Al llegar al último año
del período del presidente Gaviria, la economía estará mejor que nunca. La
inflación habrá bajado al 13% y la tasa de crecimiento de la economía alcanza
un 8%.
En días pasados
FEDESARROLLO presentó sus pronósticos para 1991. En ellos se mostraba que los
resultados para el presente año iban a ser peores que los que estaba esperando
el gobierno. La meta del 22 por ciento de inflación no se podía cumplir y el
crecimiento iba a ser menor del 2.5%. Estas predicciones estaban basadas en un
modelo de equilibrio general, de más de doscientas ecuaciones, que trataban de
representar la economía colombiana.
Este resultado obtenido
por los investigadores de FEDESARROLLO debe haber desvelado al Ministro Hommes
e indudablemente habrá puesto contentos a los críticos de la actual política
económica. A algunos observadores
interesados en el acontecer macroeconómico nos puso a pensar si nuestros
modelos más pequeños, de tres ecuaciones con tres incógnitas, estarían de
acuerdo con las predicciones del famoso Instituto de Investigación.
Después de haber
gastado una media hora en hacer las predicciones correspondientes, obtuve unos
resultados similares. Según el modelo presentado en un texto intermedio
calibrado para la situación colombiana, el resultado para este año sería una
inflación de 27 por ciento y un crecimiento negativo del uno por ciento. Los
pronósticos para 1992 no son muy brillantes. La inflación sería de casi el 20%
y el producto interno bruto permanecería constante.
Lo que sorprende es que
a partir de 1993 la situación mejora considerablemente. En ese año la inflación
se reduce a menos del 15 por ciento y la economía crece al cinco por ciento. Al
llegar al último año del período del presidente Gaviria, la economía está mejor
que nunca. La inflación ha bajado al 13% y la tasa de crecimiento de la
economía alcanza un 8%.
Una conclusión de estos
resultados, que indudablemente no pueden ser tomados sino como una primera
aproximación de lo que puede pasar, es la importancia que tiene el mantener una
política económica. Los beneficios que se esperan de una política de ajuste
suelen ocurrir con una demora considerable. Por lo tanto, no es conveniente
estar cambiando la política económica si los resultados de dicha política
durante el primer año no son muy buenos.
Más aún, es conveniente
tomar las medidas de ajuste en el momento en que comienza el período
presidencial. La recuperación que se obtiene una vez se haya realizado el
ajuste, indudablemente contribuye a mejorar la imagen con que termina un
Presidente y su equipo económico el período presidencial.
Los gobiernos que han
tomado el ajuste en sus primeros años, como el de López Michelsen y Ronald
Reagan, han terminado su período con muy buenos índices. Los partidos políticos
de estos gobernantes lograron sostenerse y los encargados de la política
económica al final del mandato salieron con elevado prestigio. Por el
contrario, los gobiernos que tomaron la decisión del ajuste en mitad de su
período, se quedaron con el pecado y sin el género. Los resultados electorales
de su partido no fueron muy buenos y los elogios tuvieron que compartirlos con
los dirigentes del equipo económico del gobierno que los sucedió.
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