lunes, 31 de julio de 1995

El sexo del desempleo

El desempleo reportado por el DANE, por ser un fenómeno en el que priman circunstancias estacionales, sólo es comparable con el registrado en el mismo mes en años anteriores.

Las últimas cifras sobre desempleo causaron un gran revuelo. Algunos analistas llegaron a cuestionar al DANE por presentar unas cifras poco representativas de la situación por la que está pasando la economía colombiana. La controversia sobre las cifras de desempleo se originó en que las cifras de junio resultaron superiores a las registradas en marzo pero inferiores a las reportadas en junio del año pasado.

Para un lego en materias económicas la discusión pareciera similar a la de algunos teólogos sobre el sexo de los ángeles. Este lego diría, con toda razón, que lo que está pasando es que la economía está mejor que el año pasado pero menos dinámica que el trimestre anterior. Una persona interesada en la política económica no solo llegaría a la misma conclusión sino que además diría, con sobrada razón que el mensaje importante de un indicador como el desempleo es lo que está pasando en el momento y que el saber que el desempleo hubiera sido menor el año pasado es un asunto para los interesados en la historia económica.

Si lo que se expresa en el párrafo anterior fuera toda la verdad, nadie se explicaría por qué personas tan importantes gastan parte del tiempo debatiendo sobre algo tan elemental. La respuesta a esta pregunta es muy sencilla. El DANE no reporta cifras que pueden ser comparables de manera fácil. El desempleo reportado en Junio de 1995 no es comparable con el desempleo reportado en Marzo de 1995, ni con el reportado en Diciembre de 1994, ni con el reportado en septiembre de 1994. El desempleo reportado por el DANE, por ser un fenómeno en el que priman circunstancias estacionales, sólo es comparable con el registrado en el mismo mes en años anteriores.

Como se anotó anteriormente, el aceptar que la única comparación posible de los índices de desempleo se haga con los años anteriores desvirtúa totalmente la utilización de este indicador. Es inaceptable que en un país en el que no existen cuentas trimestrales se prescinda del único indicador trimestral que pueda aportar información sobre el estado de la economía. Lo que se necesita es eliminar la posible discrepancia entre los analistas.

La solución es bastante sencilla y es la práctica en otros países avanzados. El Departamento encargado de las estadísticas debe producir las cifras una vez se elimine cualquier fenómeno de carácter estacional. Estas cifras que se conocen técnicamente como desestacionalizadas son las que deben ser utilizadas para el análisis coyuntural. Si las cifras de junio, una vez desestacionalizadas, resultan inferiores a las de marzo la conclusión obvia para todo el mundo debe ser que la economía se ha desacelerado y la controversia debe centrarse en el tipo de medidas se deben tomar, más que en tratar de demostrar los defensores del gobierno que la economía está mejor que el año pasado, mientras que los críticos se concentran en argumentar que en junio estamos más mal que en marzo.

Cuando uno trata de averiguar por qué en Colombia el DANE no presenta las cifras desestacionalizadas comienza a oír cantidad de argumentos justificativos de la práctica actual. La primera es que es un proceso muy difícil y costoso. Este argumento no es cierto porque en Estados Unidos se consiguen programas que por viente dólares hacen este proceso en un microcomputador. Más aún, el DANE mismo tiene programas sofisticados que le han donado agencias internacionales y que pueden hacer este tipo de análisis. La segunda razón es que la producción de cifras desestacionalizadas por parte del DANE puede dar orígenes a controversias que le resten credibilidad a la institución. Si consideramos lo sucedido recientemente, la pérdida de credibilidad se debe más a no hacer el ajuste que a hacerlo.

Cualquiera de los procedimientos generalmente utilizados para hacer el ajuste es muy superior a la solución actual de no hacer ningún ajuste. Debemos tener presente que son menos creíbles y más controvertidas unas cifras sin ajuste. Cuando la Institución encargada de presentar las cifras no hace un ajuste de manera técnica deja las puertas abiertas para que técnicos y charlatanes hagan su propio ajuste y produzcan cifras que sustenten su propio punto de vista.


Si la tormenta en un vaso de agua creada por las cifras de desempleo de junio de 1995 sirve para mejorar nuestras estadísticas de desempleo y para hacerlas más apropiadas para el análisis coyuntural encontraremos que estas discusiones sobre el sexo del desempleo resultaron fecundas.

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