viernes, 25 de abril de 1997

Del ajuste ético y otras explicaciones

Los libros de texto de principios de economía enseñan que, por regla general, una reducción en la tasa de inflación viene acompañada por un aumento en la tasa de desempleo. Más aún, con el fin de lograr que los estudiantes recuerden esta importante relación han acuñado el concepto de la relación de sacrificio. Para ilustrar la importancia de este concepto, algunos de los autores incluyen estimativos de cuanto pierden los Estados Unidos en términos del desempleo y del producto nacional por reducir cada punto porcentual de la tasa de inflación. Los estudiantes después de leer la explicación del libro de texto y de oír la explicación de su profesor queda convencido que la economía sirve para algo práctico y que puede servir de base para tomar decisiones de política económica pues lo lógico sería hacer un estudio costo beneficio para saber si vale la pena reducir la inflación.

Desafortunadamente, este convencimiento que se logra con gran esfuerzo de profesores y alumnos comienza a desvanecerse cuando el alumno comienza a leer los periódicos. Los comentaristas que han atacado la apertura en lugar de reconocer que es el resultado de una decisión de disminuir la inflación reiteran por enésima vez que esto es consecuencia del modelo neoliberal del anterior gobierno. Las consecuencias nefastas del proceso de apertura se comienzan a manifestar, según estos comentaristas, a los siete años de su implantación y no de manera inmediata como argumentaron cuando defendieron la idea de la gradualidad y selectividad de la apertura.

En su afán de justificar sus recomendaciones sobre el modelo de desarrollo más adecuado para el país política caen en el error de asignar causas estructurales a un fenómeno que obedece más a circunstancias coyunturales creadas por un mal manejo de la economía por parte del gobierno de turno. El fracaso de la política económica del Gobierno Samper es tan grande que ya se reconoce de manera unánime lo que un perspicaz analista describió como el mundo al revés. Un gobierno que prometió frenar la devaluación terminó aumentándola, un gobierno que prometió aumentar la tasa de crecimiento la redujo a niveles insospechados. El gobierno que prometió crear un millón seiscientos mil empleos ha logrado llevar el número de desempleados a la mitad de su meta de aumento de empleos.

Pero lo que es más triste, el gobierno que ha aumentado el desempleo a niveles que para muchos comienza a ser preocupante en lugar de salir a decir que es la consecuencia de buscar una disminución de la tasa de inflación que es lo que enseña la lógica económica, trata de convencernos de que es la consecuencia de sus acciones. Como el Chapulín Colorado quiere convencernos que esto estaba fríamente calculado cuando inició el ajuste ético. Los errores de política económica se tratan de justificar como el costo que tiene que pagar la sociedad para librarse de uno de sus grandes problemas.

Sin entrar a discutir si el ajuste ético tiene o no sus costos es necesario destacar que precisamente el objetivo de una política económica debe ser el compensar cualquier evento por fuera del control de las autoridades económicas. Si el país se decide lanzar a una guerra las autoridades económicas deben prever los ajustes económicos que tienen que hacer para que el aumento del gasto necesario para poder ganar la guerra no tenga efectos nocivos sobre la actividad económica. El gobierno del Presidente Johnson en los Estados Unidos ha sido encontrado culpable por los analistas económicos, precisamente por no haber elevado los impuestos a tiempo y por lo tanto por haber desatado una inflación galopante que solo pudo ser corregida con graves costos más de diez años después.

El cuento del ajuste ético sería creíble en un gobierno que se hubiera destacado por su responsabilidad fiscal y que hubiera mantenido un control sobre los gastos. Ese gobierno podría alegar que sus prioridades estaban más por el lado de la responsabilidad fiscal que por mantener una demanda agregada alta y que había hecho una elección consciente entre la estabilidad de precios y el desempleo. Es muy triste que personas tan respetables como la Directora de Planeación y el Ministro de Hacienda estén envueltos en un juego de palabras que busca desorientar a la gente y ocultar la realidad que la disminución de la inflación se ha tenido que pagar con un aumento en el desempleo.


miércoles, 9 de abril de 1997

Cambio de guardia en Bogotá

Con la renuncia del Alcalde de Bogotá y su relevo por uno de sus más cercanos colaboradores se inicia la campaña presidencial de 1998. La presencia de Mockus en medio de los candidatos va a marcar las próximas jornadas electorales en donde el ciudadano tendrá que decidir entre la continuidad o renovación de la clase política tradicional.

