lunes, 4 de diciembre de 1989

Y los Sindicatos, ¿para qué?

En los Estados Unidos este ha sido un tema importante de investigación de destacados economistas especializados en los temas laborales. Los Profesores Richard Freeman y James Medoff de la Universidad de Harvard han publicado el resultado de sus investigaciones en un interesante libro titulado "What do Unions do". Lo que traducido por el inolvidable Maestro Darío Echandía coincidiría con el título de este artículo.

En estos últimos días laborales del año se reúnen los representantes de los sindicatos, del gobierno y de los empleadores para concertar el aumento en el salario mínimo. Este proceso de concertación es uno de los actos más visibles en los que participan los sindicatos. Parecería entonces oportuno plantear algunas inquietudes sobre el papel que juegan los sindicatos.

Los estudiosos del movimiento sindical por lo general no se contentan con establecer cual es el efecto promedio, sino que tratan de determinar quienes son los principales beneficiados. Por regla general se encuentra que los sindicatos buscan en sus negociaciones favorecer a los afiliados que ganan menos. En épocas en que el gobierno ha establecido metas de aumentos salariales expresadas como un aumento ponderado dado, los resultados han sido que los trabajadores con lo más bajos salarios, logran mantener su poder adquisitivo en términos reales, mientras los que menos aumento logran son los trabajadores con salarios relativamente altos.

En los Estados Unidos este ha sido un tema importante de investigación de destacados economistas especializados en los temas laborales. Los Profesores Richard Freeman y James Medoff de la Universidad de Harvard han publicado el resultado de sus investigaciones en un interesante libro titulado "What do Unions do". Lo que traducido por el inolvidable Maestro Darío Echandía coincidiría con el título de este artículo.

Según el estudio de Freeman y Medoff, en los Estados Unidos los mayores aumentos los logran los trabajadores jóvenes y los menores incrementos los trabajadores en su edad de mayor productividad. Los trabajadores recién afiliados tienden a gozar de un mayor diferencial mientras que los veteranos tienden a gozar de aumentos más moderados. Este patrón concuerda con el deseo de mejorar la distribución de ingresos que ha caracterizado la negociación sindical en los Estados Unidos y en Colombia.

Los autores también muestran que el efecto del sindicalismo es diferencial por tipo de industria. En 13 de las sesenta y dos actividades industriales estudiadas se encontró un efecto mínimo inferior al 5 por ciento; en 17 se encontraron efectos modestos del 5 al 15 por ciento. Efectos grandes del 15 al 35 por ciento se encontraron en 24 industrias y efectos espectaculares mayores del 35% se encontraron en las ocho actividades restantes.

La principal causa de estos efectos diferenciales por industria se encuentra obviamente en el poder monopólico del sindicato. Entre menor sea el grado de respuesta del empleo a las variaciones de los salarios, mayor es el poder monopólico de los sindicatos y más fuerte será su incidencia sobre los salarios.

Los economistas desde la época de Alfred Marshall han tratado de explicar los determinantes del grado de respuesta de los salarios en el empleo. En su famoso libro Principles of Economics, Marshall identificó cuatro condiciones importantes que influyen en la demanda de trabajo. La primera se refiere a la posibilidad de substituir trabajo por otros insumos en el proceso productivo. Los médicos son un buen ejemplo de trabajadores de difícil substitución y también un modelo para los estudiantes que desean tener altos ingresos. El segundo determinante según Marshall, es la elasticidad de la demanda de los bienes producidos por los trabajadores. Los salarios de los trabajadores sindicalizados en la industria textil que tiene una demanda relativamente elástica suben menos que los de los trabajadores de la industria automovilística cuya demanda en Colombia es menos sensible a los precios.

El tercer factor que influye en el poder monopólico de los sindicatos es la participación del trabajo en los costos totales. Entre menor sea la participación del trabajo, mayor será el poder monopólico de los sindicatos. En Ecopetrol y las Empresas del Sector Eléctrico, donde la participación del trabajo en los costos totales es muy baja, el poder sindical es muy alto. En este caso se puede decir que es muy importante el no ser importante. El Cuarto factor anotado por Marshall se refiere a la elasticidad de la oferta de otros factores.

En el caso de la investigación de Freeman y Medoff, los autores dedican especial atención al análisis  de la capacidad de los sindicatos para incrementar el salario de sus afiliados, por encima del nivel que hubiera imperado en un mercado de trabajo sin restricciones. Los resultados de esa investigación mostraron que efectivamente los sindicatos logran aumentar el salario de sus afiliados por encima de su nivel de equilibrio. Este aumento se sitúa en los Estados Unidos alrededor de un 20 a 30 por ciento. Es pues evidente que al menos en los Estados Unidos el movimiento sindical está consiguiendo ventajas para sus afiliados.

La evidencia sobre la magnitud del efecto sindical en los salarios de los trabajadores colombianos es relativamente escasa. Entre los pocos trabajos donde se ha tratado de calcular el efecto sindical está el del Economista Hindú Rakesh Mohan. En sus trabajos realizados para el Estudio de la Ciudad patrocinado por el Banco Mundial, Mohan encuentra que en 1978 había una diferencia del 6 al 8 por ciento entre el salario de un trabajador sindicalizado y otro que no forma parte de un sindicato. Este efecto es casi una cuarta parte del encontrado en los Estados Unidos por los economistas de la Universidad de Harvard.

Es difícil entrar a determinar el por qué de esta notable diferencia, aunque es evidente que el poder monopólico de los sindicatos colombianos está bastante lejos de ser muy efectivo. Dado el proceso de concertación salarial que actualmente se inicia, valdría la pena preguntarse si el resultado final a que dicho proceso llegará debería acreditarse o culparse a la participación activa de los sindicatos. Recordando la fábula de Cantillon, a los sindicatos colombianos podría sucederles lo del gallo que a fuerza de aletear y saludar la salida del sol en el horizonte cada mañana, terminó convencido de que él era el único responsable de que se produjera la aurora. 


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