Entre las noticias
buenas en el frente económico se podría destacar lo hecho por la Administración
Gaviria en el campo de la capacitación.
La Prensa ha tenido la
magnífica idea de darle realce a las buenas noticias. Para entrar en la onda
optimista trataremos de destacar, cuando se pueda, lo que consideremos como
buena noticia. No sobra advertir, que en el campo económico no siempre hay consenso
en cuanto a lo que constituye una buena noticia. Suele ocurrir que lo que es
bueno para unos es malo para otros. Por ejemplo, el alza de los peajes puede
ser muy buena noticia para el Ministerio de Transporte, para sus contratistas y para Avianca famosa
por su servicio ruana roja y por sus balances del mismo color, pero es muy mala
para el público en general y para los usuarios de las carreteras.
Entre las noticias
buenas en el frente económico se podría destacar lo hecho por la Administración
Gaviria en el campo de la capacitación. La reforma del SENA tiene aspectos muy
positivos. El tratar de convertir a unos funcionarios bien pagos en empresarios
es sin lugar a dudas un aspecto positivo. El comportamiento de nuestros
capacitadores va a cambiar de manera importante cuando tengan que competir por
alumnos y cuando su futuro económico dependa en buena parte en la manera como
atienden a sus alumnos.
La posibilidad de que
las Empresas puedan disminuir su contribución al SENA en la medida en que
lleven a cabo labores de capacitación es un paso hacia adelante. Me complace
que se esté poniendo en práctica algo que insinué en una columna del 9 de abril
de 1990. Allí presentaba el caso de Francia en donde había empresas que gracias
a un incentivo fiscal similar estaban llevando a cabo programas intensivos de
capacitación.
Esta medida es de gran
utilidad para que las empresas impartan adiestramiento a sus trabajadores.
Veremos entonces un fortalecimiento de las unidades de capacitación en las
empresas. Estas unidades se dedicarán a impartir entrenamiento orientado al
perfeccionamiento de actividades propias de cada empresa. En palabras del
Profesor Becker, los capacitadores de las empresas se dedicarán al
entrenamiento específico, buscando de esta manera apropiarse de buena parte de
los beneficios del entrenamiento.
La medida anterior no
afectará mucho el entrenamiento que puede ser utilizado en cualquier parte. El
llamado entrenamiento genérico será dejado a un lado por obvias razones. Nadie
está interesado en capacitar a un trabajador si sabe que el día de mañana, una
vez haya terminado su entrenamiento, se puede salir a trabajar en otra empresa,
llevándose las habilidades adquiridas.
Afortunadamente, dentro
de una de tantas reformas hechas recientemente por esta revolcadora
administración se han tomado medidas que van a incentivar el entrenamiento
genérico. En efecto, al permitirse la reducción de los impuestos y de la
retención en la fuente cuando el contribuyente haga gastos en educación, se
vuelve muy atractivo para el trabajador y su familia capacitarse en habilidades
que puedan ser utilizadas en diferentes firmas.
Los cambios
introducidos recientemente por el Gobierno van en la dirección correcta pues
van a incentivar tanto el entrenamiento específico como el genérico. Parece que
en materia económica, al fin, vamos a estar a la última moda, pues estas
reformas parecen inspiradas por el más reciente Premio Nobel de Economía.
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