Ante
la inminencia del cambio es necesario entrar a analizar las implicaciones que
este tendría en la economía colombiana
Lo
sucedido en la semana anterior no puede dejar dudas sobre la permanencia de
Ernesto Samper en la Presidencia de la República. El retiro del Presidente es
un hecho incontrovertible y lo único sobre lo que hay discrepancias es sobre la
fecha y la forma.
Las
publicaciones especializadas en el tema económico como el Financial Times y The
Economist están dando por descontado la salida del Presidente Samper y su
eventual reemplazo por el Vice-presidente, Humberto de la Calle actual
embajador de Madrid. Ante la inminencia del cambio es necesario entrar a
analizar las implicaciones que éstas tendría en la economía colombiana.
Lo
primero que se debe decir sobre las perspectivas futuras de la política
económica es que de ninguna manera la renuncia del Presidente va a llevar a
cambios radicales.
El
programa de gobierno está incorporado en el actual Plan de Desarrollo por medio
de una Ley y es por lo tanto de obligatorio cumplimiento. La continuidad de los
programas de gobierno está respaldada no sólo por un ordenamiento legal sino
por la tradición colombiana de mantener una política económica relativamente
estable. Los últimos gobiernos han mantenido esta línea general, pues hasta el
Presidente Samper continuó con el esquema aperturista de los dos últimos
gobiernos. Aquí es bueno destacar que el gobierno desatendió los cantos de sirena
de los cepalinos que le pedían aumentar los aranceles como una fuente posible
de ingresos cuando se discutió la reforma tributaria.
La
nueva administración debe reconocer que los samperistas a pesar de estar tan
desacreditados en este momento van a conservar la capacidad de obstaculizar al
gobierno próximo en el momento en que la nueva administración se aleje del
programa de gobierno pregonado por el Presidente Samper y el Comandante Serpa.
Lo que menos podemos querer es que en los próximos años se agudicen los
enfrentamientos entre ricos y pobres y se vuelve a la retórica de la lucha de
clases que está surgiendo en estos días finales del gobierno Samper.
La
continuidad de políticas económicas no puede llegar hasta el extremo de no
enmendar los errores de la actual administración. El manejo de la crisis por
parte del Grupo Santodomingo ha mostrado la gravedad de operar bajo la
premisa de lo que es bueno para el grupo
es bueno para el País. Los esfuerzos
hechos por los medios de comunicación del Grupo para mantener en el poder al
candidato en el cual habían hecho cuantiosas inversiones ha sido un espectáculo muy triste que invita a serias
reflexiones. Las normas vigentes sobre imparcialidad de los medios de comunicación
que gozan de una concesión del Estado deben cumplirse para evitar que se abuse
de una posición dominante en el mercado de las comunicaciones para lograr
ventajas en otros campos. El abuso de la posición dominante debe castigarse con
severidad no solo para garantizar una sana competencia económica sino también
para lograr una verdadera democracia.
El
próximo gobierno debe buscar una eficiencia en el gasto social. El gobierno
Samper estuvo muy preocupado por aumentar el nivel de gasto sin preocuparse
antes por mejorar la eficiencia y eficacia de las instituciones del sector
social.. No es posible permitir que los aumentos importantes que se han hecho
en el gasto social se conviertan simplemente en más eficiente el gasto público.
Debe lograr un concenso nacional para que los sectores sociales se manejen
eficientemente.
En
el campo macroeconómico, el próximo gobierno no sólo debe hacer unos ajustes en
la política, sino que debe recobrar la confianza del sector privado. Debe
abandonar la suficiencia del actual gobierno que hasta el último momento se
niega a reconocer la existencia de serios desequilibrios y debe mantener unas
mejores relaciones con el Banco de la República. El país necesita unas nuevas
caras en el equipo económico que le inspiren más confianza y al cual se le
pueda volver a creer.
Aunque
para algunos puede ser prematuro hablar de nombres tarde o temprano entrará a
funcionar el sonajero. Sin lugar a dudas en el eventual gobierno de De la Calle
van a estar algunos de sus más allegados nombres como Alberto Calderón, Jorge
Acevedo y hasta Ernesto Rojas Morales se mencionarán en el futuro pues
participaron en su equipo de campaña por la candidatura del partido liberal a
la Presidencia de la República. Sin lugar a dudas se mencionarán nombres de
ilustres galanistas como Gabriel Rosas, de gaviristas como Armando Montenegro y
de dirigentes gremiales como Javier Fernández. Aunque se puede prever que
surjan nombres como el de Jaime García Parra, Roberto Junguito y Jorge Ospina y
que por lo tanto mantengan una posición un poco distante. El próximo gobierno
tiene que lograr una reconciliación entre el país nacional y el gobierno. Por
tanto debe hacer esfuerzos importantes para atraer a los mejores candidatos y
lograr un verdadero apoyo nacional.