miércoles, 18 de febrero de 2015

En Colombia ya no es necesaria la doble contabilidad … económica

En una economía de mercado desarrollada el sistema de precios transmite información clave a los agentes económicos. Un precio alto le indica al consumidor que un  artículo se debe economizar  y al productor que puede ser atractivo producir más de este producto. Por el contrario, un precio bajo indica al consumidor que puede utilizarlo en grandes cantidades y al productor que puede no ser conveniente realizar inversiones para aumentar su producción.

En países menos desarrollados, en un momento dado de su historia, los precios vigentes pueden no enviar las señales adecuada que conduzcan a tomar las mejores decisiones para la sociedad. Un ejemplo de este escenario es el caso en que por restricciones existentes en el mercado cambiario no se puede modificar  la tasa de cambio y a una tasa la demanda de divisas excede su oferta.

Precios sombra


Otro ejemplo de las imperfecciones existentes en los países en desarrollo ocurre en el mercado laboral en el sector moderno urbano. El salario puede ser mantenido artificialmente alto y a ese salario el número de personas interesadas en trabajar excede el número de puestos ofrecidos.

Al aceptar que existían distorsiones que imponían restricciones temporales a la economía, los expertos especializados en dar consejos a los países en desarrollo comenzaron a plantear metodologías que tuvieran en cuenta la existencia de estas limitaciones para la asignación eficiente de los recursos escasos.

Una solución propuesta fue desarrollar una doble contabilidad en la que los costos y los beneficios de los proyectos y programas se midieran tanto a los precios de mercado como a los precios de eficiencia, es decir los precios en una situación ideal donde no existieran restricciones.  Por ejemplo, si se consideraba que la moneda local esta subvalorada en un 30%, en la segunda contabilidad de la evaluación económica los costos de los insumos importados debían ser aumentados en un treinta por ciento. Esto quiere decir que si un proyecto en la primera contabilidad era rentable, después de hacer este ajuste podría dejar de ser atractivo.

En esa doble contabilidad, los precios que corregían las distorsiones en los precios de mercado se denominaron precios sombra. Las misiones de asistencia técnica en los países en desarrollo calcularon precios sombra para la divisa, la mano de obra no calificada, la mano de obra calificada, la inversión, el ahorro y demás variables de interés.

A finales de los sesenta  y comienzos de los setenta del siglo pasado, con el fin de unificar criterios para el cálculo de los precios sombra, tanto la Organzación Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE) como las Naciones Unidas publicaron unas guías sobre el tema de la evaluación económica de proyectos de inversión. 

En 1968, la OCDE publicó el “Manual of Industrial Project Analysis for Developing Countries, Volumen II, Social Cost-benefit Analysis”, cuyos autores fueron los profesores de la Universidad de Oxford I.M.D. Little y J. A. Mirrlees. Por otro lado, en 1972 las Naciones Unidas publicaron el libro “Guidelines for Project Evaluation”. Los autores de este manual fueron Partha Dasgupta y Amartya Sen, en aquel entonces profesores de la London School of Economics y  Stephen Marglin vinculado en ese momento a la Universidad de Harvard como profesor del Departamento de Economía.

Unos años más tarde, el Departamento Nacional de Planeación (DNP) de Colombia, con apoyo de la Misión de Harvard, desarrolló una serie de trabajos para calcular los principales precios sombra de la economía colombiana permitiendo corregir las principales distorsiones del sistema en la evaluación de proyectos de inversión.

En septiembre de 1973, en mi primer semestre en Harvard, me inscribí en un seminario que se llamaba ´Toma de Decisiones para el Desarrollo Económico I´ en el que se estudiaba la evaluación económica de proyectos de inversión. En ese momento el tema era de bastante actualidad y los organismos multilaterales mostraban un gran interés porque los países adoptaran la recién creada metodología.

El seminario dictado en Harvard era uno de los cursos recomendados para los estudiantes de la Escuela de Gobierno J.F. Kennedy y contenía dos partes una teórica, en la que se exponían los problemas conceptuales para determinar los precios sombra, y otra práctica, en la que había que trabajar en grupo algunos casos de estudio en los que se aplicaban los conceptos teóricos a la evaluación de proyectos.

En general, los profesores de estos cursos tenían experiencia práctica en países en desarrollo en donde habían prestado asesoría a las oficinas de Planeación gubernamental a través del Development Advisory Service, una dependencia de la Kennedy School of Government.

Adicionalmente, a finales de los años ochenta el Banco Interamericano de Desarrollo (BID) apoyó al gobierno colombiano en una investigación en la que se calcularon los precios económicos o precios sombras de los principales insumos utilizados en los proyectos de inversión. El informe publicado en 1990 fue un magnífico soporte para los consultores que realizaban evaluaciones económicas de proyectos de inversión[1].

Este enfoque de adoptar un esquema de doble contabilidad mientras existiera una serie de restricciones es lo que se pide en la famosa plegaria de la serenidad: “Dame señor serenidad para aceptar las cosas que no puedo cambiar.”

Por otro lado, en una corriente de economistas del desarrollo se tenía otra visión del mundo, pues pedían la fortaleza para cambiar las cosas que se pueden. Entre estos, conviene mencionar a Lauchlin Currie ,que en lugar de inventarse una manera para calcular el precio sombra del ahorro decidió que era mejor crear un mecanismo para que las familias colombianas ahorrarán en un ambiente inflacionario. También debe mencionarse al presidente Carlos Lleras Restrepo, que en lugar de depender del cálculo de un precio sombra de la divisa decidió que era mejor implementar un mecanismo como la devaluación gota a gota en el que el precio de la divisa pudiera ajustarse a través del tiempo.

También debe mencionarse que en 1990 el gobierno de Cesar Gaviria puso en práctica una serie de reformas que buscaban mejorar la eficiencia de la economía rompiendo el aislamiento que había caracterizado el desarrollo económico colombiano.

En los 25 años transcurridos desde el ´revolcón´ de Gaviria afortunadamente se eliminando progresivamente las principales distorsiones de la economía colombiana, hasta tal punto que ya no es necesario llevar la doble contabilidad en precios de mercado y en precios sombra.





[1] Los principales resultados del informe se pueden consultar en https://colaboracion.dnp.gov.co/CDT/Inversiones%20y%20finanzas%20pblicas/Estimaci%C3%B3n_de_precios_de_cuenta_para_Colombia.pdf. Estos resultados no son enteramente aplicables pues reflejan la situación previa a la apertura económica. La mejor hipótesis para utilizar en una evaluación de proyectos es que no hay diferencia entre los precios de cuenta y los precios de mercado.

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