Ulpiano Ayala quien
fuera Vice Ministro Técnico de Hacienda en el Gobierno Gaviria ha realizado
estudios serios sobre el tema que muestran que la seguridad social continua con
problemas que requieren de una pronta solución.
En Colombia estamos
acostumbrados a cantar victoria y luego retirarnos sin haber resuelto los
problemas. Después de una dura lucha para lograr reformar la seguridad social
el tema ha perdido vigencia y el hombre de la calle ha olvidado los graves
problemas creados por un régimen de pensiones imposible de sostener. Alentados
por un superávit transitorio creado por el alza en las cotizaciones que ha
servido para financiar el exceso de burocracia del gobierno nacional los
colombianos se han despreocupado del tema de las pensiones. Infortunadamente,
estudios recientes están mostrando que el peligro fiscal creado por la
seguridad social persiste aún después de la reforma y todo parece indicar que
el tema volverá a tener vigencia y el próximo gobierno deberá afrontar de nuevo
el tema.
Ulpiano Ayala quien
fuera Vice Ministro Técnico de Hacienda en el Gobierno Gaviria ha realizado
estudios serios sobre el tema que muestran que la seguridad social continua con
problemas que requieren de una pronta solución. En primer lugar, los costos de transición del sistema han tenido y van a
tener un fuerte impacto en las necesidades de financiación del gobierno. Esta
financiación no puede hacerse con crédito pues llevaría a una situación
insostenible en el que el pago de intereses daría lugar a incrementos continuos
de la deuda que en últimas tendrían que ser cubiertos con nuevos impuestos. El
incremento excesivo en el crédito del gobierno, como es bien sabido, no solo
lleva a un círculo vicioso de endeudamiento creciente sino que además tiende a
desplazar la inversión privada debido al aumento en la tasa de interés. Más
aún, en una economía abierta el incremento en la tasa de interés lleva a una
revaluación de la moneda doméstica, lo que tiene como consecuencia la
postración de la industria nacional.
En segundo lugar, el
estudio mencionado pone de presente los graves problemas que quedaron
pendientes de resolver en la reforma de la seguridad social. Las Cajas de
Previsión oficiales están en situación
muy precaria y para poderlas sacar a flote es necesario hacer enormes esfuerzos
por parte del gobierno que tienden a agravar el problema del déficit fiscal.
Los trabajadores con alto poder de negociación como los de Ecopetrol, los
congresistas y otros, no fueron tocados por la reforma de la Seguridad Social y
siguen teniendo una situación privilegiada que en sana lógica debería
desaparecer pues no pueden ser sostenidas sin quebrar a las empresas del gobierno.
Los beneficios sobre la
exención de impuestos y los subsidios a los trabajadores de bajos sueldos que
quedaron en la reforma son demasiado altos y no pueden ser financiados por un
país en vía de desarrollo como Colombia. Según se está viendo en Europa estos
esquemas tan generosos llevan a graves problemas económicos aún en países
avanzados con mayor capacidad de tributación.
En tercer lugar, el
esquema para financiar el seguro social a través de un impuesto a la nómina
está llevando a graves distorsiones y a serios problemas de evasión que se
complican por las dificultades inherentes a la creación de sistemas de
información demasiado complejos. Si controlar la evasión era bien complicado
cuando solo existía el ISS, ahora es una labor de titanes. La autodeclaración
ha desbordado la capacidad de muchas entidades incluyendo el Seguro Social.
Conseguir los formularios para hacer la declaración, realizar la
autoliquidación y pagar las contribuciones a veces resulta imposible dentro de
los plazos fijados. El Seguro Social se da el lujo de no recibir los aportes
sino en una fecha determinada y no permite que los afiliados cumplan con su
obligación en otras fechas.
La falta de
gobernabilidad de esta Administración unida a una débil estructura del
Ministerio de Trabajo han permitido que el vacío institucional sea llenado por
el Director del Instituto del Seguro Social quien aparentemente rechazó el
Ministerio de Trabajo y Seguridad Social por considerar que eso representaría
un retroceso en su carrera pública. Mientras que existan ruedas sueltas que
busquen su propio interés de corto plazo sin tratar de resolver las
dificultades de carácter estructural es muy probable que los problemas no se
resuelvan. Al final, el ajuste será de tal magnitud que todos los trabajadores
tendrán que ver disminuidas sus expectativas pensionales.
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