martes, 22 de diciembre de 1992

Mil novecientos noventa y dos: el año del niño

Lo más importante ocurrido en los últimos doce meses en el campo económico es, sin lugar a dudas, el cruel apagón que nos ha venido acompañando desde marzo.

Los Organismos Internacionales y en especial las Naciones Unidas suelen seleccionar algunos años con el fin de destacar a un grupo de la población. El horóscopo chino designa los años con un nombre de animal. Los periodistas cuando escriben sus resúmenes de fin de año escogen un evento importante para caracterizar lo más importante de los últimos 365 días. Mil novecientos noventa y dos quedará registrado como el "año del niño".

En efecto, lo más importante ocurrido en los últimos doce meses en el campo económico es, sin lugar a dudas, el cruel apagón que nos ha venido acompañando desde marzo. El impacto en la pequeña y mediana empresa y en los hogares ha sido muy grande. El racionamiento de energía eléctrica ha tenido impactos negativos en el nivel de producción de muchas empresas, ha cambiado los hábitos de gran parte de los colombianos y ha hecho sufrir a innumerables estudiantes que han tenido que hacer sus labores escolares a la luz de una vela.

El manejo del problema energético ha sido muy poco afortunado. En primer lugar, el gobierno pospuso la decisión de racionar hasta muy pocos días antes de las elecciones. El análisis de los registros históricos muestra que desde finales del año pasado era posible prever que en 1992 habría problemas con la oferta de energía eléctrica. En efecto, el nivel de los embalses a partir de octubre fue muy inferior al promedio histórico. La falta de una decisión oportuna agravó considerablemente el problema.

En segundo lugar, el gobierno falló lamentablemente en precisar las verdaderas causas del apagón. Comenzó con una historia sencilla en la que el único culpable era el prolongado verano causado por el fenómeno del niño y terminó acusando a todos los encargados del sector eléctrico en los últimos diez años. El Sector Eléctrico de la noche a la mañana pasó de ser el mejor planeado y el mejor manejado dentro de sector público a ser el chivo expiatorio. Con el fin de calmar la justa protesta ciudadana, el Gobierno, el legislativo, y los organismos fiscalizadores realizaron una cacería de brujas que terminó con la carrera pública de distinguidos técnicos del sector eléctrico.

En tercer lugar, el gobierno no pudo cumplir con el programa de emergencia. Las barcazas nunca pudieron entrar en funcionamiento, las plantas térmicas siguen en muy mal estado y el sistema sigue vulnerable a la acción de la guerrilla. Dentro de este panorama desolador de incompetencia en el manejo de la crisis, se salva la terminación del Proyecto Hidroeléctrico del Guavio. Lo que nuestro tropicalismo llamó el "descalabro gerencial del siglo" y la "presa en el aire", al final de cuentas resultó ser la verdadera solución para el racionamiento de energía. Parece claro, entonces, que la terminación a tiempo del Proyecto Guavio y la segunda etapa de Rio Grande hubieran evitado el problema.

La decisión de posponer deliberadamente la entrada del Proyecto Guavio tomada en el Gobierno anterior fue un grave error. Si las cosas hubieran continuado dentro del cronograma vigente al final de la Administración Betancur, se hubiera podido evitar el grave problema que hemos vivido en el presente año. Más aún, la Empresa de Energía de Bogotá no estaría en una situación financiera tan grave pues hubiera podido comenzar a generar desde diciembre de 1989 y se habría ahorrado los pagos que ha tenido que hacer al sistema interconectado en estos tres últimos años.


Me complace sobremanera que el Doctor Alberto Calderón y el Alcalde de Bogotá hayan podido cumplirle al país. Les hago llegar mi sincera felicitación para ellos y para los sufridos funcionarios de la Empresa de Energía que durante la construcción han tenido que trabajar muchas veces en condiciones muy desfavorables. 

martes, 15 de diciembre de 1992

Jugando al hablar y no contestar

El proceso de fijación del salario mínimo de por si imperfecto puede mejorarse.

   
Cada año por esta época, los gremios, los sindicatos y el gobierno comienzan a apostar aguinaldos. Las discusiones del salario mínimo comienzan, la mayoría de las veces con el si y el no, continúan con el dar y no recibir y terminan al final con el hablar y no contestar. La tan anhelada concertación hace mucho tiempo que no se logra pues los intereses de las tres partes son muy divergentes.

Una consecuencia importante de este ritual anual en las negociaciones laborales debería ser aclarar el papel del salario mínimo en la economía colombiana. Este año, tanto el Director de Fedesarrollo, Eduardo Lora y mi compañero de página el Doctor Luis Eduardo Rosas han hecho propuestas interesantes. El primero de ellos sostiene que lo mejor sería que el aumento del salario mínimo se fijara una vez al año con base en un índice de salarios. Debe notarse que la propuesta del Doctor Lora supone, al menos de manera implícita, que el mercado es un buen indicador del aumento en el nivel de salarios. El Doctor Rosas, con muy buena lógica, propone que el salario mínimo se fije con una mayor periodicidad, para de esta manera evitar el fuerte impacto que su aumento tiene en los costos de producción y en especial en las empresas dedicadas a la construcción de vivienda.

Las propuestas hechas por tan destacados economistas pueden ayudar a encontrar la mejor forma en que se debe ajustar el salario mínimo. Desafortunadamente, en la vida real no solo se requiere saber cuánto se debe aumentar el salario mínimo, sino que también es necesario conocer si el nivel del salario mínimo es adecuado.  Suponer que el salario mínimo está en su nivel adecuado es una hipótesis demasiado fuerte. En efecto, si el nivel existente en 1992 es el correcto, no se necesita determinar un nuevo procedimiento  para calcularlo sino que lo que se necesita es continuar con el proceso existente, pues la continuidad va a asegurar que el salario mínimo continuará fijándose en su nivel óptimo.

Las consideraciones anteriores no deben entenderse como una crítica a las propuestas de dos economistas muy respetados, sino más bien como unas reflexiones que tratan de mostrar que el proceso de fijación del salario mínimo es de por si imperfecto. La fijación del salario mínimo debe considerarse, primordialmente, como un medio imperfecto de mejorar los resultados obtenidos bajo un régimen de competencia perfecta. La intervención del Estado debe entenderse, entonces, como una aplicación del conocido refrán, tan de actualidad en estos días de racionamiento: "Ni tan cerca que queme al Santo ni tan lejos que no lo alumbre"

Bajo las circunstancias actuales, es muy difícil proponer una posición tan extrema como la de permitir que el salario mínimo sea determinado, como la mayoría de los precios de la economía, por el libre juego de la oferta y la demanda. Tampoco parece lógico mantener el sistema vigente en el que el salario mínimo se ha convertido, sin querer queriendo, en una verdadera Unidad de Poder Adquisitivo Constante.

