lunes, 27 de abril de 1992

In Memoriam

La desaparición prematura y absurda de Enrique Low Murtra lega a las nuevas generaciones el ejemplo de una vida dedicada a la búsqueda de la verdad, la defensa indeclinable de sus principios y el servicio desinteresado a sus compatriotas.

Esta semana se conmemora el primer aniversario de la desaparición del ilustre Abogado y economista Enrique Low Murtra. Su temprana desaparición nos lleno de tristeza a sus compañeros de generación.  La muerte de Enrique Low muestra que el cumplimiento del deber y la rectitud en Colombia no tienen siempre su justa recompensa. El abandono por parte del Estado a uno de sus hijos más preclaros fue un agravante en esta absurda tragedia.

El medio académico perdió uno de sus más distinguidos miembros. La ausencia de Enrique Low ha afectado a varias universidades colombianas. Las directivas y los estudiantes se acuerdan por estos días de alguien que trabajó durante mucho tiempo en la formación de las nuevas generaciones. Enrique Low fue profesor en las principales universidades colombianas. La última vez que vi  a Enrique Low fue en la Universidad Javeriana cuando salíamos de dictar clase del programa de postgrado en economía. 
  
En su actuación profesional en el campo de la economía Enrique Low se destacó por su interés en el tema de las finanzas públicas. Como muchos de los estudiantes que hicieron sus postgrados en Harvard Enrique se formó bajó la guía de Richard Musgrave. La influencia de Musgrave de puede apreciar en su enfoque del tratamiento de los temas fiscales. En su paso por la Dirección de Impuestos y por la Contraloría Distrital Enrique dejó una profunda huella y realizó una gestión que ha servido de ejemplo a sus sucesores.

Su entusiasmo por los temas fiscales era contagioso. Me acuerdo muy bien que en 1982 cuando se estaban divulgando los principales hallazgos del estudio del Banco Mundial sobre el desarrollo de Bogotá, le correspondió a Enrique la presentación del tema de las Finanzas Públicas Distritales. La presentación de Enrique logró interesar al auditorio por el entusiasmo con que realizó su tarea de divulgador de unos hallazgos que a simple vista parecían poco  atrayente.

En los últimos tres meses he tenido la oportunidad de conocer otros aspectos de la actividad profesional de Enrique Low. Las Directivas de la Universidad de la Salle me han dado la oportunidad de reemplazarlo como Decano de la Universidad de la Salle. Sus ideas sobre la manera de mejorar la docencia de la economía me han sido muy útiles en estos días. Al enfrentarme al reto del manejo de una facultad no puedo dejar de admirar el gran esfuerzo que le debió representar a Enrique Low poder combinar exitósamente sus labores académicas con las inmensas presiones del día.

Esta semana la Universidad en donde fue sacrificado va a rendirle un pequeño homenaje. El jueves estaremos unidos a su familia en la conmemoración de esta dolorosa efeméride. En ella estaremos acompañados por toda la comunidad académica.



Enrique Low no solo fue apreciado por las Universidades en las que se vinculó como Decano. Recientemente, la Universidad de los Andes ha lanzado el libro Cambios Estructurales y Crecimiento que presenta una visión de lo acontecido en Colombia en los últimos veinte años. Este libro fue dedicado con muy buen criterio a la memoria de Enrique Low Murtra. En el prólogo del libro el Decano de Economía de los Andes ha escrito unas palabras que resumen el sentimiento de los autores de tan importante libro. "Enrique low pertenece a una generación que desde temprana edad se comprometió con el estudio del desarrollo y la desigualdad social. A lo largo de su carrera profesional alternó con brillantez el servicio público y las tareas académicas. Fue ministro de Justicia, consejero de Estado, director del Sena, director de Impuestos Nacionales entre otros. Al mismo tiempo deja un número importante de trabajos en las áreas de desarrollo económico, finanzas públicas y derecho que por mucho tiempo serán materia obligada. Su desaparición prematura y absurda lega a las nuevas generaciones el ejemplo de una vida dedicada a la búsqueda de la verdad, la defensa indeclinable de sus principios y el servicio desinteresado a sus compatriotas". 

lunes, 13 de abril de 1992

Llegó la estanflación

Los teóricos comenzaron a plantearse explicaciones del fenómeno que les permitiera sugerir recomendaciones de política económica que aliviaran esta dolorosa situación de inflación con desempleo.

