lunes, 27 de noviembre de 1989

Chile: veinte años de experimentos

Indudablemente, el reto del próximo gobierno chileno es seguir un rumbo en el que se mantengan los aciertos del gobierno anterior y en el que rectifiquen los excesos y equivocaciones. Sería un desacierto tremendo el botar el bebé junto con el agua sucia. Por otro lado, el reto de los colombianos que encuentran atractivas algunas innovaciones de la política económica chilena, es diseñar unas medidas que se puedan poner en práctica dentro de un marco democrático.


El próximo mes de diciembre se van a realizar las elecciones presidenciales en Chile. Después de 16 años, el gobierno dirigido por el General Pinochet tendrá un sucesor. Los electores chilenos tendrán la oportunidad de dar su veredicto sobre un gobierno que ha sido objeto de amplios debates por parte de los economistas del mundo.

Realmente, Chile ha sido un país donde en los últimos veinte años se han observado interesantes experimentos económicos. El entusiasmo de una generación que creyó en la posibilidad de realizar un experimento socialista democrático en un país Latinoamericano, se puso de manifiesto en el Chile de Allende. Jóvenes, y no tan jóvenes, de Colombia se trasladaron a Santiago  a estudiar y a observar este experimento económico.

Sin embargo, el Gobierno de Allende, con su manejo alegre de la oferta monetaria, logró demostrar que los fenómenos inflacionarios tienen siempre un origen monetario. Las cifras sobre crecimiento de medios de pago e inflación sirvieron de ejemplo en varias universidades del mundo para ilustrar la estrecha relación existente entre estas dos variables.

Los efectos negativos del control de precios fueron observados en los comienzos de los setentas por la población chilena y por los visitantes de otros países. El desabastecimiento de productos junto con el deterioro de los equipos de transporte fueron eventos del diario vivir de los chilenos en ese período.

Los experimentos del régimen de Pinochet también han sido objeto de intensos debates. Algunas de sus políticas, aunque muy elogiadas en su época, hoy en día son criticadas por la mayoría de los economistas. El experimento con las tasas de cambio fijo, que en un principio contribuyó a la disminución de la inflación, hizo crisis en 1983 precipitando al país austral a una severa recesión. El retraso cambiario chileno, al igual que el colombiano, produjo una severa crisis. Las enseñanzas de Mundell fueron funestas para el experimento chileno. Solamente en la segunda mitad de los ochentas, la introducción de la devaluación como instrumento de manejo de la economía chilena, contribuyó notablemente a su recuperación y permitió mantener un ritmo alto de crecimiento.

El manejo de las políticas sectoriales ha tenido interesantes consecuencias y ha servido de modelo para muchas de las propuestas de los candidatos a la presidencia en otros países del continente. La apertura de la economía es sin duda una de las políticas más controvertidas. De una economía totalmente protegida, vigente al comienzo de los setentas, se ha pasado a una con claras orientaciones hacia el exterior. Las exportaciones de frutas han tenido un crecimiento impresionante en este período y constituye un buen ejemplo de desarrollo a partir de sus ventajas comparativas. De acuerdo con críticos colombianos, el costo de la apertura  ha sido considerado como muy alto, aunque es difícil precisarlo dada la dificultad de realizar una medición real de los costos y beneficios de dicha política.

Las reformas en la prestación de algunos servicios sociales han sido exitosas en términos de eficiencia económica. Los costos de provisión de viviendas de interés social se han reducido en forma radical. El ICT chileno ha suprimido las labores de diseño, compras de terreno e interventoría y se ha dedicado a contratar unidades llave en mano. Este sistema de contratación ha permitido reducir los costos de la vivienda en forma dramática. La vivienda ha sido subsidiada hasta en un 75 por ciento logrando llegar a estratos realmente populares.

La participación del Estado en la producción se ha disminuido considerablemente. En la provisión de la seguridad social, los incentivos del mercado se han puesto al servicio del interés público. Se han creado fondos de pensiones para incentivar el ahorro de las familias.