La decisión de renunciar antes de haber terminado su período ha sido objeto de serias críticas, algunas de ellas infundadas. Los que argumentan que no es apropiado renunciar antes de haber terminado su obra de gobierno olvidan las graves limitaciones que han sido impuestas por la constitución. En efecto, la no reelección directa de Alcaldes y Gobernadores es la mayor traba que existe para una renovación de las costumbres políticas.

Un período de tres años es demasiado corto para que un líder anti- establecimiento pueda transformar una ciudad o un Departamento. En este período es imposible atacar y resolver los problemas de fondo que afectan a la ciudad. El cambio en las costumbres políticas es un proceso lento que requiere esfuerzos continuados para poder tener éxito. Enfrentarse a la realidad de una ciudad tan compleja como Bogotá, organizar un equipo de trabajo, definir las prioridades, conseguir los recursos necesarios es algo que bien puede tomar más de la mitad del período de gobierno.

Ya con el sol a las espaldas, el líder comienza a sufrir de una angustia existencial pues el tiempo que le queda es muy poco, las decisiones penosas que ha tenido que tomar le han hecho perder buena parte de su popularidad y las pocas realizaciones apenas comienzan a dar sus frutos. Como la prohibición de una reelección directa le cierra la posibilidad de otros tres años para consolidar sus logros, el pobre líder, cuando apenas comienza a comportarse como un verdadero estadista, tiene que empezar a pensar en dos serios problemas.

El primero en que va a hacer con su vida y con las habilidades que ha desarrollado en este tiempo, y la segunda quien lo va a reemplazar en su lucha quijotesca contra la clase política de su ciudad. La idea de buscar otros destinos mayores como la Presidencia de la República puede aparecer a muchos como el camino más apropiado para completar su misión reformadora. La declaración de victoria y la retirada del ámbito local resulta más aceptable cuando el movimiento no ha podido consolidar un copiloto a quien se pudiera confiar, temporalmente, el avión en los siguientes tres años mientras el líder goza de una merecidas vacaciones.

Como puede deducirse de los comentarios anteriores, el comportamiento de los políticos muchas veces no es fruto de su desmedido orgullo, ni de malos consejos de los allegados, sino más bien es una consecuencia de unas reglas de juego inadecuadas. Si se quiere lograr que los políticos terminen sus obras de gobierno es necesario, al menos en el nivel local, permitir la reelección directa.

Una oportunidad de reelección directa va a permitir una mayor competencia pues va a haber muchos más candidatos que encuentren más atractivo participar en la lucha política cuando el período del mandato va a ser más largo. Como en muchas otras ocasiones entre mayor sea el período de retorno de una inversión mayor será el incentivo para realizar esta inversión. Como se ha dicho los grandes reformistas son los más interesados en disponer de un período más largo. Por el contrario, los defensores del status quo prefieren la no reelección pues a través de sus grupos pueden asegurarse una participación continuada en el poder.

Más aún, como lo muestra la experiencia del PRI en México, la no reelección es una condición importante para la supervivencia de un grupo en el poder. El interés de vincularse al movimiento aumenta en la medida en la que las posibilidades de llegar a la cima del poder aumente. Por tanto la no reelección, al limitar las posibilidades de los líderes con experiencia  lo que está haciendo es ayudar a perpetuar al partido en el poder y por lo tanto a impedir cualquier posible reforma.

La no reelección directa impide distinguir entre los buenos y malos gobernantes. En Colombia todos los ex-mandatarios gozan de un fuero especial sin distinguirlos por sus resultados. Mandatarios como Caicedo Ferrer o Jaime Castro que salieron bastante desacreditados de su paso por el Palacio Liévano, con el tiempo, a medida que la gente olvida sus equivocaciones, se convierten en grandes estadistas y hasta llegan a pensar en volverse a sacrificar por la ciudad. Por el contrario, cuando el mismo pueblo decide si reelige a un mandatario o no, el fallo de las urnas discrimina entre buenos y malos alcaldes. Los que no logran su reelección pasan al cuarto de San Alejo y de allí no los vuelven a sacar ni siquiera en las emergencias.

La conclusión parece bastante clara si queremos evitar situaciones como la que está viviendo la capital de la República lo que hay que hacer es acabar con la prohibición de reelección directa de Alcaldes y Gobernadores. No cabe duda que es más democrático permitir la reelección de los buenos que perpetuar los regímenes clientelistas.

jueves, 3 de abril de 1997

La productividad en Colombia

El Departamento Nacional de Estadística produce regularmente las cuentas nacionales en las que se registra el total de bienes y servicios finales producidos durante el año. Las cuentas nacionales son de enorme utilidad para el análisis de la evolución del nivel de actividad económica y permiten establecer el pulso económico del país. Las cifras de la contabilidad económica complementadas con los estimativos de Planeación Nacional sobre el PIB trimestral permiten seguir la coyuntura económica colombiana.