En efecto, por obra y gracia de algunos de nuestros genios que han pensado colincharse en el tren del aumento del salario mínimo, hay gran cantidad de bienes y servicios que se denominan en salarios mínimos. No es extraño, entonces, ver que las multas se fijen en s.m.m o sea salarios mínimos mensuales. Las pensiones, por obra y gracia de nuestro inolvidable Alcalde de Verdad se reajustan, sin ninguna razón valedera, con base en el aumento del salario mínimo. La capacidad de contratación y el monto de los contratos de obra pública que deben ser revisados por el Contencioso Administrativo también se fijan como múltiplos del salario mínimo.

El utilizar el salario mínimo como una unidad de poder adquisitivo constante es un gran impedimento en la discusión racional de un tema laboral. Esta innecesaria interferencia ha entrabado el proceso de concertación laboral. Las conversaciones de 1992 no pueden centrarse tanto en el poder adquisitivo del salario mínimo,  pues en las circunstancias actuales los cambios en esta variable no solo afectan la remuneración de una mano de obra no calificada sino que conservan el poder adquisitivo de las multas y otras cosas poco relacionadas con el mercado laboral.

El reto en el 92, y mientras se desvincula el aumento del salario mínimo del aumento en otros bienes y servicios, es lograr que las expectativas de inflación se acerquen lo más posible a las metas fijadas por la Junta Directiva del Banco de la República. La propuesta de Fedesarrollo de un 27.5 de aumento en el salario mínimo, casi igual a la mitad del aumento en el precio de las publicaciones de esta entidad sin ánimo de lucro, tienden a entrabar el proceso de concertación que busca reducir el ritmo de inflación de la economía colombiana.


martes, 8 de diciembre de 1992

Corrección Monetaria un poco incorrecta

 El juego con la fórmula para calcular la corrección monetaria ha llegado a extremos intolerables.
  
El sistema UPAC continua mostrando su vitalidad a los veinte años de establecido. Las autoridades económicas, contrariando la sabia máxima gringa de no arreglar algo que no esté dañado han realizado permanentes cambios en sus reglas de juego. A través de su existencia, el sistema de ahorro y vivienda colombiano ha sufrido múltiples cambios. Las autoridades han tratado de orientar la utilización de recursos hacia segmentos del mercado mediante la fijación de porcentajes de la cartera de las corporaciones. Además, han establecido esquemas de subsidios cruzados tratando de emular a Robin Hood gravando a los ricos para subsidiar a los pobres.

Permanentemente, las autoridades monetarias han asumido el papel de árbitros buscando establecer un equilibrio entre el sistema UPAC y los otros intermediarios financieros.  A falta de pito, las autoridades monetarias han apelado al fácil expediente de introducir cambios en la manera como se liquida la corrección monetaria.

La Administración López Michelsen con el fin de proteger a los otros intermediarios financieros y a la vez ganar adeptos entre los usuarios del sistema decidió imponer topes a la corrección monetaria. Este cambio en las reglas de juego aparentemente sencillo tuvo notables consecuencias. En primer lugar, acabó con la transparencia existente en el sistema UPAC, al terminar la separación entre el retorno debido a la inflación y el debido a la tasa de interés real. En efecto, a partir de esta reforma la corrección monetaria dejo de ser el reflejo de la inflación pasada y se convirtió en un número mágico fijado primero por el gobierno y luego por la Autoridad Monetaria.

En segundo lugar, al convertirse la corrección monetaria en un instrumento de política, la forma de definir esta corrección monetaria se convirtió en una manera sencilla de favorecer a un intermediario en particular. Los amigos del sistema UPAC se dedicaron a inventarse fórmulas que les permitiera competir ventajosamente. Cuando los enemigos del Sistema llegaron al poder cambiaron las fórmulas para reducir la competitividad del UPAC.

El juego con la fórmula para calcular la corrección monetaria ha llegado a extremos intolerables. La fórmula utilizada actualmente combina, de una manera totalmente arbitraria, el aumento en el Indice de Precios al Consumidor y la tasa de interés de captación conocida técnicamente como el DTF. Sumar el veinte por ciento del incremento en los precios con el cincuenta por ciento de la tasa de interés denominada DTF es algo digno de figurar en una novela de García Márquez.

Sólo en Macondo puede suceder que la suma de las ponderaciones utilizadas en una fórmula no sea siempre el ciento por ciento. Como en las rebajas postnavideñas, la fórmula colombiana tiene una descuento del treinta por ciento pues la suma de las dos ponderaciones solo llega al setenta por ciento.

Esta fórmula macondiana que ha puesto en aprietos al sistema UPAC y que ha favorecido a sus deudores y a otros intermediarios financieros tiene defectos intrínsecos que desaparecen cuando se tienen tasas de inflación muy bajas o cuando las tasas de interés reales son muy altas. Sería necesario tener una inflación de un solo dígito o una tasa de interés real de dos dígitos para que la fórmula produjera un valor cercano al incremento en el costo de vida.

El cambio de las ponderaciones tampoco es una solución. Aceptar la propuesta del ICAV consistente en tomar el noventa por ciento de la tasa de interés es también una equivocación. La fórmula produciría un resultado justo únicamente para inflaciones cercanas al 45%. Para inflaciones menores se estaría favoreciendo innecesariamente al Sistema de Ahorro y Vivienda en perjuicio de los otros intermediarios financieros.


La solución obvia es volver a la concepción original en la que la corrección monetaria refleja el aumento en los precios. Dentro de esta concepción, es posible ensayar variaciones interesantes que pueden contribuir a disminuir los costos de una política de estabilización. Sin lugar a dudas, la innovación más interesante sería tratar de incorporar en la fórmula las expectativas de inflación. Por ejemplo, no me disgustaría que la corrección monetaria que se adopte para 1993 sea el famoso 22 por ciento. Pienso que, en las circunstancias actuales, una corrección monetaria igual a la meta de inflación del gobierno podría tener un importante efecto en la formación de las expectativas de inflación para el año entrante.

martes, 1 de diciembre de 1992

El impuesto más injusto

Una inflación tan elevada como la colombiana está actuando como un impuesto considerable en todo aquel que usa dinero.

