martes, 14 de junio de 2016

La paradoja de la guerra y la paz II: una revisión de los beneficios de un acuerdo con las FARC

En 1964 cuando Harry Johnson escribió un ensayo sobre aranceles y desarrollo económico en el primer número del Journal of Development Studies, este destacado economista mencionó que sobre estos álgidos temas económicos, por lo general existen tres tipos de discusiones. El fallecido economista de la Universidad de Chicago las clasificó de la siguiente manera: las que utilizan argumentos económicos, las que utilizan argumentos no económicos y las que se hacen sin argumentos.

En el proceso de paz de la Habana, cuando se ha hablado de los beneficios para el país de la firma de un acuerdo con la guerrilla de las FARC, se han dado discusiones de los tres tipos mencionados por el profesor Johnson. Por ejemplo, en un conversatorio sobre la paz realizado la semana pasada en la Casa de Nariño escuché el siguiente enunciado: “La paz es una condición necesaria para el crecimiento económico.”



Esta afirmación parece ser un argumento económico, pero en realidad es un sofisma pues equivale  a decir que si no hay paz en un país la economía no crece. Este argumento se puede contradecir examinando el caso de Israel. Como se puede ver en el gráfico siguiente, en Israel la economía ha crecido de manera importante en este milenio a pesar de estar en un estado de guerra muy severo con sus vecinos.


El caso colombiano sería otro contra ejemplo en el que a pesar de haber tenido una guerrilla por más de 50 años, se ha logrado un crecimiento superior al promedio de Latinoamérica.

En la entrada donde mencioné la parábola de los cañones y la mantequilla hice un análisis estático de los efectos que la firma de un proceso de paz puede tener en cuanto a la composición de la producción, que en palabras sencillas equivale a una situación de menos cañones y más mantequilla. Sin embargo, el efecto en el PIB es nulo pues el acuerdo de la Habana implicaría un reacomodo sobre la Frontera de Posibilidades de Producción FPP en donde se asume que los recursos se utilizan de una manera eficiente.

La intención de esta nueva entrada acerca de los beneficios del Acuerdo de la Habana, es extender el análisis económico a una situación dinámica utilizando para ello algunos trabajos que han tratado de calcular el efecto de la firma del acuerdo en la tasa de crecimiento de la economía colombiana.

Un estudio realizado por Edgar Villa, Jorge Restrepo y Manuel Moscoso titulado Crecimiento económico, conflicto armado y crimen organizado, evidencia para Colombiapresenta una visión muy favorable y unos beneficios muy optimistas de la firma de un acuerdo de paz con las FARC. La principal conclusión a que llegan los autores es que si se llega a firmar la Paz en Colombia, el país podrá duplicar su ingreso en solo 8,5 años en contraste a los 18,5 años necesarios en una situación sin proceso de paz.

 

Este estudio ha sido citado por personas que no cuestionan sus resultados, como la decana de Economía de la Universidad de los Andes, Ana María Ibáñez, quien utilizó estos resultados para apoyar al presidente Juan Manuel Santos en la segunda vuelta de su campaña que buscaba su reelección.

En las últimas semanas han surgido críticas relacionadas con la calidad del estudio los profesores Villa, Restrepo y Mosocoso. Por ejemplo, Sergio Clavijo, actual  director de la Asociación Nacional de Instituciones Financieras (ANIF),  en una columna del diario La República  refiriéndose al trabajo de “Crecimiento económico, conflicto armado y crimen organizado, evidencia para Colombia” afirmó que algunos “estudios universitarios (poco serios) exageraban la nota al cuantificar dichos beneficios en una “aceleración sostenida” del crecimiento hasta en un 4%”.

En el mismo artículo de La República el antiguo codirector de la Juta Directiva del Banco de la República menciona que “el DNP divulgó (en diciembre del 2015) un estudio más serio donde se concluía que dicha “aceleración” probablemente estaría en el rango de 1% a 2% por año.”

Al revisar el trabajo del Departamento Nacional de Planeación (DNP) mencionado por Clavijo, me sorprendió favorablemente que se hubiera utilizado la experiencia de otros países en sus procesos de paz para realizar la estimación del dividendo de la Paz en Colombia. En una entrada anterior de mi Blog utilice una metodología similar para refutar las estimaciones de Villa, Restrepo y Moscoso. Cuando hice ese ejercicio no parecía realista que el crecimiento en Colombia se pudiera acelerar en esa magnitud cuando comparé la trayectoria de las economías de El Salvador y Guatemala en su posconflicto.

Recientemente, Marc Hofstetter, profesor titular de la Facultad de Economía de la Universidad de los Andes, señaló algunos problemas con las estimaciones del trabajo de Planeación. Estas razones se resumen en un artículo de  La República publicado el día 26 de mayo de 2016[1].

En el artículo, Hofstetter menciona tres razones por las cuales considera que es exagerado sostener que una vez se firmen los acuerdos de la Habana la economía colombiana crecería entre 1% y 2% adicionales de manera indefinida.

La primera razón es que los sectores que se van a beneficiar del posconflicto tienen un peso muy bajo en la actividad productiva y para lograr un crecimiento de la magnitud esperada por el DNP el sector agropecuario tendría que crecer mínimo al  15 por ciento anual. ¿Será posible que la producción agropecuaria milagrosamente se duplique cada cuatro años y ocho meses?

La segunda razón expuesta por Hofstetter en su artículo es que “las tasas de crecimiento de los países tienen baja persistencia en el largo plazo.”  En otras palabras esto significa que cualquier choque positivo en el crecimiento económico (como podría ser la firma de un acuerdo con las FARC) desaparece en el tiempo y la economía converge a sus tasas naturales de crecimiento.

Adicionalmente, es importante mencionar que las economías pueden crecer bien sea por un crecimiento de los factores de producción o por el crecimiento de la productividad de los factores. En el largo plazo, por un lado, el crecimiento de la fuerza de trabajo no depende significativamente de la firma de la paz[2] y por el otro, aunque si bien la acumulación de capital puede acelerarse los primeros años del posconflicto, sus efectos serán cada vez menores.[3]

La tercera razón que sostiene Hofstetter para decir que el efecto del reintegro de las FARC a la sociedad civil sería menor al calculado por el DNP es que “en ninguno de los países de América Latina que terminó conflictos armados heredados de la guerra fría sin que mediara la derrota militar de alguna de las partes (Nicaragua, El Salvador y Guatemala) es posible discernir un salto en las tasas de crecimiento económico de largo plazo en relación a las del resto de la región.”

Parece entonces que a falta de sólidos argumentos económicos para justificar el proceso de paz actual y teniendo como evidencia que ‘el tal dividendo de la paz´ no es tan grande como lo proclama el gobierno de Juan Manuel Santos, el país está abocado a considerar los argumentos no económicos a favor de este proceso de paz que claramente están polarizando a toda Colombia.





[2] Unos cálculos preliminares del efecto demográfico muestra que si se suprimen las muertes asociadas al conflicto armado la esperanza de vida al nacer aumenta solo en 0,04 años.
[3] Según la teoría económica el capital está sujeto al denominado fenómeno  de los retornos decrecientes y por esto se llega a un estado estacionario en el que el capital por trabajador es constante. 

1 comentario:

  1. Contundente su apreciacion. Valdria la pena revisar si los costos de reinsercion no van a ser superiores a las tasas de crecimiento postconflicto. En ese escenario los esfuerzos de la habana serian esteriles.
    Un gusto saber de usted estimado profe

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