Podría afirmarse que la experiencia chilena de los últimos veinte años es de gran utilidad para los encargados de formular las políticas económicas. Un análisis desapasionado de esta experiencia, si bien difícil de hacer por la fuerza de los sentimientos relacionados con los dos gobiernos chilenos, es de vital importancia para pensar en adoptar lo que ha sido exitoso y tratar de evitar lo que realmente puede ser nocivo para el desarrollo del país.

Indudablemente, el reto del próximo gobierno chileno es seguir un rumbo en el que se mantengan los aciertos del gobierno anterior y en el que rectifiquen los excesos y equivocaciones. Sería un desacierto tremendo el botar el bebé junto con el agua sucia. Por otro lado, el reto de los colombianos que encuentran atractivas algunas innovaciones de la política económica chilena, es diseñar unas medidas que se puedan poner en práctica dentro de un marco democrático.

lunes, 20 de noviembre de 1989

El Retorno de los Brujos

La búsqueda de la fórmula mágica que convierta nuestro atrasado país en una economía desarrollada ha sido tema de innumerables ensayos. El alquimista de turno, en busca de su piedra filosofal, es el conocido economista Eduardo Sarmiento. Su última obra Los Nuevos Desafíos del Desarrollo ha sido objeto de una Mención de Honor en el Premio de Ciencias Alejandro Angel Escobar. Eduardo Sarmiento es uno de los más serios investigadores de la realidad nacional. Sus trabajos han tratado de dar un sólido marco teórico a las recomendaciones frecuentemente propugnadas por los partidarios de una gran intervención del Estado. Su obra indudablemente es digna de resaltar y el premio obtenido  nos ha alegrado mucho a sus amigos. El libro del Decano de Economía de la Universidad de los Andes trata tres temas importantes. La primera parte analiza las complementariedades en la teoría del Desarrollo. En la segunda, el autor se concentra en el crecimiento de las economías donde los recursos naturales son abundantes y en la tercera presenta las bases para un nuevo modelo de desarrollo.

El fenómeno de la complementariedad aparece recurrentemente en los trabajos de Sarmiento.  A diferencia del enfoque empleado por el autor, el tratamiento tradicional de los libros de texto tiende a ser de carácter eminentemente práctico. La complementariedad en la demanda de dos bienes suele ilustrarse con casos como el café y el azúcar. Como se enseña en los tratados elementales, la demanda de azúcar se aumenta cuando el precio del café (bien complementario) disminuye. Después de habernos ilustrado con algunos de sus ejemplos preferidos, el autor explora, en los Nuevos Desafíos del Desarrollo, algunas de las implicaciones teóricas de la existencia de bienes complementarios.

Siendo un poco injustos con el tratamiento extenso dado en el libro a este tema y en beneficio de los políticos y ejecutivos que no van a tener tiempo de seguir el razonamiento del Dr Sarmiento, puede decirse que el mensaje que nos quiere transmitir el autor es que la existencia de complementariedades invalida el paradigma neoclásico y valida el modelo estructuralista. Sin embargo, una lectura cuidadosa de la evidencia aportada apenas permitiría decir que la complementariedad es la excepción que confirma la regla de la amplia gama de opciones de substitución presentes en la vida práctica.

El tratamiento del crecimiento de los países con amplios recursos naturales presentado por Sarmiento contribuye a difundir en el país un tratamiento teórico de la llamada Enfermedad Holandesa. Hasta hace pocos años no existía un marco conceptual para poder explicar la aparente paradoja de que la mejora de los términos de intercambio, por ejemplo la subida del precio del café, podría tener un impacto negativo en la economía del país. Como se muestra en el libro el aumento de los precios de los recursos naturales no solo tiene un impacto inflacionario por la acumulación de Reservas Internacionales sino que tiende a inducir un retraso cambiario y a causar impactos negativos en la asignación de recursos.

