lunes, 26 de marzo de 1990

Los Cuatro Tigres

Las cifras producidas en las encuestas de medición de audiencias siempre y cuando se fijen unos objetivos claros para cada uno de los participantes en el mercado de la televisión, pueden ser utilizados para un mejor control de su gestión.

La gestión de los institutos descentralizados es un tema que mantiene una vigencia permanente. Los organismos de control fiscal analizan los resultados y alertan a la opinión sobre algunas fallas observadas. Muy sutilmente el control de la gestión ha venido cubriendo campos diferentes a los tradicionales. Esta nueva tarea que podríamos llamar de auditoría de gestión presupone una definición de los objetivos y metas de la entidad, requiere tener conocimientos especializados y contar con cifras sobre los resultados de la gestión.

El público usuario de los servicios sin tener muchos elementos cuantitativos también ejerce esta auditoría de gestión. Por ejemplo el televidente raso, las programadoras y el político encuentran siempre críticas sobre el manejo de la televisión. Con la introducción de la medición de audiencias el lenguaje de este medio de comunicación de masas se ha vuelto más cuantitativo. INRAVISION, las programadoras, los anunciantes y hasta el público tienen un elemento más preciso para sus discusiones. Curiosamente, las cifras producidas en las encuestas siempre y cuando se fijen unos objetivos claros para cada uno de los participantes en el mercado de la televisión, pueden ser utilizados para un mejor control de su gestión.

Si aceptamos que INRAVISION tiene como objetivo ofrecer una buena y balanceada programación, podemos utilizar las cifras de medición de audiencias para ver si este Instituto está cumpliendo con sus objetivos. Aún cuando la definición de una buena programación es muy discutible, parece razonable definirla como aquella que busca mantener al televidente frente a la pantalla, evitando perder clientes potenciales. El balance de la televisión se logra cuando las dos cadenas tienen una audiencia similar y cuando las programadoras tiene igualdad de oportunidades para competir. En una buena y balanceada programación los televidentes permanecen sintonizados y los dos canales tienen una participación similar.

Los ratings de noviembre y diciembre muestran aspectos interesantes sobre la gestión de INRAVISION. En los dos meses se mantiene una participación similar de las dos cadenas. Las cifras muestran un ligero predominio de la cadena dos sobre la uno que puede muy bien deberse al error muestral inherente en este tipo de mediciones. Como lo muestra el gráfico adjunto, parecido a los dientes de una sierra, los televidentes viven cambiando de canal y apagando la televisión como consecuencia de una programación en donde abunda la carne con hueso. Por regla general, cuando hay un programa de alta sintonía en un canal en el otro se presenta un ladrillo total. Los programas de alta sintonía suelen estar precedidos y seguidos por programas de muy bajo rating.

INRAVISION a pesar de sus esfuerzos continuos no ha logrado ofrecer una programación que responda a los patrones de la demanda. Por limitaciones impuestas en la última licitación, no está atendiendo segmentos de alta sintonía potencial como el espacio de las 7 y 30 los días de semana. Las programadoras que se enfrentan a las cuatro telenovelas llevan todas las de perder. La pelea contra estos cuatro tigres de la televisión es tan desigual que la única manera para sobrevivir ha sido la disminución de la calidad de los programas enfrentados. Cuando la pelea es igual se logran altas sintonías como lo demuestra el caso de los martes a las ocho y media y el cine en domingo en diciembre.


Un buen manejo de las cifras de sintonía puede ayudar considerablemente a la gestión de INRAVISION. Como nos lo ha enseñado Drucker el mejor control es el que uno mismo ejerce. Si el Instituto usa creativamente las cifras que tiene a su disposición puede lograr un mejor resultado. Es probable que INRAVISION necesite algunas reformas en tarifas, como las de permitir su variación de acuerdo con la demanda, y en su estructura, como la de contar con dos divisiones, una para cadena, que puedan establecer una sana competencia interna. 

martes, 20 de marzo de 1990

¿Azul, rojo o morado?

Ante la ausencia de un mercado amplio de valores los analistas económicos colombianos no pueden utilizar el indice de Cotización de las acciones sino que tienen que acudir a otros instrumentos de predicción para inferir lo que puede significar el gobierno de los diferentes candidatos. Los programas y los equipos de los candidatos son sin lugar a dudas unos de los mejores indicadores de lo que va a pasar en los próximos años.

Las Bolsas de Valores en los países industrializados además de servir para el intercambio entre oferentes y demandantes se han convertido en indicadores de la situación económica. Las subidas y bajadas de Wall Street muchas veces han servido como termómetros de la posible actividad económica. En algunas otras ocasiones y especialmente cuando se producen descensos la economía continua su marcha ascendente. Como bien lo anota el Profesor Samuelson,  Wall Street ha anunciado 15 de las últimas tres recesiones.

