lunes, 26 de julio de 1993

Apertura y Competencia


Es posible observar algunos hechos que muestran que en realidad la apertura está logrando un mayor grado de competencia.
 
Cuando se discutió la conveniencia de la apertura económica se argumentó que uno de sus principales efectos sería un aumento de la competencia, lo que redundaría en beneficio de los consumidores. Al abrir nuestras fronteras los productores de bienes y servicios se verían enfrentados a un aumento de la competencia ante lo cual tendrían que reducir sus costos y en general prestar un mejor servicio a sus clientes.
 
Aunque no existen estudios detallados del efecto de la apertura sobre la competencia, es posible observar algunos hechos que muestran que en realidad la apertura está logrando un mayor grado de competencia. El caso más claro, tal vez es el del sector automotor. La alta concentración que caracterizaba este mercado antes de la apertura ha venido disminuyendo notoriamente. La participación de las tres ensambladoras colombianas se ha reducido  desde el momento mismo en que se abrieron las importaciones. Los segmentos alto y bajo del mercado automotor han experimentado probablemente los mayores cambios. Hoy en día existen varias opciones para los que están interesados en carros económicos y en los carros de lujo.
 
Contrario a lo que muchos pensaban esta mayor competencia no ha implicado una derrota para el productor colombiano. En efecto, las ensambladoras han tenido dos años realmente buenos. En este momento sus ventas están muy por encima de los niveles que tenían antes de iniciarse el proceso de apertura.
 
El sector financiero también se ha visto enfrentado a una mayor competencia. Los consumidores están recibiendo servicios cada vez mejores. Hoy en día es posible realizar gran parte de las transacciones sin tener que ir a la sucursal donde uno tiene su cuenta. La nueva tecnología le permite al usuario consultar su saldo desde su casa u oficina a cualquier hora del día o de la noche. Las transferencias entre las cuentas se pueden hacer por teléfono y hasta se puede solicitar que le lleven una chequera a la oficina o a la casa. La red de cajeros electrónicos se ha extendido por toda la ciudad. La posibilidad de retirar dinero a cualquier hora se facilita enormemente con este crecimiento de la red de distribución de servicios bancarios.
 
La apertura también ha contribuido a la competencia en el campo del periodismo económico. El deseo de prever el impacto de todo este revolcón institucional ha dado lugar a un crecimiento espectacular de las publicaciones económicas. Los periódicos han incrementado su cubrimiento de este importante campo y han surgido nuevas publicaciones especializadas. El número de columnistas y comentaristas en los temas económicos aumenta cada día.
 
La competencia en el campo de la información no solo se ha concentrado en el periodismo económico sino que también se está dando en el de las revistas. El cuasi monopolio de Semana se ha venido reduciendo con la aparición de otras opciones como Cambio 16, la nueva Cromos y otras menos conocidas.
 
Este crecimiento de la competencia si bien ha sido favorable para el consumidor está lejos de una situación ideal. Las principales industrias siguen siendo altamente concentradas y algunos productores públicos o privados continúan abusando de su poder monopólico. Las barreras a la entrada en los principales sectores siguen siendo altas. Las nuevas oportunidades en los sectores de avanzada se restringen artificialmente a los grupos económicos más poderosos. La apertura comercial y financiera requieren cada vez más de una verdadera apertura a la competencia.

lunes, 19 de julio de 1993

Contraflujo no paretiano

El método de ensayo y error, con un alto componente de error, debería terminar de inmediato.



El Alcalde Castro y su Secretario de Tránsito y Transportes Carlos Augusto Trujillo han emprendido una campaña para mejorar el tráfico vehicular en el Distrito. Con muy buena intención han venido probando la utilización de uno de los carriles de la calzada oriental de la carrera séptima para acomodar el tráfico que en las horas de la mañana se moviliza en dirección norte-sur. Como a mí y a muchos otros expertos en transporte nunca se nos hubiera ocurrido una medida tan audaz, decidí hacer una inspección de lo que estaba ocurriendo antes de escribir esta columna.


De mi visita llegue a la conclusión que los carriles en contraflujo como los que se han ensayado en la carrera séptima son una magnífica solución para un problema de carácter netamente temporal. Uno los ve en operación en los Estados Unidos cuando se están haciendo reparaciones en las autopistas. Para compensar la disminución de la capacidad en una calzada se hacen este tipo de operativos con conos, señales y policías que permiten separar temporalmente los flujos de vehículos que operan en dos sentidos sobre una misma calzada.


La utilización de una medida de este tipo en una ciudad cuando existen dos calzadas separadas no parece muy sensata. En efecto, es bien sabido que la capacidad de un carril único es mucho menor que el aumento de la capacidad de un carril adicional. Por tanto la capacidad que se agrega en dirección norte sur es muy inferior a la que se resta al tráfico en la dirección sur norte. Por tanto para mejorar a unos hay que causar un perjuicio mucho mayor a los que utilizan la vía en sentido contrario.


