Los gremios que trataron de moderar el apretón tributario están siendo
puestos en la picota pública por no querer aceptar la realidad de unas tasas de
interés bajas y liquidar las inversiones hechas en épocas de alta rentabilidad.
En la semana anterior se vivió un drama digno de llevarse a la
televisión. El sistema financiero tuvo un enfrentamiento con las autoridades
económicas debido a la falta de liquidez causada por el apretón monetario
originado en la suscripción de los famosos rudy-bonos creados en la última
reforma tributaria.
El sector financiero por intermedio de los dirigentes gremiales se
quejó de la falta de apoyo por parte del gobierno, considerando que la ayuda
dada por la Tesorería General de la Nación resultaba insuficiente para
satisfacer sus necesidades. El gobierno, a su turno, argumentó que el problema
se debía a una sobreinversión en papeles de alta rentabilidad que los banqueros
no estaban dispuestos a liquidar en estos momentos para no afectar sus
balances.
En medio de este forcejeo entre el Ministro de Hacienda y los voceros
del sector financiero la superintendencia bancaria hizo el anuncio de que en el
primer semestre del año el sector financiero había ganado 160 mil millones de
pesos con un incremento de 63 por ciento con respecto al primer semestre del
año anterior.
Sin lugar a dudas, el nuevo episodio del melodrama entre el sector
financiero y las autoridades monetarias es una consecuencia de lo ocurrido en
el capítulo anterior, en el que las autoridades monetarias habían intervenido
las tasas de interés limitándolas al módico 35 por ciento anual. Si los
intermediarios financieros no tuvieran limitaciones en el valor que pueden
cobrar a sus clientes, en este momento habrían acudido al conocido expediente
de ajustar el costo de los préstamos, y los que se estarían quejando ahora
serían los industriales y comerciantes por el incremento en el costo del
dinero.
El Ministro de Hacienda, que en la reforma tributaria tuvo que asumir
el papel de malo, en esta ocasión está representando el de defensor de los
pobres. Los gremios que trataron de moderar el apretón tributario están siendo
puestos en la picota pública por no querer aceptar la realidad de unas tasas de
interés bajas y liquidar las inversiones hechas en épocas de alta rentabilidad.
El público se siente perplejo de este extraño cambio en los papeles.
Uno no entiende que los defensores del mercado que critican la intervención del
gobierno en la fijación de las tasas de interés, estén ahora tratando de
ejercer presión para que no operen las fuerzas del mercado. Este comportamiento
asimétrico no es una exclusividad del sector financiero. Otros gremios
poderosos como el cafetero han sostenido que la bonanza es de los cafeteros
mientras que la crisis de los precios es de toda Colombia.
Sorprende además en esta crisis la falta de previsión. Nadie habló de
la posibilidad que la reforma tributaria tuviera tan grave efecto en la
liquidez de la economía. Hasta hace muy poco la queja generalizada era la
abundancia de liquidez en la economía y las bajas tasas de interés. De un
momento para otro la situación cambia radicalmente. Se vuelve a hablar de las
altas tasas de interés y del estrangulamiento monetario.
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