lunes, 20 de septiembre de 1993

¿Gana o pierde el trabajador colombiano con la apertura?

La teoría económica muestra que un efecto positivo en el largo plazo viene acompañado de efectos negativos en el corto plazo.

La gran mayoría de los columnistas ha encontrado favorable el efecto de la política de apertura económica en el consumidor. Las festividades navideñas del año pasado nos permitieron disfrutar de variados manjares y licores a precios más accesibles. Los árboles de navidad se vieron engalanados por los últimos juguetes, los más sofisticados aparatos electrónicos. El sueño de poseer un carro Japonés de la calidad de los Hondas y Toyotas se ha podido hacer realidad para muchos colombianos.

Por el contrario, el efecto de la apertura económica sobre la actividad productiva ha sido objeto de grandes controversias. Para algunos productores la entrada de materias primas a menores precios y con trámites expeditos ha representado la oportunidad de mejorar su rentabilidad y ampliar su producción. Las ensambladoras colombianas, a pesar de pronósticos adversos, han obtenido resultados excelentes en el último año. Otras ramas industriales y algunos productores agrícolas, por el contrario se ven enfrentados a serios problemas causados por la competencia externa.

El impacto en el trabajador colombiano no ha sido muy estudiado. La evidencia existente muestra que el desempleo se ha mantenido en niveles parecidos a los imperantes antes de iniciar el proceso de apertura y que los salarios reales no han cambiado sustancialmente.

Dada la importancia del tema y la escasa información existente sobre la coyuntura laboral es necesario complementar la información cuantitativa con un análisis teórico del posible impacto que pueda tener la apertura en los trabajadores colombianos. Para ello es necesario distinguir el efecto que pueda haber en el largo plazo del que ocurra en el corto plazo.

La teoría económica nos enseña que en el largo plazo el efecto tiene que ser positivo. Uno de los hallazgos teóricos más importantes en el campo del comercio internacional es el llamado teorema de Samuelson o de igualdad de los retornos a los factores de producción. Este teorema nos dice, que bajo ciertas condiciones, el salario de los socios comerciales tiende a equilibrarse en la medida en que haya libertad de comercio. La movilidad de los bienes y servicios es, entonces, una alternativa a la movilidad de los factores en el proceso de lograr un equilibrio al retorno del capital y el trabajo.

En la medida en que se cumplan las condiciones del teorema mencionado, los salarios de los países más avanzados tenderán a desacelerarse y los salarios de los países menos avanzados tenderán a crecer más rápido. Los eventos recientes en el frente laboral a nivel mundial no podían estar más de acuerdo con el teorema enunciado. Los trabajadores de los países en desarrollo que han abierto su comercio están gozando de un incremento en sus salarios mientras que los trabajadores de los países avanzados se ven enfrentados a bajos crecimientos de sus salarios.


Infortunadamente, el efecto de la apertura económica en el corto plazo tiende a ser diferente. Para que la apertura económica sea viable se requiere de una devaluación real del peso. La devaluación real del peso, casi por definición, es equivalente a un deterioro de los salarios medidos en dólares. Esto quiere decir que para poder gozar de los beneficios de largo plazo los trabajadores colombianos tenemos que aceptar un período de transición en que el poder adquisitivo de nuestros salarios medido en dólares se reduzca. El gobierno no puede abandonar a los trabajadores de bajos ingresos en este período de transición sino que debe tender una red de asistencia social que proteja a los trabajadores de menores ingresos.

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