Los anuncios hechos recientemente están aclarando notablemente el
panorama económico.
Los resultados de agosto en el frente inflacionario no han sido muy
favorables para el plan de estabilización del Ministro Hommes. El acumulado de
los primeros ocho meses está llegando a la meta que se había fijado el gobierno
para todo el año. La política económica se encuentra en estos momentos en la
encrucijada. Hoy en día, todo el mundo está de acuerdo con la necesidad de
hacer un replanteamiento en el manejo de la política económica. El instrumento
monetario seleccionado por el gobierno para lograr la estabilización ha
mostrado su incapacidad. La restricción del crédito, fue totalmente
ineficaz. La financiación que no otorgó
el sistema financiero fue suplida, con creces, por la entrada masiva de
capitales.
Todo parece indicar que la política monetaria pasará a un segundo
término en el programa de estabilización. Por una parte, como ya se dijo, las
medidas monetarias han mostrado menos eficacia que la esperada. En segundo
lugar, con la nueva constitución el ejecutivo ha perdido la dirección de la gestión
monetaria, pasando ésta a la Junta Directiva del Banco de la República. Un
ajuste fiscal más estricto, será sin lugar a dudas necesario para poder reducir
las presiones inflacionarias.
El gobierno ha comenzado a dar señales de cambios importantes. Lo más
atractivo para el sector privado es que parece que se van a dejar de utilizar
las herramientas heterodoxas como el encaje marginal, los cambios múltiples y
otras medidas similares. El poco efecto que producían estas medidas se
contrarrestaba por la incertidumbre que creaban.
Los anuncios hechos recientemente están aclarando notablemente el
panorama económico. La eliminación del
encaje marginal del cien por ciento planteada por el gobierno a la Junta
Directiva del Banco de la República es una buena nueva. La posibilidad de que
el público vuelva a contar con crédito del sistema financiero va a eliminar una
de las principales razones para la entrada masiva de capitales.
La eliminación de las restricciones en el crédito otorgado por el
sistema financiero se han tomado en un momento oportuno. Con una mayor
liquidez, las tasas de interés pueden bajar. En la medida en que se logre un
equilibrio en el mercado financiero las tasas de interés locales pueden llegar
a su nivel de paridad. En circunstancias normales, las tasas de interés podrían
llegar a niveles del 35%, muy inferiores a los actualmente vigentes.
La disminución de las tasas de interés eliminarían otra razón para la
entrada de capitales.
Infortunadamente, la aceleración de la apertura ha llegado un poco
tarde. La situación en el frente cambiario ha sufrido notables deterioros en el
último año. El manejo de corto plazo primó sobre la estrategia de desarrollo.
La existencia de cambios múltiples ha introducido una serie de incentivos para
la entrada de capitales y para el endeudamiento en dólares. La revaluación del
peso le dió un gran golpe a los exportadores y premió a los que jugaron a que
el precio del dólar bajaría.
Si bien el desmonte inmediato del certificado de cambio y de los
cambios múltiples es bien complicado, el mantener la situación actual tiene
unos altos costos. Mientras que exista una gran discrepancia entre el dólar
oficial y el dólar libre habrá un gran incentivo a subfacturar importaciones y
sobrefacturar exportaciones y a endeudarse en dólares.
Los anuncios de los cambios en la política son como una pequeña luz al
final de un oscuro túnel. El gobierno podría iluminar el panorama si realiza el
cambio en el equipo económico lo más pronto posible. El gobierno tiene buenos
candidatos en la banca; Carlos Caballero y Armando Montenegro podrían ser
buenos reemplazos del Doctor Samper. No parece razonable esperar hasta después
de las elecciones para anunciar los nuevos protagonistas de la política
económica.
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