jueves, 24 de enero de 1985

Consultores: De gran empresa a sector informal

En los últimos veinte años se ha operado un cambio importante en el campo de la consultoría colombiana. Las grandes firmas han venido transformándose de empresas en donde se formaban los nuevos consultores y se trasmitía la experiencia acumulada de generación en generación a grupos elaboradores de propuestas y  coordinadoras de proyectos. Los consultores ya no permanecen vinculados a las firmas sino que operan como microempresarios asociándose con diferentes firmas para llevar a cabo un proyecto.

Al igual que en otros campos las cargas laborales representadas por las prestaciones sociales han tenido como consecuencia la minimización del empleo estable. Las grandes firmas consultoras han buscado cambiar los costos fijos laborales por costos variables y en consecuencia prefieren subcontratar buena parte de los proyectos antes que ampliar su planta de personal.

Este deseo de mantener una planta mínima se ha reforzado por la inestabilidad de la demanda de los servicios de consultoría. Como el mayor contratista de servicios en este ramo tradicionalmente ha sido el gobierno, la inestabilidad de los presupuestos de inversión cuyo manejo ha estado supeditado en repetidas ocasiones a problemas coyunturales, se refleja en grandes variaciones del ritmo de trabajo de las firmas consultoras. Para principiar a entender los problemas que tienen las firmas cuando hay cambios bruscos en la demanda de sus servicios basta recordar el efecto negativo que tuvo en la consultoría y en la construcción el manejo macroeconómico a mediados de la década pasada .

Al mismo tiempo que estos desarrollos llevaban a las firmas a disminuir su deseo de contar con personal de planta existían fuerzas que incentivaban a los consultores a salirse de las firmas. Con la reforma tributaria de 1974 el impuesto a los empleados de altos ingresos se incremento de manera considerable. Con el fin de gozar de un régimen tributario más favorable algunos consultores decidieron abrir sus propias firmas. Como consecuencia de esto, la relación laboral se transformó en una relación comercial.

Simultáneamente, comenzaron a surgir firmas consultoras mas especializadas. Este desarrollo fue favorable tanto para las firmas consultoras antiguas como para las nuevas por cuanto las primeras utilizaban los recursos especializados únicamente cuando los necesitaban y las segundas ampliaban su campo de acción pues ya no tenían que depender de un solo cliente.

Otra de las causas del paso del sector formal al informal ha sido el notable aumento en el número de profesionales egresados en años recientes. Indudablemente las firmas consultoras grandes no pudieron absorber la nueva oferta de profesionales y por lo tanto  los nuevos egresados debieron convertirse en empresarios para comenzar a generar ellos mismos su propio trabajo.

Finalmente, en años recientes con el desarrollo de los microcomp­utadores los consultores independientes y las firmas pequeñas han visto aumentar su competitividad con relación a las firmas grandes. Hoy en día, un consultor con la ayuda de su microcompu­tador puede con mínima ayuda preparar el informe final. No  se requiere muchas veces del asistente que prepare los cálculos, ni del dibujante que haga los gráficos, ni de la secretaria que pase a máquina el informe.

Si bien las causas de este fenómeno parecen claras, sus posibles consecuencias no lo están.  Para algunos observadores este desarrollo parece ser negativo, pues tal vez encuentran más difícil controlar los proyectos cuando las firmas consultoras actúan únicamente como promotoras. El seguimiento al consultor se hace muy complejo cuando puede aparecer asociado con muchas firmas y con un tiempo de dedicación superior a un ciento por ciento.

Para otros el problema mayor  a que se va enfrentar la consultoría colombiana como consecuencia del paso del sector formal al informal es la falta de incentivo para capacitar el capital humano que va a requerir esta actividad en el futuro. Si bien anteriormente las firmas grandes cumplían dicha función, hoy en día han dejado de hacerlo por no encontrar atractivo desde el punto de vista económico el continuar con estas labores.

Si consideramos que uno de los recursos más valiosos con que cuenta el país es su personal capacitado y si tenemos en cuenta que en años recientes se ha llevado a cabo un gran inversión en la formación de sus profesionales, debemos pensar cuidadosamente las políticas encaminadas a mejorar su utilización. Para ello indudablemente debemos asegurar una demanda adecuada para sus servicios y evitar en lo posible fluctuaciones muy pronunciadas.