En
los últimos veinte años se ha operado un cambio importante en el campo de la consultoría
colombiana. Las grandes firmas han venido transformándose de empresas en donde
se formaban los nuevos consultores y se trasmitía la experiencia acumulada de
generación en generación a grupos elaboradores de propuestas y coordinadoras de proyectos. Los consultores
ya no permanecen vinculados a las firmas sino que operan como microempresarios
asociándose con diferentes firmas para llevar a cabo un proyecto.
Al
igual que en otros campos las cargas laborales representadas por las
prestaciones sociales han tenido como consecuencia la minimización del empleo
estable. Las grandes firmas consultoras han buscado cambiar los costos fijos
laborales por costos variables y en consecuencia prefieren subcontratar buena
parte de los proyectos antes que ampliar su planta de personal.
Este
deseo de mantener una planta mínima se ha reforzado por la inestabilidad de la
demanda de los servicios de consultoría. Como el mayor contratista de servicios
en este ramo tradicionalmente ha sido el gobierno, la inestabilidad de los
presupuestos de inversión cuyo manejo ha estado supeditado en repetidas
ocasiones a problemas coyunturales, se refleja en grandes variaciones del ritmo
de trabajo de las firmas consultoras. Para principiar a entender los problemas
que tienen las firmas cuando hay cambios bruscos en la demanda de sus servicios
basta recordar el efecto negativo que tuvo en la consultoría y en la construcción
el manejo macroeconómico a mediados de la década pasada .
Al
mismo tiempo que estos desarrollos llevaban a las firmas a disminuir su deseo
de contar con personal de planta existían fuerzas que incentivaban a los
consultores a salirse de las firmas. Con la reforma tributaria de 1974 el
impuesto a los empleados de altos ingresos se incremento de manera
considerable. Con el fin de gozar de un régimen tributario más favorable
algunos consultores decidieron abrir sus propias firmas. Como consecuencia de
esto, la relación laboral se transformó en una relación comercial.
Simultáneamente,
comenzaron a surgir firmas consultoras mas especializadas. Este desarrollo fue
favorable tanto para las firmas consultoras antiguas como para las nuevas por
cuanto las primeras utilizaban los recursos especializados únicamente cuando
los necesitaban y las segundas ampliaban su campo de acción pues ya no tenían
que depender de un solo cliente.
Otra
de las causas del paso del sector formal al informal ha sido el notable aumento
en el número de profesionales egresados en años recientes. Indudablemente las
firmas consultoras grandes no pudieron absorber la nueva oferta de
profesionales y por lo tanto los nuevos
egresados debieron convertirse en empresarios para comenzar a generar ellos
mismos su propio trabajo.
Finalmente,
en años recientes con el desarrollo de los microcomputadores los consultores
independientes y las firmas pequeñas han visto aumentar su competitividad con relación
a las firmas grandes. Hoy en día, un consultor con la ayuda de su microcomputador
puede con mínima ayuda preparar el informe final. No se requiere muchas veces del asistente que
prepare los cálculos, ni del dibujante que haga los gráficos, ni de la
secretaria que pase a máquina el informe.
Si
bien las causas de este fenómeno parecen claras, sus posibles consecuencias no
lo están. Para algunos observadores este desarrollo parece ser negativo,
pues tal vez encuentran más difícil controlar los proyectos cuando las firmas
consultoras actúan únicamente como promotoras. El seguimiento al consultor se
hace muy complejo cuando puede aparecer asociado con muchas firmas y con un
tiempo de dedicación superior a un ciento por ciento.
Para
otros el problema mayor a que se va
enfrentar la consultoría colombiana como consecuencia del paso del sector
formal al informal es la falta de incentivo para capacitar el capital humano
que va a requerir esta actividad en el futuro. Si bien anteriormente las firmas
grandes cumplían dicha función, hoy en día han dejado de hacerlo por no
encontrar atractivo desde el punto de vista económico el continuar con estas
labores.
Si
consideramos que uno de los recursos más valiosos con que cuenta el país es su
personal capacitado y si tenemos en cuenta que en años recientes se ha llevado
a cabo un gran inversión en la formación de sus profesionales, debemos pensar
cuidadosamente las políticas encaminadas a mejorar su utilización. Para ello
indudablemente debemos asegurar una demanda adecuada para sus servicios y
evitar en lo posible fluctuaciones muy pronunciadas.