Según el análisis presentado, gran parte del problema se origina al permitir que los ingresos adicionales generados en las bonanzas queden en manos de los dueños de los recursos naturales. La política seguida en Colombia en la segunda mitad de los setenta recordada con el lema de "La Bonanza es de los cafeteros" es pues cuestionada al final de los ochenta por un economista que tuvo una importante participación en la fijación de dicha política económica.

Las considerables demoras entre la elaboración de un manuscrito y su publicación algunas veces juegan una mala pasada a los autores. El notable esfuerzo de utilizar un modelo para analizar el manejo de una bonanza se ve disminuido cuando el libro aparece en épocas de vacas flacas. Aun que el tratamiento presentado no requiere sino de arreglos de presentación para analizar el caso de las caídas de los precios el esfuerzo está fuera del alcance del lector impaciente.

La tercera parte del libro está llamada a causar un impacto importante. Buena parte del material presentado será motivo de discusión en la próxima campaña presidencial. El diagnóstico presentado resume las principales críticas hechas por el Dr Sarmiento al "Modelo de Infraestructura Física y Productos Básicos". Como todos los diagnósticos que buscan llegar a una amplia audiencia, el presentado en el libro resalta unos puntos e ignora otros. Además, muchas veces es imposible distinguir en la presentación entre lo que se encuentra soportado por evidencia incontrastable de lo que es únicamente una hipótesis de trabajo.

Las prescripciones del libro serán compartidas por muchos. Indudablemente, habrá un consenso importante en el fomento de la industria manufacturera. Los ochentas han sido una frustración tremenda para el desarrollo colombiano especialmente en lo que respecta al crecimiento industrial. El empleo y el valor agregado se han mantenido por debajo de los valores máximos obtenidos en 1979.

Como lo han mostrado los trabajos del Profesor Chenery no existen casos en que una economía llegue a un nivel de desarrollo sin que su sector industrial se convierta en el generador de divisas y en líder de la transformación estructural  de la economía.

Por otra parte, la confianza expresada por Sarmiento en la bondad de la intervención del Estado, es difícil de compartir por observadores imparciales de los tremendos errores de política seguidos en Latino América en los ochentas. Como muy bien lo dice en su libro, es sorprendente observar que las terapias propuestas por los estructuralistas han tenido efectos tan mediocres a pesar de basarse en diagnósticos más cercanos a la realidad. Según lo reconoce el autor las prescripciones neoclásicas han sido mejores. El trabajo de Sarmiento tendrá indudable importancia en el futuro próximo. No hay duda que se convertirá en un Clásico. O sea un libro del que muchos hablan sin haberlo leído.

martes, 14 de noviembre de 1989

Vivienda: Recordando a Currie

Cursa en el Senado un proyecto de ley que busca subsanar algunas fallas que le quedaron a la Reforma Urbana. El proyecto sometido por el gobierno a la consideración del Congreso era muy sencillo. Buscaba cambiar la definición de vivienda de interés social para permitir que las Corporaciones de Ahorro y Vivienda pudieran financiar un segmento importante del mercado que se había quedado sin financiación.

El Senador Rojas Morales, ponente del Proyecto de Ley y quien se ha caracterizado por su trabajo serio, le ha introducido al mencionado proyecto una serie de reformas que han venido siendo criticadas por los gremios de la construcción. Algunas de estas reformas como el esquema de dos créditos complementarios, constituye una solución ingeniosa a algo que ya resolvió el Sistema UPAC de una manera más clara y operativa. Sin entrar a discutir en detalle el Proyecto es indudable que su aspecto más preocupante es la complejidad. Puede afirmarse  que estamos ante una solución compleja de un problema aparentemente sencillo.  En la solución propuesta por el Senador Rojas es difícil establecer claramente quien va a cargar con el peso económico de la reforma. El argumento de que no va a haber subsidio a la vivienda porque los fondos se van a obtener a tasas de interés muy bajas, genera dudas entre los economistas.

Para los que tienen algo de memoria este argumento no es enteramente nuevo. El sistema de financiación de la vivienda imperante en el pasado en Colombia, se sustentaba en la premisa de que era posible conceder créditos a tasas de interés bajas siempre y cuando se consiguieran fondos de bajo costo. Si bien algunas familias afortunadas podían solucionar su problema de vivienda, el sistema veía disminuir sus recursos pues el valor real (descontada la inflación) era cada día menor.

