Las cifras del crecimiento en las dos últimas décadas muestran que
Colombia ha crecido al mismo ritmo del mundo en desarrollo. Todo parece indicar
que el manejo económico de nuestro país en los ochentas no ha sido tan efectivo
como se nos ha hecho creer.
Esta es una época de
balances. Desde los estudiantes hasta los industriales están interesados en
conocer cómo les fue. Algunos pasaron el curso mientras otros, como Querubín y
algunas de sus amigas, les tocará repetir. En el campo económico, es necesario
abandonar el punto de vista parroquial y analizar el desempeño de la economía
colombiana desde una perspectiva mundial, para poder apreciar en su justo valor
nuestros logros. Para facilitar esta labor, el Fondo Monetario Internacional
presenta en abril de cada año el panorama económico mundial en donde se hace un
interesante análisis de la evolución de la economía mundial.
Este ejercicio del temido
organismo internacional se ha venido realizando desde 1980 y permite tener así
un panorama de lo acontecido durante esta década. Se inicia con una situación
de desequilibrio causada por el segundo choque petrolero. Para muchos
analistas, entre ellos los del Banco Mundial, los ochentas se iban a
caracterizar por la persistencia de altos precios del petróleo y de la Energía.
En el Informe del Desarrollo Mundial, publicado por el Banco, se afirmaba que
el precio del petróleo probablemente subiría en un 3 por ciento por año en
términos reales o 10 por ciento en términos nominales. El cálculo del precio al
final de la década, tomando como base las hipótesis del Banco (casi ochenta
dólares por barril), no pudo estar más alejado de la realidad. Recordemos que
en 1986 el precio llegó a 6 dólares y que en febrero de 1989, después de una
recuperación, se cotizaba a 16 dólares el barril.
Los primeros tres años
de la década fueron de ajuste en los países industrializados. El ajuste se
completó en 1982, después de haber tenido un año de crecimiento negativo. La
recuperación esperada en el segundo semestre se demoró por una debilidad
imprevista en la actividad de inversión, por una liquidación rápida de los
inventarios y por una baja en la demanda por importaciones del mundo no
industrializado. En 1982 se logró un avance considerable en el control de la
inflación de los países industrializados. Una consecuencia importante de este
fenómeno fue la baja de las tasas de interés. En 1982 explotó la crisis de la
deuda. Con la moratoria de México se ponen en evidencia los problemas del mundo
en desarrollo y la vulnerabilidad del sistema financiero mundial. En varios
países se presentan crisis financieras importantes.
La locomotora
estadounidense comenzó a impulsar la economía mundial en 1983. Las tasas de
desempleo que habían permanecido a niveles altos, comienzan a descender
primero en los Estados Unidos y luego en los principales países industrializados
de Europa. Al dismunuír la inflación a un cinco por ciento en los países
industrializados, arrastra en su caída las tasas de interés. Por primera vez en
la década se obtienen tasas de interés en los Estados Unidos de un solo dígito.
El desempeño de la
economía mundial en 1984 resultó mejor de lo esperado al comienzo del año. El
producto creció fuertemente en los países industrializados, especialmente en el
Japón y los Estados Unidos; la inflación continuó descendiendo y los países en
desarrollo contemplaron una mejora, tanto en su posición de pagos
internacionales como en su desempeño doméstico. El temor de que la situación de
la deuda se empeorara no se materializó.
1985 fue ligeramente
desilusionante desde el punto de vista del crecimiento económico. La expansión
cayó más de lo que se esperaba en el mundo industrial y el comercio mundial
aumentó muy modestamente. Como resultado de esto las ganancias reales de las
exportaciones de los países en desarrollo se estancaron y su tasa de
crecimiento económico se redujo. Esto a su vez hizo la situación de la deuda
más difícil de manejar.
1986 fue un año de
cambios sustanciales en el entorno económico internacional. El precio del
petróleo descendió considerablemente, se debilitaron los precios de los bienes
primarios diferentes al petróleo y el dólar continuó bajando con relación a las
principales monedas.
Aunque la economía
mundial continuó su expansión en 1987, la persistencia de grandes desbalances
fiscales y externos nublaron el panorama económico mundial. Un importante
desarrollo de 1987 fue el refuerzo de la coordinación de las políticas entre
los países industriales más grandes. El déficit fiscal de los Estados Unidos
cayó substancialmente, al igual que otros países grandes con posiciones
fiscales peligrosas. Mientras tanto, se tomaron medidas para inducir el
crecimiento de la demanda en los países con superávit. Como resultado se lograron importantes ajustes en
la dirección deseada de la balanza comercial de los tres países más grandes. La
tasa de crecimiento en los países industriales se situó sobre el 3 por ciento,
mientras que la inflación permaneció en niveles bajos. En el mundo en
desarrollo la recuperación de los términos de intercambio en los últimos meses
del año, unido a la continuación de los esfuerzos de ajuste, condujeron a la
primera baja significativa en la relación deuda exportación desde el comienzo
de la crisis de la deuda.
Las condiciones
económicas mundiales mejoraron significativamente durante 1988. En los países
industrializados el crecimiento del producto se reforzó marcadamente en un
entorno de inflación moderada. El comercio mundial se expandió a la tasa más
alta desde 1984, lo cual tuvo importantes efectos en muchos países en
desarrollo, particularmente los exportadores de manufacturas; Un progreso
importante fue la reducción de los desbalances externos entre los países
industrializados más grandes; y el agregado de la relación entre deuda y
exportaciones se redujo en los países en desarrollo.
Un buen resumen del
desarrollo mundial es el crecimiento del producto durante la década. El mundo
vio crecer su producto en 32%. Esto
equivale a un crecimiento compuesto del 2.8% anual. Los países
industrializados crecieron un poco más lento que el mundo, pues su producto
aumentó 30% en la década o 2.7% por año. Los Estados Unidos tuvieron un
comportamiento muy parecido al promedio de los países industrializados, 29% en
la década o 2.6% por año. En el Japón el producto aumentó un 50 %; el país del
Sol Naciente creció a una tasa del 4.1% anual. El mundo en desarrollo en
general, y Colombia en particular, experimentaron un aumento del 37 por ciento
en la década, o sea 3.2% por año. La región con un crecimiento mayor fue Asia,
con un aumento del 94% en la década y un crecimiento compuesto de casi 7%
anual.
El crecimiento en el
mundo fue en general inferior al de los años setentas, cuando mostró una tasa
anual de 4.1%. Los países industrializados a 3.3%. Los Estados Unidos al 2.8,
el Japón a 5.2, los países en desarrollo al 5.6%, Asia a 5.4% y Colombia a 5.7
por ciento. Las cifras del crecimiento en las dos últimas décadas muestran que
Colombia ha crecido al mismo ritmo del mundo en desarrollo. Todo parece indicar
que el manejo económico de nuestro país en los ochentas no ha sido tan efectivo
como se nos ha hecho creer.
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