lunes, 27 de mayo de 1991

Una luz en el campo de las tarifas de energía

Por primera vez los representantes del Gobierno han hablado de establecer los subsidios a los usuarios de bajos ingresos en forma explícita.

En las Jornadas de ACIEM (Asociación de Ingenieros Mecánicos Eléctricos y Afines) recientemente realizadas en Bogotá se discutió, una vez más, sobre las tarifas del sector eléctrico. El tema de las tarifas del sector eléctrico en general y el de las tarifas de la Empresa de Energía de Bogotá es bastante complejo y tiene muchos aspectos de interés. Para muchos analistas, el problema más grave de las tarifas de la Empresa de Energía de Bogotá consiste en que su nivel es insuficiente para cubrir los gastos de la Empresa y en especial los derivados del servicio de la deuda externa. Para otros, el mayor problema no se debe a que el nivel promedio de la tarifa es bajo, sino que más bien se origina en la existencia de una diferencia entre la tarifa que se le cobra a un determinado usuario y el costo de proveerle el servicio.

Como se ha venido sosteniendo en estas columnas, la creencia de que la solución de largo plazo para los problemas financieros de las Empresas del Sector Eléctrico se puede lograr mediante el aumento de las tarifas es totalmente equivocada. Esta creencia se basa en la hipótesis de que el aumento de precios no afecta el consumo. La experiencia colombiana ha mostrado que no hay nada más alejado de la realidad. Los empresarios y los consumidores han cambiado su comportamiento como consecuencia del aumento en las tarifas. Algunos han disminuido sus consumos, otros han sustituido el consumo de energía eléctrica por otros energéticos y otros han descubierto que el fraude es una alternativa mejor que pagar las enormes tarifas que les han impuesto las empresas de energía.

Aunque nadie puede negar hoy en día este hecho, todavía existen algunos encargados de tomar decisiones de política que creen que el efecto neto de un aumento en las tarifas puede ser positivo. Suponen que el aumento en los precios puede compensar el efecto causado por la reducción del consumo causado por el incremento en los precios.  Sin embargo, los estudios realizados sobre la demanda de energía eléctrica han mostrado que el efecto de un incremento en los precios en los ingresos de las empresas es prácticamente igual a cero. Esto es, un aumento de un 10 por ciento en la tarifa viene acompañado por una disminución del 10 por ciento en las cantidades consumidas.

La triste realidad de que el cambio en el nivel de tarifas no va a solucionar el problema financiero de las Empresas del Sector Eléctrico no debe paralizarnos. Es necesario en primer lugar, hacer que todo el mundo cubra los costos de proveer este servicio. De otra manera, en el largo plazo será imposible mantener un cubrimiento adecuado de este servicio.

Infortunadamente, el elevar las tarifas de los usuarios que están utilizando ineficientemente la energía eléctrica hasta hacerlo coincidir con el costo para la sociedad tiene el gran problema de que estos usuarios son de bajos ingresos. La solución obvia para llevar las tarifas a su nivel eficiente desde el punto de vista económico es hacer un ajuste gradual de las tarifas. Este ajuste se puede facilitar en la medida en que el subsidio que se ha incorporado en la estructura tarifaria se cambie por un subsidio explícito. Afortunadamente, parece que el Gobierno está contemplando esta posibilidad. Por primera vez los representantes del Gobierno han hablado de establecer los subsidios en forma explícita. Ojalá que lo que se escuchó en las Jornadas de ACIEM se convierta pronto en una realidad.

En la medida en que este subsidio sea concedido directamente por el Gobierno Central la situación financiera de las empresas podrá mejorar. El subsidio directo o explícito permitirá mantener los ingresos de los consumidores de bajos ingresos sin afectar negativamente las finanzas de las empresas.

Este subsidio no tendría que girarse mes a mes a las empresas sino que este podría abonarse como pago de las deudas que tienen las Empresas con el Gobierno Nacional. De esta manera, las Empresas que están contribuyendo a mantener un mejor clima social con unas tarifas subsidiadas verían recompensados sus esfuerzos con una disminución de la deuda que han contraído con el gobierno central para la refinanciación de las empresas.