Sin embargo, las estadísticas publicadas por el DANE son menos útiles para un análisis correcto de la evolución de la economía en el largo plazo. En primer lugar y debido a los problemas de actualización del año base las cifras medidas en precios constantes pierden su utilidad. Medir los grandes agregados económicos en pesos de 1975 como se hace en Colombia, no es muy atractivo cuando 4 de cada diez colombianos no habían nacido en 1975 y por lo tanto no tienen ninguna referencia al valor de un peso de esa fecha. Mantener un año base tan distante lleva a distorsiones en la medida del tamaño de la economía colombiana. Estimativos preliminares muestran que si se midiera adecuadamente el PIB en Colombia su valor sería aproximadamente un cuatro por ciento mayor de lo que reporta el DANE.

El problema de utilizar una base tan lejana es algo que ha venido preocupando al DANE desde hace algún tiempo. El cambio de base de las cuentas nacionales ha sido una de las preocupaciones del DANE y ha hecho esfuerzos para calcular las cifras con base en el año 1990 para el cual existe información censal sobre la actividad económica. Sin embargo, la solución no debe ser esperar quince años para hacer los cambios sino que lo que se debe hacer es utilizar metodologías mas apropiadas como el de utilizar índices encadenados en donde las ponderaciones van cambiando año a año. Las grandes oficinas estadísticas del mundo como la de los Estados Unidos ya han adoptado esta práctica y las estadísticas se producen utilizando el método de los índices encadenados.

Los análisis de largo plazo no solo requieren una medición adecuada del crecimiento del producto sino que además necesitan una medición adecuada del crecimiento de los factores. Infortunadamente, las agencias estadísticas del gobierno colombiano no producen la información para poder medir adecuadamente el crecimiento de los factores de producción. Las estadísticas sobre empleo por rama de actividad son muy precarias. Solo desde hace poco tiempo el DANE está publicando cifras de empleo a nivel nacional que permitirían calcular el crecimiento en el número de trabajadores.

Pero como lo han mostrado los estudiosos sobre el tema el número de trabajadores no es un indicador correcto del insumo trabajo. Lo que se necesita es un cálculo de horas trabajadas ajustadas por la calidad de los trabajadores. El crecimiento del empleo no es, pues, suficiente para medir adecuadamente el crecimiento del insumo trabajo y su medición correcta requiere de ajustes importantes que afortunadamente se pueden hacer con ayuda de las estadísticas laborales existentes.

Algunos investigadores han comenzado a calcular adecuadamente el insumo trabajo pero esta no es una solución de largo plazo. A la larga las agencias del Estado tienen que incorporar dentro de su trabajo el cálculo del crecimiento del insumo trabajo. En los Estados Unidos la medición adecuada del insumo trabajo se ha incorporado después de más de treinta años de esfuerzos de destacados investigadores a la práctica normal de las agencias del Estado.

Pero si la medición del insumo trabajo es débil, la medición del insumo capital está apenas en pañales. Saber algo tan sencillo como cuál es el valor de los equipos y estructuras que conforma el acervo de capital colombiano es bastante complicado. Hay tantas respuestas como investigadores han atacado el tema. El esfuerzo de estimar el acervo se repite innecesariamente pues todos los investigadores arrancan de cero por no contar con una cifra producida por las agencias del Estado.

Las mediciones del valor del acervo de capital no son enteramente apropiadas para la medición del insumo capital. Como se explica en las primeras lecciones de los cursos de principios la medición adecuada del insumo capital debe hacerse por su productividad marginal y no por su valor. Calcular esta productividad marginal del acervo capital requiere de una gran paciencia que por regla general no tienen los investigadores que buscan un rápido reconocimiento.


Hasta ahora se están comenzando a ver los primeros resultados de una medición adecuada de los insumos. Las cifras que se obtienen en estos trabajos pioneros hechos por estudiantes de nuestras mejores universidades son el primer paso para lograr mejores estimativos del crecimiento de la productividad de la economía colombiana. Este esfuerzo debe continuarse con el apoyo de las principales agencias del Estado. El DANE, el DNP y el Banco de la República deben apoyar este importante esfuerzo de medición del crecimiento económico colombiano.