El Profesor Lauchlin Currie, quien ha influido positivamente en la fijación de políticas en el sector de la vivienda, ha logrado convencer al País de la importancia de tener un sistema de financiación de la vivienda en el que los recursos mantengan su poder adquisitivo en términos reales. El Sistema de Ahorro y Vivienda diseñado en Colombia por el Profesor Currie durante la Administración del Presidente Pastrana hoy es admirado por el resto de Latino América. El sistema logró, mediante reajuste del principal y planes de amortización innovadores, mantener accesibilidad a la vivienda cobrando tasas de interés reales positivas. Dentro del sistema UPAC, el reajuste del principal permitió el cobro de cuotas crecientes sin que esto constituyera un pago de intereses sobre intereses.

Como bien nos lo hizo ver el Profesor Currie en su oportunidad, una de las ventajas del sistema UPAC es el utilizar las tasas de interés como una herramienta para incentivar el ahorro de las familias y para hacer que las empresas utilicen mejor su liquidez. Por el contrario, castigar al ahorrador pequeño pagándole tasas de interés bajas, en aras de una política de subsidios, no solo lo trata inequitativamente sino que lo incentiva a realizar gastos en el presente, desestimulando el ahorro.

Pretender que se puede hacer política de vivienda social ocultando los verdaderos costos de estas medidas es realmente preocupante, pues parecería que no se han aprendido las lecciones dolorosas del pasado, cuando se causaron considerables perjuicios con medidas aparentemente inocuas. Basta recordar las disposiciones sobre congelación de arrendamientos, anunciadas en 1976 con el propósito de controlar el costo de la vida, favoreciendo a algunos inquilinos a costa de los sufridos propietarios que habían dedicado sus ahorros a adquirir una vivienda. Algunos propietarios más pobres que sus inquilinos tuvieron que subsidiarles la vivienda durante casi diez años como consecuencia de una medida concebida con carácter temporal.

La experiencia negativa con estos subsidios implícitos nos debería llevar a buscar otro tipo de solución. La tendencia moderna en el manejo de subsidios busca un efecto mucho más justo y eficaz estableciendo un esquema en que los costos son asumidos directamente por el Estado en forma explícita y dirigido a los grupos que realmente merezcan dicha ayuda. Al evitarse filtraciones de los fondos públicos hacia familias que no necesitan el subsidio es posible lograr efectos mayores a partir de fondos limitados.

La vivienda de interés social debe ser subsidiada con fondos comunes provenientes de un sistema tributario equitativo y debe llegar únicamente a quienes no puedan alcanzar un mínimo de vivienda. Podría entonces pensarse en que una alternativa más clara es reducir explícitamente la deuda sobre la vivienda cobrando las tasas de interés del mercado sobre el valor del saldo efectivo de la deuda. El gobierno asumiría directamente el resto de la deuda. Por ejemplo, si se decide que una familia para vivir dignamente necesita una vivienda que en el mercado cuesta 2 millones pero solo puede pagar la mitad de la deuda, el Estado debería contribuir con el otro millón. Para garantizar el pago de su parte la familia constituiría una hipoteca que amortizaría, a tasas del mercado, utilizando el plan que mejor se adapte a sus circunstancias.

Los críticos del sistema UPAC han sostenido que éste no se concibió para financiar vivienda de interés social y en parte tienen razón. Por definición la vivienda de interés social es aquella vivienda cuyo valor no puede ser pagado directamente por el propietario. El sistema UPAC, como se mencionó anteriormente ha sido concebido para la conservación del valor real de los recursos dedicados a la financiación de la vivienda y por tanto presupone que el propietario debe cancelar el total del valor de la vivienda. Si se hicieran explícitos los subsidios, el sistema de valor constante sí podría servir para financiarle al propietario aquella parte del valor de la vivienda que se ha colocado bajo su directa responsabilidad. 