La economía del bienestar nos ha enseñado que un cambio en la política es deseable, sin lugar a dudas, cuando se puede mejorar a alguien sin perjudicar a otros. Esto que técnicamente se denomina como una mejora en el sentido de Pareto, obviamente no se cumple pues como ya se dijo la mejora a los que viven en el norte se logra perjudicando a los que viven en el sur. Cuando no se cumple esta condición de Pareto se debe buscar que por lo menos los beneficios del cambio en la política sean superiores a los costos, con la idea de que los que ganan puedan compensar a los que pierden. Como ya se dijo esta condición es difícil de lograrse en el caso que nos ocupa por cuanto la capacidad que se está agregando es muy inferior a la que se está quitando.


Cuando se consideran los efectos a nivel de sistema y no solo lo que ocurre en la carrera séptima se observa que los problemas causados por el contraflujo son bastante mayores. En efecto para evitar el colapso en el punto final del contraflujo, las autoridades han tenido que tomar una serie de medidas que están volviendo locos a los sufridos contribuyentes bogotanos. Con el fin de evitar el cruce a la izquierda de los vehículos que vienen por la séptima desde el sur y quieren tomar la Avenida Chile hacia el occidente, el Secretario de Transito sin consultar a nadie decidió obligar a los buses a hacer el giro a la izquierda en la calle 67. Además, cerró al tráfico vehicular la calle 71 entre la quinta y la séptima obligando a utilizar la calle 70 para seguir al occidente.


La consecuencia obvia de esta medida es que el número de afectados negativamente por la luminosa idea de nuestras autoridades aumentó considerablemente. Los conductores de vehículos tienen que hacer cambios en sus rutas y los propietarios de viviendas en esas zonas han sufrido una desvalorización de sus propiedades.


Pero si no fuera alto el número de perjudicados mencionados anteriormente, es necesario contar a los peatones que ahora tienen cada día una misión imposible en cruzar la carrera séptima y en especial en el estratégico cruce de la séptima con la 72. Los padres de familia no pueden dormir tranquilos desde el momento en que el Secretario de Transito desvío el tráfico de ejecutivos y busetas por una zona en la que a esa hora sus hijos están llegando a sus clases.


Este método de ensayo y error, con un alto componente de error, debe parar antes de que ocurran problemas que lamentar. El caos vehicular en una área tan importante será monumental cuando entren los colegios de calendarios B y C. Como todos sabemos cuando esto sucede, el flujo de buses por la séptima se incrementa de manera considerable, lo que va a llevar a un fracaso de grandes proporciones. Reconozcamos a tiempo los errores y pensemos en una solución definitiva para el transporte en Bogotá.

lunes, 12 de julio de 1993

¿Qué aprendimos en el seminario?



Lo importante es que el sector privado, el gobierno central, ECOPETROL y en especial los gobiernos locales operen bajo el sano principio de no gastar desenfrenadamente las entradas ocasionales.

El Departamento Nacional de Planeación y el Banco Mundial organizaron un interesante seminario sobre Cusiana y la economía colombiana en los años noventas. Durante los dos días que duró el seminario se hicieron interesantes presentaciones sobre un tema que ha venido preocupando a la opinión publica. Los organizadores lograron un éxito importante. Los conferencistas extranjeros nos trasmitieron sus experiencias en el manejo de las bonanzas y nos alertaron sobre de la posibilidad de contraer el mal holandés.

Aunque es muy difícil tratar de resumir lo que se discutió en estos días es necesario comenzar a sacar conclusiones sobre cómo se debe manejar la economía en el futuro y cuáles son los posibles dilemas de política económica que se deberán tener en cuenta en el futuro.

Una primera conclusión compartida por gran parte de los expositores es que las bonanzas en general pueden resultar benéficas para el país. Aquí vuelve a aplicarse el famoso dicho de Pambelé: "Es mejor ser rico que ser pobre". Esto no quiere decir que los ricos son más felices que los pobres ni que todo el mundo que se haya sacado una lotería haya sabido aprovecharla. 

En el seminario se presentaron casos de buenos y malos manejos de una bonanza y se analizaron cuáles fueron las políticas aplicadas tanto en los casos exitosos de manejo económico como en el caso en que las economías terminaron en peores condiciones de las que tenían al comienzo de la bonanza. La conclusión básica es que para tener éxito hay que tener un buen manejo macroeconómico y además tomar medidas microeconómicas acertadas. Hacer las cosas bien, indudablemente, tiene su premio.
 
Entre lo que hay que hacer bien es tratar de no gastarse toda la plata de una vez y más bien vivir de las rentas. Esto es ni más ni menos lo que comentamos en la anterior columna y en la que hicimos mención a los modelos de Friedman y de Modigliani. Lo importante es que el sector privado, el gobierno central, ECOPETROL y en especial los gobiernos locales operen bajo este sano principio de no gastar desenfrenadamente las entradas ocasionales.