La inflación y el desempleo son sin lugar a dudas dos de los grandes problemas económicos. El costo del desempleo es relativamente fácil de cuantificar, pues puede ser medido por la pérdida en producción causada por el aumento en la desocupación. Por el contrario, el verdadero costo de la inflación para la sociedad es un poco más difícil de cuantificar.

La inflación tiende a tener serios efectos económicos en la medida en que los resultados sean diferentes a los previstos. Como muy gráficamente lo ha manifestado un antiguo dirigente gremial, el problema de la inflación estriba en que cuando todo el mundo está esperando aumentos moderados de precios, los precios suben por el ascensor, mientras los salarios suben por la escalera. De esta manera el empleado ve aumentar más rápidamente sus gastos que sus ingresos y siente que le están poniendo un impuesto adicional sobre ellos.

El crecimiento diferencial de precios y salarios es igualmente grave cuando lo que sube más rápidamente son los salarios que los precios. El serio problema de algunas empresas de servicio público es una consecuencia de un aumento vertiginoso de los salarios y de un bajo incremento de los precios de sus servicios. Cuando los precios suben más lentamente que los salarios los productores ven disminuidos sus ingresos y para ellos la inflación se convierte en un impuesto adicional.

Cuando se mira el efecto combinado en productores y trabajadores las discrepancias entre las previsiones y los resultados se compensan, pues los impuestos a los trabajadores son recaudados por los productores y los impuestos a las empresas son aprovechados por las oligarquías de overol.

Los efectos nocivos causados por inflaciones no previstas se pueden minimizar mediante reformas en los sistemas tributarios, financieros y laborales. El sistema de protección contra la inflación existente en Colombia es bastante sofisticado y se han eliminado las distorsiones más grandes. Los ahorros de los pobres están protegidos desde la creación del sistema UPAC. El sistema tributario esta indexado desde 1979 y los salarios reales tienden a mantenerse en sus niveles.

Teniendo en cuenta lo anterior es posible pensar que en Colombia la inflación es relativamente neutral en su efecto en la distribución del ingreso. Sin embargo, una inflación tan elevada como la colombiana está actuando como un impuesto considerable en todo aquel que usa dinero. Los poseedores de dinero año a año tienen que reducir sus consumos para mantener unas tenencias de dinero con el mismo poder adquisitivo.

Supongamos un trabajador que ganó un millón mensual durante los doce meses de 1992. Si sus gastos fueron relativamente uniformes y mantuvo todos sus ingresos en cuentas corrientes, en promedio tuvo un saldo bancario de 500.000 pesos. Cuando los precios y salarios suben un treinta por ciento al año, el promedio requerido es ya de 650.000 pesos. Por tanto, para poder contrarrestar los efectos inflacionarios en sus saldos monetarios el trabajador debe aumentar sus ahorros en 150.000 y por lo tanto disminuir sus consumos en 150.000 pesos durante el año. Para el trabajador entonces la inflación se ha convertido en un verdadero impuesto pues ha afectado negativamente sus finanzas.

Como quien tiene el privilegio de emitir es el Estado, quien se beneficia de este impuesto es el mismo Estado. Esta figura conocida con el nombre técnico de señoraje es una fuente importante de ingresos para el gobierno. En efecto, según un estudio de Dornbusch y Fischer publicado en el último número de Ensayos sobre política económica el señoraje en 1980 fue equivalente al 2.8 por ciento del PIB. A comienzos de los ochenta llegó a ser equivalente al noventa por ciento de los recaudos del impuesto a la renta, pues el recaudo del impuesto a la renta en 1980 fue del 3.07 del PIB. Para finales de la década del ochenta el señoraje era un poco menos del cincuenta por ciento del impuesto a la renta, pues la participación del señoraje había bajado y la participación de los impuestos directos había aumentado.

El considerar la inflación como un impuesto y por lo tanto, como una fuente de ingresos para el gobierno, nos pone de presente la importancia de las reformas tributarias para poder lograr una verdadera estabilización de la economía. Esto se sintetiza en una frase afortunada del artículo de Dornbusch y Fischer sobre el caso colombiano. La estabilización de la inflación requería un incremento en los impuestos para compensar la caída en los ingresos por concepto de señoraje.

martes, 24 de noviembre de 1992

Feria presupuestal 1993

La determinación del presupuesto de las Empresas de Servicio Público mediante un proceso de regateo entre Concejales y funcionarios es la mejor manera para llevarlas a la bancarrota.

Esta es la época en la que los funcionarios Distritales tienen que estar permanentemente en el Concejo para la mal llamada discusión del presupuesto. En la realidad nunca hay un análisis serio de los problemas que afrontan las diversas entidades ni de las verdaderas prioridades en el gasto público.

La mayoría de las veces el Concejo termina aprobando todas las propuestas de la Administración después de agotadoras sesiones en las que los funcionarios tienen que oir discursos interminables de todos los miembros del Concejo. Esta confrontación anual entre Administración y Concejo nunca se puede hacer de una manera racional, pues el Concejo no cuenta con la asistencia técnica necesaria para poder estudiar el proyecto de presupuesto.

Si bien se supone que el presupuesto debe reflejar las prioridades de un plan de desarrollo previamente definido, en la práctica esto nunca ocurre. Tanto la Administración como el Concejo tienen una visión muy parcial. Cada uno de los funcionarios se preocupa únicamente por su propio presupuesto y se concentra en lograr que los ponentes lo aprueben. Los funcionarios más veteranos saben que en este proceso ayuda contar con algunas vacantes en donde se puedan nombrar los recomendados de los llamados veedores presupuestales.

Este forcejeo político tiene un impacto limitado en las llamadas entidades descentralizadas y en la administración central. Es natural que la fijación de prioridades y la determinación de los rubros presupuestales de estas entidades estén sometidas a la discusión política. Por el contrario, la determinación del presupuesto de las Empresas de Servicio Público mediante un proceso de regateo entre Concejales y funcionarios es la mejor manera para llevarlas a la bancarrota.