Dentro de esta perspectiva, la solución técnica de este complejo problema es muy sencilla pues lo único que se debería discutir es cuánto financia el Estado y cuánto aporta el propietario. Adicionalmente, el Estado debe entonces determinar la manera como debe llegar el subsidio al propietario. En esto puede ayudar la ingeniería financiera de nuestros muchachos de la Avenida Chile. Propuestas como la de dar certificados de abono tributario a los beneficiarios podrían producir un resultado interesante. Por ejemplo, cuando se ha establecido que una familia tiene derecho a un subsidio de un millón de pesos, la agencia encargada expediría un CAT por un millón. El beneficiario buscaría dentro del mercado su vivienda y pagaría con su CAT y además haría una hipoteca por el resto con una Corporación de Ahorro. El Constructor, o el ICT, recibiría el CAT que podría entregar a la corporación como abono de su obligación hipotecaria. La Corporación podría a su vez redimirlo en bolsa o guardarlo para pagar sus impuestos de renta. 

martes, 7 de noviembre de 1989

Seguros de Salud: Buen negocio para el sector privado pero malo para el gobierno

Infortunadamente, la alta rentabilidad de las entidades privadas que ofrecen el seguro de salud no se obtiene también en las instituciones del gobierno. Por el contrario, el Seguro Social tiene que cubrir la atención médica con los aportes de los otros riesgos.
  
Al sufrido usuario que recorre las calles llenas de huecos de Bogotá, le sorprende ver el surgimiento de entidades que ofrecen  seguros médicos voluntarios. Este boom del seguro médico voluntario parece estar mostrando que esta actividad debe ser atractiva para que las entidades financieras, que por lo general son muy cautas en entrar en nuevos campos decidan hacer inversiones en un nuevo negocio.

Infortunadamente, la alta rentabilidad de las entidades privadas que ofrecen el seguro de salud no se obtiene también en las instituciones del gobierno. Por el contrario, el Seguro Social tiene que cubrir la atención médica con los aportes de los otros riesgos.

Es tan grande el problema del Seguro Social que el Gobierno nos está anunciando un aumento del 100 por ciento en los riesgos de Invalidez Vejez y Muerte. La contribución va a pasar del 6.5 del salario al módico 13% Nuevamente nos consuelan a los trabajadores con el anuncio que únicamente nos va costar la tercera parte porque el patrono generosamente va a aportar las dos terceras partes.

Como nos enseñan en el primer curso de economía y como adecuadamente se registra en las cuentas nacionales, las contribuciones salariales son parte integrante de la remuneración de los asalariados. El aumento, por lo tanto va a recaer en los sufridos trabajadores que verán disminuidos sus menguados ingresos.

El aumento en la contribución al seguro social no tendrá como contraprestación ningún aumento en los beneficios pensionales. Simplemente, vienen a tapar unos huecos creados por un régimen pensional que fue aumentado generosamente en la administración Barco y a cubrir el mal manejo que se le ha dado a los administradores de los bonos de valor constante.

Los créditos baratos, las malas inversiones y las políticas generosas han ido acabando con los recursos del ISS. Más aún, el gobierno no ha hecho los aportes presupuestales para cubrir los huecos dejados por los errores en el manejo de estos fondos.

Al pensar que este aumento pueda seguir el mismo camino que el que han tomado las contribuciones anteriores, no puede uno menos que lamentar que el Congreso no hubiera aprobado la privatización del manejo de las pensiones. Muy distinto sería la actitud de los trabajadores hoy en día, si los recursos adicionales pudieran colocarse en la institución financiera de sus preferencias con la seguridad de que todo lo que se ahorra va a contribuir una vejez digna.

El camino fácil, tomado por el gobierno al aumentar las cotizaciones del Seguro Social antes que hacer los cambios y la privatización que el público esta demandando, nos ha desilusionado. Confiábamos en que tanto la directora del Seguro como el gobierno, tomarán las medidas difíciles de alta cirugía que requiere esta institución de Seguridad Social.