El cobro de multas por el trasteo de los préstamos de las Corporaciones de Ahorro a los Bancos se convirtió en un tema de debate. Esta decisión de algunas instituciones puede terminar perjudicando a todo el sistema financiero. Si convencer a personas levantadas en la fe cristiana o musulmana que es lícito cobrar intereses por prestar dinero como será de difícil ahora que cobran intereses aún después de devolver el dinero. Los populistas estilo Alan García que siempre están prestos a encontrar motivos para nacionalizar el sistema financiero podrían aprovechar esta oportunidad para ganar puntos con los deudores. La decisión no podría llegar en un momento menos oportuno cuando han vuelto a cobrar fuerza los sindicatos de deudores del sistema UPAC. Los organizadores de los sindicatos de los deudores deben haber quedado muy agradecidos con los gerentes de las instituciones financieras que metieron las de caminar.
Una decisión tan absurda que atenta contra la misma esencia del sistema financiero y que puede devolverse en contra del sistema financiero se hace en un momento poco oportuno. La baja de las tasas de interés no solo afectan positivamente la demanda agregada y en especial la inversión sino que además permite una reestructuración de la deuda. Esta reestructuración contribuye de manera positiva a la reactivación de la economía pues por una parte disminuye el valor del servicio de la deuda y por otra mejora los balances de las compañías disminuyendo de paso el riesgo para el sistema financiero. Los mejores indicadores financieros de las empresas logradas con la reestructuración de los pasivos permitían prever una recuperación posible de la economía. Sin embargo, después de este golpe propinado por algunas entidades financieras a la posibilidad de la reestructuración de las deudas las posibilidades de una reactivación se alejan.
La decisión de no permitir el trasteo de los préstamos de vivienda va en contra de los propósitos que se tenían con la reforma del sistema financiero y con la apertura del sector financiero a la competencia extranjera. El consumidor no gana nada con la entrada de nuevos participantes en el sector financiero si las reglas se cambian para proteger a las entidades existentes. El consumidor necesita que el mayor número de participantes se traduzca en una rebaja real de los costos financieros. El consumidor no gana nada con el cambio de dueños de las entidades financieras si tiene que seguir pagando los altos costos de intermediación que han caracterizado a la economía colombiana en los últimos años. La rápida rebaja de los costos de intermediación es una manera de reducir las tasas de colocación del sistema financiero y por lo tanto de lograr acelerar el proceso de reactivación.
Teniendo en cuenta lo anterior pareciera que la decisión de no permitir la salida de los deudores de su institución financiera es inconveniente. surge la duda de si esta decisión tiene una base conceptual sólida que haga atractiva esta medida en otras circunstancias. La experiencia ha mostrado que los créditos de largo plazo deberían ser lo más flexible posible pues es muy difícil prever lo que pueda ocurrir a veinte años. Mantener una tasa de interés fija en estas circunstancias se ha mostrado como inconveniente y lo que ha surgido como alternativa ha sido la creación del sistema UPAC y la utilización de préstamos con tasas de interés variable. Los intermediarios financieros han podido manejar estas situaciones pues el riesgo de un préstamo específico se compensa con el de otros préstamos. Al tener un portafolio amplio de préstamos contratados en diferentes momentos del tiempo a diferentes tasas de interés el riesgo se disminuye y es manejable mediante las técnicas normales de manejo de tesorería. Los impactos de los cambios en las tasas de interés sobre el portafolio de un banco es relativamente menor y puede ser manejado por los tesoreros de los bancos. Más aún, los riesgos altos se pueden disminuir mediante la creación de instrumentos financieros como el mercado de futuros de tasas de interés.
Lo anterior parece mostrar que en las circunstancias actuales de la economía colombiana no resulta atractivo para los bancos poner cláusulas que impidan el trasteo de cuentas en un régimen de mayor competencia. Paradójicamente, en condiciones de competencia perfecta el banco que ponga una cláusula de este tipo tendría que aceptar una tasa de interés mucho menor que los de su competencia. Cuando el dueño del Banco le pregunte al gerente por la razón de que este cobrando menores tasas de interés que la competencia y este le conteste que es porque no conoce otro método de garantizar un flujo de caja, el dueño con casi toda seguridad le dirá que en este negocio no hay campo para funcionarios del pasado y que lo mejor es que busque otra actividad más sencilla.