No es de extrañar que la situación financiera de la EAAB esté tan deteriorada cuando sus tarifas se fijan sin tener en cuenta los estudios técnicos. A los concejales no les tiembla el pulso al bajar el crecimiento de las tarifas del Acueducto de un 3.4% mensual a un 2.2%. El Gerente, como cualquier mercader, tiene que terminar contentándose con un modesto 2.5% partiendo la diferencia entre su propuesta inicial y la contrapropuesta del Concejal representante de la Sociedad Protectora de Usuarios de Servicios Públicos.

Es claro que la Administración de las Empresas no puede asumir la responsabilidad una vez que sus presupuestos han sido cambiados radicalmente por el Concejo. Más aún, si se tiene en cuenta que las Juntas Directivas de las Empresas también tienen representación del Concejo se puede comprender que la Gerencia de las Empresas carece de una verdadera autonomía.

Las Empresas para poder funcionar, no solo requieren de la eliminación de la participación del Concejo en las Juntas Directivas, sino muy probablemente de una eliminación total de dichas Juntas. Además de eliminar las Juntas Directivas de las Empresas de Servicio Público será necesario remover el proceso presupuestal del Concejo de Bogotá.

Las Empresas de Servicio Público son un valioso patrimonio de la ciudad y no pueden seguir siendo manejadas de manera tan alegre. Si no se da una verdadera autonomía a la Gerencia, debería pensarse más bien en privatizarlas.

miércoles, 18 de noviembre de 1992

A la tercera va la vencida

El gobierno, al mantener unas metas que nunca ha podido cumplir, está pensando entonces que la constancia vence lo que la dicha no alcanza.

En noviembre las revistas se llenan de colorido con las fotografías  de las candidatas al cetro de la belleza en Cartagena. En este mes de reinas, las páginas económicas comienzan a hablar de los pronósticos económicos para el año entrante. A diferencia de lo que ocurre en los Reinados de Belleza donde las candidatas no repiten, en los pronósticos económicos las cifras se repiten año a año. En efecto, la meta inflacionaria por tercer año consecutivo se ha colocado en el 22 por ciento. El equipo económico del gobierno vuelve otra vez con metas muy similares. La del crecimiento de la economía se sitúa de nuevo en el cuatro por ciento y la del crecimiento de los medios de pago en el 26 o 27 por ciento. El déficit fiscal como porcentaje del PIB vuelve a la cifra mágica del uno por ciento del producto. Este resultado es el mismo independientemente de si hay aumento de impuestos o no.

La repetición de las metas económicas nos recuerda al empedernido jugador de chance que siempre escoge su número favorito. El gobierno, al mantener unas metas que nunca ha podido cumplir, está pensando entonces que la constancia vence lo que la dicha no alcanza. Ante tan poco acierto más valdría pensar que lo que ha faltado es atacar verdaderamente los problemas básicos de la economía.

El jugar siempre a los dos paticos en el campo de la inflación ha hecho olvidar que lo importante en este campo es tener un conjunto de precios adecuados. El precio de la gasolina, del café y de la energía no han podido llegar a su nivel de equilibrio. La gasolina sigue aún por debajo del deseado nivel internacional. El dólar veinte por galón de gasolina que ha sido un objetivo durante estos tres años sigue siendo inalcanzable. El precio interno del café continúa siendo muy alto, lo que ha llevado a cosechas muy por encima de los niveles de exportación, ha descapitalizado el Fondo del Café y agravado el déficit fiscal.

El precio de la energía sigue muy bajo. El consumo del gas no se ha podido masificar porque el precio en Colombia es muy inferior al precio internacional. Los usuarios de bajos ingresos tienen precios de energía eléctrica demasiado bajos lo que magnifica el problema causado por el bendito racionamiento. Los precios de los usuarios industriales y comerciales siguen siendo demasiado altos con graves consecuencias en el aumento de las pérdidas negras.

Los beneficios en las rebajas en los aranceles todavía no han llegado al consumidor. El crecimiento menor del índice de precios al productor con relación al índice de precios ala consumidor ha mejorado la rentabilidad de los productores y les ha permitido compensar en parte el retraso cambiario.

El proceso de apertura sigue amenazado, por tercer año consecutivo, por un nivel de la tasa de cambio muy bajo. La meta fijada para la tasa de cambio real por la Junta Directiva del Banco de la República es totalmente inadecuada. El nivel de referencia escogido de una paridad igual a la de 1985 sería el correcto si no se hubiera hecho la apertura comercial. Al reducirse el arancel es necesario compensar mediante una mayor devaluación para mantener la competitividad de la economía.

El manejo cambiario es inadecuado no solo por el nivel escogido sino también por el tipo de instrumentos empleados. Por ejemplo, es conveniente eliminar de manera definitiva la tasa de cambio oficial. El mantener una tasa oficial artificialmente alta únicamente para la redención de los certificados de cambio es injusto y discriminatorio. El nivel de protección debe ser el mismo para la industria, independientemente de si exporta o compite con las importaciones.

Las tasas de interés se mantienen en niveles demasiado bajos, imposibles de sostener en el largo plazo. Las tasas de interés reales negativas no son compatibles con una reducción de la inflación. Tarde o temprano es necesario eliminar el control en las tasas de interés y reducir los encajes a niveles similares a los de otros países. Con una estructura de costos más favorable el sector financiero podrá competir mejor con el de otros países más avanzados.

El breve repaso de los graves problemas que está padeciendo la economía colombiana nos pone de presente que si esta vez queremos acertar, no sólo es necesario seguir jugando a nuestro número favorito sino que también se requiere tomar las medidas adecuadas.

martes, 10 de noviembre de 1992

Clintonomía

El seguimiento de la economía de los Estados Unidos no debe ser algo que se hace cada cuatro años sino que debe ser algo rutinario.

Todo el mundo se está preocupando en estos días por el impacto que pueda causar el cambio de Presidente de los Estados Unidos en la economía colombiana. Los especialistas en todo están dispuestos a satisfacer la curiosidad de los colombianos y para el efecto comienzan a improvisar sobre lo que se imaginan que pueda suceder.

