El temor al cierre abrupto de nuestras fronteras ha hecho que muchas
familias acudan presurosas al centro comercial de la zona rosa antes de que el
Ministro de Agricultura ante el clamor de destacados periodistas decida acabar
con las llamadas importaciones superfluas.
El 14 de julio se inauguró el primer restaurante de la
cadena MacDonald's en Bogotá. El
cubrimiento periodístico de la llegada de la cadena de los arcos dorados a
Colombia ha emulado al de la llegada del hombre a la luna ocurrida hace
veintisiete años. Las colas de los
aficionados a las hamburguesas han hecho que para poder entrar al Centro Andino
sea necesario demorar casi el doble de lo normal. El restaurante se encuentra lleno de padres e
hijos con ganas de calmar fiebre, muchos de ellos afanados por un posible
retomo al modelo de desarrollo económico que les privaría de gozar de una
auténtica hamburguesa americana a los dos mil seiscientos metros de altura. El temor al cierre abrupto de nuestras
fronteras ha hecho que muchas familias acudan presurosas al centro comercial de
la zona rosa antes de que el Ministro de Agricultura ante el clamor de
destacados periodistas decida acabar con las llamadas importaciones superfluas.
La llegada de MacDonald's a Colombia es motivo de
beneplácito no solo por lo que ello representa para el consumidor, que ahora
tiene una posibilidad de gozar de una agradable comida en un ambiente familiar
atendido con una gran eficiencia, sino también por lo que ello representa como
ejemplo de madurez en la toma de decisiones en el campo económico. El pais ha aceptado que el Departamento
Nacional de Planeación tiene labores más importantes que hacer estudios para averiguar
si se justifica una inversión extranjera en el sector de las comidas rápidas o
si esta debe estar restringida a sectores estratégicos. Las autoridades económicas, al fin, aceptaron
que quien está dispuesto a arriesgar su dinero en una empresa incierta tiene
mejor criterio que un tecnócrata sentado en su escritorio.
Los comensales de MacDonald's se han visto
sorprendidos gratamente por la eficiencia de su servicio. A pesar de las colas causadas por la
curiosidad de los bogotanos, el servicio es rápido y la atención es muy similar
a la de los Estados Unidos. El contraste
con otras cadenas de comidas es muy grande, pues mientras que en las otras se
nota una gran diferencia con el servicio de los Estados Unidos en MacDonald's
las cosas funcionan a pesar de la improvisación que caracteriza al
colombiano. Ir a este restaurantes es
gratificante por que allí se nota una gran preocupación por el tiempo del
cliente. Contrasta la atención en este
restaurante con la recibida en entidades como la Secretaria de Tránsito, en
donde las demoras son eternas y en donde la falta de planeación hace que una
diligencia que debería demorarse menos de una hora se convierta en un suplicio
de más de un día.
La contribución de esta famosa cadena de comidas
rápidas puede ir más allá de aumentar la competencia en el sector de las
comidas rápidas y en brindarles una buena alternativas a las familias
colombianas. Los macroeconomistas
tendrán una gran ayuda pues ahora podrán contestar lo que podríamos considerar
como la pregunta del millón. El saber el
valor de equilibrio de la divisa americana va a ser una tarea relativamente
fácil. Ya no será necesario contratar un
experto econometrista que nos calcule a partir del valor del déficit fiscal,
los ingresos de Cusiana y el éxito del bloque de búsqueda cuál puede ser el
verdadero precio del dólar.
Tal como lo ha demostrado la revista The Economist una
medida bastante acertada del nivel de equilibrio de la divisa norteamericana es
el cociente entre el precio del BigMac en un
país y el precio del BigMac en los Estados Unidos. Por lo tanto, si este planteamiento es
correcto los que han ido al nuevo restaurante además de gozar de una agradable
comida podrán comprobar que el verdadero precio del dólar en Colombia esta
alrededor de los mil pesos, pues el costo de este artículo en Colombia es mil
veces su costo en Estados Unidos.
La evidencia anterior sin lugar a dudas será utilizada
por el gremio de los exportadores para sus discusiones con el gobierno. Los exportadores tendrán un argumento
adicional para pedir un aumento en el ritmo de la devaluación de tal manera que
la tasa representativa del mercado se equilibre con la tasa BigMac. Los medios de comunicación tendrán un nuevo
indicador para dar a conocer a sus lectores y los analistas sin tema podrán de
vez en cuando comentar sobre las implicaciones que tiene un aumento del precio
de la hamburguesa en la competitividad de la economía colombiana.
No hay comentarios:
Publicar un comentario