Sería muy bueno que a los Ministros de Hacienda se les pudiera pagar por su contribución a la economía pues existiría entonces un incentivo para manejar con cuidado las finanzas públicas.
Al terminar un año es costumbre destacar a los personajes con el desempeño más brillante dentro de su respectivo campo de acción. Sin pretender a entrar a competir con los colegas del TIME, quienes nos han acostumbrado a su número de fin de año donde se destaca al personaje del año, parece bastante interesante dedicar la última columna de la década para hacer un balance de las realizaciones de los economistas colombianos.
Los cursos básicos de economía nos enseñan que bajo determinadas circunstancias, la manera de valorar la contribución de un individuo es a través de su remuneración. Por lo tanto, una manera sencilla de medir la contribución de los economistas es por sus salarios. Sin embargo, en algunos casos los salarios no reflejan enteramente el valor de la contribución a la sociedad de una persona. Muchas veces se aceptan puestos con baja remuneración con el fin de añadir a Curriculum del beneficiraio el título de EX. Por ejemplo, el sueldo de un Director de Impuestos no necesita ser muy alto: los servicios de los Ex-Directores se cotizan a 14 millones el concepto.
La medición de los servicios de los economistas en algunos casos es realmente difícil. Los economistas que trabajan con el Estado se enfrentan muchas veces a remuneraciones que no tiene que ver con los resultados que producen. Sería muy bueno que a los Ministros de Hacienda se les pudiera pagar por su contribución a la economía pues existiría entonces un incentivo para manejar con cuidado las finanzas públicas. Esto también sería aplicable a todos los demás economistas que trabajan en empresas oficiales. Si se les remunerara de acuerdo con sus resultados, se estaría creando un mecanismo para incentivar una gestión mas eficiente.
De todas maneras, si se pudiera valorar a los economistas por su sueldo, indudablemente tendríamos que considerar a algunos fuera de categoría. Los funcionarios internacionales del FMI, Banco Mundial, BID, Naciones Unidas, Grupo Andino etc. quedarían en todas las listas de remuneraciones altas. En Colombia y utilizando el sueldo como medida, podrían ser considerados como los más destacados los funcionarios del Banco de la República, Presidentes de Instituciones Financieras y los Asesores de los Cafeteros para Asuntos del Gobierno.
Ante las fallas del mercado es necesario apelar a otros criterios. Uno de ellos podría ser la de pertenecer a la Academia del ramo. Para el caso colombiano, la Academia Colombiana de Ciencias Económicas, hasta el momento y dada su reciente fundación, congrega una muestra sesgada del espectro de los economistas, lo cual impide utilizar la membrecía en esta institución como sinónimo de excelencia. Además, puede suceder que muchos economistas digan, parodiando a Groucho Marx: "No quiero ser socio de un club que me acepte".
Todo parece indicar que hay una ausencia de métodos relativamente objetivos de selección de candidatos. Es necesario entonces, apelar al uso de un bolígrafo con buen criterio, para hacer la lista de los más destacados economistas de la década.
Lauchlin Currie por su brillante trayectoria puede ser considerado como el Economista de los Ochentas. La importancia de sus planteamientos cobraron actualidad durante el Gobierno del Presidente Betancur. Su contribución a la definición de las políticas de vivienda y desarrollo en esos cuatro años fueron de indudable importancia. Durante los ochenta y una vez analizados las importantes realizaciones de los setenta, se ha logrado una aceptación de sus ideas a nivel nacional e internacional. Lo que en una época se consideró como una concepción controvertida, se ha logrado convertir en lo que Galbraith bautizó con el nombre de la sabiduría convencional. Como se recordaba en una columna anterior, a las reformas de este gobierno les ha faltado las luces de Currie. Si el Doctor Barco hubiera llamado a su antiguo asesor, indudablemente su política económica hubiera tomado un ritmo más favorable. La actividad del Profesor Currie ha sido febril y durante los ochentas las publicaciones han sido numerosas. Su deseo de investigar los temas del desarrollo ha continuado.
Roberto Junguito, por su gestión como Ministro de Hacienda de la Administración Betancur, logró un reconocimiento importante tanto a nivel nacional como internacional. Las medidas de ajuste tomadas durante su paso por el Ministerio favorecieron el crecimiento de la economía. El buen estado de la economía fue, sin lugar a dudas, uno de los activos más importantes recibidos por el gobierno del Doctor Barco. Uno de los grandes aciertos que ha tenido el ExMinistro Junguito ha sido la selección de sus colaboradores. Desde la época de FEDESARROLLO siempre ha buscado trabajar con los mejores. Parte del éxito se debe al equipo que ha llevado a la Misión de Finanzas Intergubernamentales, a la SAC y a los Ministerios.
Si bien Miguel Urrutia estuvo ausente de Colombia durante gran parte de la década logró mantener un alto ritmo de publicaciones. El aporte del Doctor Urrutia a la economía durante estos años se orientó hacia una audiencia internacional y por ello no ha alcanzado una buena diseminación en Colombia. De lo conocido vale la pena destacar su columna semanal y la publicación de su trabajo sobre la evolución de la distribución de ingreso en Colombia. El paso por la Universidad de las Naciones Unidas y el Banco Interamericano de Desarrollo han contribuido a darle una perspectiva más amplia a los escritos del Director de FEDESARROLLO.
Otros destacados economistas en los ochentas dedicaron gran parte de la década a la investigación, tratando de desarrollar teorías apropiadas a las circunstancias colombianas. Jorge Ospina, por el lado neoliberal, y José Antonio Ocampo y Eduardo Sarmiento por el lado Cepalino, han producido una serie de escritos que sin lugar a dudas resumen el pensamiento económico colombiano durante la década. El trabajo de estos tres economistas tendrá influencia en los próximos diez años.
Finalmente, debe mencionarse a Jorge García como un pionero en la exportación de servicios. Sus trabajos sobre el desarrollo colombiano son conocidos más en el exterior que en Colombia. Jorge garcía, uno de los pocos economistas de la escuela de Chicago, ha producido trabajos con rigor científico dentro de líneas de investigación muy definidas en un medio donde se tiende a ser especialista en todo.
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