Obviamente, nuestros expertos de turno no tienen la más remota idea de lo que están diciendo y tienen un conocimiento muy escaso sobre lo que está sucediendo en los Estados Unidos. Algunos de ellos que tienen algo de respeto por su audiencia se pasan por Carulla para comprar el último número de Time y del Business Week para opinar con mayor autoridad. Otros han tenido la precaución de mirar los debates en TV Cable y de estar pendientes del canal noticias para poder apreciar lo que se opina en los programas económicos

Los más responsables que por lo general leen las páginas económicas en los periódicos colombianos se enteran que el famoso Rudiger Dornbusch, profesor del MIT y graduado en la Univerisda de Chicago es uno de los principales consejeros del Presidente electo de los Estados Unidos y muy pronto comienzan a buscar los escritos de este profesor para imaginarse las políticas que se van a seguir en los próximos cuatro años.

A pesar de su alta calidad, los libros de Dornbusch no son siempre de mucha utilidad. Su trabajo ”La macroeconomía de una economía abierta”es demasiado avanzado y está lleno de ecuaciones y derivadas que lo hacen relativamente inaccesible al común de los economistas. En contraste el libro “Economía”escrito con Fischer y Schlamensee es demasiado elementar y por lo tanto no tiene recomendaciones muy específicas.

El tercer libro “Macroeconomía”escrito con su colega Stanley Fischer, quien ha sido decano del departamento de economía del MIT y economista principal del Banco Mundial, no ilustra muy bien sobre el tipo de políticas que pueda seguir el presidente Clinton. Este importante libro de texto presenta un tratamiento interesante tanto de la política monetaria como de la política fiscal. Es notable el balance logrado entre las dos principales escuelas del pensamiento macroeconómico. Tanto el neokeynesianismo como el monetarismo encuentran cabida en el texto de Dornbusch y Fischer.

El texto de macroeconomía intermedia ha tenido un notable éxito tanto en el tratamiento equilibrado de las diferentes tendencias del pensamiento como el énfasis que tiene en los aspectos de la economía internacional. Los importantes aportes de Dornbusch en este campo aparecen en este texto presentados de una manera relativamente sencilla lo que facilitó notablemente su divulgación. Temas muy especializados estudiados únicamente en cursos a nivel de doctorado se hicieron accesibles de segundo año de carrera.

Este método de llegar a conocer las posibles sendas que pueda tomar el presidente Clinton en los próximos cuatro años es un poco largo sólo recomendable para un académico. El método más directo es consultar la revista The Economist del 24 al 30 de octubre que trae un escrito de Dornbusch sobre lo que representaría la presidencia de Clinton. Según Dornbusch, los Estados Unidos se enfrentan a tres retos. El primero de ellos es de una vigorosa recuperación económica que se ha dificultado por la falta de confianza del consumidor. El segundo problema es el deterioro de la capacidad productiva originada por una inversión pública inadecuada. El tercer reto es lo que el Doctor Carlos Lleras hubiera llamado el desencuadernamiento de la economía americana causado por el enriquecimiento de los ricos y el empobrecimiento de los pobres.

El programa de Clinton según el artículo de Dornbusch tendría cuatro aspectos básicos. Un programa de obras públicas parecido a lo que aquí se llamo el PIN. Una mejora en la educación con programas estilo Sena y Colfuturo. Reforma del sistema de asistencia pública que incentive el retorno de los beneficiarios al mercado de trabajo y una reforma del sistema de salud que al mismo tiempo que busque una universalización de su cubrimiento logre un control sobre las entidades encargadas de su provisión.

El seguimiento de la economía de los estados Unidos no debe ser algo que se hace cada cuatro años sino que debe ser algo rutinario. Es absurdo que nuestros centros de investigación hagan publicaciones sobre la coyuntura económica latinoamericana y en nuestras universidades se dicten cursos sobre la realidad económica latinoamericana al mismo tiempo que se ignora totalmente a nuestro principal socio económico que es a la vez la potencia económica número uno del mundo.

miércoles, 4 de noviembre de 1992

Credibilidad Nula

Las autoridades del sector energético piensan únicamente en si se debe racionar los lunes festivos o no.  La solución de utilizar el sistema de precios para igualar la oferta con la demanda no se les pasa por la cabeza.

Hace poco más de un año se comenzó a gestar el problema eléctrico.  En los meses de septiembre y octubre de 1991 se presentó un descenso en el nivel de los embalses.  En lugar de crecer como era lo habitual en estos meses, que tradicionalmente eran de invierno, los embalses comenzaron a disminuir.  En esa época las autoridades energéticas se dejaron sorprender y no tomaron ninguna medida que hubiera podido disminuir la severidad de los racionamientos.  Por no haber adaptado las medidas a tiempo el racionamiento ha tenido que prolongarse más y ha sido mucho más severo.

La actuación de los dirigentes del sector energético en estos últimos trece meses ha sido fatal.  La falta de liderazgo ha sido enorme.  El gran esfuerzo se ha dedicado a buscar chivos expiatorios.  La cacería de brujas emprendida ha causado víctimas inocentes y acabado con la honra de muchos funcionarios que tuvieron la poca fortuna de servir a el sector eléctrico en los últimos diez años.

El manejo de la crisis ha sido poco imaginativo.  El racionamiento de la energía eléctrica ha sido el arma preferida de las autoridades.  Infortunadamente, esta manera de afrontar el problema ha sido inconveniente e injusta.  Las principales dependencias del Estado no han sufrido ni un solo momento la falta del preciosos “fluido”eléctrico.  La gran industria también ha estado de buenas porque sus instalaciones siempre han contado con energía.  El sufrido ciudadano y el pequeño empresario han tenido que soportar todos los rigores del racionamiento. 

El sector eléctrico no ha logrado aumentar su oferta en manera apreciable.  La prometida interconexión con Venezuela y las tan esperadas barcazas quedaron nada más como palabras, tan sólo palabras.  Los ricos, los banqueros, algunos estilistas han resuelto su problema mediante la compra de equipos que han contribuido a aumentar los niveles de contaminación sonora y ambiental de nuestras ciudades.

La desidia del sector público ha sido monumental.  En lugar de encargar del problema al gerente de ISA, para que éste se convierta en el gerente de la Emergencia Eléctrica, se contrata a un destacado cerebro repatriado para que por la módica suma de 45 millones de pesos informe si el cronograma del plan de emergencia se está cumpliendo.  El sistema de seguimiento de la Emergencia Eléctrica nos recuerda el que usó el Departamento de Defensa de Estados Unidos en la Guerra del Vietnam.  Este sistema informaba detalladamente sobre el número de bombas que se lanzaban y sobre las bajas del enemigo pero nunca informó que la guerra se estaba perdiendo.

