Si queremos llegar a una discusión mucho más fructífera es necesario sacar la discusión del aspecto ideológico y comenzar a cuantificar el posible impacto del ingreso de Colombia en el Mercosur
En estos días se ha comenzado un debate sobre la conveniencia de entrar a Mercosur. Para los defensores del proteccionismo este movimiento hacia un mercado más amplio es visto con preocupación porque para ellos es entregar el mercado colombiano a unos productores más fuertes. Los costos para la economía colombiana para estos analistas pueden llegar a ser muy altos especialmente en esta ápoca de recesión.
Uno de los más desatacados críticos de la apertura económica ha manifestado que la entrada a Mercosur puede ser contraproducente, pues Colombia al suscribir este nuevo tratado de Libre Comercio estará entregando su autonomía en la fijación de aranceles y por lo tanto, si en el futuro se requiriera un aumento de aranceles el tratado lo haría prácticamente imposible.
Si para los partidarios del proteccionismo la entrada al Mercosur puede llegar a afectar negativamente el manejo de la economía para algunos de sus proponentes la pérdida de autonomía es uno de los principales atractivos. En efecto, el ministro Cavallo sostenía que la entrada al Mercosur era un elemento clave para garantizar la continuidad de la política de apertura de la economía argentina. El compromiso respaldado por un tratado para mantener aranceles bajos se convertía en el elemento clave para asegurar que en el futuro no se volviera a una política de aranceles altos. Puede decirse entonces, que la entrada al Mercosur es un movimiento importante en el camino hacia una economía más abierta y por lo tanto va a dividir la opinión de los colombianos entre los que tradicionalmente se oponen a cualquier movimiento hacia el libre comercio y los que se oponen a él.
Si queremos llegar a una discusión mucho más fructífera es necesario sacar la discusión del aspecto ideológico y comenzar a cuantificar el posible impacto del ingreso de Colombia en el Mercosur. Lo primero que hay que decir es que la entrada a un mercado común o una unión aduanera tiente tantos costos como beneficios.. No es posible, a priori, decir si es conveniente para un país. La razón es que los beneficios logrados por una ampliación del comercio y por una mayor eficiencia pueden ser superados por los costos de un desvío del comercio internacional de países más eficientes hacia uno de los socios de la unión aduanera o mercado común. El nuevo grupo económico gana en la medida en que la apertura de los socios tenga como resultado la ampliación de las actividades eficientes a nivel mundial pero pierde si en lugar de importar de un país eficiente fuera del grupo termina comprando a alguno de sus socios que produce de manera ineficiente.
Un estudio detallado en el que se cuantifiquen los costos y beneficios de la entrada de Colombia al Mercosur es una tarea importante. Mientras se logra contar con este tipo de información es importante ir pensando en lo que puede pasar extrapolando de otros estudios realizados en el pasado. Los economistas que han estudiado el efecto económico de las uniones aduaneras dan algunas pautas que pueden ser útiles para comenzar a vislumbrar el posible efecto de una entrada de Colombia a Mercosur.
En primer lugar, se ha encontrado que entre mayores sean las distorsiones existentes antes de la formación del mercado común menores serán las posibilidades de unos beneficios netos. La razón es bien sencilla, pues cuando existen muchas restricciones al comercio es muy probable que el efecto de la desviación del comercio que es negativo, predomine sobre el efecto de creación de comercio. Teniendo en cuenta lo anterior, es posible predecir que dadas las importantes disminuciones de los aranceles y la eliminación de las restricciones cuantitativas realizadas en Latinoamérica en el pasado reciente, el efecto de entrar a Mercosur sea positivo para todos los participantes en el nuevo mercado común.
En segundo lugar, se ha encontrado que el impacto no es muy importante en términos cuantitativos. Los estudios sobre el Mercado Común Europeo muestran que su impacto fue muy inferior al uno por ciento del producto interno bruto de los países miembros. En el caso del Mercosur pareciera que el uno por ciento sería un máximo muy difícil de alcanzar.
Esto querría decir que no debemos poner muchas ilusiones en la entrada al Mercosur. Su impacto no superaría el uno por ciento del PIB y podría ser muy inferior a esta cifra. Sin embargo, puede que resulte en un compromiso importante hacia el libre comercio y sea la manera de evitar un retorno al Parque Jurásico del Proteccionismo.