La primera crisis del petróleo de 1973 no sólo afectó la economía mundial, sino que también tuvo importantes impactos en la ciencia económica. Hasta esa fecha se pensaba que las altas tasas de inflación estaban asociadas con bajas tasas de desempleo. La ocurrencia simultánea de altas tasas de inflación y desempleo causadas a nivel mundial por la crisis del petróleo, puso a comentaristas y académicos a buscar explicaciones.

Los comentaristas decidieron que lo más importante era buscar un término que describiera el nuevo fenómeno. Para eso usaron la técnica utilizada por los criadores de caballos de pura sangre, de poner como nombre del potro una mezcla de los nombres del padre y de la madre. De esta manera, surgió el nombre de estanflación para describir la ocurrencia simultánea de un estancamiento y de la inflación.

Los teóricos comenzaron a plantearse explicaciones del fenómeno que les permitiera sugerir recomendaciones de política económica y, que aliviaran esta dolorosa situación de inflación con desempleo. Las naturaleza misma del fenómeno y las soluciones eran objeto de amplio debate. No existía un consenso sobre el tema. Por esa época, en los exámenes a los candidatos al Ph. D. de las mejores universidades americanas se incluyeron preguntas en las que se planteaba el fenómeno y se pedían soluciones a dicho problema.

Como fruto de ese análisis surgieron importantes reformulaciones de los principales modelos vigentes. Se entendió que era muy importante distinguir entre perturbaciones causadas por aumentos en la demanda y, las que ocurrían como consecuencia de los cambios en la oferta. Se concluyó que los resultados eran muy diferentes para los dos casos. Cuando la perturbación se debía a cambios en la demanda, como por ejemplo los que se daban por variaciones en la política, fiscal y monetaria, existía el famoso intercambio entre inflación y desempleo. Por el contrario, cuando la perturbación afectaba primordialmente el lado de la oferta como era el caso del "shock" petrolero, ocurría la estanflación. 

El descubrimiento de la medicina adecuada para manejar los fenómenos de la estanflación asociada con la primera crisis del petróleo llegó un poco tarde pues algunos de los pacientes tuvieron que padecer remedios que muchas veces resultaron peores que la enfermedad. Cuando ocurrió la segunda crisis del petróleo los países avanzados tenían más claras las posibles soluciones. Los que consideraban importante mantener un nivel de precios estables, por ejemplo Japón y Alemania, optaron por políticas monetarias y fiscales restrictivas. Por el contrario, algunos países decidieron acomodar la situación contrarrestando los efectos recesivos causados por los altos precios del petróleo, mediante una expansión de la demanda agregada.

Las experiencias del manejo de las crisis del petróleo son invaluables para poder tomar decisiones en estas épocas de racionamiento eléctrico. El racionamiento eléctrico es sin lugar a dudas un choque de oferta tan traumático, o más, que el causado por los jeques árabes en 1973 y 1979. Nuestras opciones de manejo económico están centradas en ver si continuamos con una política restrictiva que nos elimine las expectativas inflacionarias, o si por el contrario aceptamos el aumento de precios y lo validamos mediante políticas monetarias y fiscales estimulativas.

El racionamiento eléctrico entra entonces como un actor nuevo en las discusiones de política fiscal. El Ministro de Hacienda tiene que preguntarse si en estas circunstancias es necesario frenar la economía, o si más bien, se requiere un estímulo adicional que compense los autogoles que le metieron los encargados de la política energética de la Administración Barco y de la actual.


lunes, 6 de abril de 1992

Orden antes que impuestos

Infortunadamente, la superabundancia de elecciones y la asamblea constituyente, demoraron la solución y  la magnitud del ajuste fiscal contemplado resulta demasiado alta.