Las Bolsas de Valores de los países avanzados sufren fuertes variaciones con ocasión de las elecciones. Cuando se percibe que la política de los ganadores va a favorecer el desarrollo por lo general los mercados suben. Los triunfos de Reagan, Margaret Thatcher y Bush siempre estuvieron acompañados de aumentos en los mercados de Nueva York y Londres.

Ante la ausencia de un mercado amplio de valores los analistas económicos colombianos no pueden utilizar el indice de Cotización de las acciones sino que tienen que acudir a otros instrumentos de predicción para inferir lo que puede significar el gobierno de los diferentes candidatos. Los programas y los equipos de los candidatos son sin lugar a dudas unos de los mejores indicadores de lo que va a pasar en los próximos años.

A diferencia de anteriores ocasiones en donde había diferencias entre los programas de los candidatos para 1990-1994 las opciones no son enteramente azules ni rojas sino que más bien son de color morado. Tanto César Gaviria como Rodrigo Lloreda representan tendencias de centro en cada uno de los partidos tradicionales. Los representantes del sector productivo verían con buenos ojos el triunfo de cualquiera de ellos. El relevo generacional tan importante en sus aspectos políticos es vital en el aspecto económico. Los candidatos del noventa representan un cambio considerable con relación al pasado reciente. El intervencionismo excesivo del Estado representado por el Senador Samper y el equipo de asesores ha sido sin lugar a dudas el número uno de los damnificados de las elecciones de marzo.

Si bien las opciones tienen bastantes semejanzas también tienen diferencias apreciables. Un gobierno del candidato del Partido Liberal tendría una política económica de carácter más tecnocrático. Tanto el candidato como su equipo de asesores se sienten más cómodos hablando de temas técnicos que de temas sociales. Más aún, en la parte social el equipo de Gaviria tiene una visión tecnocrática. Para muchos de ellos el problema de la justicia, la salud y la educación se resuelve aumentando la eficiencia de los sistemas existentes.

El candidato del partido Social Conservador haría un gobierno con mayor énfasis en el aspecto humano del desarrollo y buscaría cambiar el sistema de prestación de los servicios sociales. La formación javeriana del Doctor Lloreda y de algunos de sus asesores influyen notablemente en esta visión humanística del desarrollo económico. La experiencia positiva de la privatización de los servicios públicos en Bogotá indudablemente guiará un gobierno del Partido Social Conservador. El Candidato y sus asesores se han mostrado receptivos a la noción de cambiar el resultado de la gestión pública a través de la participación del sector privado.

En la formación del equipo de gobierno el candidato del partido liberal tendría menos libertad que el candidato social conservador. El acuerdo de gobernabilidad logrado en vísperas de las elecciones se ha tornado hoy en día en un acuerdo de ingobernabilidad. Los damnificados del 11 de marzo tendrán su premio de consolación y buscarán poner en práctica las teorías no triunfadoras en las elecciones.  El Ministro de Hacienda más probable en el Gabinete del Doctor Gaviria sería el actual Ministro de Agricultura Gabriel Rosas. El Doctor Rosas fue por mucho tiempo el Ministro de Hacienda en la Sombra en el Nuevo Liberalismo y podría ocupar la cartera para la cual se ha preparado con arduos esfuerzos. El Director de Planeación podría ser Rudolf Hommes quien fue el coordinador económico del precandidato triunfante. Eduardo Robayo, Ricardo Sala y Nohra Rey dentro de los representantes del galanismo y  Luis Fernando Alarcón, María Mercedes de Martínez, Francisco Ortega y Luis Alvaro Sánchez dentro de los miembros del equipo económico actual tendrían una participación importante en el próximo gobierno en el caso en que ganara el candidato liberal. Los refuerzos podrían venir por los lados de Carlos Caballero, Ulpiano Ayala y Cecilia López de Rodríguez quienes en la actualidad se encuentran por fuera del gobierno. La participación conservadora en el equipo de Gaviria podría estar por el lado de Roberto Junguito. En un gobierno en donde se reconociera la importancia de los temas económicos en el manejo de las relaciones internacionales los servicios de un Ex-Ministro de Hacienda con amplio prestigio en la Banca Internacional serían invaluables. Los vínculos nacidos en la Universidad de los Andes contribuirían a un buen trabajo de equipo.


