suficiente anterioridad el efecto que el verano y el mal mantenimiento de las plantas de la Empresa de Energía iban a tener en el suministro del "fluido eléctrico", tomó medidas insuficientes. El racionamiento que se puso en práctica antes de las elecciones no podía tener ningún efecto real. 

Todo el mundo sabe que los consumos en horas no pico son fácilmente sustituibles. Si no hay energía de 3 a 5, las actividades que  normalmente se realizaban a esas horas, se desplazan para otras en las que si haya energía. Realmente, los únicos ahorros que se dan son los correspondientes al refrigerador. Este ahorro es irrisorio cuando se compara con las necesidades que se tienen de hacer rendir el agua de los embalses. 

El tiempo perdido los santos lo lloran y el mes de no racionamiento va a hacer que en el futuro, el problema sea mucho más grave.
Las medidas de racionamiento son un último recurso al que no se debería llegar. La experiencia ha mostrado que es mucho mejor apelar al sistema de precios para cuidar los recursos escasos. Colombia tiene que reconocer algún día, que la energía en épocas de verano es más cara que la que se genera en el invierno. Las tarifas de energía en Colombia debían copiar el modelo Brasileño, fijando unas tarifas diferenciales por época del año. Es absurdo no dar la señal adecuada en el uso de energía. Esto lo único que hace es componer el problema de generación de energía y magnificar los recursos necesarios para satisfacer la demanda. 

lunes, 9 de marzo de 1992

Tasas de cambio fijas o flexibles

La existencia de dos sistemas de cambio ha obligado a los economistas a estudiar las implicaciones que tienen las políticas monetaria y fiscal para cada una de ellas.

A comienzos de 1970 se discutió mucho si era más conveniente mantener un sistema de tasas de cambio en las que la Banca Central interviniera o sí, simplemente sería mejor dejar que las fuerzas del mercado determinaran el precio de las divisas.

En esa ocasión, el profesor Milton Friedman fue uno de los principales defensores de adoptar un sistema de tasas de cambio flexibles. Para ello dio una serie de argumentos, que sin lugar a dudas contribuyeron a convencer a los encargados de la política económica a nivel mundial.

Los argumentos teóricos en favor de un sistema de cambios flexibles, unidos a las perturbaciones de comienzos de los setenta, llevaron al abandono del sistema de Bretton Woods, vigente desde el final de la Segunda Guerra Mundial. Los países industrializados han mantenido en los últimos quince años, un sistema en el que las autoridades monetarias y cambiarias prácticamente no intervienen en el mercado de divisas.

La experiencia con el sistema de tasas de cambio variables ha sido positiva, pues ha servido para absorber los efectos de grandes perturbaciones externas sin consecuencias muy negativas en las economías de los países industrializados. Sin embargo, la experiencia también ha demostrado que el sistema de cambios flexibles no puede ser adoptado por los países pequeños, pues en mercados de tamaño reducido no es posible desarrollar instrumentos que permitan cubrir los riesgos inherentes en variaciones no previstas de la tasa de cambio.
La coexistencia de dos sistemas de cambio, uno de tasas de cambio fijo para países pequeños, y otro de tasas de cambio flexible, ha obligado a los economistas a estudiar las implicaciones que tienen las políticas monetaria y fiscal para cada uno de los dos regímenes.
Las conclusiones de este análisis son bien importantes, sobre todo, cuando se considera la existencia de los capitales golondrina que vuelan hacia el país donde el retorno es más alto. En estos casos, la conclusión es que en un sistema de cambios fijos la política monetaria es impotente para cambiar el nivel de la actividad económica doméstica. Por otra parte, en un sistema de tasas de cambio fijo, la política fiscal se torna importante para estabilizar la economía.
La experiencia de la importancia de las autoridades monetarias en la Administración Gaviria para controlar la economía colombiana, corrobora que el análisis realizado por los buenos macroeconomistas también se aplica en el trópico.

lunes, 2 de marzo de 1992

Verano Oscuro: Culpa del Niño o del "Chino"

Los encargados del sector energético nos han tratado de convencer que las condiciones meteorológicas y en especial, las asociadas al fenómeno del Niño, son las principales culpables de esta repetición de la ingrata experiencia de finales de los setenta.

Después de haber pasado por un crudo invierno que acabó con las calles de Bogotá, que la eficiente administración del Doctor Juan Martín Caicedo no ha podido reparar, nos enfrentamos a la declaración de un racionamiento de energía.

Los encargados del sector energético nos han tratado de convencer que las condiciones meteorológicas y en especial, las asociadas al fenómeno del Niño, son las principales culpables de esta repetición de la ingrata experiencia de finales de los setenta.

El sector eléctrico, que a mediados de 1985 se caracterizó por unos excedentes de generación y por un sobre-dimensionamiento, ha pasado a ser un sector con deficiencias. Colombia ha entrado un poco más tarde que otros países de racionamiento al ciclo energético. De una etapa de racionamiento pasa a una de exceso de capacidad instalada y luego, otra vez, en la época de apagones. Esto se ha vivido en otros países como Argentina y Brasil, donde también se han hecho desarrollos con base en hidroeléctricas.

Los errores de planeación y el inmoderado optimismo de un crecimiento, da lugar a una etapa de ampliación considerable de expansión. Por otra parte, la necesidad de servir la deuda incurrida, da lugar a aumentos de tarifas que influyen negativamente en el crecimiento de la demanda y que causan, a su vez, el exceso de capacidad. El exceso de la capacidad instalada y el alto endeudamiento del sector frenan la inversión, lo que también influye en el futuro racionamiento.

En este ciclo energético el experto Guillermo Perry, que cuando era un joven y destacado ingeniero se ganó por su precocidad el remoquete de "El Chino Perry", ha tenido una participación importante. Como consultor, dirigió el Estudio Nacional de Energía, lo cual tuvo como consecuencia un plan de expansión del sector eléctrico, que dió lugar a la sobreinversión.

Más tarde, como Ministro de Minas y Energía, para enmendar el sobre-dimensionamiento existente y de acuerdo con los organismos multilaterales de crédito, frenó el ritmo de inversión de los mega-proyectos del sector eléctrico. El frenazo al Guavio y a otras inversiones nos ha colocado, cinco años más tarde, en un racionamiento con altos costos sociales y políticos.

La planeación del sector eléctrico, que en una época había sido considerada como la mejor del país, ha entrado en una nueva crisis. Los errores del pasado unidos a una gestión deficiente, han sido tan grandes que nos han llevado a esta situación. La larga gestación de los proyectos hidráulicos ha sido una de las causas estructurales del ciclo de los proyectos. El análisis elemental del conocido modelo de la telaraña ha enseñado a los estudiantes de primer año de economía, que entre mayor sea el rezago entre la decisión y la ejecución, mayor es la inestabilidad.


Esta clara enseñanza de la teoría económica es olvidada por los diseñadores, quienes muchas veces seleccionan el proyecto con el criterio equivocado. En varias ocasiones he oído defender, equivocadamente, un proyecto por sus bajos costos de inversión por unidad de potencia.  El criterio correcto es escoger el proyecto con base en un criterio de minimización del costo por kilovatio-hora producido. En estos momentos, en que nuestros embalses están agotados, no es un consuelo saber que tenemos capacidad de generación en exceso, si nos falta el agua, o sea la materia prima para la generación hidráulica.