El desempleo reportado por el DANE, por ser un fenómeno en el que priman circunstancias estacionales, sólo es comparable con el registrado en el mismo mes en años anteriores.
Las últimas cifras
sobre desempleo causaron un gran revuelo. Algunos analistas llegaron a
cuestionar al DANE por presentar unas cifras poco representativas de la
situación por la que está pasando la economía colombiana. La controversia sobre
las cifras de desempleo se originó en que las cifras de junio resultaron
superiores a las registradas en marzo pero inferiores a las reportadas en junio
del año pasado.
Para un lego en
materias económicas la discusión pareciera similar a la de algunos teólogos
sobre el sexo de los ángeles. Este lego diría, con toda razón, que lo que está
pasando es que la economía está mejor que el año pasado pero menos dinámica que
el trimestre anterior. Una persona interesada en la política económica no solo
llegaría a la misma conclusión sino que además diría, con sobrada razón que el
mensaje importante de un indicador como el desempleo es lo que está pasando en
el momento y que el saber que el desempleo hubiera sido menor el año pasado es
un asunto para los interesados en la historia económica.
Si lo que se expresa en
el párrafo anterior fuera toda la verdad, nadie se explicaría por qué personas
tan importantes gastan parte del tiempo debatiendo sobre algo tan elemental. La
respuesta a esta pregunta es muy sencilla. El DANE no reporta cifras que pueden
ser comparables de manera fácil. El desempleo reportado en Junio de 1995 no es
comparable con el desempleo reportado en Marzo de 1995, ni con el reportado en
Diciembre de 1994, ni con el reportado en septiembre de 1994. El desempleo
reportado por el DANE, por ser un fenómeno en el que priman circunstancias
estacionales, sólo es comparable con el registrado en el mismo mes en años
anteriores.
Como se anotó
anteriormente, el aceptar que la única comparación posible de los índices de
desempleo se haga con los años anteriores desvirtúa totalmente la utilización
de este indicador. Es inaceptable que en un país en el que no existen cuentas
trimestrales se prescinda del único indicador trimestral que pueda aportar
información sobre el estado de la economía. Lo que se necesita es eliminar la
posible discrepancia entre los analistas.
La solución es bastante
sencilla y es la práctica en otros países avanzados. El Departamento encargado
de las estadísticas debe producir las cifras una vez se elimine cualquier
fenómeno de carácter estacional. Estas cifras que se conocen técnicamente como
desestacionalizadas son las que deben ser utilizadas para el análisis
coyuntural. Si las cifras de junio, una vez desestacionalizadas, resultan
inferiores a las de marzo la conclusión obvia para todo el mundo debe ser que
la economía se ha desacelerado y la controversia debe centrarse en el tipo de
medidas se deben tomar, más que en tratar de demostrar los defensores del
gobierno que la economía está mejor que el año pasado, mientras que los
críticos se concentran en argumentar que en junio estamos más mal que en marzo.
Cuando uno trata de
averiguar por qué en Colombia el DANE no presenta las cifras
desestacionalizadas comienza a oír cantidad de argumentos justificativos de la
práctica actual. La primera es que es un proceso muy difícil y costoso. Este
argumento no es cierto porque en Estados Unidos se consiguen programas que por
viente dólares hacen este proceso en un microcomputador. Más aún, el DANE mismo
tiene programas sofisticados que le han donado agencias internacionales y que
pueden hacer este tipo de análisis. La segunda razón es que la producción de
cifras desestacionalizadas por parte del DANE puede dar orígenes a
controversias que le resten credibilidad a la institución. Si consideramos lo
sucedido recientemente, la pérdida de credibilidad se debe más a no hacer el
ajuste que a hacerlo.
Cualquiera de los procedimientos
generalmente utilizados para hacer el ajuste es muy superior a la solución
actual de no hacer ningún ajuste. Debemos tener presente que son menos creíbles y más controvertidas unas cifras sin ajuste. Cuando la Institución encargada de
presentar las cifras no hace un ajuste de manera técnica deja las puertas
abiertas para que técnicos y charlatanes hagan su propio ajuste y produzcan
cifras que sustenten su propio punto de vista.
Si la tormenta en un
vaso de agua creada por las cifras de desempleo de junio de 1995 sirve para
mejorar nuestras estadísticas de desempleo y para hacerlas más apropiadas para
el análisis coyuntural encontraremos que estas discusiones sobre el sexo del desempleo resultaron fecundas.
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