martes, 17 de agosto de 1993

Cuatro años analizando la economía

La experiencia de cumplir durante doscientas semanas con los lectores ha sido muy gratificante.

En estos últimos cuatro años he dedicado buena parte de mi tiempo libre a la dura brega de escribir una columna semanal. En el afán de presentar un producto diferente y con mayor variedad que el ofrecido por otros colegas, he tenido que mantenerme al tanto de los eventos nacionales e internacionales. La experiencia de cumplir durante doscientas semanas con los lectores ha sido muy gratificante. A mis lectores les quiero agradecer su fidelidad y lealtad durante todo este tiempo.

Al revisar recientemente lo escrito durante estos últimos cuatro años me he podido dar cuenta que muchas de mis propuestas se han venido poniendo en práctica y que mis artículos han sido relativamente benévolos con el equipo económico actual. El apoyo a las reformas emprendidas no me ha impedido en su momento criticar algunas medidas del equipo económico.

En esta ocasión propicia para mirar por el espejo retrovisor, considero conveniente reiterar algunas críticas con el ánimo de contribuir a una discusión de posibles rectificaciones en la política económica.

A través de estos tres años del gobierno de Gaviria he insistido en la importancia de mantener una tasa de cambio real alta. Siempre he criticado el que el gobierno hubiera utilizado la tasa de cambio como un instrumento de estabilización en lugar de un elemento vital para poner en funcionamiento un nuevo modelo de desarrollo. En mi opinión el gobierno tiene que lograr una devaluación de la tasa real de cambio lo antes posible. La tasa real de cambio no está en un nivel de equilibrio congruente con la política de apertura. Más aún, la revaluación de la tasa de cambio real se ha dado como consecuencia de políticas equivocadas del Gobierno que en buena hora se han reversado. El primer error fue no tener en cuenta el peligro de hacer una reforma cambiaria cuando la apertura comercial no estaba todavía consolidada. En noviembre de 1990, cuando comenté la ponencia del Profesor Edwards en el Simposio del Mercado de Capitales de Cali advertí a mis lectores que este problema podría ser serio y que los simpatizantes de la apertura deberíamos tener muy presentes los comentarios de tan ilustre visitante.

El segundo error del gobierno fue utilizar la política monetaria como el principal instrumento de estabilización. La masiva entrada de capitales que originó dicha medida contribuyó de manera especial a una revaluación del peso. La pelea entre el Ministro de Hacienda y el Ministro de Desarrollo por la velocidad de la apertura generó unas expectativas de revaluación que fueron validadas por el mismo gobierno cuando utilizó los certificados de cambio como un instrumento adicional de control monetario. 

El gobierno no ha podido generar el superávit fiscal necesario para poder mantener la tasa de cambio en el nivel que la recibió. Las reformas constitucionales han generado presiones de gasto muy superior a los ingresos generados por las abundantes reformas tributarias. La venta de las Empresas Públicas que le hubiera generado un importante superávit se detuvo prácticamente por el mal manejo dado al paro de TELECOM. La eliminación de los subsidios en los precios oficiales se ha venido posponiendo por consideraciones políticas. Como lo he comentado muchas veces el precio interno del café sigue siendo muy alto y el precio de la gasolina y el de la electricidad para el sector residencial sigue siendo muy bajo. A pesar de esta ayuda permanente los cafeteros y las empresas del sector eléctrico siguen en situación crítica. La sobreproducción cafetera y el sobreconsumo de energía eléctrica por parte de los usuarios residenciales no han podido arreglarse en estos años.


Y ya para terminar, quiero aprovechar esta columna para agradecerle la colaboración de Elisa Pastrana y su equipo que siempre han colaborado para que esta columna salga los lunes y cuando hay puente los martes Emiliani.

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