Cuando el Gobierno asuma directamente la financiación de este subsidio, es muy probable que considere que esta ayuda debe irse marchitando. Este subsidio se iría disminuyendo, poco a poco, hasta desaparecer totalmente con el transcurso del tiempo.

Si bien es posible pensar que con el tiempo desaparecerían los problemas relacionados con los subsidios y las tarifas del sector residencial persistirían las distorsiones existentes en las tarifas de los sectores industrial y comercial. Para eliminar esta distorsión sería necesario disminuir las tarifas de los sectores industrial y comercial. Aceptar que estas tarifas sigan distorsionadas no solo mantendría una de las principales causas de los fraudes sino que también prolongaría los efectos negativos que tienen estas tarifas en la asignación de recursos.


Ojalá que la discusión sobre las tarifas del sector nos permita llegar a la conclusión de que la política tarifaria no debe ser un instrumento para mejorar los ingresos de la empresas sino más bien uno para lograr una utilización racional de los recursos. La regla de oro de las tarifas debería ser que cada quien pague lo que le corresponde, ni un peso más ni un peso menos.

lunes, 20 de mayo de 1991

Consultores: aprendan de los agricultores

He pensado aprovechar esta columna para recomendarles que traten de imitar a nuestros sufridos agricultores, que ya gozan de un tratamiento que puede ser la salvación de los consultores colombianos.

En esta semana la Asociación de Ingenieros Consultores celebra su evento anual para el cual ha invitado a distinguidos conferencistas. Indudablemente, la ocasión es bien propicia para analizar la práctica profesional de la ingeniería de consulta, y además, temas de actualidad como el empeño del gobierno en una política de modernización de la economía para lo cual ha adoptado una política de apertura.

Estas políticas tan claves para la economía en general y para los consultores en particular, se han traducido en un nuevo plan de desarrollo que será expuesto por el Jefe del Departamento Nacional de Planeación.

Además de estos temas de importancia general, la reunión de los consultores será aprovechada para hacer algunas reclamaciones de carácter gremial. Indudablemente, los consultores y especialmente los del Ministerio de Obras Públicas le pedirán al gobierno que les cancele las deudas por los servicios ya prestados. También, le pedirán al gobierno que no los obligue a acudir al ICONTEC, para que les expida certificados de calidad, por los cuales tienen que pagar un millón de pesos; y aprovechando la oportunidad de estar reunidos no faltará quien solicite muy respetuosamente al gobierno que les reajuste las tarifas de consultoría. Estos últimos pondrán de presente que es totalmente irreal mantener unos topes que ni siquiera llegan a los mil dólares mensuales.

Evidentemente, no faltarán algunos consultores que presenten propuestas geniales que mejorarán la práctica profesional. Teniendo en cuenta que no voy a asistir a la reunión, he pensado aprovechar esta columna para recomendarles que traten de imitar a nuestros sufridos agricultores que ya gozan de un tratamiento que puede ser la salvación de los consultores colombianos.

En primer lugar, deben solicitar que se ponga en práctica la iniciativa del actual Gerente del Fonade. El Doctor Villate con muy buen criterio, está empeñado en que FONADE se convierta en una especie de FINAGRO para financiar a los consultores. Indudablemente, el poder tener acceso a un crédito fácil, y ojalá baratico, ayudaría a sobrellevar el problema creado por los atrasos en los pagos.

En segundo lugar, los consultores deben pedir que se cree un IDEMA para estudios.  Este Instituto fijaría unos precios de sustentación, establecería unas especificaciones que deberían cumplir dichos estudios y compraría todos los estudios que cumplieran con estas especificaciones y que no fueran adquiridos por el resto de la economía.

Con estos dos institutos, los consultores podrían dedicarse a trabajar en lo que saben sin tener que dedicar el tiempo a actividades que pueden ser muy improductivas. Si existe el FINAGRO  para consultores estos no tienen que estar acudiendo a prestamistas ni tienen que estar espantando culebras, pues pueden tener una situación financiera menos débil que la que tienen actualmente.