En estos días se ha comenzado un debate sobre la conveniencia de entrar a Mercosur. Para los defensores del proteccionismo este movimiento hacia un mercado más amplio es visto con preocupación porque para ellos es entregar el mercado colombiano a unos productores más fuertes. Los costos para la economía colombiana para estos analistas pueden llegar a ser muy altos especialmente en esta ápoca de recesión.
Uno de los más desatacados críticos de la apertura económica ha manifestado que la entrada a Mercosur puede ser contraproducente, pues Colombia al suscribir este nuevo tratado de Libre Comercio estará entregando su autonomía en la fijación de aranceles y por lo tanto, si en el futuro se requiriera un aumento de aranceles el tratado lo haría prácticamente imposible.
Si para los partidarios del proteccionismo la entrada al Mercosur puede llegar a afectar negativamente el manejo de la economía para algunos de sus proponentes la pérdida de autonomía es uno de los principales atractivos. En efecto, el ministro Cavallo sostenía que la entrada al Mercosur era un elemento clave para garantizar la continuidad de la política de apertura de la economía argentina. El compromiso respaldado por un tratado para mantener aranceles bajos se convertía en el elemento clave para asegurar que en el futuro no se volviera a una política de aranceles altos. Puede decirse entonces, que la entrada al Mercosur es un movimiento importante en el camino hacia una economía más abierta y por lo tanto va a dividir la opinión de los colombianos entre los que tradicionalmente se oponen a cualquier movimiento hacia el libre comercio y los que se oponen a él.
Si queremos llegar a una discusión mucho más fructífera es necesario sacar la discusión del aspecto ideológico y comenzar a cuantificar el posible impacto del ingreso de Colombia en el Mercosur. Lo primero que hay que decir es que la entrada a un mercado común o una unión aduanera tiente tantos costos como beneficios.. No es posible, a priori, decir si es conveniente para un país. La razón es que los beneficios logrados por una ampliación del comercio y por una mayor eficiencia pueden ser superados por los costos de un desvío del comercio internacional de países más eficientes hacia uno de los socios de la unión aduanera o mercado común. El nuevo grupo económico gana en la medida en que la apertura de los socios tenga como resultado la ampliación de las actividades eficientes a nivel mundial pero pierde si en lugar de importar de un país eficiente fuera del grupo termina comprando a alguno de sus socios que produce de manera ineficiente.
Un estudio detallado en el que se cuantifiquen los costos y beneficios de la entrada de Colombia al Mercosur es una tarea importante. Mientras se logra contar con este tipo de información es importante ir pensando en lo que puede pasar extrapolando de otros estudios realizados en el pasado. Los economistas que han estudiado el efecto económico de las uniones aduaneras dan algunas pautas que pueden ser útiles para comenzar a vislumbrar el posible efecto de una entrada de Colombia a Mercosur.
En primer lugar, se ha encontrado que entre mayores sean las distorsiones existentes antes de la formación del mercado común menores serán las posibilidades de unos beneficios netos. La razón es bien sencilla, pues cuando existen muchas restricciones al comercio es muy probable que el efecto de la desviación del comercio que es negativo, predomine sobre el efecto de creación de comercio. Teniendo en cuenta lo anterior, es posible predecir que dadas las importantes disminuciones de los aranceles y la eliminación de las restricciones cuantitativas realizadas en Latinoamérica en el pasado reciente, el efecto de entrar a Mercosur sea positivo para todos los participantes en el nuevo mercado común.
En segundo lugar, se ha encontrado que el impacto no es muy importante en términos cuantitativos. Los estudios sobre el Mercado Común Europeo muestran que su impacto fue muy inferior al uno por ciento del producto interno bruto de los países miembros. En el caso del Mercosur pareciera que el uno por ciento sería un máximo muy difícil de alcanzar.
Esto querría decir que no debemos poner muchas ilusiones en la entrada al Mercosur. Su impacto no superaría el uno por ciento del PIB y podría ser muy inferior a esta cifra. Sin embargo, puede que resulte en un compromiso importante hacia el libre comercio y sea la manera de evitar un retorno al Parque Jurásico del Proteccionismo.
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