La concordancia entre las proyecciones y la realidad
es una buena noticia no solo para el D E sino también para los estudiosos del
campo demográfico.
Hoy tendrá lugar un
importante foro sobre la población de Bogotá organizado por el D E y la Cámara
de Comercio de Bogotá. El objetivo del
foro es discutir los resultados revisados del último Censo de población y
vivienda recientemente publicado por el Dane. A nadie escapa la importancia del
tema pues no solo las transferencias del Distrito dependen de los resultados
del Censo sino que además la planeación de los servicios públicos y sociales
requiere de estimativos confiables de la población futura.
El rápido crecimiento de
Bogotá de hace cuarenta años dejó en la ciudadanía la impresión de que este
crecimiento iba a llevamos a convertimos en una megalópolis similar a Ciudad de
México. Sin verificar la verosimilitud
de las cifras se comenzó a hablar de una ciudad abrumada por las olas
migratorias. Sin saber de donde salió
esta cifra, se comenzó a decir que anualmente llegaban doscientos mil nuevos
migrantes a Bogotá. Este enunciado de tanto
repetirlo se convirtió en una de las verdades incontrovertibles que todo
político repetía cuando quería resaltar las dificultades de manejo de la
ciudad.
Desmontar los mitos sobre
la población de Bogotá ha sido una tarea difícil emprendida por algunos
investigadores que han tratado de analizar con cabeza fría los resultados de
los censos. Lograr convencer a los dirigentes
de Bogotá que su ciudad contaba con apenas 3 millones seiscientos mil
habitantes en 1978 fue una de las más arduas faenas de un equipo de destacados
investigadores del Banco Mundial.
La discusión sobre la
población de Bogotá en la Cámara de Comercio de Bogotá debe resultar muy
interesante pues en el debate se van a oír todo tipo de opiniones muchas de
ellas basadas en evidencia circunstancial.
Los interesados en convencemos de la explosión urbana no van a aceptar
las cifras ajustadas del D E. Los casi cinco millones y medio de habitantes
calculados por el D E para la fecha censal serán objeto de severas criticas por
los que no se han podido librar del dogma de los doscientos mil migrantes
anuales.
Por otra parte, los
estudiosos del tema van a aportar sus luces para tratar de mostrar que los
datos del DANE son confiables. además de
destacar el esmero del Dane para hacer una meticulosa labor de revisión del
Censo, anotarán que las cifras son con entes con sus pronósticos y con las
tendencias demográficas observadas en la capital del país. En efecto la mayoría de los pronósticos
hechos por conocedores del tema están muy cerca a los estimativos producidos
por el Dane. Por ejemplo, las proyecciones para Bogotá hechas en el análisis de
la vivienda en el Censo de 1985 mostraban un estimativo de cinco millones
trescientos seis mil habitantes para julio de 1993 y de cinco millones cuatro
cientos cuarenta mil para julio de 1994.
Para casi todas las proyecciones se cumple lo señalado anteriormente:
los estimativos del Dane son casi iguales a la proyección para mediados del
noventa y cuatro.
Más aún, otros resultados
como el tamaño de los hogares resultan igualmente acertados. El estudio patrocinado por el Dane, mencionado
anteriormente, estimaba que el tamaño de los hogares iba a ser de 4 personas
mientras que el Censo reporta un tamaño del hogar de 3,94 personas. La concordancia entre las proyecciones y la
realidad es una buena noticia no solo para el D E sino tambi n para los
estudiosos del campo demográfico. Los
modelos y procedimientos utilizados por los investigadores son bastante confiables. Los errores son minúsculos y por lo tanto son
una buena base para la planeación de los servicios públicos. El grado de precisión logrado en las
proyecciones puede permitimos adoptar métodos de planificación utilizados en
los países avanzados.
En efecto, Francia y en
Estados Unidos la planeación se hace para un tamaño dado de la población en
lugar de definirlo para un año especifico.
En lugar de pensar en el año dos mil diez se piensa en diseñar los servicios
para una población de siete millones de personas que probablemente se obtenga
en el año dos mil diez. Todos los
diseños están hechos para ese tamaño de la población y los planes de inversión
se calculan para atender los siete millones de personas. Los resultados de los censos y de las
encuestas de población de población permiten definir con mayor precisión si es
necesario acelerar o desacelerar los cronogramas del proyecto. Si los resultados de nuevas investigaciones
demográficas indican que los siete millones se van a alcanzar antes, se
acelerara el ritmo de inversiones. Por
el contrario, si se piensa que el crecimiento ha sido menor que el esperado el
ritmo de inversiones se desacelera.
Finalmente, la discusión
sobre las cifras del censo del 93 y sobre las proyecciones del pasado debe
dejar al paso a la visión del presente y del futuro cercano. Un interrogante importante de resolver para
muchos curiosos es si ya somos seis millones de bogotanos o si estamos cerca a
esa cifra mágica. También debemos calmar
la curiosidad de cuantos bogotanos habrá al comienzo del nuevo milenio. Los lectores de esta columna podrán
deslumbrar a sus amigos diciéndoles que habrá seis millones de bogotanos el
próximo 3 de septiembre y que habrá necesidad de contar con casi ochenta
millones de uvas para la celebración del año nuevo en el 2000 por parte de seis
millones seiscientos cincuenta y cuatro mil bogotanos.
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