Si existiera un IDEMA para estudios los consultores no tendrían que estar dedicados a preparar inscripciones y a elaborar propuestas, sino que podrían dedicar el tiempo a hacer los estudios que es realmente la esencia del negocio de la consultoría.


Sin lugar a dudas, si los agricultores tuvieran que operar como los consultores, los colombianos hace mucho que hubiéramos muerto de inanición pues, la producción agropecuaria hubiera desaparecido. Entonces, no es de extrañar que hoy en día el país no esté produciendo todas las innovaciones que se requieren, pues a los que las producen o sea, a los consultores no se les incentiva de la manera adecuada.

martes, 14 de mayo de 1991

El retorno de las golondrinas

La mejora en la rentabilidad medida en pesos ha logrado que algunas de las golondrinas que se habían refugiado en el exterior hayan vuelto a los balcones colombianos.

Con ocasión del seminario sobre la iniciativa Bush para las Américas, se ha vuelto a mencionar el problema de la Deuda Externa colombiana. El control de la inflación había desplazado el tema de la deuda externa de las discusiones económicas. A fuerza de repetirnos que la situación colombiana era muy diferente a la de otros países altamente endeudados, los defensores de la política del manejo de la deuda externa colombiana habían logrado disminuir el interés por tan importante tema.

La posición dogmática del gobierno anterior, había hecho perder oportunidades de realizar buenos negocios comprando deuda que se conseguía en el mercado con descuento. Además, había impedido renegociar mejores plazos para las deudas contraídas y reducciones de intereses, que otros países latinoamericanos como México, Ecuador y Venezuela si habían conseguido.

Con la aprobación del crédito Hércules entre el bolsillo el Gobierno ha comenzado a discutir sobre la posibilidad de utilizar el aumento en las Reservas Internacionales para realizar compras de la deuda colombiana y para pagar anticipadamente algunos préstamos.
Indudablemente, la mejora de la situación de endeudamiento externo que se logrará con el pago anticipado de algunas deudas permitirá en un futuro conseguir mejores condiciones de los préstamos, pues el riesgo del país habrá disminuido. Lo interesante de esta situación, es que los recursos para el pago anticipado de la deuda provienen en buena parte de colombianos que habían decidido buscar mejores climas de inversión. La mejora en la rentabilidad medida en pesos ha logrado que algunas de las golondrinas que se habían refugiado en el exterior hayan vuelto a los balcones colombianos.

El gobierno, mediante las medidas de restricción monetaria, logró "convencer" a los que tenían dinero en el exterior para que lo trajeran y se lo dieran a cambio de billetes del Banco de la República.  Con la decisión de dedicar los dólares al pago de la deuda externa, el gobierno ha eliminado la necesidad de hacer una contracción de la base monetaria para contrarrestar los efectos inflacionarios de la compra de los dólares.

Los dólares que han traído los colombianos se pueden o bien reexportar pagando deuda externa o monetizar, lo que tiene que venir acompañado de una emisión de títulos del Banco de la República, lo cual implica que el Banco tiene que pagar altas tasas de interés a los usuarios reduciendo de paso, el efecto contraccionista buscado por la emisión de los títulos.

Por tanto, al hacer el pago anticipado de deuda externa, no solo se habrá evitado que el Banco de la República pague intereses en los títulos que emita, sino que además se va a obtener un efecto benéfico al mejorar la situación de endeudamiento externo.

El manejo monetario y crediticio en que está empeñado el gobierno, se va a facilitar en la medida en que se hagan pagos anticipados de la deuda. Sin embargo, el ministro tendrá que tener sumo cuidado en que el peso no se revalue en el proceso, pues esta revaluación podría ser fatal para la política de apertura. Por otra parte, el dedicar el aumento de las reservas para pagar la deuda requiere que el capital golondrina haga su nido en Colombia.


