lunes, 15 de junio de 1992

Y eso : no le vale nada

Los problemas del sector energético se originan en una política de precios equivocada, y en la cual los técnicos del sector no tienen ninguna culpabilidad. Es muy grave que un insumo tan importante no tenga precio.

Los informes de las comisiones encargadas de averiguar por los culpables del apagón han inculpado primordialmente a los técnicos de las Empresas del Sector Eléctrico. El Niño y el Chino Perry a quienes los medios de comunicación habían señalado inicialmente como los principales responsables, al final milagrosamente salieron exonerados de toda culpa. Indudablemente, estarán muy agradecidos con el Doctor José Fernando Isaza y los otros miembros de las comisiones por los "favores recibidos".

En mi opinión, es bastante injusto concentrar la culpabilidad en técnicos como Héctor Hernández y Uriel Salazar, quienes tienen una trayectoria destacada dentro del sector. Mientras estuve en la Junta Directiva de ISA puede apreciar la calidad técnica y humana de ellos y de otros funcionarios suspendidos. ISA y el sector van a sentir la salida de estos expertos.

Como lo he venido sosteniendo en columnas anteriores, buena parte de los problemas del sector energético se originan en una política de precios equivocada, y en la cual los técnicos del sector no tienen ninguna culpabilidad. Es muy grave que un insumo tan importante no tenga precio. Al considerar que el agua no vale nada, es apenas natural que las hidroeléctricas siempre le ganen en las evaluaciones a las plantas térmicas. Por el contrario, si el agua tiene un alto valor el orden de prioridades se invierte y como en Europa y Estados Unidos las plantas térmicas ganan todas las evaluaciones.

El precio del agua es importante no sólo para las decisiones del plan de expansión, sino que también es de primordial importancia para las decisiones operativas. Cuando el agua es escasa y su precio es muy alto las empresas prefieren generar en las térmicas preservando el agua para generar en las hidroeléctricas únicamente en los períodos picos cuando pueden vender la energía a un precio más alto. Esto es realmente lo que sucede en Europa, donde la energía hidroeléctrica se utiliza únicamente en los períodos picos y en el resto del día se usa la energía generada en las plantas térmicas.

Las diferencias observadas entre Colombia y Europa en la operación y planeación del sector eléctrico se deben, entonces a diferentes precios del agua. En Colombia, donde el agua es aparentemente abundante y por lo tanto no vale nada, se recarga la generación en las plantas hidroeléctricas. En Europa donde el agua tiene un alto valor, la generación se centra en las térmicas.

El considerar que en Colombia el agua no vale nada probablemente se ha debido a lo percibido en las épocas de lluvia. Debido a la intensidad de las lluvias y al poco control de los ríos, no es de extrañar que en un momento dado tengamos una superabundancia del preciado líquido. Sin embargo, no podemos olvidar que en otras ocasiones, debido a la baja capacidad de los embalses existentes el agua se convierte en un elemento muy escaso. Por tanto, el valor del agua en Colombia debe variar de acuerdo con la estación. En la época de lluvias su precio es muy bajo, mientras que en la época de sequía su precio sube más que el de la canasta familiar.

La energía hidráulica tiene que ser entonces más cara en las épocas de sequía que en las épocas de lluvias. Los consumidores ahorrarán energía cuando sea cara y las empresas tratarán de conservar el agua para generar en el verano, pues de esta manera obtendrán unas mayores ganancias.  En conclusión, si los precios son los correctos las decisiones de las empresas serán las adecuadas, sin tener que depender de los resultados de un modelo en que el costo de racionamiento se fija arbitrariamente.

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