Las autoridades no han tomado conciencia de la importancia de enfrentar el problema de la falta de energía.  Recientemente pasé por la séptima con 70 y me sorprendió ver que una pequeña peluquería y una salsamentaría tenían luz mientras que el semáforo de la esquina estaba totalmente apagado.  El sector privado se había enfrentado al problema y había tratado de atender a sus clientes mientras que el funcionario público toleraba que se creara un caos en el tráfico porque un semáforo no tenía energía.

La falta de imaginación de nuestras autoridades energéticas es monumental.  Piensan únicamente en si se debe racionar los lunes festivos o no.  La solución de utilizar el sistema de precios para igualar la oferta con la demanda no se les pasa por la cabeza.  En un año los cambios se hubieran dado. La sustitución de energéticos se hubiera facilitado.  El cambio de la manera que se otorgan los subsidios hubiera ya reducido el sobre consumo de las familias que no se enfrentan al verdadero costo de la energía.  Si a  los consumidores de bajos ingresos se les cobra el verdadero costo del servicio pero a la vez se les otorga una ayuda global sin que dependa del consumo, su comportamiento hubiera cambiado sin tener que sufrir por ello una baja en los ingresos.

El mito de que la gente no responde a la variación de los precios no tiene mucha validez en el largo plazo.  Más aún, en la medida en que los anuncios del gobierno tengan credibilidad, la reacción del consumidor es más fuerte.  La mayoría de los que no han resuelto su propio problema ha sido porque le han creído al gobierno que él se iba a arreglar rápidamente y que los apagones iban a ser temporales.  De saber que la incapacidad del gobierno iba a ser tan grande, ya hubiéramos arreglado nuestro propio problema.  La solución del problema debe iniciarse con un programa creíble por parte del gobierno.  No podemos seguir confiando en la posibilidad de lluvia.



martes, 27 de octubre de 1992

El retorno del intervencionismo

El péndulo ideológico parece estar moviéndose nuevamente hacia la izquierda.

Cuando uno se reune con sus compañeros de juventud comienza a recordar las épocas cuando uno también tuvo veinte años. En las conversaciones afloran los temas de moda en la música, en la literatura, en el cine y ocasionalmente también surgen los temas de la teoría económica.

Los temas de literatura conservan su encanto. Los Cien Años de Soledad, las obras de Vargas Llosa y Cortázar se dejan leer más fácilmente que hace veinticinco años. Los Mamas y los Papas, Simon y Garfunkel y la misma Joan Baez conservan el mismo encanto que disfrutamos por allá en 1967. Las películas de esa época como el Graduado con Dustin Hoffman siguen trayendo agradables recuerdos.

Por el contrario, libros como el Nuevo Estado Industrial, que colocó a su autor, el Profesor John Kenneth Galbraith, en el tope de los Best Sellers y en la carátula de Time, quedan después de cinco lustros apenas como una muestra del buen manejo del lenguaje. Frases como "la espontaneidad que se puede apreciar en mis escritos después de la quinta corrección" que usa el Profesor Galbraith en la introducción de su libro son joyas que nos hacen sonreír al releerlas.

Los grandes conceptos que puso en boga el Profesor Galbraith en su libro perdieron vigencia con el tiempo. La gran diferencia entre los escritores en economía y los fabricantes de autos se la escuché al Profesor Galbraith hace casi quince años. Según él, los autores no tiene que recoger sus obras cuando salen con defectos mientras que los fabricantes de automóviles están obligados a mandar recoger y reparar los automóviles que salen con deficiencias de la línea de ensamble.

Las enseñanzas de Galbraith en su nuevo Estado Industrial y en la Sociedad Opulenta que resultaron con serios defectos y que justificaron excesos en el intervencionismo del Estado siguen circulando por el mundo en busca de pasajeros que se monten nuevamente en el tren de la victoria.

Los mensajes de Clinton y las promesas de nuestra flamante nueva constitución parecen extraídos de la ideología de los sesenta. El idealismo de algunos políticos norteamericanos y colombianos se vuelve a alimentar de las enseñanzas de este gran economista.

El péndulo ideológico parece estar moviéndose nuevamente hacia la izquierda. Las grandes problemas económicos que dieron lugar al desmoronamiento del sistema comunista en el mundo parecen olvidarse muy rápidamente. En Colombia es cada vez más frecuente el renacer del Cepalismo que tanto daño nos causó. Los intervencionistas defienden en contra de toda la evidencia instituciones como el ISS que se destacan por su ineficiencia con argumentos extractados del discurso de los sesentas.


Con el cuento de la solidaridad los defensores del intervencionismo nos quieren convencer que sigamos haciendo aportes en un hueco negro llamado pomposamente Instituto de los Seguros Sociales. La mentada solidaridad en el caso colombiano se ha convertido en una forma de imposición sin representación. No hay duda que los aportes que hacemos una gran mayoría de los colombianos no son otra cosa que un impuesto adicional. Los pagos al Seguro Social y al Sena nunca se traducen en servicios para los afiliados son lo mismo que los famosos Rudi bonos un impuesto más que cae en los estratos malditos.

martes, 20 de octubre de 1992

Premio Nobel 1992

El ganador del Premio Nobel este año se ha destacado en los medios académicos y ha sido distinguido por sus colegas.

A mediados de Octubre la Academia Sueca hace una nueva elección del Premio Nobel de Economía. En el 89 y en el 90 por esta fecha, en columnas de LA PRENSA presenté mis pronósticos sobre los posibles ganadores de la más codiciada distinción entre los economistas profesionales. El ganador del Premio Nobel en 1989 el econometrista noruego Trygve Haavelmo fue una gran sorpresa que obviamente no estaba entre mis favoritos. Sin embargo, la mayoría de las veces los elegidos se han destacado en los medios académicos y han sido distinguidos por sus colegas. Paul Samuelson, Milton Friedman, James Tobin, Kenneth Arrow, Lawrence Klein y Robert Solow, han sido premiados con la medalla John Bates Clark antes de haber ganado el Premio Nobel. Maurice Allais, Friedrich Hayek, John R. Hicks, James Meade, Richard Stone, Jan Tinbergen y el mismo Haavelmo, han sido nombrados miembros honorarios extranjeros de la Asociación Económica Americana (AEA) con anterioridad al Premio Nobel. Arthur Lewis, Herbert Simon, Gerard Debreu y James Buchanan, fueron reconocidos como Miembros Destacados de la AEA. James Tobin, W. Arthur Lewis, Robert Solow, Simon Kuznets, George Stigler, han sido encargados de dictar la Conferencia Richard T. Ely.