Por lo menos dos condiciones se deben dar para que esta entrada de capitales no sea flor de un día. En primer lugar, es necesario crear un clima de inversión productiva atractivo para los colombianos. Este capital financiero debe convertirse en aportes en empresas productivas. En segundo lugar, es necesario que la política de restricción en el crédito se mantenga por un tiempo considerable. Si la restricción monetaria no se mantiene, los inversionistas sacarán sus ahorros cuando surja cualquier problema. 

lunes, 6 de mayo de 1991

Bogotá- crisis de control

En el Distrito, como en los conglomerados mal manejados, cada entidad opera por su cuenta. Las decisiones se toman al nivel de cada empresa sin que conduzcan al beneficio general de la sociedad en su conjunto

Si por cualquier circunstancia a la Alcaldía de Bogotá llegara algún día un experto en administración, es muy probable que en la primera semana de su gestión se diera cuenta de lo caótico de los arreglos institucionales imperantes en el Distrito.  Cuando comience a mirar el organigrama del Distrito se va a dar cuenta que como Alcaide Mayor tiene que asistir a 31 juntas directivas.  Como la mayoría de las juntas se reúnen cada quince días y cada una dura por lo menos dos horas, tendrá que dedicar a esta labor 62 horas cada quince días o sea un poco más de 120 horas al mes.

Es evidente que para poder participar efectivamente en la dirección de estas empresas, debe dedicar a la preparación de las juntas, por lo menos un tiempo igual al gastado en las mismas.  Por tanto, nuestro alcalde administrador debería dedicar por lo menos unas 240 horas al mes para manejar las entidades descentralizadas del Distrito.  Desdichadamente, esto copa todo el tiempo disponible, pues aún en el caso de que trabajara los 30 días del mes, tendría que dedicarle todas las ocho horas hábiles para el manejo de 31 entidades descentralizadas.

El Alcalde que asiste a las 31 juntas y que se lee todos los documentos que se presentan a la consideración de cada una de estas, muy pronto se frustraría por cuanto en las juntas directivas la mayor parte del tiempo (por no decir que todo), se dedica a las adjudicaciones de contratos.  Muy pronto el Alcalde se dará cuenta que está asistiendo a 31 juntas de licitaciones y que el tiempo no sólo debe dedicarlo a la adjudicación, sino que debe además atender las reclamaciones asociadas con dichas adjudicaciones.

Este esfuerzo de atender las reclamaciones es considerable.  Baste recordar que hoy en día, se está discutiendo la adjudicación de los puentes de la avenida ciudad de Quito, las del embalse de San Rafael y las del Instituto de Recreación y Deporte.

Nuestro hipotético Alcalde, experto administrador, muy pronto se da cuenta que 61 no puede manejar las 31 Empresas del Distrito y que realmente no puede ejercer ningún control sobre la gestión de las diferentes unidades.  En el Distrito, como en los conglomerados mal manejados, cada entidad opera por su cuenta. Las decisiones se toman al nivel de cada empresa sin que conduzca al beneficio general de la sociedad en su conjunto.  Esta crisis de control por la que atraviesa el Distrito no puede ser resuelta dentro del esquema organizacional existente.  Como nos lo han enseñado los estudiosos de la organización, la superación de la crisis se logra a través de cambios profundos en la organización.

Para lograr un mayor control no sólo se requiere contar con los afamados "tableros de control", sino que también se requiere transferir muchas de las funciones del nivel operativo en cada una de las Empresas, al nivel de coordinación general del grupo.

Los recursos financieros tienen que ser manejados al nivel corporativo lo que implica que todas las ganancias ingresen a un fondo común y que todas las unidades compitan por los recursos de inversión.  El procedimiento en que las decisiones de inversión se hagan al nivel de cada empresa, tiene que ser cambiado por un esquema mucho más eficiente en el que se analicen las mejores oportunidades para la ciudad.

Las políticas de personal también tienen que ser definidas a nivel central.  No es posible continuar con 31 políticas de personal específicas para cada una de las 31 entidades descentralizadas del Distrito.  Estas políticas de recursos humanos no solo deben cubrir la remuneración sino también deben contemplar la capacitación y el desarrollo profesional de los empleados.