También es muy importante dejar parte de estos ahorros afuera. Por tanto, los sectores público y privado deben mirar al extranjero como el sitio en donde hacer sus inversiones financieras. Una buena manera de hacer esto para el gobierno nacional es pagar anticipadamente la deuda externa con lo cual no solo contribuye a la estabilidad monetaria y cambiaria sino que también ayuda en parte a la solución del déficit fiscal al reducir el servicio de la deuda. 

El sector privado debe buscar opciones en el exterior. Por tanto debe acelerar el interesante proceso de inversión colombiana en el exterior. En los noventas Colombia puede convertirse en el Japón de Suramérica ya no por la importancia de sus exportaciones sino ahora por la importancia de sus inversiones en el extranjero. Esta estrategia serviría no solo para aliviar la presión monetaria sino también para contrarrestar los efectos negativos de una posible revaluación del peso en las actividades ligadas al comercio exterior.

En el Seminario se intentó presentar una visión cuantitativa del efecto de Cusiana en la economía. En mi opinión, esto fue lo menos bueno del seminario. Los modelos escogidos por los ilustres conferencistas dejaron mucho que desear y las conclusiones no son muy sólidas. Lo que parece claro es que el impacto de Cusiana no es muy grande. El crecimiento de la economía colombiana con Cusiana va seguir siendo inferior al cinco por ciento, cifra muy por debajo de la lograda en épocas de buen manejo económico. La bonanza de los noventas no nos va a sacar de pobres ni nos va a convertir en un país desarrollado. Tenemos que seguir manejando bien la economía y encontrar la manera de volver a crecer.

martes, 6 de julio de 1993

Recordemos a Modigliani y a Friedman

La creación de un fondo de estabilización no deja de tener serios problemas.

En esta semana se llevará a cabo un importante seminario patrocinado por el Departamento Nacional de Planeación con el fin de analizar las posibles opciones para un manejo adecuado de los recursos provenientes de Cusiana. Indudablemente, la comunidad académica debe agradecer a los organizadores del seminario por brindarnos la oportunidad de oir importantes planteamientos sobre un tema de vital interés para todo el país.

Una de las propuestas que se ha venido debatiendo con mayor frecuencia y que indudablemente será motivo de discusión esta semana es la creación de un fondo de estabilización petrolera para lograr que los ingresos de Cusiana no se utilicen de manera inmediata sino que más bien se mantengan para utilizarlos posteriormente. Esta propuesta es una interpretación moderna de los sueños del faraón. Como todos sabemos, José le recomendó al faraón que guardará en sus graneros las cosechas de los años de las vacas gordas para utilizarlos en la época de las vacas flacas. Nuestros consejeros no solo apelan al buen éxito obtenido por el gobernante egipcio sino que también mencionan el éxito alcanzado en Colombia en la estabilización de los ingresos originados en la bonanza cafetera.

La creación de un fondo de estabilización no deja de tener serios problemas. Como se puede apreciar con lo sucedido con el Fondo Nacional del Café, el ahorro del Fondo de estabilización no solo desplaza parte de ahorro que harían los particulares sino que introduce una serie de incentivos que atentan contra la esencia misma del Fondo de estabilización. En efecto, en la época de vacas gordas el Fondo tiende a hacer gastos, a veces, innecesarios como patrocinar ciclistas y abrir lujosas oficinas en el exterior. La disciplina del gasto se pierde en buena parte por el acuerdo implícito de que en las épocas de vacas flacas y dada la importancia de la actividad productiva, el Estado no la va a dejar abandonada y que finalmente papá gobierno cubrirá la baja en los ingresos de los productores.

Adicionalmente, cuando se analiza con mayor profundidad la racionalidad de crear un fondo de estabilización siempre se encuentra que ésta se basa en el argumento que los consumidores son miopes y que no tienen en cuenta que es necesario ahorrar para la época de las vacas flacas. Para los proponentes de los Fondos de Estabilización el consumidor se comporta como lo describe Keynes en su teoría general mirando únicamente sus ingresos corrientes y gastando como nuevo rico en las bonanzas y como un fakir en las época de crisis. Las investigaciones de los Profesores Friedman y Modigliani sobre el ingreso permanente y el consumo a través del Ciclo Vital que les sirvieron para ganar el premio Nobel de Economía son ignorados totalmente por estos distinguidos economistas.


Las propuestas de Fondos de Estabilización que resultaban bastante atractivas en épocas de los faraones cuando no existía un sistema financiero bastante desarrollado, cada vez tiene menos importancia en Colombia. La posibilidad de utilizar el sistema financiero para precisamente consumir menos y ahorrar más en las épocas de bonanza para tener más recursos en la época de crisis es una realidad que no se puede ignorar. El sistema financiero mundial puede ofrecer mejores posibilidades de retorno que las que normalmente brindan los administradores de estos Fondos de Estabilización que no se distinguen por el acierto en la escogencia de las mejores inversiones.