El ganador del presente año, Gary Becker se ha destacado dentro del gremio y no fue una sorpresa. Hace veinticinco años, en el mismo año del álbum Sargent Pepper Lonely Hearts Club Band y de Cien años de Soledad, el Profesor Becker obtuvo la prestigiosa medalla John Bates Clark Medal que distingue al economista joven con mayores méritos. En 1986 fue elegido por sus colegas como Presidente de la American Economic Association, la sociedad profesional más importante del mundo.

La influencia del trabajo de Gary Becker ha sido muy grande, especialmente para los interesados en el campo de Capital Humano, para quienes es absolutamente imprescindible la consulta de sus investigaciones. Su trabajo ha marcado la pauta para estudios posteriores en otros campos tales como la economía de la discriminación, objeto de su tesis doctoral, y la economía del crimen y castigo.  Su incursión en el área de la sociología ha dado una nueva perspectiva al estudio de la familia, en especial a las decisiones sobre matrimonio y número de hijos.

Su columna mensual del Business Week es lectura obligada para los hombres de negocios. En ella se tratan de una manera muy clara los temas del día. En la última columna, el Profesor de la Universidad de Chicago hace un completo análisis del programa de los candidatos Clinton y Bush en lo referente a la educación. No es de extrañar que el ganador del Premio Nobel de este año se incline un poco más por el programa de Bush, pues en buena parte se inspira en los planteamientos de Friedman y Becker sobre tan importante tema.

Los hallazgos del Profesor Becker en sus investigaciones deberían servir para guiar la reformas en el campo de la educación. Si bien la mayoría de los colombianos que han estudiado con Becker se encuentran hoy en día por fuera de Colombia hay otros que lo conocieron brevemente en su fugaz paso por el país con ocasión de la celebración de los 25 años del SENA. Ahora que ha sido distinguido con tan importante título será necesario rebrujar en la biblioteca en busca de libros tan importantes como Capital Humano, Teoría Económica, La Economía de la Discriminación, La Asignación del tiempo y de los Bienes a lo largo del Ciclo Vital y el Tratado de la Familia para apreciar las importantes contribuciones de este gran economista.

martes, 13 de octubre de 1992

Siguen los cambios en el equipo económico

El caos imperante en los Seguros permanece  a pesar de los grandes esfuerzos realizados por la antigua directora.

La diligente directora del Seguro Social, siguiendo el ejemplo del Presidente de Ecopetrol presentó renuncia a su cargo.  El gobierno de inmediato nombró en su reemplazo a Fanny Santamaría otra desatacada profesional que se venía desempeñando en la Tesorería General de la Nación.  Este cambio que se originó en enfrentamientos relacionados con los cambios propuestos por el gobierno en el régimen pensional permite ahora si presentar un frente unido en la defensa de tan importante proyecto de ley.

En declaraciones radiales la antigua directora ha mostrado su desacuerdo con aspectos importantes del proyecto.  Ha sostenido que no está de acuerdo con la creación de los fondos pensionales porque los principales beneficiados van a ser los grandes grupos financieros.  Esta afirmación que para muchos es absolutamente evidente en la realidad, no es enteramente cierta. Lo que escapa a muchos interesados en el tema es el hecho que los verdaderos dueños de los Fondos son los aportantes y que las sociedades administradoras de cesantías y pensiones son apenas unos consejeros en inversión a los que se les paga una comisión por el manejo de un portafolio.

Es entonces claro que los grandes beneficiados de la reforma pensional propuesta por el gobierno van a ser los trabajadores que ahora sí van a obtener una buena rentabilidad por sus ahorros.  En el sistema anterior, los aportes se perdían en un hueco negro, en donde no se sabía cuánto había aportado cada uno de los afiliados.  Mucho menos se premiaba a los ahorradores que habían puesto sus ahorros desde el comienzo pues las recompensas eran independientes de los aportes reales.

El caos imperante en los Seguros permanece a pesar de los grandes esfuerzos realizados por la antigua directora.  Una empresa que no sabe a ciencia cierta  a quién le debe y que no conoce el monto de sus deudas nunca puede considerarse como bien administrada.  Los pobres candidatos a pensionarse tienen que probar en cada caso individual sus derechos.  Además, como el Coronel Aureliano Buendía tienen que esperar eternidades hasta que les comiencen a girar sus mesadas.

Fuera de tener unos sistemas de información primitivos, el Seguro Social se ha mostrado como un pésimo administrador de nuestros recursos.  Las inversiones que ha hecho el ISS no han tenido el retorno económico deseado.  

El apoyo al IFI y al difunto ICT pueden haber contribuido a llevar a cabo una política muy meritoria pero descapitalizaron totalmente el Seguro Social.  Un consejero en inversiones con un récord semejante hace mucho tiempo que no contaría con ningún cliente.  El seguir dependiendo de los consejos de semejante asesor para nuestra jubilación es sin lugar a dudas una de las grandes fallas del régimen vigente.

Si no se ha presentado un movimiento en contra de tan mal administrador es porque hasta el momento ha contado con el respaldo de un papá que en principio lo respalda.  Las limitaciones fiscales del gobierno y el gran monto de las obligaciones acumuladas han puesto a pensar al gobierno si debe seguir respaldando a un instituto con tan buenos propósitos pero con tan malos resultados.

La renuncia de la doctora Cecilia López ha dado un movimiento de solidaridad en el ISS.  Los funcionarios que le han acompañado en su labor han mostrado su apoyo a la ex directora.  Esto refleja tanto el natural agradecimiento con una persona de reconocido liderazgo como el lamento de quien ve el marchitamiento de una institución que tan buenos beneficios les ha deparado a sus empleados en el pasado. 

martes, 29 de septiembre de 1992

Las golondrinas se van para Europa

Al igual que en Colombia, los Europeos han encontrado que la entrada masiva de capitales representa serios problemas en el manejo de la política cambiaria y monetaria.

