El desarrollo
hidroeléctrico tiene que hacerse con mucho cuidado tratando de mantener un
equilibrio entre la capacidad instalada o potencia y la generación de energía.
El utilizar el criterio
del menor costo por kilovatio instalado para la planeación del sector fue uno
de los más grave errores cometidos en el pasado. Como se pudo demostrar con
claridad el año pasado, el tener una capacidad instalada no aseguró un
suministro energético confiable. La capacidad instalada sin agua fue doblemente
perjudicial. El consumidor no pudo satisfacer su necesidad de energía y el
productor tuvo que correr con los costos financieros de este exceso de
capacidad.
La utilización de este
concepto equivocado ha llevado a inversiones de muy baja rentabilidad. El caso
de la Hidroeléctrica de Mesitas es muy ilustrativo. La EEB emprendió la
construcción de una segunda cadena con el argumento de que era una buena
inversión pues era la inversión con el menor costo por kilovatio instalado. La
capacidad de generación que utiliza las aguas del Río Bogotá se duplicó a un
costo de más de 400 millones de dólares, que por kilovatio instalado resultó
relativamente baja. Sin embargo, la generación de energía no se incrementó en
la misma proporción. La contribución del Proyecto de Mesitas resultó siendo
marginal y la rentabilidad de la Empresa en lugar de mejorar empeoró
considerablemente. Al entrar Mesitas la EEB redujo a la mitad su rentabilidad sobre
activos, pues con el doble de activos obtuvo ganancias muy similares a las que
había venido obteniendo antes de la puesta en marcha del Proyecto Mesitas.
No cabe duda de que no
se puede continuar utilizando la falacia de un kilovatio instalado muy barato
para impulsar un proyecto determinado. Lo que realmente importa es hacer
inversiones que nos garanticen un suministro confiable de energía a un costo
mínimo. Las inversiones de capacidad deben hacerse cuando se justifiquen porque
van a permitir generar más energía. El ampliar la capacidad de generación en
los embalses existentes que han demostrado ser insuficientes para la capacidad
instalada actual debe mirarse con mucho detenimiento.
El desarrollo
hidroeléctrico tiene que hacerse con mucho cuidado tratando de mantener un
equilibrio entre la capacidad instalada o potencia y la generación de energía.
El no hacerlo va a llevar a malas inversiones y va a generar un círculo vicioso
de inversiones. Inversiones malas como Mesitas mejoran la rentabilidad de un
proyecto como el de Sumapaz pues los beneficios de traer agua a Bogotá se
incrementan pues hay exceso de capacidad instalada en la cadena del Río Bogotá
que permite ahora producir energía barata. Inversiones que cuando se miran en
su conjunto no son atractivas se hacen apelando al celebre ya que. Ya que
tenemos exceso de capacidad traigamos más agua para producir energía.
Todos estos comentarios
se hacen para poner de presente que la discusión que se ha venido dando sobre
el desarrollo adicional del Guavio está un poco fuera de foco. No importa mucho
el costo de los kilovatios adicionales como un criterio para tomar la decisión.
Lo que importa es comparar el beneficio marginal en términos de energía con el
costo marginal de construir la capacidad instalada. Antes de pensar en ampliar
la Hidroeléctrica del Guavio, la EEB debería convencernos de que el agua
utilizable que tiene el embalse es suficiente para operar el proyecto actual a
plena capacidad antes de ponerse a pensar en ampliar la potencia instalada.
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