lunes, 24 de septiembre de 1990

Acordémonos del Profesor Laffer

La Empresa de Energía para concientizar a los ciudadanos debería comenzar a publicar información periódica sobre el valor de este gigantesco programa de distribución del ingreso.

En estos días uno de los temas de discusión ha sido el alza de las tarifas de energía. Infortunadamente, los comentarios sobre el tema han ignorado aspectos muy importantes. En primer lugar, los comentaristas han desconocido aspectos importantes del esquema tarifario de la Empresa de Energía de Bogota. En segundo lugar, han ignorado los efectos que tendrán las medidas en el consumo de los bogotanos.

Aunque la presentación de la noticia sobre las tarifas de energía han resaltado el impacto en los diferentes estratos, la realidad es que las tarifas de energía están ligadas al consumo y en mínima parte al estrato. El barrio donde se vive prácticamente no afecta el cobro de la tarifa de energía eléctrica. La gran diferencia en las cuentas se debe a variaciones en los consumos.  En el caso bogotano, las grandes diferencias en la facturación se pueden explicar por el hecho de cocinar o calentar el agua con electricidad y no con gas. Una familia de un estrato alto si utiliza el gas para calentar agua y para cocinar puede tener una factura notablemente menor que otra de su mismo nivel de ingresos que utiliza la electricidad para cocinar y calentar el agua.

Por otra parte, las noticias tienden a destacar el papel de las Empresas. Curiosamente, hoy en día cuando se vive un proceso descentralista el gobierno nacional tiene más influencia en la fijación de tarifas que nunca. Anteriormente, las Juntas Directivas de las Empresas de Servicios fijaban sus propias tarifas. Anteriormente, la Junta Nacional de Tarifas tenía un poder de veto sobre las decisiones de las Empresas de Servicios Públicos y de sus Juntas Directivas. Desde mediados de los ochentas las políticas de tarifas comenzaron a ser fijadas por la Junta Nacional de Tarifas dependiente de Planeación Nacional. Las Empresas lo único que pueden hacer ahora es conseguir aplazamientos en algunas medidas que no pueden ser puestas en práctica inmediatamente.

Más aún, como se ha mencionado en esta columna, el gobierno nacional buscando proteger a los estratos bajos ha distorsionado la estructura de las tarifas de la Empresa de Energía de Bogotá. Las tarifas para los sectores productivos están muy por encima del costo de producción mientras que las tarifas para bajos consumos son muy inferiores a su costo.  Está gran distorsión de las tarifas ha convertido a las Empresa en un competidor del Instituto de Bienestar Familiar cobrando impuestos a las empresas para darle a los pequeños consumidores energía eléctrica muy barata.

La solución del problema estructural de las tarifas creada por las políticas distributivas del gobierno nacional requiere un aumento considerable a los pequeños consumidores y una rebaja sustancial a los sectores productivos. Como lo muestran las últimas medidas sobre tarifas, donde no se han tocado las tarifas de los pequeños consumidores, ni se han rebajado las tarifas del sector productivo este gigantesco programa de impuestos y subsidios no es fácil de desmontar a pesar de estar causando serias distorsiones.

Como la ciudadanía no está muy consciente de la existencia de este problema no existe ninguna presión para llegar a una estructura tarifaria más adecuada. La Empresa de Energía para concientizar a los ciudadanos debería comenzar a publicar información periódica sobre el valor de este gigantesco programa de distribución del ingreso. Como el objeto social de la Empresa no es propiamente el de quitarle a los ricos para darle a los pobres en sana lógica quien debería financiar este benemérito programa sería el gobierno nacional.

Los aumentos de tarifas no son una verdadera solución a los problemas de las Empresas. Si bien los ingresos pueden responder, en el corto plazo, a un aumento en las tarifas, en el largo plazo su impacto en las finanzas de la Empresa no es muy considerable. Como bien se sabe, cuando el precio de un bien sube el consumidor trata de economizar sus uso. Al subir el precio de la energía eléctrica el usuario tiende a disminuir su consumo. Apaga las luces, deja de usar la secadora eléctrica, lava a mano, se levanta temprano a prender el calentador, deja de ver la televisión.Si esto no es suficiente, cambia a otros energéticos y compra aparatos que utilicen más eficientemente la energía. Todo esto tiene como consecuencia que el consumo de energía disminuya y que el recaudo de la empresa no sea proporcional al aumento de las tarifas.

Estudios de famosos economistas de los Estados Unidos han encontrado que por cada diez por ciento de aumento de las tarifas de energía el consumo disminuye en el mismo diez por ciento. Como consecuencia del comportamiento de los usuarios las empresas terminan como el famoso comercial de la cruz roja con los mismos quinientos pesitos.

Esta respuesta del consumidor al aumento de las tarifas es mucho más fuerte a nivel de los grandes consumidores que tienen consumos discrecionales. Los pequeños consumidores tienen menos margen de maniobra pues sus consumos tienden a ser esenciales. Como nos lo ha enseñado Marshall la demanda de los consumidores es menos elástica cuando la fracción del ingreso gastado en el bien es menor.

No hay que olvidar que las pérdidas no son una consecuencia únicamente de una mala administración sino que también se afectan por las altas tarifas. Los hechos recientes muestran que el mantener tarifas elevadas incentiva el fraude. Así como los altos aranceles incentivan el contrabando y la expansión de los San Andresitos, las altas tarifas incentivan el fraude y la aparición de empresas paralelas que logran reducir milagrosamente las facturas de la empresas y de los altos consumidores.

Finalmente, no debemos olvidar que para las tarifas de los servicios públicos al igual que para los impuestos también se da la curva de Laffer. Para una tarifa de cero el recaudo es cero y para una tarifa muy alta el recaudo de la empresa también es cero. En un rango de la curva puede suceder que el aumento de la tarifa esté asociado con una disminución del recaudo.

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