Ante el fracaso de las medidas tomadas en 1991 para controlar la inflación, el gobierno ha presentado a la consideración del Congreso un paquete tributario. La generación de un superávit fiscal aparece como la última alternativa para el control de la inflación dentro del modelo de apertura. La política fiscal surge entonces como una alternativa a las políticas monetarias y cambiarias ya ensayadas sin éxito.

Como se ha venido comentando en esta columna, la generación del superávit fiscal es la terapeútica recomendada por los libros de texto para estabilizar una economía con tasa de cambio fijas y con alta movilidad de capitales. Desafortunadamente, la superabundancia de elecciones y la asamblea constituyente, demoraron la solución y  la magnitud del ajuste fiscal contemplado resulta demasiado alta. Al igual que con el racionamiento, las demoras en la toma de decisiones han contribuido al deterioro de la situación y a una sobrerreacción que tiene a todos los colombianos al borde del colapso.

El aumento de los tributos para generar el superávit es un camino salpicado de peligros. El exceso de recursos en manos del Estado puede llevar a graves problemas. Cuando el mandatario de turno se encuentra con abundantes recursos, comienza a tener malos pensamientos sobre lo que puede hacer y se olvida de hacer un escrutinio riguroso a los gastos. Como muy bien lo ha descrito Parkinson, el gasto aumenta hasta igualar el monto de los tributos.

En Colombia la tendencia a aumentar los recaudos se ha visto incentivada con la peregrina idea de que a los gobernantes debe medírseles por las obras. Los malos alcaldes se concentran en las obras de concreto con la esperanza de que estos monumentos les hagan olvidar a sus electores los innumerables errores cometidos durante su gestión. El complejo de los faraones de inmortalizarse con obras materiales es uno de los principales pecados colombianos. En sana lógica el gobernante de turno no puede reclamar como un logro estas obras. Los verdaderos méritos se los debe llevar el sufrido contribuyente que vió disminuido su presupuesto para poder sufragarlas.

La eficiencia del gasto público debe ser un prerrequisito para un aumento en los impuestos. No suena muy lógico que se exijan más sacrificios al contribuyente ante situaciones tan aberrantes como la vivida en Bogotá. El Alcalde se gasta el dinero público en los famosos auxilios con el fin de que los Concejales le den vía expresa a sus intentos de pasar a la historia con obras tan inútiles como costosas.

Los elefantes blancos no son patrimonio exclusivo del Distrito Capital. Obras como el Metro de Medellín deberían avergonzar a toda Colombia. El sacrificio que nos piden ahora se hubiera podido evitar si se hubiera parado a tiempo este proyecto. Los colombianos vamos a tener que apretarnos el cinturón por una obra sin justificación alguna.

La ineficiencia de las Empresas Públicas y en especial las del sector eléctrico que nos tiene sumergidos en tinieblas a pesar de ser el mejor planeado nos muestra que hay amplio espacio para conseguir producir más con los mismos recursos. Los convenios de gestión pueden ser un instrumento para reducir las inefciencias existentes. Lástima que el gobierno no haya encontrado a alguien para la Presidencia de la FEN a quien se le ha asignado la importantísima función de mejorar la gestión de las empresas del sector Energético.

Si bien la eficiencia en los recaudos ha mejorado en los últimos tiempos, la evasión de impuestos y los contrabandos siguen siendo muy altos. Los municipios tienen todavía mucho campo para aumentar sus recaudos. Las transferencias del Gobierno Nacional han sido tan generosas que han permitido a muchos municipios continuar con una administración tributaria muy deficiente.

La experiencia de la infortunada reforma tributaria que el discutido Doctor Perry diseñó en el 75 mostró claramente que la evasión y la elusión dependen en buena parte de las tasas tributarias. El incremento en las tasas impositivas puede dar lugar a menores recaudos en la medida en que se aumenten la evasión y la elusión.