martes, 18 de febrero de 1997

Sin política económica

La salida de Antonio Galán Sarmiento de la Empresa de Telecomunicaciones de Bogotá será opacada por la que le harán los trabajadores oficiales al futuro candidato liberal.

Después de declarar la emergencia económica el gobierno ha vuelto a sus malos pasos. La seriedad fiscal fue solo flor de un día y hoy acosado por el paro de los empleados oficiales comienza a negociar un aumento en la remuneración de los trabajadores oficiales. Para contribuir a la confusión y aumentar las probabilidades de llegar a un acuerdo más rápido, ha encargado de las negociaciones al Ministro del Interior quien buscará aprovechar los últimos días que le quedan en el gobierno para salir por la puerta grande. La salida de Antonio Galán Sarmiento de la Empresa de Telecomunicaciones de Bogotá será opacada por la que le harán los trabajadores oficiales al futuro candidato liberal que aprovechará la ocasión para ganarse el respaldo de los principales sindicatos del país.

Pero no solo en el manejo político de los conflictos laborales se nota la falta de coherencia sino también en el manejo de las situaciones internacionales. La Canciller anda por el mundo pegada a un micrófono haciendo diplomacia por los medios masivos de comunicación con tan mala fortuna que las relaciones comerciales colombianas se encuentran en su peor momento. Las peleas con Venezuela y Estados Unidos son tan frecuentes que muy pronto van a dejar de ser noticia. Ante los fracasos de nuestro cancillería los gremios han comenzado a asumir la representación del país. Los dirigentes gremiales se han lanzado a una ofensiva diplomática y han contratado agencias para que les ayuden a convencer a los americanos de que el gobierno colombiano si se ha portado bien el año pasado. Como los padres de los hijos calaveras, los gremios han acudido a sus palancas para que no les expulsen al hijo y le dejen repetir el año en el mismo colegio.

La herencia que nos dejó Ernesto Samper en su paso por el Ministerio de Desarrollo no podría estar peor. Un Ministerio que en su época fue muy importante se convirtió al partirse en dos en un cero a la izquierda. Nadie sabría quien está al frente del Ministerio de Comercio Exterior si no fuera por la pequeña deuda que heredó el Ministerio de Defensa. Si no fuera por el Atlantic Coal nadie sabría que Morris Harf es el Ministro de Comercio Exterior pues sus ejecutorias han sido minúsculas. Del Ministro de Desarrollo lo único que se acuerda la gente es que en alguna época trabajó con uno de los grupos más poderosos de Colombia y que su nombramiento posiblemente sirvió para pagarle los favores recibidos a tan importante grupo económico.

Los partidarios de la economía de mercado deben estar muy contentos pues parece que Planeación Nacional se acabó. Hace mucho tiempo que Planeación no fija su posición sobre los temas importantes de política económica. No sabemos si el DNP está en contra o a favor del Metro de Bogotá ni tenemos su opinión sobre tan importante tema como el Canal Interoceánico. Los grandes proyectos de infraestructura parecen que ya no necesitan el visto bueno de Planeación Nacional y ahora en el Gobierno de la Gente el mercado está tomando las decisiones sobre los grandes proyectos de infraestructura.

Las grandes reformas del 90 han quedado en manos del Doctor Carlos Wolff quien ha dado muestra de una capacidad de trabajo tan grande como su ego. Las reformas en el régimen pensional y en el sistema de salud no han tenido quien las defienda y poco a poco podemos estar cayendo en una situación similar a la anterior a la reforma. Es increíble que el ISS no haya podido cumplir con el mandato de informar a sus afiliados sobre el estado de sus cuentas. Pensionarse del ISS sigue siendo tan difícil como antes y el afiliado sigue en manos de una burocracia que no le responde a nada.

Las mejoras en la institución se han quedado en el piso donde funciona la Dirección General y el sufrido usuario del servicio médico sigue lo mismo que antes. Las grandes inversiones publicitarias del ISS le han ganado un tratamiento más favorable en los medios de comunicación pero no han influido en la mala percepción que tienen los usuarios del servicio que presta el Instituto.

Si a lo anterior le sumamos la grave situación económica por la que estamos atravesando y que ha sido el fruto de un manejo equivocado del actual equipo económico al que le han salido todas las cosas al revés, estaríamos inclinados a solicitar la colaboración de los siquiatras ecuatorianos especialistas en determinar si los gobernantes están en capacidad de gobernarnos o si por el contrario sería necesario buscar otros que no se nos hagan los locos.


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