En el caso en que ganara el candidato conservador podría llamar a su equipo económico a los Ex-Directores de Planeación Miguel Urrutia, Jorge Ospina, César Vallejo o Hernán Beltz. Los Ex-Ministros de Hacienda Hugo Palacios, Rodrigo Llorente, Jaime García Parra o Roberto Junguito podrían ser considerados como alternativas. El diligente Ministro en la Sombra Rodrigo Marín Bernal sería un candidato excelente para encabezar un equipo económico de un partido totalmente unificado. Académicos como Jorge García García, Sebastian Arango y Luis García podrían contribuir con su visión del mundo en un posible gobierno conservador. La participación liberal en el Gabinete Lloredista podría tener una de dos características. La mujer tendría participación importante. Las Vice-Ministras del Gobierno del Presidente Betancur como Florangela Gómez, Cecilia López y  María Angela Tavera podrían entrar al gabinete. Los galanistas de vieja data como Gabriel Rosas y Nohra Rey serían candidatos a la representación liberal en un gobierno encabezado por Rodrigo Lloreda.

martes, 13 de marzo de 1990

El Cambio Tecnológico y los Computadores

El rápido crecimiento de los computadores en Colombia parecería estar mostrando o bien que la sabiduría convencional de los setenta no era muy acertada o que los estudios de factibilidad se han desarrollado considerablemente pues los empresarios han reaccionado notablemente a la disminución del precio relativo de los computadores.


El ciudadano corriente percibe cada vez más la presencia del computador. Juan Gossaín ha hecho la transición de la Underwood al computador. El actual Ministro de Gobierno siguiendo el rastro del Doctor César Gaviria comienza a escribir sus brillantes discursos con la ayuda de su computador dejando de lado la máquina ejecutiva de su secretaría. El conteo de las elecciones se hace con computadores y no con lápiz y papel. El castigo de los votos de la consulta popular requiere de los servicios de varios Macintosh para llegar al veredicto de quien ha ganado.

A algunos de los que hemos estado escribiendo discursos en el computador desde 1985 nos ha interesado saber exactamente la penetración de este genial aparato. Afortunadamente en días pasados la Asociación de Usuarios de Computador publicó los resultados de lo que ha denominado el Censo Nacional de Computadores 1989. Según este Censo en 1989 había instalados 48.591 microcomputadores en Colombia. Obviamente el número total es un poco más alto pues por lo menos cuatro computadores en que he escrito columnas para La Prensa no fueron contabilizados. Si contamos dos computadores de mis hermanos, tres de un colega que tiene oficina en el mismo edificio y otros tres de un constructor amigo que tampoco aparecen en el Censo podemos decir que por lo menos hay 48.603 computadores en Colombia.

Si el parque actual es difícil de precisar, más complicado es lograr establecer de una manera aproximada su crecimiento. Las cifras que ha venido produciendo periódicamente la ACUC no son fácilmente comparables pues a medida que transcurre el tiempo el cubrimiento del Censo ha venido aumentando. El aumento del cubrimiento es fácil de comprobar comparando los resultados de los dos últimos censos. Según el último Censo, de los 48.591 microcomputadores 41.885 ya estaban instalados en 1988. En 1988 el Censo de ACUC empadronó 18.475 microcomputadores cifra muy inferior a los 41.885 calculados a partir del Censo de 1989.

Cualquiera que sea la verdadera cifra sobre el crecimiento en el número de computadores el hecho real es que ha sido dramático. Las causas de este crecimiento indudablemente deben encontrarse en la disminución de sus precios relativos. El costo de estos equipos medido en términos del salario devengado o del costo de otros activos ha disminuido considerablemente. Los empresarios han tenido en cuenta estos cambios y han adquirido más equipos. Más aún, las empresas han entrenado a su personal y han cambiado sus procesos tecnológicos incrementando de paso la productividad de sus firmas. Lo interesante de este cambio tecnológico es que los actores han sido colombianos. No hemos tenido que girar muchas divisas por regalías ni hemos tenido que traer a expertos extranjeros para que nos enseñen a operar los equipos ni para que nos digan como hacer los programas de contabilidad.

Lo curioso de este fenómeno es que desafía la sabiduría convencional de mediados del setenta. En esa época era usual sostener que los empresarios por no hacer estudios de factibilidad no podían seleccionar la tecnología que minimizara los costos. Como consecuencia de esta falla se argumentaba muy persuasivamente que los costos de los factores no influían en la selección de las tecnologías. 


El rápido crecimiento de los computadores en Colombia parecería estar mostrando o bien que la sabiduría convencional de los setenta no era muy acertada o que los estudios de factibilidad se han desarrollado considerablemente pues los empresarios han reaccionado notablemente a la disminución del precio relativo de los computadores. 

lunes, 5 de marzo de 1990

Liberación y políticas macroeconómicas

El cambio realizado en la política comercial colombiana ha sido la noticia económica más comentada de la última semana. Estos cambios han sido ampliamente debatidos por los comentaristas y los gremios enfatizando cada uno su tema favorito. Los partidarios de la alta protección a la industria ven con gran temor los cambios realizados por el gobierno mientras que los partidarios de la apertura encuentran reparos al alcance de las medidas.

