La
reacción de la medida se puede explicar en parte porque el efecto del aumento
en el precio interno es un poco opaco mientras que el del aumento en el precio
de la gasolina es bastante transparente.
En
agosto el gobierno aprobó un incremento en el precio de la gasolina. El día 3
de septiembre el gobierno aprobó un alza de 9.500 pesos en el precio interno
del café. Para sorpresa de un observador imparcial estas dos alzas han causado
reacciones muy diferentes en el público. El aumento del precio interno del café
es un tema de especialistas que al común de la gente no le despierta interés.
Más aún, los pocos colombianos que no forman parte de las 300.000 familias
asociadas a la explotación de nuestro tradicional producto de exportación,
tienden a mirar el aumento del precio interno del café como algo favorable. Sin
duda, los industriales y comerciantes que sirven a la zona cafetera se
benefician de cualquier aumento porque la demanda para sus productos y
servicios aumenta.
Por el
contrario, el aumento en el precio de la gasolina es ampliamente comentado por
todo el mundo y es objeto de protestas que en casos extremos degeneran en
disturbios callejeros, quema de buses y saqueo de almacenes. Con la excepción
de la esposa de un amigo --a quien no le preocupa el aumento, pues dice que lo
único que no le afecta el presupuesto es la gasolina, porque siempre va a la
bomba y le pone los mismos mil pesos de gasolina a su carro-- todo el mundo se
siente perjudicado por estos aumentos.
La
reacción de la medida se puede explicar en parte porque el efecto del aumento
en el precio interno es un poco opaco mientras que el del aumento en el precio
de la gasolina es bastante transparente. El aumento del precio del café no deja
ver todos sus efectos pues algunos de estos se aislan del grueso público. Hasta
hace muy poco, el precio del café para consumo interno se mantenía por debajo
del nivel internacional y por lo tanto el consumidor no se veía afectado por la
fijación del precio de compra. Sin embargo, hoy en día se ha eliminado el mal
llamado subsidio al consumo interno y el precio al consumidor tiende a subir
con el precio interno de compra. Nuestras amas de casa están pagando en el
supermercado un precio de casi un dólar por libra.
Por el
contrario, el alza en el precio interno de la gasolina tiene un efecto
percibido por todo el mundo. Por existir una indexación, de facto, en las
tarifas del transporte colectivo, no solo los usuarios de los carros sino
también los que montan en buses, busetas y colectivos sienten el impacto del
precio de la gasolina. La gente sabe muy bien que los buenos deseos expresados
por algunos alcaldes elegidos popularmente de no aumentar las tarifas no se
pueden cumplir pues para poder prestar el servicio los transportadores deben
obtener una ganancia. Los alcaldes de las ciudades pequeñas donde no hay
transporte colectivo no desaprovechan la ocasión para ganar puntos con los
periodistas y con sus electores anunciando que en sus jurisdicciones no se va a
permitir el aumento de las tarifas. Finalmente, al aumentar el costo de
transporte, el precio de los alimentos y de los otros bienes que componen la
canasta familiar tiende a subir.
La
diferencia entre las dos alzas en el público, también se puede explicar por su
impacto en los ingresos familiares. Los estudios realizados en Colombia
muestran que el impuesto a la gasolina y las tarifas del transporte colectivo
tienen un carácter regresivo. Esto quiere decir que los cambios en el precio de
la gasolina y del transporte colectivo afectan más a los grupos de menores
ingresos. Dada la amplia distribución de la propiedad cafetera el efecto del
precio no se percibe como una dádiva a los grupos poderosos de Colombia.
Los dos
tipos de alzas son vistos por los Ministros de Hacienda de manera diferente.
Por una parte, el alza en el precio del café afecta negativamente las finanzas
del Fondo Nacional del Café y por lo tanto desde el punto de vista fiscal, todo
peso concedido al caficultor tiende a aumentar el déficit fiscal. Por otra
parte, el aumento del precio de la gasolina afecta positivamente las finanzas
nacionales pues aumenta el impuesto a la gasolina y aumenta los ingresos de
ECOPETROL. El aumento del precio interno hace que aumenten los recursos en
poder del sector privado mientras que el aumento en el precio de la gasolina
tiende a disminuir el poder de compra del sector privado. El Ministro Hommes al
referirse al impacto negativo del aumento del precio de la gasolina se estaba
refiriendo entonces, al efecto contraccionista del aumento del precio de la
gasolina.
Sin
embargo, la discusión sobre las alzas ha ocultado un punto muy importante. El
público debería estarse preguntando más bien si el precio de estos dos
productos es el adecuado. El precio de la gasolina siendo sigue bajo en
comparación con el precio de los otros países y el precio interno del café
sigue siendo alto comparado con el de otros países cafeteros. Tarde o temprano
el gobierno deberá tomar las medidas necesarias para ajustar el precio de estos
dos productos a sus niveles internacionales.
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