Los trabajadores, los usuarios, la Universidad Distrital y la Secretaria
de Tránsito y Transportes pueden ser los verdaderos dueños de la ETB.
La propuesta del Alcalde Mockus de vender la Empresa de
Telecomunicaciones de Bogotá para salvar a la Empresa de Energía de Bogotá ha
sido otra de las víctimas del llamado proceso ocho mil. Por estar preocupándose por la posible renuncia
del Presidente Samper los medios de comunicación no le han dado toda la
discusión que se merece tan importante tema.
Para volver a poner sobre el tapete el tema de la venta de la ETB quiero
hacer a continuación un par de reflexiones.
En primer lugar, es importante pensar si es viable desde el punto de
vista practico la venta de la ETB. Como
lo he manifestado en ocasiones anteriores no es muy claro que el verdadero
dueño de la Empresa es el gobierno bogotano. El Alcalde por lo general no
interviene en el manejo de la Empresa sino que más bien nombra a un Gerente en
quien se delegan todas las responsabilidades.
Los Gerentes en muchas ocasiones no responden a la ciudadanía misma sino
que buscan adelantar sus propios planes.
No hace mucho, Antonio Galán Sarmiento, Gerente de la ETB salió en
hombros de los trabajadores después de haber firmado una convención colectiva
en la que se les mejoraban considerablemente las ya jugosas prestaciones
sociales. De hecho, para muchos los
verdaderos dueños de la ETB han sido los trabajadores de la Empresa quienes han
logrado remuneraciones muy atractivas.
Los usuarios de la ETB han destinado una parte de sus ahorros para
adquirir su línea telefónica y se convierten de hecho en dueños de una del
millón y medio de acciones de la ETB. El
problema legal de cómo indemnizar a los usuarios puede convertirse en un obstáculo formidable
para cualquier venta futura de la Empresa y debería ser afrontado a la mayor
brevedad posible. además de los
trabajadores y de los usuarios, la Universidad Distrital y la Secretaria de
Tránsito y Transportes pueden alegar su condición de propietarios. Gracias a la generosidad de administraciones
anteriores que han considerado a la ETB como la tía rica del Distrito las dos
instituciones anteriores reciben transferencias que les permite sufragar parte
de sus gastos.
En sana lógica el Distrito antes de pensar vender la ETB debe comenzar a
pensar lo que tiene que hacer para ser su verdadero dueño. La Administración tiene que considerar que
las Empresas del Distrito son su mayor patrimonio y que un buen manejo de ellas
puede ayudar a disminuir la presión tributaria que tiene agobiados a los
bogotanos que tienen los impuestos de Nueva York y el nivel de vida de
Somondoco.
En segundo lugar, la decisión de vender debe tomarse con base en una
verdadera estrategia de manejo de activos. Tal como se enseña en los seminarios de planeación estratégica cuando un
conglomerado quiere analizar su portafolio de negocios, debe clasificar los negocios
mediante una matriz en la que se tienen en cuenta por una parte la
participación del negocio en el mercado y por otro la tasa de crecimiento del
mercado. A partir de esta matriz y
siguiendo una lógica elemental debe mantenerse en los negocios en los que tenga
una alta participación el mercado tratando de ordeñar los negocios maduros y
aprovechando la oportunidad de crecimiento de los negocios con buenas
perspectivas. Según esta metodología
desarrollada por el Grupo Consultor de Boston los negocios que se deben
abandonar son los de baja participación y lento crecimiento en donde las nuevas
inversiones no van a tener mucho futuro.
Si el Alcalde hubiera hecho este ejercicio matricial sus conclusiones
hubieran sido muy distintas. Sin
realizar mucho esfuerzo y aún siendo muy pesimistas sobre el futuro de
las telecomunicaciones el negocio de la ETB debe ser considerado como una
estrella. La ETB, por lo menos hasta el
momento, tiene una elevadísima participación el mercado de las
telecomunicaciones en la capital y su crecimiento esperado es alto. Por tanto desde el punto de vista estratégico
lo aconsejable seria conservarla.
Si uno quisiera actividades de las cuales seria conveniente salirse
debería buscar aquellos de muy baja participación con baja rentabilidad y con
poco porvenir. Entre estos, sin lugar a dudas el primer candidato es la
Universidad Distrital. La participación
de esta universidad es mínima, su organización es tan caótica que no ha podido
comenzar clases y sus costos son tan elevados que por el mismo dinero se
podrían otorgar becas en las mejores universidades colombianas a un número
mayor de estudiantes.
Las reflexiones anteriores nos llevarían a concluir que antes de vender
la ETB el Distrito tiene que comprárselas a sus dueños de facto y además que si
de salirse de algo se trata la recomendación lógica es la de salirse de los
huesos como la Universidad Distrital en la que cada año gastamos plata buena
para tratar de salvar una plata mala que se ha invertido en el pasado.
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