No es posible todavía llegar a un veredicto final sobre el efecto de los cambios propuestos. Es evidente que no ha habido el tiempo suficiente para analizar en detalle los efectos de las medidas. Mientras los estudiosos ponen a funcionar sus computadores y determinan por medio de sus modelos el efecto de las medidas nos quedará la duda si los cambios en las políticas van a causar la ruina de la industria colombiana o si por el contrario no van a afectar sensiblemente el nivel de protección de la economía.

Indudablemente el efecto de los cambios en el Comercio Exterior dependerá del estado de la economía mundial. Si la economía mundial crece a ritmos normales  es posible prever que los esfuerzos de apertura van a tener un resultado positivo. Por el contrario si la economía entra en la pronosticada recesión del noventa puede ocurrir que la apertura económica colombiana no tenga mucho éxito. Como muy bien lo ha apuntado Carlos Caballero el efecto de las medidas también depende de las condiciones competitivas de la economía colombiana. Teniendo en cuenta que actualmente la economía colombiana se encuentra en un punto en que su estructura de costos se ha acercado considerablemente a niveles internacionales se podría pensar que la apertura tendrá efectos positivos en la producción. Los antecedentes de la apertura realizada a comienzos de los ochentas no pueden aplicarse al caso actual pues en esa época Colombia tenía una posición competitiva muy débil originada en buena parte por el desfase cambiario.

Los posibles ajustes que se deben realizar en el campo macroeconómico para complementar los cambios en el sector real inducidos por la apertura de la economía no han sido objeto de análisis. La apertura debe venir acompañada por cambios en las políticas de devaluación. Es muy probable que el gobierno deba aumentar la tasa de devaluación para compensar la disminución de los aranceles y los subsidios de exportación. Esto hará que la producción nacional pueda competir más favorablemente con las importaciones y que los exportadores compensen la disminución de los subsidios al crédito de PROEXPO. La aceleración de la devaluación tendrá efectos negativos para los sectores que no están orientados hacia el comercio exterior. Las empresas de servicio públicos y en especial las de alto endeudamiento verán incrementado su servicio de la deuda. En la medida en que no exista una compensación por parte del Gobierno nacional deberán aumentar sus tarifas.

Otro aspecto importante que deben tener en cuenta las autoridades económicas tiene que ver con la política fiscal. Para compensar la disminución de los ingresos fiscales causada por los cambios será necesario pensar en algunas reformas en los tributos. El candidato más obvio para lograr un aumento en los recaudos es el impuesto hecho famoso por el grupo español La Trinca. El aumento en el Impuesto al Valor Agregado (IVA) permitiría compensar la disminución en los recaudos por concepto de aranceles. De no hacerse un aumento en los recaudos el déficit fiscal podría influir negativamente en la estabilidad monetaria.

La política salarial debería sufrir cambios. Para lograr un ajuste en la economía se requiere un cambio en la estructura salarial. Los trabajadores de los sectores protegidos verán disminuidos sus ingresos en términos relativos. Los trabajadores en los nuevos sectores de punta lograrán mejorar su posición relativa. El gobierno deberá dar ejemplo en las negociaciones laborales y este ejemplo en gran parte implicará una disminución del salario real de los trabajadores estatales.

La política de crédito indudablemente deberá ajustarse a la nueva situación. Las empresas deberán aumentar su productividad mediante cuantiosas inversiones. Las empresas que han venido gozando de protección deberán contar con recursos de crédito que les permita soportar un período de bajas utilidades. El sistema financiero requerirá de mayores recursos que deben obtenerse tanto internamente como externamente. Para lograr incrementar el ahorro interno es probable que se deban aceptar incrementos en las tasas de interés. Es necesario evitar la fuga de capitales y lograr la repatriación de los que están por fuera de Colombia.

Estos cambios en las políticas macroeconómicas deben ser motivo de amplio estudio por el equipo económico de este y el futuro gobierno. De la formulación de un marco coherente puede depender en gran parte el éxito de la política de apertura de la economía colombiana. Los asesores de los candidatos y el público interesado pueden encontrar muy útiles las investigaciones de economistas como Michael Mussa[1] que han dedicado esfuerzos al estudio de este apasionante tema.



    [1]Macroeconomic Policy and Trade Liberalization: Some Guidelines. The World Bank Research Observer. Enero de 1987 pp 61-77