El cambio organizacional también debe venir acompañado de la eliminación de algunas entidades que ya no tienen ninguna razón de ser.  La consolidación de las entidades es clara cuando uno se da cuenta que el 87 por ciento de las entidades manejan únicamente el 12 por ciento de los recursos.  De estas 27 entidades que manejan tan poco presupuesto hay 13 fondos rotatorios que no deberían existir como entidades pues muchas veces sus labores se reducen a girar cheques.


miércoles, 1 de mayo de 1991

¿Como será 1991?

En estos días aparecen en diversas publicaciones internacionales estudios sobre lo que pasó en el año que terminó y sobre la posible evolución de la economía en 1991. Por ejemplo, el Fondo Monetario Internacional acaba de publicar una actualización de su Panorama Económico Mundial en el que se hace un análisis muy interesante de lo acontecido en el mundo y de sus perspectivas para el año que comienza. Como se puede ver en el Cuadro Anexo el Fondo Monetario prevé que el año 91 va a ser un poco mejor que el 90. Según las proyecciones del Fondo el producto mundial va a crecer en 1991 al 2.4% cifra ligeramente mejor que la lograda en 1990. La principal explicación del mayor ritmo de crecimiento se encuentra en le crecimiento latinoamericano que pasará del -0.4% al 3.6% y en Europa que pasará de una tasa del -3.1% a una tasa del 2.1%.

El analista norteamericano además de disponer de publicaciones como el Panorama Económico Mundial encuentra en sus publicaciones semanales como el Business Week análisis prospectivos muy interesantes. El analista colombiano por no disponer de informaciones sobre la posible evolución de la economía colombiana se encuentra en la paradójica situación de tener mejor información de lo que puede pasar en el mundo de lo que va a pasar en Colombia.

Para suplir esta falta de información algunas publicaciones especializadas tienden a realizar encuestas sobre lo que opinan los analistas y los empresarios sobre la posible evolución de la economía. Estos futurólogos dan sus estimativos sobre algunas variables de interés como son el crecimiento de los medios de pago, la tasa de inflación, la tasa de crecimiento del PIB, el crecimiento del ingreso disponible de las familias y algunos componentes de la demanda como las exportaciones. Desde que la economía colombiana comenzó a ser seguida con detenimiento por el Fondo Monetario, el gobierno nacional elabora estimativos sobre los planes macroeconómicos que también ayudan a prever el futuro. Sin embargo muchas veces el plan macroeconómico es más una expresión de deseos que una meta realista y congruente con los instrumentos de política.

Desafortunadamente, en Colombia no se cuenta con modelos econométricos que permitan hacer unas predicciones más precisas. Sin lugar a dudas una de las razones por las cuales no se hayan podido desarrollar es la carencia de una base informativa con periodicidad menor que la anual. Por otra parte las series anuales existentes sobre Cuentas Nacionales no son enteramente compatibles. Hasta 1964 las Cuentas Nacionales calculadas por el Banco de la República utilizan una metodología diferente a la empleada actualmente por el DANE. El DANE, el DNP y el Banco de la República están realizando esfuerzos para poder presentar estimativos trimestrales de las Cuentas Nacionales que esperamos puedan ser publicados para beneficio de los interesados en los asuntos económicos.

En este momento nadie está preocupado por compatibilizar las series del Banco de la República con las Cuentas Nacionales del DANE. El lograr contar con una sola serie de Cuentas Nacionales sería un estímulo muy importante para el desarrollo de los modelos econométricos necesarios para elaborar predicciones sobre la evolución futura de la economía colombiana. La fundación del Banco de la República le podría regalar a los colombianos una publicación en la que se rehicieran las series anteriores a 1965 bajo la metodología del DANE. Este esfuerzo sería muy útil si además se presentaran estimativos trimestrales para el período 1950-1964. Roque Musalem y funcionarios de planeación ya intentaron producir unos estimativos del producto trimestral por métodos aproximados que podrían muy bien retomarse incorporando los avances metodológicos logrados en la trimestralización de las Cuentas Nacionales para el período 1965-1989.