En días recientes se presentó un fenómeno importante que no ha sido comentado suficientemente en Colombia. La revista el Economist muy gráficamente presenta en su portada el ascenso de las monedas europeas y la caída del poderoso dólar en medio de una tormenta. El título escogido por la revista, "Qué semanita", resume muy bien lo ocurrido. Los eventos en el mercado cambiario de Europa que condujeron a la devaluación del dólar, posteriormente afectaron los mercados de valores de Europa y el Japón.

Lo ocurrido en Europa en la semana anterior es muy parecido a lo que ha pasado en Latinoamérica en los últimos meses. La diferencia entre las tasas de interés de Latinoamérica y los Estados Unidos existente el año anterior, tuvo como consecuencia la entrada masiva de dólares que condujo a una revaluación de las monedas latinoamericanas con relación al dólar. La semana anterior el diferencial entre las tasas de interés de Europa y de los Estados Unidos también se manifestó en los mercados europeos con una entrada masiva de dólares y una revaluación de las monedas europeas.

Como se muestra en los libros de texto, el movimiento de capitales es consecuencia de una política monetaria estimulativa realizada por el gobierno de los Estados Unidos. Al aumentar la cantidad de dinero en los Estados Unidos las tasas de interés bajan, lo que da lugar a un diferencial entre las tasas de interés de los Estados Unidos y la tasa de interés del resto del mundo. La salida de capitales de los Estados Unidos causa una depreciación del dólar, lo que a su vez tiene un efecto positivo en la posición competitiva de los Estados Unidos, que se traduce en un aumento de sus exportaciones y una disminución de sus importaciones. En el resto del mundo, por otra parte, sucede lo que nos ocurrió en Colombia: una entrada de capitales, una disminución en el precio del dólar, una disminución de las exportaciones y después de un tiempo, un aumento en las importaciones.

Es interesante observar que el efecto se dió primero en los países latinoamericanos y que solo posteriormente los capitales se desviaron hacia Europa y el Japón. Es muy probable que la preferencia por Latinoamérica se explique por la existencia de una relación comercial muy estrecha entre los Estados Unidos y los países latinoamericanos. También puede deberse a que con las reformas emprendidas por los gobiernos latinoamericanos inspiradas por los organismos internacionales, los inversionistas encuentran nuevamente atractivos nuestros países.

Al igual que en Colombia, los Europeos han encontrado que esta entrada masiva de capitales representa serios problemas en el manejo de la política cambiaria y monetaria. Para Colombia el vuelo de las golondrinas hacia Europa puede llegar a resultar atractivo. Por una parte, el manejo económico va a resultar mucho más sencillo, por cuanto la presión sobre el crecimiento de los medios de pago se va disminuir. La disminución del crecimiento monetario debe eliminar las expectativas de revaluación que por tanto tiempo han influido negativamente sobre el proceso de apertura de la economía.

Por otra parte, la devaluación del dólar y el crecimiento de la economía americana van a influir positivamente en nuestras exportaciones. La devaluación del dólar hará más competitivas nuestras exportaciones en el mercado europeo, mientras que el crecimiento de la economía americana permitirá aumentar las exportaciones a nuestro mayor socio comercial.


Nota, Este artículo se escribió para ser publicado el siete de septiembre. Infortunadamente, no se publicó en su totalidad. Dada la importancia del tema se ha considerado reproducirlo en su totalidad.

martes, 22 de septiembre de 1992

Juego Perfecto

Una mirada más cercana a los hechos nos siembra serias dudas de que en la actualidad se haya cumplido con el objetivo de mantener la competitividad externa.

En la semana anterior se reunió la XV Asamblea Anual de la Asociación Nacional de Instituciones Financieras ANIF. Este importante certamen fue inaugurado por el Ministro de Desarrollo y clausurado por el Ministro de Hacienda con una cita del Evangelista  San Lucas. Además de los discursos se presentaron importantes conferencias en las que se trataron temas de reconocida actualidad.

El tono general de la Asamblea fue bastante positivo. Algo apenas natural en un sector al que le ha ido bastante bien en épocas recientes. Las ganancias del sector financiero han sido bastante buenas, por lo que aquí se cumple el famoso dicho de que cada cual habla de la feria como le fue en ella.

El equipo económico del gobierno por su parte se mostró muy orgulloso de su actuación reciente. La recordada encargada de los tintos diría que pareciera que hubieran lanzado un juego perfecto, es decir uno en el cual el equipo contrario no logró conectar ni un hit y en el que no se cometió un solo error.

De acuerdo con la presentación de un destacado miembro de la Junta Directiva del Banco de la República, la autoridad monetaria se había fijado tres objetivos de política económica durante su primer año de labores. En primer lugar, buscó mantener la tasa de cambio real en su nivel de equilibrio. En segundo lugar, buscó mantener una tasa de interés de equilibrio y finalmente, intentó mantener un crecimiento de los medios de pago que no agravara la situación inflacionaria.

El Doctor Miguel Urrutia en su exposición citó cifras que mostraban que el índice de la tasa de cambio real se había mantenido en un nivel muy similar al alcanzado en 1986. Como lo recalcó el conferencista, para muchos en ese año la situación cambiaria estuvo muy cercana al equilibrio y por lo tanto la primera meta de la autoridad monetaria se pudo cumplir exitósamente.

Si bien las cifras presentadas por el ilustre economista parecen respaldar el argumento, una mirada más cercana a los hechos nos siembra serias dudas de que en la actualidad se haya cumplido con el objetivo de mantener la competitividad externa. En efecto, no hay que olvidar que en los últimos meses las importaciones han reaccionado violentamente lo cual nos está indicando que la tasa de cambio no está brindando la protección adecuada a la producción nacional. Las cifras de exportaciones muestran una falta de dinamismo que confirma la pérdida de competitividad de la economía colombiana.

Esta realidad lo que nos está diciendo es que el índice de la tasa de cambio real no es el indicador adecuado para medir la competitividad de una economía en una época de apertura. Este índice presupone que las condiciones de protección de la economía diferentes a la tasa de cambio permanecen constantes durante el período considerado, cosa que no ocurre cuando se da la apertura. La experiencia de las aperturas exitosas nos ha enseñado que para que este proceso logre tener éxito es necesario que el índice de la tasa de cambio real aumente por encima del nivel existente antes del inicio del proceso de apertura.

Sin negar que para el Banco de la República no ha sido fácil el mantener el índice de la tasa de cambio real en los niveles vigentes en el año 86, la realidad es que considerar que ese es el nivel correcto presenta una seria amenaza para el mismo proceso de la apertura.